Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

lunes, 27 de marzo de 2023

Acto, obra, labor y trabajo

 ¿Todos los trabajos son obras? El trabajo es una obra compleja. Suena como la carpintería, con el ruido de la te con la ere, y el de la jota, que son duros, como los de los instrumentos de madera y los de hueso. La obra contiene al trabajo, pero es más amplia, porque incluye a acciones que el trabajo no nombra, como la de dormir, al que es difícil definir como obra, pero es un acto. La obra es más hecha a propósito y más activa; es más vigilante. ¿Qué obras no son trabajos? Habría que ver cuándo se dijo por primera vez las palabras originarias de las del trabajo, que requieren una pronunciación más compleja que las de la obra, porque tienen más letras y demandan movimientos bucales más difíciles. Hablar del hacer es más fácil, como del obrar, por lo que al trabajo se lo debe haber empezado a nombrar como acto y como obrar antes de que se enunciaran sus letras, habladas durante tiempo antes de que se las escribiera. La idea de la tarea les está entremedio, más corta que la del trabajo pero empezada con te. Hay actos que no son obras, como el de ser. El hecho de ser no es una obra, aunque se sea obrado, o sea, que hay actos anteriores al obrar, pero el obrar es un acto, como el trabajo una obra.

 La labranza ocurrió entre la caza y la carpintería metálica: está entre la carpintería lítica y la de serruchos de hierro, por lo que su sonido fue menos duro que el de serruchar con metal durante muchos años. Suena como las tareas de romper la tierra con el arado y sembrar, pero tiene la siega, que es más cortante, primero de piedra, antes que de filo metálico. La agricultura metálica es muy reciente respecto al inicio humano, pero no tanto en relación a la lítica. La agricultura se define por el uso del arado, o sea, que la recolección no sería agrícola, lo que es cuestionable, porque cultiva lo vegetal pero sin, o casi sin, arar. Lo más parecido que tiene es el rascado de tierra, o su rotura con piedras, palos y huesos, instrumentos de arado simple, sin un mango aparte entre lo que rompe la tierra y la mano. Entonces, hubo agricultura en la época de recolección, pero mínima, aunque mucho más prolongada que la sedentaria, no nada migrante. Desde que se usaron objetos punzantes hasta que se fabricó el arado de palo con pico encastrado y el atado. Antes se escarbó la tierra con las uñas, así que pudo haber siembra conciente.

 La historia de las palabras va de lo simple a lo complejo, pero tiene desarrollos inversos, sobre todo cuando la complejización es poco llevadera. Con las oraciones es parecido, ya que la perversión es difícil de conservar, porque suele ser muy larga y entonces demanda mucho esfuerzo de emisión y recepción discursiva, aunque haya perversión breve.

 El trabajo se inició con la palabra que lo nombra. Antes de que se la inventara, hubo su tarea, y actos previos, pero a partir de que se realizaran las que culminaron en su denominación se formalizó el concepto, que representa a su historia de algún modo. Entonces, antes de la invención del concepto del trabajo hubo obras, que no fueron llamadas como tal, y después de la creación de esta palabra se la usó para nombrar a tareas más simples que las inmediatas que le dieron origen, porque comparten cosas en común, aunque no del todo su sonoridad ni el ruido de su técnica cuando se la aplica. Luego de la creación del vocablo, contemporáneo al uso de instrumentos, a las elaboraciones anteriores se les aplicó el concepto, aunque no siempre contaran con ellos, por lo que antes sonaron distinto.