Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 29 de abril de 2017

Qué degradación social de la clase alta debe ser

Desde el paradigma igualitarista está la cuestión de la degradación de la clase alta, lo que durante el kirchnerismo se entendió como “igualar hacia abajo”, que fue más una idea que una política concreta, ya que la desigualdad social se mantuvo, aunque menos que en el modelo privatista. El tema seguirá vigente porque tiene que estar bien definido, ya que, al no haberlo estado, la cuestión terminó en un maltrato a la clase alta común que coexistió con una alianza del gobierno con el capital privado.

La liberación sexual persiste fracasada

El movimiento social de liberación sexual iniciado en los sesenta, que tiene un hito en el mayo francés y otros tantos más, adoptó un carácter mal ordenado, no podría haberlo hecho de otro modo, aunque sí lo podría haber estado menos, pero, dada la violencia histórica y la mala comprensión de la humanidad, tenía que suceder fallando. El hedonismo liberal, que es el predominante, apuntó al exitismo sexual, al cumplimiento de metas sexuales, mal ligadas con los sentimientos, las necesidades, la lucha por la justicia, la verdad y demás cuestiones importantes para el ordenamiento social, lo que redundó en la violencia amatoria vigente, testimoniada en muchas canciones y que cada quien conoce más o menos por su experiencia personal. El interés hedonista es un rasgo del carácter humano, por lo que la lucha para obtenerlo de buena manera persistirá en simultáneo a su concreción fallida.

La resolución de este problema es tanto individual cuanto social. Individualmente, interesa cómo se comporten las personas, pero además se tiene que acertar a las concepciones sociales, porque si éstas estiman mal la meta de convivir felizmente, la práctica social de la especie se ordena mal y causa crisis.

Otro error mío, con crítica constructiva al paradigma transgenérico

Está mal hablar de transidentitarios para referirse a transgéneros, travestis y transexuales, porque aquella categoría trata de todas las formas de la identidad, no sólo de las remitidas al género sociosexual, la vestimenta y el cuerpo.

En verdad, las tres formas lo son de transgeneridad sociosexual, ya que ésta contempla el cambio en las costumbres ligadas a la socialización de acuerdo al sexo genético, y el uso del propio cuerpo es una costumbre, pero el travestismo implica también el uso de otra vestimenta y el transexualismo la modificación corporal mediante operaciones quirúrjicas. Cabe una crítica de la transgeneridad sociosexual, por los problemas que tiene, aunque esa crítica le tiene que ser favorable. En particular, el travestismo puede implicar la utilización de prendas de vestir incómodas, porque fueron pensadas para la contextura física del otro sexo, que a la larga pueden causar lesiones, y el transexualismo dificultades postquirúrjicas serias, eso entre otras cosas.

La transexualidad está mal entendida, porque la sexualidad genética abarca a todo el cuerpo, no sólo a los genitales y a las mamas. Entonces, las operaciones que son consideradas como de cambio de sexo, en verdad no lo cambian: sólo modifican algunos de sus aspectos, y a la larga se deforman, causando problemas de salud, aparte de sobreatarear a los médicos.

viernes, 28 de abril de 2017

El fideicomiso es fiero

El fideicomiso es la encomienda de capital que se le hace a alguien en quien se tiene confianza, o sea que se funda en la confianza.

Las personas importamos más que las ideas

En la política, muchas veces la gente se maltrata para imponer sus ideas, o sea que las ideas les importan más que las personas con quienes se relacionan, lo que debe ser al revés, pero otras veces las ideas están relacionadas a los intereses capitalistas. Entonces le dan más valor al capital que a la socialidad. No reconocen que la socialidad es fuente de riqueza, porque gratifica los sentimientos entre otras cosas. Este asunto se replica con otros malos intereses.

jueves, 27 de abril de 2017

De la posibilidad de reducir la extracción de plusvalía en la legalidad actual

La legalidad actual permite la prohibición de la extracción de plusvalía. Lo que no permite es la socialización de los medios económicos de producción de valor abstracto. Entonces, aunque haga falta la reforma constitucional, se puede impulsar la supresión, mediante reducciones, de la extracción de plusvalor, pero también habría que hacerle justicia a los empresarios, que trabajan muchas horas por día, para que la acepten y para que puedan gozar de la vida. El hedonismo bien moderado debe contemplar a todos los humanos, sean conservadores, progresistas moderados o lo que fuere, pero eso debe ser hecho críticamente y de acuerdo a las circunstancias. Esto puede suceder sin o contiguo a la reforma constitucional.

De la poliatría y de las otras terapias sociales

La poliatría es la práctica resolutiva de los males políticos. El verismo habilitaría a las personas a involucrarse mejor en la atención de sus problemas. Esta terapéutica, así como la sociatría, la comunicatría y demás que se nos puedan ocurrir, tienen que ser ejecutadas por la gente común, no basta con que se las acote a los especialistas, para lo cual se le tiene que permitir a la gente común intervenir más en los asuntos públicos, pero científicamente. Así se le restaría sobrecarga a los especialistas, que podrían proseguir sus especializaciones, pero de una manera más liviana.

La afirmación altruista de sí mismo

La propongo como modo de remediar los males de la abnegación a sí mismo promovida por el clero, pero su concreción suficiente tomaría mucho tiempo, porque requeriría conseguir la afirmación social mediante el verismo, que a su vez tendría que completarse con el socialismo.

El verismo es el método cognoscitivo del materialismo, y es compatible con el comunismo.

martes, 25 de abril de 2017

Qué hacer con la mala formación de las masas

Al comunismo cubano y chino, y no sé del de Corea del Norte y Vietnam, se les reprocha que el régimen de partido único le impide a la disidencia participar en el gobierno. Desde una perspectiva pluralista, cabría pedir que se les permitiera, pero, ¿qué hacer con la gente que está equivocada por concepciones religiosas y científicas inexactas? El comunismo gobernante también tiene sus errores, muy graves en algunos casos, pero las concepciones que se le oponen no lo superan en general. ¿Es que hay que permitir que las naciones se gobiernen por concepciones inferiores al materialismo histórico? ¿Y qué pasa cuando las mayorías nacionales las adoptan? El asunto se resuelve en concreto, por supuesto, y con el autoritarismo comunista, pero en los países liberales también hay un autoritarismo grande que no es reconocido, que es el del pietismo y el del liberalismo, que imponen un constitucionalismo que permanece vigente en sus vigas centrales desde las revoluciones burguesas, y que faculta al régimen capitalista trasnacional. Entonces hay que aclarar que no se enfrenta la libertad capitalista contra el autoritarismo comunista, sino que cada cual tiene su autoritarismo, y sus deficiencias y aciertos, pero aunque haya tenido fallas imperdonables el materialismo es la concepción que puede llegar a ser buena, así que la crítica al comunismo gobernante tiene que serle favorable y exigirle lo que quepa. Entretanto, habrá que lidiar con los impulsos irracionales de las masas, mediante una pedagogía social y estatal. La socialización del gobierno, y la de los medios productivos económicos, requiere que las masas estén preparadas para efectuarla, lo que se debe promocionar con antelación.

Una crítica de largo plazo para China es la de su capitalismo, por la acumulación estatal, y luego mixta, que realizó, pero la crítica tiene que ser justa. Asimismo, cabe para su industrialización y para su imperialidad, y demás.

La disidencia tiene que tener lugar en el gobierno, y se la debiera admitir bajo la condición de que se atenga al verismo. Si así lo quisiere, debiera poder seguir siendo fideísta en sus asuntos extragubernamentales, pero, por un lado, tendría que ser verista en su participación política, y además atender al cuestionamiento hecho a la religiosidad. Cuando los religiosos se inmiscuyen en política, traban los debates, no sólo porque pretenden imponer las pautas de conducta dictadas por sus credos, excusándose en razones malintencionadas, sino también porque, como proceden a base de creencias, sostienen argumentos erráticos como si fueran del todo ciertos, al pensar que lo son realmente o no, por lo que habrá que mocionar que no se pueda debatir en base a pareceres, creencias, confianzas ni saberes dudosos, o no completos lo necesario. Si hace falta averiguar algo para proseguir la discusión, hay que detenerla, averiguarlo socialmente y luego continuarla con la cuestión dilucidada. El fideísmo apareja que los debates se van dando a la par que la práctica más activa, por lo que los males de ésta no se detienen, sino que se les permite persistir mientras que se atiende mal a los cuestionamientos. Para remediar esto existe lo que se llama el “principio precautorio”, que postula que antes de cometer una práctica peligrosa hay que debatir e investigar socialmente lo debido para decidir si cabe ejercerla o no, y cómo si es que cabe. Este tema hace a la riqueza social de las naciones, porque el consensualismo es necesario para ella, pero está impedido por la compulsión capitalizadora de los modelos de desarrollo crecimentistas.

Pequeña crítica a la estrategia insurrecional

Para que triunfe una estrategia insurreccional las fuerzas armadas del país que sea tienen que haber sido destruidas por una guerra, o haberse corrompido de otro modo. Si esto no sucede la insurrección tiene chances casi nulas de ganar, porque las fuerzas armadas tienen superioridad bélica, pero además hay que tener en cuenta a la política internacional, y a los ejércitos de los otros países en particular. Entonces, es imperativo encauzar la lucha por el lado del movimientismo partidista, salvo excepciones.

Específicamente, las fuerzas progresivas debieran articular conflictivamente a un sujeto político masivo, pero para eso tienen que respetarse entre sí, lo que requiere de una aceptación mutua que se base en un diálogo crítico, o, más bien, en un poliálogo, ya que incluiría a muchos interlocutores.

El problema de la cultura rockera

Está mal ordenada. Además de por los malos juicios de los rockeros, que responden a su mala educación y a la opresión antihedonista del sistema vigente, está sobrepropietarizada, por lo que es muy pesada, cuestiones que dificultan organizar encuentros lúdicos en que sea fácil moverse y relacionarse, y aparte ponen al volumen del arte sonoro demasiado fuerte. Tendrían que prescindir de los amplificadores, las grabaciones y demás aparatos privatizantes, pero ese no es un tema sólo de ellos, porque responde a la mala productividad actual.

Uso la genericidad machista porque entraría forzada la feminista, pero el asunto requerirá de una buena solución, que tiene que ser la de que sea aceptado socialmente el uso de los tres géneros de manera indistinta, a definir en concreto, para lo que hay que mocionarlo y hasta legislarlo. Así, se podría hablar de “ellas” aunque el concepto incluya a varones, o de “elles”, y demás, aunque los transidentirarios, popularmente llamados “trans” y a los que se les podría decir transidos, fueran los menos, y así con más variantes.

De la absolutidad

Que sean muchas las acepciones de lo absoluto trae problemas a la ciencia humana, que redundan en dificultades para el resto de nuestra práctica. La definición etimológica difiere de la extensiva. En la primera, el asunto se complica ya desde el prefijo “ab”, que tiene varias definiciones, como “origen”, “procedencia”, “sujeto agente” y “causa”. En cambio, “soluto” quiere decir “suelto”. De allí que se tome al término entero como “lo que se originó solo”, “lo que es causa de sí mismo” o “lo que existe por sí”. La reflexión teológica tiene una larga tradición de pensar en lo absoluto porque supone que los dioses se crearon a sí mismos, y que hicieron al cosmos, por lo que esta palabra adquirió el sentido de “total”, pero tiene otros más, como “libre”, “exento”, “acabado”, “terminado”, “perfecto”, “completo”, “sencillo”, “franco”, “preciso”, “terminante” y “categórico”. Asimismo, la teoría medieval y la moderna precapitalista retomaron la cuestión, por el absolutismo monárquico. También, a causa del fideísmo, esta palabra tiene el sentido de “puro”, o de “abstracto”, lo que redunda en su aplicación para las finanzas capitalistas.


Fuentes

DRAE, edición electrónica, vocablo “absoluto”.

José Ferrater Mora, Diccionario de filosofía, Barcelona, Ariel, 2004, vocablo “absoluto”.

Santiago Segura Munguía, obra antecitada, vocablos “ab”, “solvo”, “absolvo” y “absolutus”.

Del teísmo de Nietzsche

Hubo un debate sobre el tema. En pasajes de su obra parece que haya sido ateo, pero al final de su vida creo que fue dionisíaco y zoroástrico, o sea, que adoptó un misticismo alternativo y sincrético. Habría que preguntarle a sus biógrafos.

lunes, 24 de abril de 2017

De la disolutividad anarquista

El anarquismo fue disoluto a veces en el doble sentido de transgredir a la moral frecuentemente y en el de propender a la deshicencia, o sea, de ser disolvente, lo que en muchas ocasiones hizo de mala manera, por un fanatismo destructivo, que al moderarse no quedó exento de peligrosidad excedente, lo que impulsó a algunas personas a alejarse de los anarquistas, por temor a ser heridas. La falta recurrente a la moral dominante debiera ser bien hecha por el anarquismo, ya que es posible hacerlo legítimamente, lo que requiere respetar sus aspectos razonables, y la socialidad que les falta podría ser adquirida mediante el establecimiento de relaciones de crítica justa con las demás personas, según fuere.

La disolutividad anarquista se funda en lo idealista de su radicalidad. Ante las cuestiones sociales, tienden a adoptar la postura más extrema, sin atender lo debido a los otros temas que hacen a su resolución, por lo que, muchas veces, terminan dificultando su tratamiento. En términos políticos, esto ha favorecido al restraso social, porque al recusar al gobierno y al reformismo, y a las organizaciones que participan en ellos, le restaron fuerza al progresismo, lo que favoreció a los conservadores, pero, no obstante, el anarquismo es progresista, porque es de izquierda. Como le pasa bastante a la izquierda en general, es de un progresismo que se contraría a sí mismo cuando sostiene planteos equivocados. Este asunto es difícil del resolver porque no hay una conciencia social clara de qué es el progreso, por lo que las personas que adscriben a él, o a sus variantes con otros nombres, ejecutan políticas aleatorias, avanzan intuitivamente, direccionándolo mal y retrocediendo muchas veces, lo que daña, confunde y genera discusiones, cosa que fragmenta al democratismo.

Del sistema sociohumano chino

Antes lo califiqué de seudocomunista, pero no estoy contento con ese término, por la carga peyorativa que tiene. El gobierno chino merece una crítica completa a la que no puedo hacer, y tiene unas falencias enormes, y sus contradicciones. No se lo puede llamar comunista porque los medios de producción, sean económicos, gubernamentales, comunicativos y demás, no fueron socializados, y ejerce una presión sobre la disidencia bastante reprobable, aunque tendría que conocerla bien, aparte de la gigantezca acumulación capitalista de índole estatal y privada, pero llamarle seudocomunista también le resta mérito, ya que es materialista histórico y tiene que lidiar con muchos problemas, y en el marco de la preponderancia internacional de la religiosidad capitalista. Para acertarle el calificativo me falta saber. Podría ser un protocomunismo, con sus características particulares, que son investigables.

El marxismo tiene sobrestimado al clasismo estrático sociohumano

Quiero que se me entienda bien. Señalé lo estrático del clasismo sociohumano porque hay distintos tipos de clases sociales humanas, como las deportivas, las estéticas y las distritales. Explicitar que se trata del tipo referido a la estratificación aclara la cuestión. Este clasismo es importante, pero tiene que estar bien interpuesto con los otros ejes sociales: la cultura, la religión, la política, la justicia y demás. Coyunturalmente, hay muchos subtemas que merecen atención, algunos de ellos porque provienen de los reclamos sociales, y hay otros tantos. Por eso es que este clasismo debe ser bien incluido en el análisis sociohumano integral, y en la política que se le corresponda. El atendimiento político de las cuestiones más pesadas requiere de una campaña concientizadora que le sume apoyo masivo, porque, si no, no se las puede resolver mucho en lo inmediato, y esta campaña debiera ser coexistente con la solidaridad política para con los reclamos justos, sean proletarios o no, cuya firmeza está dada por los actores que los elevan.

La especulación a consecuencia de la técnica médica

Un problema de la medicina es el de que las personas ya la dan por sentada, suponen que si contraen, o generan, algunas de las enfermedades curables, se curarán, por lo que se omitió en ocasiones tomar los recaudos preventivos pertinentes, y promover la buena conducta, lo que fue imprudente y sobreatareó a los médicos, que debieran tener que ocuparse de una cantidad menor de casos. La irresponsabilidad de los pacientes, y de los enfermantes, también es un tema que merece atención, pero su corrección debiera ser entre grata y punitiva, según cabiera.

La especulación médica también apareja que a la explotación laboral no se la prevenga alivianando las condiciones laborales, porque los patrones asumen que si los obreros se lesionan los pueden curar en los hospitales, en vez que buscar la manera de evitar que se lesionen, pero eso no es sólo su culpa, porque responde a la legalidad vigente y a la competencia interempresarial, además de al interés capitalista. Además, los empresarios padecen de una explotación no reconocida por el socialismo.

Del ser social humano y la conciencia, con anexos

El marxismo supone que el ser social determina a la conciencia, pero el tema requiere una complejización, por una parte porque falta aclarar que se trata de la socialidad humana. No hablamos de la socialidad de todas las especies concientes. Un tema es el de la ampliación de la cuestión a las restantes especies animales, y el de qué conciencia vegetal existe, y al pasar señalo que Nietzsche le atribuyó intencionalidad a los seres inorgánicos en La voluntad de poder, como en el parágrafo 629, lo que da cuenta de la falsedad de su teoría, porque ese planteo es animista, aunque tenga aspectos rescatables. Otra cuestión es la de que, por un lado, la conciencia humana depende primero de nuestra conformación orgánica, o sea que es animal, y por otro que es un aspecto de la socialidad que incide en ella: la conciencia humana es parte de nuestro ser social, no son dos entes distintos. Entonces, la conciencia humana es natural y es determinada por la congnoscibilidad individual, que se atiene al entorno, y dentro de él a la socialidad, y a su vez permite la influencia individual en la sociedad y en el ambiente.

En otros pasajes de aquel libro, Nietzsche dijo que la cosa en sí es inconocible, o que no existe, porque fue escéptico fenoménico, pero después le adjudicó entidad a los seres inorgánicos, así que su tesis es incoherente.

Los vegetales tal vez no piensen, porque no tienen cerebro, aunque habría que saber si no piensan de otro modo, pero sí tienen conciencia sensitiva, ya que reaccionan a los estímulos lumínicos, incluso direccionando su crecimiento hacia donde hay más luz, lo que da cuenta de que tienen la capacidad de decidir para dónde crecen.


Fuente

Friedrich Nietzsche, obra citada, Madrid, Edaf, 2000, pág. 426.

domingo, 23 de abril de 2017

Lo abstracto y lo más concreto. Abstracción y representación

La oposición entre lo concreto y lo abstracto es insostenible porque lo abstracto es una cosa concreta. Propongo que se la reemplace por la idea de que lo abstracto es un subconjunto dentro de lo concreto, que es macizo, pero contiene a materialidades diferentes. Habría que saber bien qué masa tiene el imaginario, porque éste deriva de la actividad neuronal, si es que no es parte suya en sí mismo, pero no sé bien qué relación hay entre ambos. En todo caso, la masa de lo concreto que es por sí mismo y la de lo abstracto, que existe por la imaginación, son diferentes. Lo extraimaginario siempre es macizo, y el imaginario también lo es, pero de una masa depurada, fantasiosa. Las variantes de lo concreto van de lo duro a lo leve. Lo abstracto es una concreción superleve, o superalta, en tanto que lo más concreto va de lo alto hasta lo bajo, que es lo más macizo.

Lo abstracto lo es, en general, de su objeto, que le antecede. Entonces es representativo, porque representa a su objeto, sea éste abstracto, como los símbolos, o más concreto, como las cosas duras, y es presencial, porque es una cosa en sí misma, y hasta puede ser arrepresentativo, como las fantasías que se acotan a sí mismas. Lo más concreto, en tanto que del mundo exterior, es presencial, y no representa salvo que sea un ser pensante, por ser cerebral, y no sé si los vegetales piensan. Los mensajes comunicativos son medios para la representación, y representan por su conformación simbólica, pero no por sí mismos: que representen depende de que sean interpretados.

Puede que los vegetales se representen el mundo exterior dentro de sí, pero habría que saberlo bien.

Fideísmo y masturbación

El lugar dado a la especulación en el fideísmo se refleja, en materia sexual, en la imaginosidad de la masturbación, que es el modo de relacionamiento sexual más especulativo. Dadas las actuales condiciones sociohumanas, y por las enfermedades de transmisión sexual, la masturbación es una solución aceptable para la cuestión sexual, aunque sea corregible y completable con el relacionamiento grupal, también aceptable si se lo desea y si fuera bien hecho. Para que la humanidad pueda concertar de mejor manera las relaciones sexuales, es preciso reemplazar al fideísmo por el verismo, porque así se facultaría a las personas a concordar su sexualidad de manera bien ordenada. Hasta tanto, la cuestión sexual será crítica, porque las personas no sabremos comportarnos bien lo debido, lo mismo que vale para la práctica en general.

Prideocapia

Es la practicidad del idealismo capitalista. Se le puede cambiar el nombre por otro más fácil de pronunciar, como “procapia”, o algo así.

sábado, 22 de abril de 2017

El ser es ordenado

Lo existente tiene un orden. La historia de todo lo que es, es una, aunque no la podamos conocer entera. El universo es caótico, para nuestra perspectiva usual, porque su ordenamiento nos es inaprehensible, no podemos representarnos en particular a cada uno de sus elementos, ni a sus relaciones, pero éstos tienen un orden histórico, al que describen, parcial y algo inexactamente, las leyes de la física y de la cosmología, y esa incompletud e inexactitud son reducibles, aunque nunca llegarán a serlo del todo. Por eso es que la humanidad tiene que enfocar el objetivo de la ciencia en lograr nuestra felicidad, porque la ciencia por la ciencia misma vale poco y porque la aspiración al conocimiento absoluto nunca será satisfecha.

Qué vanidad debiera ser

La vanidad es un rasgo celebrable del carácter humano. No sabría bien cómo definirla, pero es divertida, festiva. El asunto es que también puede ser perniciosa, según cómo sea, o ser más o menos grata, de acuerdo a lo que fuera la relación de quien la ejerza con el entorno, así que habría que pensar en cómo hacer para que la vanidad individual sea buena, lo que se terminaría de definir en su efectuación, que a su vez tendría males, de los que se le haría el balance, se la corregiría, y así, pero para que la vanidad sea más grata tiene que ser social, lo que requiere del buen atendimiento de las necesidades sociales. El socialismo es vedetista, aspira a socializar mejor al ludismo, y por eso insiste en la cuestión económica, pero esa no es la única importante, porque la gente tiene que saber comportarse en todos los sentidos que deban ser, o sea, que las personas tienen que ser socialistas para que funcione bien el socialismo. Hasta tanto proseguirá la crítica preparatoria y la superación gradual enmarcada en el sistema vigente, o incluso transformado en su eje económico, que será más o menos mesograta.

El pasaje del capitalismo al socialismo implica una transformación social gradual porque en realidad de lo que se trata es de una evolución desde un sistema más idealista y capitalista a otro más verista y socialista, que tienen muchos aspectos, centralizados en la economía, pero también interpuestos a esa centralidad. El idealismo, como concepción pautante de la práctica más activa, no sé si es más importante que la economía, pero está a ese nivel: ambos existen fusionados y tienen mucha importancia. La practicidad los engloba, porque las idear y economar son prácticas. Lo que pasa es que el idealismo ingrato contiene a las ideas con que se define el deber ser de las prácticas económicas y a las del de aquellas de las demás instancias sociales, a su vez que responde a la historia que le antecede y que es contrariado por el interés hedonista, que a su vez tiene sus falencias. En verdad el socialismo es un hedonismo moderado, que aspira a lograr una buena moderación de la práctica sociohumana, incluso aunque a veces no la tenga en sí mismo.

Para el balance histórico de la lucha de clases

Perdonenmé la especulación, pero recuerdo que el docente de prácticos que tuve al cursar Economía en la cátedra de Eduardo Jozami, de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA, no sé su nombre, dijo que a Marx lo echaron de la comuna de París corriéndolo por izquierda. En su momento yo no sabía del tema, y ahora, que tampoco sé mucho, pienso que lo deben haber expulsado los anarquistas. No lo pude confirmar. Sea como haya sido, se pelearon como vedetonas mientras los asediaba el ejército prusiano, anteponiendo su vanidad personal a la emancipación social, problema que todavía no superó la izquierda, al igual que el de suponer que las ideas que se tienen son verdaderas, y suficientes, sin saber que lo sean. Esto da cuenta de un nivel de inmadurez cuya atención es prioritaria a la política activa, aunque ambas coexistirán, ya que entre bandos que se pelean entre sí no se le puede ganar a la clase dominante, e incluso así la lucha duraría mucho tiempo, porque el problema no es sólo clasista, sino integral. Para el éxito de la política revolucionaria, más que las ideas individuales importa la complementariedad proletaria, pero para ella las ideas individuales tienen que ser ciertas. Si no la lucha liberadora pierde.

Durante la comuna, según la Wikipedia, Bakunin dijo que ésta era anarquista, pero no podría haberlo sido en verdad, porque la comuna fue un gobierno. Habría sido un gobierno agubernativo, o sea, algo imposible. Por eso es que les tengo que pedir a los anarquistas que sean honestos, lo mismo que hago con los demás y conmigo mismo, cuando me doy cuenta de que hace falta y puedo pedirlo. El anarquismo tiene el problema de que es susceptible, y “susceptible”, en una de sus acepciones, quiere decir “poco hábil para aceptar”, en el sentido de “conceptualizar”, así que necesita ayuda con eso, y las otras corrientes emancipatorias también tienen su susceptibilidad. Obviamente no hay que aceptar cualquier cosa, por la cantidad de maldades que se hacen, pero a lo que es bueno hay que aceptarlo, y exigirle bien lo que corresponda si amerita.

De la superestructuralidad del debate político representativo

¿Cómo puede ser que hasta ahora el socialismo no haya reconocido el apoyo proletario al sistema vigente? El socialismo dio por sentado que el proletariado le respondería bien y mayoritariamente, lo que sucedió a veces, pero fueron las menos. Las más de las veces el proletariado optó por partidos y listas religiosas y procapitalistas. No obstante, las críticas socialistas no se le dirigieron, sino que se centraron en las fuerzas dirigentes, en las autoridades representantes, electas mediante el voto, fueran ellas de otras organizaciones socialistas o de las capitalistas. El debate quedó acotado al nivel superestructural, el de la clase política representativa. El sistema electoral, presente en el gobierno, en los sindicatos, en los centros de estudiantes y demás organizaciones sociales con autoridades electas sufragísticamente, configuró un esquema social en el que la infraestructura se compone de representados y la superestructura de representantes, que, como se disputan la intención electoral, compiten entre sí, y el debate político se centró en esa competencia, por lo que la infraestructura quedó bastante exenta de crítica. La infraestructura debe ser criticada, aunque eso sea piantavotos, restante de votos, porque es muy importante, ya que entenderla mal conlleva a la fragmentación del democratismo, y del socialismo en particular.

Al anarquismo le sucede algo parecido, aunque no participe tanto del sufragio, porque es bastante representativo. Los anarquistas escriben, y buscan liderar a las masas, así que se ponen en una instancia de superioridad al común de las personas.

viernes, 21 de abril de 2017

Sub, meso y superficialidad. El problema de la suficiencia

En el análisis de la realidad se distingue en tres clases de saber: el profundo, el intermedio y el supérfluo. Se refieren a las facetas del objeto. El primero es el bien considerado, en tanto que el segundo suele ser omitido y el tercero es acusado de vano. En verdad, la crítica tiene que entender bien a los tres, porque los tres son parte de la realidad, así como la práctica usual tiene que componerlos bien, porque una práctica profunda que no se componga bien con los niveles medio y alto también falla. Obviamente, se puede objetar que la clasificación es esquemática, y en verdad lo es, pero la clasificación debe ser orientativa para el análisis, no hay que suponer que se puede categorizar al objeto con anterioridad a aquél. El análisis concreto puede determinar que la clasificación deba ser modificada, suplantada por otra, depuesta y demás, si correspondiera para hacer bien, lo que también vale para la práctica extrainvestigativa.

La suficiencia es el alcance del nivel profundo del objeto, llega a fondo, pero si se la confunde con una profundidad malestimante de los niveles medio y alto el objetivo que se haya propuesto no se logra bien.

La calma en la fidencia

Ahora el FMI acaba de decir que el PIB argentino va a crecer entre 2 y 2,5% en los próximos dos años. Ya me los veo venir a los debates periodísticos. Van a andar con que si el INDEC midió bien al producto, con que las inundaciones no son culpa del gobierno, que si no llegaron las inversiones por la conflictividad, o la gobernabilidad, y así otras tantas, y mientras tanto esperarán que le den bien o mal los números al gobierno, para tener un argumento más para la retórica política. Lo que no van a decir, espero que me equivoque, es que si crece o no el PIB en realidad no importa, porque lo que importa es cómo está integrada la nación a la economía, y así.

Roja y cuatro fechas de suspensión para Lenin

Un fallo honrado de la AFA. Las razones: por tramposo. La prueba: propuso que cualquier inmoralidad era válida con tal de combatir al estado burgués. Las consecuencias: todavía hay que lidiar con el miserabilismo socialista. Inapelable. Lo volveremos a ver en la 12a. fecha (estamos en la 7a.).

La transformación social es reformista

Yo les pido disculpas a los socialistas por el tono insultante de esta nota, pero la verdad es que algunos se lo merecen, porque su testarudez está retrasando la evolución histórica, con la pena humana que eso tiene. Los socialistas antirreformistas aceptan que Marx haya postulado la transformación social, pero no admiten que el reformismo sea parte de ella. El reformismo, en sí mismo, es la acción de darle una forma nueva a algo. La transformación, es la reforma atravesante, que pasa de un sistema a otro, pero, en verdad, el reformismo implica un atravesamiento sistémico, que puede ser de menor a mayor grado, acotándose al marco general del sistema vigente pero modificándolo, e incluso lo puede tranformar en general: es el reformismo de alto nivel, llamado revolucionario, pero para eso la sociedad tiene que estar predispuesta a hacerlo, lo que sin reformas previas, menores e intermedias, no sucede. Esa tozudez me revienta, así que los insulto, además de porque hay personas que necesitan las reformas menores para subsistir, u otras que para vivir de mejor manera, y que no las tienen porque los socialistas antirreformistas prefieren exaltar sus ideas a favorecer al cambio social gradual, y eso no quita que haya certeza en las críticas que le hacen al reformismo: lo que pasa es que están mal enmarcadas, porque no reconocieron la correlación de las fuerzas sociales humanas, ni la responsabilidad del proletariado en el mantenimiento del idealismo y del capitalismo. De insultarlos no me hago problema, porque el trato que me dieron también fue insultante.

Podrán insistir en que la transformación social no es reformista, sino revolucionaria, pero eso será un palabrerío insustancial. Con una mala intención argumentativa semejante se podría decir que la revolución socialista tampoco sería revolucionaria, por acotarse al estado y no abarcar a la religión, y no les va a dar la fuerza para deponer a la religión en poco tiempo. Así que les valdrá poco la turrada.

De la lógica identitaria y conjuntista y de la técnica que se le deriva

Algunos anarquistas reniegan de la lógica predominante, que es identitaria y conjuntista porque se funda en el principio de identidad y en la teoría de los conjuntos. Este tema da para largo, porque viene desde antes de Aristóteles y pasa por Castoriadis, y yo apenas lo conozco, pero sé lo suficiente para decirle a los anarquistas que les está fallando la crítica al sistema, porque la lógica identitaria y conjuntista no tiene la culpa de las maldades que hacen algunas de las personas que la usan. Además, tiene buenos usos incluso en la producción ordinaria, y está presente en el ludismo, ya que se jugó con ella. Tal vez le quepan algunas críticas en sí misma, yo no sé tanto como para dilucidarlo, pero el problema es más el de la mala práctica humana, que responde a la mala comprensión de la realidad, y si bien ella está influida por este tipo de lógica y por su técnica, el problema no son ellas en sí mismas, sino sus errores y otros factores adyacentes que inducen a la práctica para mal. Me parece, no estoy tan seguro, porque sé poco de la historia de la lógica formal, pero en todo caso habría que reformularla bien en vez que destruirla mal, algo parecido a lo que pienso para la técnica. Muchas cosas de las que disfrutamos se deben a ellas, así como muchos padecimientos, pero los padecimientos son consecuencia de los usos irracionales que se les dieron, y la humanidad no las va a prescindir, así que hay que buscar cómo vivir bien con ambas. La lógica y la técnica formales potenciaron la capacidad destructiva de la humanidad, favoreciendo a los genocidios y a la dominación, pero eso es porque a ambas se les dio mala forma y mala utilización. El problema es el de la educación humana, porque podría destruirse a la lógica y a la técnica formales y eso no acabaría a la maldad humana, que ya existía desde antes de ambas, y además nos privaría de los beneficios que nos permiten. Sería peor la solución que el problema, así que deben buscar una respuesta positiva del asunto. Es pretencioso que se los diga, pero se los digo porque, si no, no se enteran. Además, me pueden desobedecer, y hasta sin razón, aunque eso hiciera mal.

De la fehaciencia y la falencia jurídica

La palabra “fehaciente”, que se usa bastante en la jerga jurídica, suele traducirse como “cierto”. Una prueba fehaciente es tomada como digna de crédito, y por eso como veraz. Al ser creíbles, los juristas les otorgaron el estatus de verdaderas a las pruebas fehacientes, pero entre una cosa y la otra hay una distancia, cuya mala correlación llevó a que se tomaran como ciertas a pruebas que, si bien eran fehacientes, no eran verdaderas, lo que condujo a procesos judiciales errantes y a sentencias equivocadas. El fideísmo está muy presente en el sistema jurídico, por su carácter teológico, por lo que la fehaciencia se convirtió en un criterio investigativo privilegiado, que coexiste en conflicto con el de la comprobación, por lo que las investigaciones son muy trabajosas y algo mal dispuestas. La etimología de “fehaciente” es la de “hecho de fe”. “Fehaciente” quiere decir “que hace fe”, y se lo traduce como “fidedigno”, que es “digno de fe”.

Este tema me confirma mi hipótesis de que la concepción vigente es fideísta, tanto como eje para la cosmovisión cuanto como criterio para la investigación de la realidad, y que se esparce por los distintos ámbitos sociales: la economía, la política, la juridicidad y así, componiéndose contradictoriamente con el verismo. En las costumbres esto se refleja en que se le reclama fidelidad a las personas, como sinónimo de buen comportamiento, lo que encubre el interés de ordenarlo según los cánones religiosos, que se plasman en el resto de la cultura con variantes y excepciones.

jueves, 20 de abril de 2017

Conocemos leyes y elementos

Además de cosas duras, los humanos conocemos leyes, no sólo las leyes generales, esas que son más o menos universales y que aplican para muchos casos, como la ley de gravedad, sino también leyes intermedias y particulares. Las leyes, antes de ser conceptos en el cerebro de las personas, son ligas entre los elementos. Los elementos tienen ligazones entre sí, que son históricas, duran lo que duran y cambian lo que cambian, y al estudiarlos los humanos reconocimos a algunas de ellas, y las postulamos como leyes científicas, pero lo mismo debe valer para el conocimiento común, que representa relaciones más particulares que intermedias, o generales, y que es muy importante para la vida de las personas. Es un saber científico importante, que no está bien reconocido como tal, y es científico porque es discirniente, aunque no tenga un método formalizado. La representación subjetiva de la realidad objetiva es histórica, se hace de facto, y es corregible cuando tiene errores.

La palabra “elemento” puede que provenga de “ley”, en el sentido de “liga”, porque su lexema es el de “le” y porque los elementos suelen ser ligazones de cosas más chicas, pero tal vez esto no sea así. Hallé que el “le” de “elemento” viene del vocablo “letra”, y no sé si ésta última tiene relación etimológica con el de “ley”, aunque la relación histórica entre ambas es clara, pero eso es insuficiente para concluir la hipótesis.

La fenomenología, poco táctil

La fenomenología es la ciencia sobre el aspecto de las cosas, y es similar al fenomenismo. El prefijo “fe” viene del vocablo griego “phao”, que se refería al fuego y al que los griegos antiguos utilizaron para hablar de la apariencia de las cosas. De allí que en esta ontología predomine el sentido visual como fuente del conocimiento. Es escaso, si es que lo hay, el tratamiento de las sensaciones táctiles, olfativas o gustativas, y no tanto el de las auditivas, y, en verdad, el conocimiento sucede de manera integral, con los sentidos y el pensamiento puestos en acción al aprender. Asimismo, la fenomenología no tiene una comprensión completa de la corporalidad cognoscente, ni de su historicidad. Se acota a las imágenes y el pensamiento, y a veces llegó a negar la posibilidad de comprender las cosas, o hasta su existencia misma. Es el delirio al que la llevó una mala entelequia. Las personas que no estamos metidas en esos razonamientos mal sofisticados sabemos que las cosas existen y que las conocemos corporalmente, aunque no hayamos discernido mucho la cuestión, así como que el conocimiento responde a nuestras necesidades históricas, aunque no lo haga siempre.

La censura académica permite hablar de la ontología, pero también debiera poder hablarse de “serología”, y de “cosalogía”. porque son palabras que definen bien a su objeto. Esta censura responde a los malos juicios científicos, que se pervirtieron porque no siempre pudieron establecer bien la objetividad del mundo, exterior e interior, por haber estado atravesados por las concepciones religiosas y por otras concepciones fallidas, como las subjetivistas. La subjetividad, en realidad, también es cósica, porque el interior del cuerpo se compone de materia, tanto biológica como psíquica. El dualismo entre lo subjetivo y lo objetivo puede ser mantenido, pero si se entiende a la subjetividad como la corporalidad humana, en sus aspectos tanto tangibles como imaginarios, y a la objetividad como el mundo exterior al cuerpo del ser conociente. Así, se puede dar cuenta de la materialidad más concreta de la subjetividad, a la vez que de la abstracta, y de la externa.

Breve crítica del método científico

Dígase lo que se quiera sobre el método científico, la conclusión es que no hay un método prefigurable que garantice absolutamente el éxito de la investigación. La investigación científica debe ser improvisada bien, lo que puede incluir el establecimiento de planes, con experimentos regulares, mediciones engrilladas y otras cosas así, y a su vez debe ser evaluada históricamente, no sólo por sus resultados científicos, sino por sus características y sus consecuencias, pero esa evaluación tiene que ser bientratante, o por lo menos aspirar a serlo.

Del populismo y de los pueblos de las naciones, con nota sobre el imperialismo y la apropiación

El populismo en sí mismo es la práctica popular, pero también es la concepción sociopolítica ligada al pueblo, que adoptó varias formas, en tanto que los pueblos y sus representantes políticos cambian y porque la articulación entre ambos es compleja e influenciada por la aristocracia. El populismo es difícil de categorizar porque se manejan dos nociones del pueblo distintas, una que abarca a la clase baja y media y otra que a las tres. Así el populismo puede ser antiaristocrático, lo es el demócrata cristiano, o católico, como el populismo de la iglesia, que es católico porque es universal. “Católico” quiere decir “universal”, pero ese universalismo es cristiano. No incluye a las clases sociales en una comprensión placentera, sino en una sacrificante. En cambio, el populismo laico no apela tanto al sacrificio, pero igual lo hace. Además, las clases varían históricamente, por lo que la política populista adoptó formas conservadoras y progresistas, o mezclas de elementos de unas y otras, tendiendo más al conservadurismo en los modelos oligárquicos y al progresismo en los democráticos, pero siempre en el marco del idealismo acumulador, que es capitalista en la modernidad, porque la modernidad le dio una moderación monetaria, medida en capitales abstractos, a la propiedad fabricada. El populismo, en general, es fideísta y capitalista, en consonancia con la religiosidad procapitalista de gran parte de las naciones, y en particular sus gobiernos fluctúan hacia la derecha o el centro, y hasta el centroizquierda, de acuerdo a los reclamos populares, que oscilan en torno a la crisis histórica actual: fueron tanto xenófobos como tolerantes, y tanto defensores de la diversidad sexual como castigadores ensañados de los delincuentes menores. Los pueblos de las naciones se enmarcan en la idealidad capitalista en general, y según el procesamiento de la crisis adoptan gobiernos más laxos o más estrictos, y eso entre corrientes migratorias. Tampoco es que los pueblos sean entidades fijas. Son las clases inferiores a la aristocracia de las naciones estatales, con la excepción de los pueblos migrantes, como los gitanos. Salvo éstos, los pueblos se componen de personas asentadas en viviendas, o sea que son sedentarios, y nutren y conviven con la migración, tanto la que persiste siendo nómade como con la que se asienta en sus destinos, como lo es la migración centroamericana a los Estados Unidos, o la de los países árabes a Europa, cuando no los deportan. Al democratismo ateo, fuere socialista, comunista o anarquista, el pietismo capitalista se le impuso por la fuerza de las mayorías democráticas, de lo que las formas perversas de cada cual son una consecuencia. Esto se nota en el idealismo soviético y chino, de desarrollo capitalista estatal y mixto, en el socioliberalismo y en el sectarismo de los derrapes dispersos, como el trotskismo y el autonomismo, o mismo del ecosocialismo, y hay más meso y microvariantes materialistas. Es que el enfrentamiento crítico al sistema tiene que entender bien la realidad para operarla bien, y la social es social, o sea, que es la sociedad humana la que tiene que entender bien a la realidad, lo que no puede ser mediante la creencia, pero mientras tanto vivimos los ateos, por lo que tenemos que pensar en cómo vivir. El ateísmo materialista tiene que entender bien la realidad histórica para enfrentarla bien organizado, pero eso requiere también del esclarecimiento de la conciencia social humana, que lleva a la veracidad como eje central. La veracidad implica al igualitarismo propietario, un igualitarismo relativo, no tiene que ser absoluto. Sin veracidad la bondad no puede ser la suficiente. La veracidad exige el juicio social al teísmo, y el ateísmo materialista tiene que ser socialista. A eso la democracia cristiana no lo puede negar mucho, porque el socialcristianismo es una corriente cristiana popular, pero todavía no admite al ateísmo materialista, que científicamente tiene razón. El ateísmo es una corriente científica consecuente, precisamente por ser ateo, rehuye del eclesiado, y es superior porque es materialista; es antirreligioso, porque el materialismo es antimítico, depone al misticismo, porque sabe que los mitos son fabulaciones inexactas, y que padece de la violencia a consecuencia del fideísmo: puede aceptar a los mitos en tanto que sean comprendidos como relatos fantásticos, cuya relación con el ordenamiento humano fuera definida bien. Los ateos materialistas sabemos que para que la humanidad sea feliz de buena manera ella tiene que superar al fideísmo, por eso el reclamo. La violencia antirreligiosa del materialismo no debe ser golpeante, sino crítica, de exigencia al pietismo de una respuesta satisfactoria al cuestionamiento hecho al teísmo por la ciencia. Debe ser una violencia moderada bien, o sea, pacifista.

El catolicismo confunde a la idea de pueblo con la de nación, como cuando se habla de las poblaciones para referirse a los residentes de un país, así como se habla de pueblo para señalar a las ciudades chicas. El populismo tiene una política gubernamental, es la declinación gubernativa al pueblo, cuando el gobierno es más proclive al pueblo, lo que siempre sucede bajo el marco oligárquico constitucional, porque la capitalesía, que hizo a la legalidad moderna después de las revoluciones burguesas, es ahora la aristocracia, pero más lo es la capitalesía financiera, que maneja a los tratados internacionales, de rango superior al constitucional, los de la trasnacionalización del capital. La mundialización del capital generó que la clase dominante mundial no sea la de los capitales nacionalistas, sino la de los que manejan un nivel trasnacional, que son favorecidos por el entramado jurídico planetario, el de los tratados de libre comercio y sus conexos. Tienen tribunales internacionales y formas políticas de presionar para hacer cumplir sus pactos. Tienen a la ONU, el CIADI y la OTAN, a la OMC, a la OEA y así tantos otros. Pueden hacerle chantaje internacional a los gobiernos de los países subalternos. El capital nacional es importante pero subsidiario, y el trasnacional se articula geoeconómicamente, en lo que hay alianzas capitalistas imperiales, subimperiales y menores, y entrecruzadas mayormente de arriba hacia abajo, en las que participan los capitalistas de los distintos países, que en concreto son más en las potencias mayores que en las medianas y las chicas. El imperialismo actual es liderado por los Estados Unidos aliado a Europa, a Alemania, Francia y Gran Bretaña en particular, así como a Italia, y es seguido por Rusia y por China, que están en conflicto con él, y luego por Japón, la India, España, México, Brasil, Sudáfrica y las potencias de Asia del Este, Australia, Canadá, Egipto y las otras potencias árabes, Argentina, Colombia y muchos países más, los del África, Asia lejana y Australia en particular, y esto dicho de improviso. Habría que hacer una grilla con todos los países indicando cuáles están en la clase baja, cuáles en la media y cuáles en la alta, de acuerdo a índices integrales y relativos a su producción capitalista bruta y a la concertación internacional, y así daría el primer, segundo y tercer mundo, lo que permitiría entender completa la articulación imperialista, que es geográfica. El capitalismo es un hecho terráqueo, o sea que la historia del capital es concreta. Aunque se haga con una abstracción, la transformación en símbolo numerario de la apropiación de la naturaleza, es histórico. El monetarismo supone una doble apropiación. Por un lado la apropiación de la materia natural para la fabricación de los bienes, y luego una apropiación financiera de los bienes para su medición en números monetarios. El capitalismo le agregó la apropiación de la moneda para su reinversión trabajista, y luego la apropiación del excedente para la especulación financiera, que es la forma más alta del capital, y que es la hegemónica. La clase hegemónica mundial no es la capitalista, sino la capitalista financiera. El capital trabajista la sigue, y en parte está fusionado con ella, pero su liderazgo está subordinado: por eso es que el imperialismo suele imponerse a los nacionalismos antimperialistas, porque el capital trasnacional reside más en los imperios que en las naciones inferiores a ellos, de lo que le es más fácil doblegarlos, porque está fusionado con los gobiernos imperiales y con las aristocracias de las potencias menores: es una clase trasnacional que se articula complejamente, y se compone de partes que tienen características nacionales particulares, a la vez que se relaciona contradictoriamente con los gobiernos, de los que es parte, y con los proletariados. El nacionalismo capitalista es un patrón de hegemonía intermedia, obedeciente a la alta, bastante pesado para el proletariado internacional, pero no tanto como ésta, y el capital no es lo único que pesa.


Agregado importante

La clase hegemónica mundial no es sólo la capitalista financiera, sino que de ella participan, en orden general decreciente, el capital empresarial trasnacional y el capital nacional exportador. El capital nacionalista le sigue en importancia, pero su nivel de incidencia se acota al ámbito nacional. El empresariado proletario sucede al nacionalista pero acumulando menos, o nada, de capital. A su vez, la clase hegemónica mundial tiene conflictos internos, porque compite entre sí y se compone de miembros que tienen identidades nacionales, más ligadas a los imperios y supeditadas al anclaje territorial de sus negocios, y en proceso de redefinición relativa por el carácter trasnacional del capital.

Los lectores tendrán que estar atentos a percibir mir errores, que pueden ser tan groseros como este que tuve que enmendar. En otras ocasiones puede que no me dé, o haya dado, cuenta.

Del romanticismo

Quiero distinguir al romanticismo como clase de práctica de su expresión como movimiento estético. Como tipo de práctica es la relativa a los romances. Los romances eran unas narraciones populares en verso y prosa que afloraron en la edad media, tanto escritas como cantadas, y se prolongaron en el renacimiento y la modernidad. El romanticismo en realidad no se acota a los romances, sino que abarca al conjunto del arte popular. La relación con el arte popular es romántica, sea este arte romancero o no. Entonces, hay una constante histórica romántica, o más bien artística popular, el poparticismo, que es transclasista y que adoptó distintas formas según lo hizo históricamente, pero además hubo un movimiento estético de articidad popular, que es romántico y que contiene una filosofía en ciernes, a la que le falta maduración, ya que mezcla ideas superadas con aciertos, y es incoherente: es un movimiento de personas a las que les faltan conocimientos científicos para acertar su práctica y concretar sus aspiraciones relevables. El romanticismo tiene que aprender, y tendrá cosas qué enseñarnos, como ya lo hizo antes. En algunos aspectos superó al común del materialismo histórico, porque adoptó elementos suyos abandonados por sus adeptos, pero no es materialista en sí mismo, aunque sí es democrático. Es de un eclecticismo de cultura popular en fase experimental, por lo que es más accidentario de lo que podría ser, y necesita de una síntesis analítica para aproximarse a lograr sus metas elogiables: le sucede algo análogo que a la cultura popular en general, cuyo democratismo precisa de una buena redefinición conceptual que le faculte la transformación histórica correspondiente con ella. El poparticismo, y el popculticismo, la relación con la cultura popular, son una estética y una ética populistas, respectivamente, por lo que les falta integrar críticamente al privatismo, para que la síntesis sea humanista, y además recuperar su dimensión política, que no está bien contenida en el movimiento romántico, lo que podría hacer apoyando mejor al partidismo democrático, y al socialista en particular, pero eso dependerá también de cómo se comporten los partidos, entre otros tantos factores. El problema es el de la politización de la cultura popular, el de qué politización popular debe hacerse para impulsar el progreso histórico, lo que debiera partir de los rasgos e intereses legítimos de los actores en cuestión. Para eso los partidos tienen que adoptar críticamente a los reclamos populares que lo merezcan, y señalarles las correcciones pertinentes de hacer de las que se den cuenta que haya que señalarles.

miércoles, 19 de abril de 2017

Una que va a quedar para la historia...

Cuando estaban en la cumbre del Mercosur, en Paraná, provincia de Entre Ríos, y Cristina Fernández se puso a repetir que eran románticos, ante Dilma Rousseff, que estaba preocupada por el avance conservador sobre su gobierno. Perdonenmé los kirchneristas, pero el Mercosur tiene poco de romántico. Se los digo después de casi haber sido atropellado por los camiones de contenedores en la ruta de Zárate y Brazo Largo allá por 2008. Fernández tendría que haber dicho que eran democráticos, que es verdad aunque el democratismo no sea suficiente para la buena convivencia, porque ella depende de cómo se comporte la humanidad en su conjunto.

Y una más del anarquismo...

Cuando fueron terroristas cometieron actos reaccionarios, porque el terrorismo es reaccionario. Recuerden las películas de terror. Se basan en mitos macabros. Su aversión al gobierno les llevó al mal relacionamiento, grave en el caso de los actos terroristas, aunque sean comprensibles. Aunque no puedan establecer un buen relacionamiento social, tienen que buscar la manera, ya que a veces lo lograron, y el buen relacionamiento es de crítica justa. De otro modo no se puede relacionar bien con muchas de las personas, por la maldad humana.

El terrorismo anarquista, a nivel intelectual, se da en esas teorías terroríficas, como el nene gordo junto a la máquina del libro de Deleuze, no me acuerdo si era el Antiedipo, o las monstruosidades foucaultianas, o el sadomasoquismo. Ya son gente grande para que se les permita ser retrógrados. Cometieron atrocidades de tan bajo nivel como las que le critican al sistema.

Otra falta peronista. La religiosidad y el modelo de desarrollo humano

A los peronistas no les gusta ser criticados, pero deben aceptarlo, porque tienen muchas faltas, más o menos como todos, que si no se las habla no se las resuelve. Una falta grave es la que cometen con la llamada “burguesía nacional”, que en realidad es el empresariado argentino, a la que quieren tener de impulsora del crecimiento económico, lo que la explotó. El empresariado argentino fue quebrado por el macrismo, por su política contraria al mercado interno, pero antes fue abusado por el peronismo, que lo puso como eje de una gran producción de capital más nacionalista que transfronterizo, lo que sumió al empresariado a jornadas laborales extensas durante dos o tres períodos presidenciales: el de 1945 a 1955, el de 1973 a 1976 y el de 2002 a 2015, todos interrumpidos mediante golpes privatistas, durante los cuales la actividad del empresariado inferior tampoco se redujo lo suficiente: siempre padeció la violencia histórica, a la que reprodujo. El desarrollismo cepalino tiene el problema de la explotación del empresariado, al perseguir una utopía impracticable, que es la del desarrollo capitalista sin pobreza en el marco del pietismo. El desarrollismo capitalista se propone un objetivo, el de vivir bien, sin plantear la superación de la religiosidad ni la del capitalismo, por lo que hace a una evolución mal direccionada, que tiene sus aciertos pero que debe ser corregida. Los modelos de desarrollo vigente dan por supuesta a la religiosidad, por lo que omiten plantear el problema religioso como cuestión del desarrollo humano, lo mismo que hacen con el capital. Están enmarcados en el idealismo capitalista, por lo que no pueden triunfar. Pueden lograr ciertos avances, pero deben ser superados para que la humanidad viva bien.

En realidad, el esfuerzo pesado que hace la humanidad para progresar está mal, porque para el progreso que debe ser más hace falta que la humanidad se esfuerce menos, pero para eso la gente tiene que ser sensata, porque hoy en día bastante se pelean a lo loco malo, y no dejarán de hacerlo hasta que no hayan entrado en buenas razones. El desarrollismo keynesiano impidió que las naciones que lo adoptaron discutieran los fundamentos conceptuales de su existencia, lo mismo que hace el capitalismo privatizador, porque sobreatarea a niveles extremos a las personas, que así no pueden detenerse mucho a pensar, pero el asunto no debe ser el de destruir mal al desarrollo, porque es necesario para la subsistencia de las naciones, y su destrucción buena sería una transformación superadora. El anarquismo tiene que acertar su crítica de la destructividad, porque destruyeron mal. Destruir mal es comparable a la explotación patronal, o sea que es reprobable. Las personas comunes no se lo aceptarán, así que los anarquistas tendrán que reaprender a destruir, además de que viven a consecuencia del desarrollo, así que todo malo no es.

Los nombres de las personas muchas veces son los de los libros tenidos por sagrados

Yo no sé los del Corán, ni de otros tantos libros tenidos por sagrados, pero sé que en los países de religiones bíblicas muchas veces las personas tienen nombres que están en ese libro, como María, Belén, Pedro, y así tantísimos más. Eso no se le puede achacar al capitalismo.

Sobre la alienación teísta

La alienación teísta es la alteración de las personas ejercida mediante las ideas referidas a los dioses. Es una forma de socialidad, en que las personas se relacionan religiosamente, se encuentran y conversan de acuerdo a los mitos dioseros, y pautan sus prácticas con su moralidad. Así, los creyentes se fuerzan entre sí a adoptar distintas conductas, y con reprimendas, así como, a veces, pretendieron que las personas ajenas a sus credos se comportaran de acuerdo a lo que idearon que debía ser su comportamiento, en consonancia con lo que estimaron que esos credos estipulaban para la conducta, lo que fue una ideación humana tomada como si hubiera sido una emanación de los creadores del cosmos. Esta es, claramente, una mala alienación, porque en base a mentiras se forzó a las personas a hacer cosas que no querían, se las obligó a cometer mala práctica en base a creencias que, al plasmarse en la legalidad, forzaron a las naciones regidas por ella a reproducirla. El capitalismo es el modo de acumulación de propiedades mercantilizadas de naciones teístas, y luego pasó a ser el de las ateas idealistas del seudocomunismo. La concepción es fidente, y la economía fetichista, en las naciones religiosas, y ambas son idealistas en las de los gobiernos ateos. Que la concepción sea fidente quiere decir que a la práctica se la ordena mediante creencias: es una práctica falente porque aparentada, decicida mediante apariencias, basada en hipótesis, que la gente no quiso averiguar, a las que sostuvo por la fuerza, queriendo que la realidad se transformara según sus designios, en vez que adaptar los designios a la realidad para transformarla bien: mejor dicho, hubo más de aquéllo que de ésto. El método de conocimiento actual obedece a la creencia, en tanto que la religiosidad prima en los sistemas sociales, y causa que la mala práctica se haya generalizado. Esto, de la creencia, hasta que la humanidad no lo haya asumido, le generará pena, y mucha. Análogamente, el socialismo maljuzgó porque suplantó al idealismo teísta por un idealismo ateo, más dado al materialismo pero insuficiente, que, junto a la opresión internacional de las potencias capitalistas pías, le malpredispujo la política, más al sovietismo que a la disidencia, pero a la disidencia también, y también al maoísmo.

La alienación teísta conlleva muchos ritos, a los que los adeptos a los credos deben atravesar, para lo cual tienen que cumplir obligaciones, que los llevan a negarse a sí mismos, a negar su deseo, su querer y sus intereses: los tienen que posponer para presentarse en los rituales. Tienen que asistir a bautismos y confirmaciones, ir a las misas, van a las escuelas, tienen que hacer fiestas de casamiento en las iglesias, a la par de las estatales, rezar oraciones, celebrar los días de los santos, atender a los festejos principales, la Navidad, el día de los reyes magos, la pascua, y así tantos otros, que son un montonazo, lo que les llena el calendario anual de compromisos frecuentes, más o menos según sea la adscripción religiosa de cada quien. Entonces, se descuidan a sí mismos, porque no pueden hablar de lo que les pasa más seguido. Abnegarse les implica desatender sus sentimientos, una y otra vez, no le pueden dar cauce a su querer, ni siquiera de buena manera. Me refiero más a la socialidad en general que al enamoramiento y el sexo. Esto causa traumas y frustraciones recurrentes, a las que no pueden criticar abiertamente, por lo que hay una bronca contenida que apareja a la violencia latente que recorre a las naciones religiosas en general, y que hace a mucho de la violencia cotidiana, con su secuela de femicidios, asesinatos, trompadas, insultos, despechos, menosprecios y demás, que coexisten con la violencia gubernamental, capitalista y bélica, entre otras. La crítica al teísmo no tiene que conducir al maltrato a los sacerdotes, ni a los fieles: tiene que conducir a la crítica social, ya que la concientización es la única manera de abordar bien el tema, la otra sería contraproducente, y habrá que tener paciencia porque las sociedades son muy religiosas, y necias. El teísmo no es culpa sólo de los curas y las monjas, del sacerdocio, sino que es recreado por todos los creyentes, sean clericales o laicos, tanto capitalistas como proletarios. ¡Si ni con los proletarios se puede hablar mucho del tema, por la tozudez con que negaron el cuestionamiento! El fideísmo es una apropiación de materia. Los fidentes reconocen la realidad en que existen mediante ideas pías, se apropian de la realidad cognoscitivamente, la aprehenden, y esas ideas se objetivaron en libros, reliquias, discursos verbales, cuadros y un montón de cosas más. Es un mal reconocimiento de la realidad, y que, como impulsa a actuar, repercute en la apropiación económica; pero esto es una parte de los condicionantes de la práctica. La práctica tiene más condicionantes, algunos de los cuales son veristas. El verismo tiene que ser el único condicionante intelectual de la práctica, para que la gente viva bien. Hasta tanto, la crisis persistirá, porque la crisis es consecuencia de la mala práctica humana, aunque también de la competencia con las demás especies, que deberá adoptar un buen modo, porque el relacionamiento humano con las otras especies tiene grandes males prescindibles, lo mismo que el que tiene la humanidad para consigo misma.

Que exista la alienación teísta, y la capitalista, ya analizada por Marx, y reanalizable, no quita que no haya la socialista, porque el socialismo tiene una ideología que se propone conducir el comportamiento de las personas, lo que puede llegar a hacer demasiado violentamente, de igual modo que puede caber que exista el forzamiento, si es que las personas insisten en ser malas, aunque mejor sería que se entablara un debate concordante en esas ocasiones.

La alienación no es mala en sí misma, y existe la buena, que es la de cuando las personas socializan bien. Mejor dicho, ambas existen entremezcladas.

martes, 18 de abril de 2017

Figuras de una lámpara vidreada





Del “olvido del ser” de Heidegger y de sus seguidores anarquistas

Martín Heidegger dijo que en la antigua Grecia los filósofos se olvidaron del ser y lo reemplazaron por el ente, como si nunca más hubieran pensado en los seres. Ya de por sí esa cuestión está mal planteada, porque los filósofos griegos siguieron pensando en los seres, no se olvidaron del ser. A lo que Heidegger se refirió es a que al instaurar la lógica los filósofos se desentendieron del encantamiento mágico de la poesía y la mitología, pero su explicación es confusa, porque a veces sugiere que el olvido del ser no es eso, sino otra cosa, a la que no explicó bien. Lo mágico proviene del mazdeísmo, la religión persa. Luego se expandió el concepto para una parte de la espiritualidad inferior. A veces parece que este Heidegger hablara del olvido de la nada, otras veces habló de “lo gravísimo”, sin decir qué es eso. La explicación heideggeriana es fraudulenta, porque no señaló bien su planteo, de manera tal de que lo pudiéramos entender y evaluar fácilmente, y por eso hace perder el tiempo, además de confundir a algunas personas, que lo estudian durante años pensando que es muy sofisticado para que ellas lo entiendan, cuando el caso es que él mismo se encargó de ser incomprensible, porque sus ideas eran una sanata: de haberlas explicado claramente habría quedado expuesto al ridículo ante sus oyentes. El problema no es sólo que Heidegger haya sido un trucho, sino que algunos anarquistas lo retomaron, porque con eso de buscarle pelea al sistema con cualquier excusa Heidegger les proveyó de un argumento contra la lógica y la técnica racionales, con el que molestan bastante, porque ese argumento es irresponsable: no sirve para criticar bien. No se entiende bien qué les molesta a los anarquistas de la técnica y la lógica racionales, porque no lo dicen por estar ocupados en hablar de esta filosofía incomprensible para el común de las personas, o sea que es microelitista. Hace a supersectas de soberbios. Además, los filósofos no se olvidaron de los dioses, sino que en su mayoría compusieron sus relatos teístas con sus filosofías, y tampoco omitieron del todo a la poesía. La crítica al racionalismo no debe ser cualquier cosa, tiene que ser una crítica cierta, y ni el racionalismo es todo malo, ni es toda buena la poesía, así como casi siempre es falso el teísmo. La impiedad no es mala en sí misma. Puede ser mala, como lo es la piedad, pero debe ser buena, y puede serlo.

La teoría heideggeriana es bastante difícil de entender, y de a momentos imposible, cuando no desacertada, lo que se nota en los diccionarios, que no la pueden explicar bien, porque, como es una mala teoría, hacerla críptica le sirvió al autor para que las personas no se dieran cuenta de que las estaba chamuyando. Las teorías buenas son comprensibles, aunque sean difíciles de entender, porque se puede ir comparando la explicación con hechos de la realidad, además de que están bien escritas: las palabras quieren decir lo que suelen querer decir, no les andan inventando significados extraordinarios recurrentemente, ni cambiándoselos de un momento al otro, o violentando mal a la etimología. Quienes quieran pueden hacer la prueba de intentar comprenderlo a Heidegger en las enciclopedias, o hablar con quienes hayan asistido a cursos sobre su obra, o leerlo. Es una especulación que no siempre tiene correlato con la realidad objetiva y que sugiere más que explicar, o que cuando explica lo hace mal, como cuando dijo que los humanos no pensamos en que no pensamos, cosa que no es verdad, porque sí pensamos (pensamos siempre que estamos despiertos, y a veces al dormir), aunque después haya agregado qué es lo que quiso decir. En ¿Qué significa pensar? hizo eso varias veces: expuso ideas incompletas, a las que después les iba completando su significado, sin que siempre quedaran bien expuestas, así como manteniendo el suspenso, pero al final no satisfizo las expectativas que generó.


Enmienda

Para ser justo, admito que yo no sé si Heidegger tuvo la intención de engañar a sus discípulos. Lo que es verdad es que él fue nazi cuando rector de la Universidad de Friburgo, y que no se arrepintió públicamente de haberlo sido. También que Carlos Suárez me dijo una vez que Heidegger hizo una lista negra, de delación de estudiantes opositores al nazismo, y lo mismo que su predica es críptica e incomprensible. De allí que considero que se trata de una seudofilosofía, menos por poder refutarla en sí misma que por saber que no se ocupó de hacerle justicia a los damnificados por el nazismo luego de que éste cayera. Después de haber sido nazi, se evadió de criticar al nazismo debidamente, así que tácitamente lo siguió reivindicando. Lo menos que corresponde es que se dilucide terminantemente la cuestión, y que mientras tanto se alerte a los estudiosos de su obra de los reparos que le caben.

El problema del silogismo condicional

Dar por supuesta la hipótesis inicial de un razonamiento lleva a especulaciones imprudentes. El silogismo condicional es el de “si pasa tal cosa, entonces tal otra”, que fue formalizado en “P entonces Q”. En el marxismo, se utiliza mucho al silogismo condicional, y en ocasiones no está bien corroborada la aserción principal, por lo que se genera un pensamiento sin sentido. Este problema del marxismo, tiene origen teológico, porque como la existencia objetiva de dios es una hipótesis incomprobable, pero necesaria para el argumento teológico, se la dio por cierta, y se dedujo de ella una serie vasta de conclusiones, sacadas mediante otras proposiciones subsidiarias, que en realidad encubrieron propósitos dominadores: usaron a los razonamientos teológicos para justificar los mandatos. Entonces, toda la tradición teofilosófica, más predominante en la edad media que en la modernidad, se basó en este tipo de razonamiento, lo que influyó en el materialismo, que aunque es más dado a cotejar las proposiciones con la realidad no está del todo exento de caer en la tentación de saltearse la investigación pertinente a la argumentación debida. En la modernidad el problema persiste en la forma de las aserciones creyentes, o aparentes, que están en la base de la ciencia teísta, por más materialismo que ésta haya adquirido.

lunes, 17 de abril de 2017

De la frivolidad de los gobernantes

Hoy en día se puede acusar de pueril, de narcisista, de infantil y de varias otras más de esas, como de vago o de diletante, desde una supuesta seriedad grave, como la de los capitalistas, que se granjean de comportarse moralmente, pero en verdad su responsabilidad es frívola. Esto, que es propio de la clase capitalista, se nota en los gobernantes, cuando van desplegando sus peleas personales con artimañas manipulatorias que pueden llegar a la guerra. Que en la guerra influyan las disputas personales es de lo más frívolo que pueda haber, pero esto sucede porque la necedad es agresiva y porque la vanidad individual tiene lugar en los conflictos internacionales.

Practicamos históricamente todo el tiempo despierto. Para la crítica de la práctica humana

Siempre que estamos despiertos practicamos, y, como la práctica incide alrededor de donde es cometida, cabe juzgarla siempre. Toda la práctica es ambiental, y mucha es social. Por eso se la debe ordenar bien, de acuerdo a sus consecuencias históricas. En esto el relativismo falla porque induce a cometer maldades, al excusar de tener buen juicio con el argumento de que las cosas son relativas. Las cosas son relativas en lo que lo son, y en otras son absolutas, pero de una absolutidad histórica, no es eterna, ni inmutable, y aún así la práctica es analizable, porque nuestra animalidad existe naturalmente, por lo que no toda práctica es buena para nosotros, los humanos, y aunque eso no sea una razón suficiente sí es una que deba ser satisfecha. Lo que pasa es que el criterio para observar la práctica requiere de una elaboración más compleja, a la que se terminaría, y relaboraría, en concreto, porque la razón tiene que ser circunstancial.

Qué hacer cuando falla el pueblo

La democracia tiene el problema de que los pueblos pueden equivocarse, lo que ya pasó muchas veces. ¿Qué hacer entonces? Primero, tendría que haber conciencia social de que eso puede suceder, para que las personas estén prevenidas, y luego, tendría que haber una autocrítica recurrente, pero con el nivel de irracionalidad que impera esto no puede funcionar debidamente, así que persistiremos en crisis.

Unos cuantos obreros turcos votaron por la reforma constitucional de Erdogan

La izquierda tendrá que reformular algunos de sus postulados, porque los errores contenidos en ellos le impiden reconocer aspectos importantes de la realidad social. Después no le valdrá mucho que le eche la culpa de la opresión legislativa turca exclusivamente a la clase capitalista de ese país. Así como pueden excusarse en que las masas padecen la falsa conciencia, o la manipulación informativa, y demás, algo parecido debieran decir de la élite, que también sufre la falsa conciencia, aunque no tanto a la manipulación informativa, pero es influida por otras causas que propulsan a sus maldades, como lo es la violencia desde abajo, y más la histórica en general, que no la pone en la disyuntiva de ceder o vivir mal, sino en la de oprimir o perecer, ante lo cual opta muchas veces por dar la lucha a muerte, o mantenerse enaltecida a costa de imponerse mediante una estrategia sometedora.

Las tres 8 no cierran

Además de por el endurecimiento de las condiciones de trabajo, que extendió la jornada a 9 horas en algunos casos, o a más, o que la segmentó esparciéndola durante todo el día, o porque los empresarios trabajan a veces desde que se levantan hasta que se acuestan, lo mismo que los políticos, las madres, quienes crian hijos y demás, las tres 8 no cierran porque hay que transportarse hasta el lugar del trabajo. Está claro que la política no es un trabajo, igual que el emprendedurismo, pero son prácticas que requieren un esfuerzo equiparable con el de aquél: son atareadas. La cuestión del transporte fue empeorada por la invención del vehículo motorizado, sea ferroviario o automotor, porque no es bien fabricado ni usado: se lo fabrica de más, y de mala manera, y se lo da por supuesto como medio de transporte, tanto público como privado, y entonces no se prioriza la cercanía al lugar del trabajo, por lo que muchas personas tienen que viajar entre una y seis horas por día para ir y volver del trabajo, y entonces el tiempo de ocio es más reducido. Termina siendo una jornada de 7, 9, 4 y 4 horas, por inventar un ejemplo, que en concreto tampoco es exacto. Habría que sumarle los ratos de estudio extralaboral, o de capacitación, y tantas otras cosas, y ni así están satisfechos a veces los laboristas, porque en ocasiones son laburópatas, maniáticos del trabajo, sean patrones u obreras, incluidos los hombres entre ellas. La opresión laboral no es sólo culpa de muchas de las patronas, porque los mismos trabajadores a veces la recrearon, porque la cultura laborista tomó al trabajo como un valor al cual aferrarse maníacamente, generando sobreatareamiento. Esto es bien claro en la cultura peronista, que prefirió el mal trabajo al ocio, como si estar ocioso fuese malo en sí mismo, lo que deriva del antihedonismo pietista. El hedonismo también tiene que ser bien definido, porque puede ser bueno: tampoco lo es en sí mismo, y debiera ser implementado en el conjunto de la práctica social, ya que el trabajo, la política, la crianza y las otras podrían ser más o menos gustosas, como lo son a veces, pero eso está impedido por los malos juicios religiosos, o los idealistas ateos.

La definición del hedonismo no puede ser hecha preformativamente, porque se lo debe definir en concreto, de acuerdo a las circunstancias: es algo que las personas debiéramos poder elegir cómo hacerlo bien, pero para eso tendríamos que tener el juicio necesario, y la libertad, lo que es obstruido por el idealismo vigente, que conduce a la producción humana. Los humanos nos conducimos con las ideas. Con las ideas pensamos qué hacer. O sea, que antes de actuar, pensamos en lo que haremos, y lo pensamos poco, y mal, muchas veces, de lo que cometimos mala práctica. Así como es humano equivocarse, es humano cometer mala práctica activa, en la que las malas ideas tienen influencia. Las ideas no son el único determinante de la práctica activa, hay otros, como las circunstancias. La crisis humana vigente lleva a actuar forzado, y entonces la mala práctica se reproduce. Van juntas la crisis y la maldad humana, pero el sentimiento humano existe y es sentido por cada humano en cada momento despierto, e incluso en los sueños, por lo que causa análisis, porque las personas analizamos nuestro sentimiento y la realidad objetiva para agradarnos. El asunto es que la testarudez nuestra es un problema central para la evolución humana, porque en mucho se debe a nuestra propia incapacidad para admitir que nos equivocamos, y cuando se lo hace no se suele recontar cada cosa, y extensamente, en que lo hicimos: más se señala haberse equivocado sin explicar en qué, y sin dar lugar a que los otros lo señalen.

domingo, 16 de abril de 2017

Comentarios a una entrevista a Rita Segato

Es la entrevista de Mariana Carbajal en el Página 12 de hoy. En realidad, en las violaciones sexuales, hay una mala moralización. Segato confundió la moral con la moral machista opresora. Y las violaciones sexuales son crímenes sexuales, pero integrados al sistema social. Así que en las violaciones sexuales suceden las dos cosas que ella menciona: el interés sometedor, que busca controlar a la mujer, y la violación sexual.

La moral en sí misma es la costumbre, y la ciencia que trata sobre la costumbre, o sea que la moral no es mala en sí misma, pero tampoco buena. Depende de cómo sea.

viernes, 14 de abril de 2017

Del imperialismo

Hay un debate sobre cómo caracterizar al imperialismo, al que no puedo resolver, porque no conozco tanto, pero sí sé que a este hecho histórico hay que analizarlo de manera integral, o sea, dándole a los factores de medición, como la preponderancia militar, o económica, o política, un valor acorde a su incidencia histórica, ya que la incidencia de los factores varía históricamente, aunque tenga constantes estructurales, que también cambian pero a largo plazo, y según sea. Además, hay que establecer una gradación entre imperialismo alto, medio y bajo, con subclases intermedias y en transformación histórica, y eso en el marco de un análisis naturalista, porque el imperialismo intrahumano se basa en el ejercido por sobre las demás especies vivientes, e inertes, y a su vez dentro de cada potencia nacional hay predominancia clasista. El análisis tiene que dar cuenta también de los rangos menores de cada escala y de sus características, porque hasta ahora viene centralizándose descompensadamente en la gradación superior, sirve para plantear el antimperialismo principal pero impide concientizar para la política entre los países sometidos, y criticar los sometimientos menores. Incluso dentro de las naciones hay imperialismo, en el sentido de predominio, como el de las grandes capitales por sobre el interior, o las ciudades chicas: es un imperialismo intranacional. El tema es bastante complejo y hay que saber lo suficiente de su historia y de la historia humana para dilucidarlo, además de articular el inter con el intranacionalismo, y el clasismo sociohumano, e incluso así no bastaría para completar el análisis, que tendría que incluir a las otras cuestiones: la genérica, la racial y demás. Este análisis requiere de una elaboración humana conjunta: no hay científico, por más dotado que esté, que lo pueda completar, ni siquiera trabajando en equipo, porque la cantidad de información es demasiada para un grupo de personas, pero, no obstante, los análisis hechos hasta ahora tienen su validez, bastante grande diría yo, aunque no estoy en tema lo debido. La división del trabajo social también está trayendo problemas en el ámbito científico, porque especializa la investigación entre universitarios, pero eso es algo a lo que tendremos que soportar, porque no se la puede resolver fácilmente.

La mundialización del capital no terminó con su nacionalismo, pero lo reformuló. Los capitales se trasnacionalizaron manteniendo sus sedes matrices en sus países de origen, aunque pueda haber excepciones, y estos países suelen ser los de las potencias centrales, aunque también, en menor medida, lo son de potencias medianas y pequeñas. Se configuró un capital trasnacional acorde con el imperialismo existente. Los empresarios capitalistas no prescindieron del todo de su cultura de nacimiento: mantienen muchas veces su lengua, su cultura alimenticia, su residencia, sus relaciones de parentesco, y así, pero en el marco de la trasnacionalización, o sea que su cultura también mutó en algunos aspectos, lo que no basta para decir que sean globales, porque su historia personal no abarca a los distintos países por igual, sino que prepondera a las capitales de los países centrales, y de los periféricos con que se hayan asociado, esto en general y con variantes particulares. Los capitalistas no prescindieron de su historia nacional por hacerse trasnacionales, que ya de por sí estaba acotada a los hitos del exitismo capitalista, e incluso su historia trasnacional también es concreta. Estuvieron en las partes que estuvieron de los países en que estuvieron, y las veces en que lo hicieron, y en otros países no estuvieron, y cuando se fueron a otro lado no estuvieron más ahí. Asimismo, su desnacionalización relativa no es mala en sí misma: lo malo es su maldad.

jueves, 13 de abril de 2017

La creencia hace que el progreso sea falente

¿Porqué todos los proyectos progresistas terminan fracasando? Si examinamos la historia del progreso humano, encontramos que, a la vez que ésta transcurre evolucionando para bien, aunque con sus involuciones y sus malas evoluciones, que tienen mucha importancia, el desarrollo sucede falentemente. La humanidad avanza fallando, va haciendo prueba y error, y corrigiéndose según el balance de sus desastres, y volviendo a cometer otros. Lo que sucede es que, por más racionalismo que se haya planteado, todavía la creencia tiene un lugar privilegiado, tal vez mayor que el del saber, o en todo caso coexistente con él, por lo que el éxito de la práctica social se torna azaroso, y cuando se lo alcanza siempre está expuesto a decaer, porque las personas juzgamos aleatoriamente, según pareceres y saberes, que pueden estar incompletos, o ser insuficientes, o que pueden ser depuestos por grupos de personas que persiguen ideas equivocadas pero que tienen la fuerza para imponerse en los gobiernos. De allí que la historia esté en crisis. En tanto que este tema no se haya socializado a todas las personas, siempre habrá la posibilidad de que haya quienes basen su práctica en la creencia, por lo que harán mal, que será mayor o menor según el nivel humano de esclarecimiento de este asunto.

Hay que distinguir al racionalismo habido, que es mayormente religioso, o sea, que se subordinó a la creencia, además de ser capitalista, del racionalismo materialista, al que no le basta con tener razón para triunfar, porque para eso la razón buena tiene que ser social, y aparte tuvo razones falsas, a las que puede volver a tener.

El progresismo falla no sólo por errores propios, sino también por los sabotajes externos, como lo es la operatoria boicoteante capitalista, aliada con el imperialismo en general, todo lo cual sucede en el marco predominante de concepciones del mundo creyentes, malcontroladoras y capitalistas.

El pueblo, el proletariado y la clase dominante

El pueblo, al que entiendo como la suma del proletariado bajo y asalariado, y del empresariado pequeño y mediano, o como las clases baja y media, fue sostén de la monarquía durante mucho tiempo. Adoraban a los reyes y a la nobleza, conflictivamente, igual que al clero. A veces los repudiaban y les luchaban en contra, pero otras tantas los enaltecieron. El régimen monárquico no se habría sostenido sin apoyo popular. Llegado un punto, al desarrollarse el empresariado burgués, recordemos que dentro de los burgos también hubieron trabajadores sirvientes, que fueron burgueses sin ser patrones, el régimen monárquico estalló, porque no le daba la cabida reclamada y porque esta clase tomó mucha fuerza, como para impulsar revoluciones, que se apoyaron también en el descontento de la clase sirviente para con la monarquía, pero en algunos países la monarquía supo tomar los reclamos democráticos de las revoluciones burguesas, y adoptó el carácter republicano y constitucional, que le permite persistir. Muchos obreros y pobres incluso la adoraron, como a Lady Diana. De manera análoga, el pueblo contemporáneo sostiene a veces al sistema capitalista, y ni que hablar del pietismo, por lo que ambos son difíciles de superar, incluso gradualmente, pero entonces el socialismo y el democratismo están lidiando con un sujeto revolucionario parcialmente fallido, y al que no siempre reconocen como tal, lo que trae bastantes problemas, porque las facciones partidarias demócratas pretenden liderarlo, para lo cual se pelean entre sí, y aquél les responde más o menos, sin que se lo critique, lo que agrega agresividad a una socialidad ya de por sí conflictiva. El sujeto revolucionario, en realidad, no es el proletariado, o el pueblo, sino aquellos humanos que quieren a la revolución, o sea que se compone de las facciones organizadas y democráticas, sean socialistas o no, que se pelean entre sí para representar a un sujeto parcialmente idealizado, que contiene elementos tanto progresistas como conservadores, y hasta reaccionarios. De allí que el sujeto revolucionario no pueda concertar una política conjunta, lo que tiene a las fuerzas progresistas contrariadas entre sí.

Más precisamente, el sujeto revolucionario es histórico, y no se compone de un grupo estable y coherente de personas, porque, dentro de la humanidad, muchas tienen intereses tanto revolucionarios como antirrevolucionarios, en relación al sistema vigente, por lo que, si bien en general puede haber un interés progresista preponderante en el proletariado asalariado, respecto de la sumisión económica, también hay en él apuestas conservadoras en materia religiosa, con sus implicancias políticas, y su progresividad económica las más de las veces se acota al reformismo religioso procapitalista, de igual manera que el empresariado menor puede querer emanciparse de la opresión religiosa, aunque ésto no suceda tantas veces como quisiera, y tiende más a pretender la democratización del capitalismo, lo que es un interés revolucionario de intensidad entre baja e intermedia. Los partidos democráticos, socialistas o de capitalismo popular, debieran ponerse acuerdo, según la correlación de fuerzas vigente, para establecer una relación crítica que permita un avance gradual, porque más que eso no se puede concretar. Pensemos en la URSS. Parecía que se iba a lograr de todo y terminó imponiéndose Stalin, y muchos de los proletarios soviéticos lo apoyaron a veces. El socialismo tiene que desidealizar al proletariado, y buscar convivir bien mientras que lucha, porque la calidad de nuestra vida es más importante que la lucha y porque la retrogradación de las masas implica que la cuestión revolucionaria tardará mucho en resolverse.

Un razonamiento íntimo probable

Los liberales privatizadores y católicos piensan que su dios es lo más excelso, por lo que atender a sus designios es lo más importante y, como la interpretación sobre ellos es aleatoria, aunque enmarcada en las corrientes exégetas existentes, su práctica se torna fluctuante, y puede quebrantar la ley si ella se opone a lo que consideran el mandato divino. Ya de por sí tienen una aversión a la ley por ser liberales privatizadores, por lo que consideran al estado como un ente político coercitivo e ineficiente, salvo cuando la ley acuerda con su concepción. Esto sucede junto a la lógica de la acumulación de capitales y de dominio político y social, que tampoco se justifican en sí mismas porque les desgracian la vida. En conjunto hacen a una mala lógica, que es histórica y se compone de muchas ideas, que provienen de donde provienen, pero que en general son del idealismo capitalista, y que rige aunque sea absurda, por la irracionalidad humana y por la forma que adopta en el sistema dominante.

martes, 11 de abril de 2017

Del modelo alimentario kirchnerista y de cómo mejorarlo

El kirchnerismo tuvo un modelo alimentario con defectos y virtudes, ahora revertido por otro, que es peor, porque sume a mucha gente en la des y en la mala nutrición. El modelo kirchnerista tenía una faceta malnutriente, por el exceso de carbohidratos, proteínas, grasas, entre ellas las trans, azúcar y aceite cocido. Esto se reflejó en el programa televisivo Cocineros argentinos, lo digo aunque me haya gustado bastante, y redundó en el sobrepeso que ahora tenemos muchas personas, incluso algunas de clase baja, pero ese modelo se asentó en la cultura gastronómica previa de la zona, muy propensa al consumo de trigo, maíz, arroz, carne vacuna, porcina y de pollo, a los huevos, los lácteos y el azúcar, y al vino, la cerveza y las bebidas gaseosas dulces, seguidos por los tubérculos y las frutas y verduras, y pescados y mariscos, que no tienen tanta importancia como debieran. El macrismo agravó este problema, porque empobreció a la nación en general, sintiéndose más fuerte el impacto alimenticio en la clase baja. El modelo alimentario tiene que abarcar al conjunto de la población, nacional y mundial, pero también debe estar bien moderado, para lo que las frutas y verduras tienen que tener más importancia de la que tienen, y se le debe restar a los tubérculos, los cereales y legumbres, la carne animal, los huevos y la leche, con sus derivados. En particular, debiera reducirse la ingesta de panificaciones y gaseosas industrializadas, y priorizarse la comida y la bebida casera, que tendría que ser menos frita y horneada y más hervida y parrillada, o cocida a la plancha y al vapor, o ser consumida cruda si cabe. El objetivo es el de que las personas se alimenten debidamente, para lo que habría que reducir la cantidad y aumentar la calidad de la alimentación, pero no siempre, porque hay personas a las que les falta cantidad y otras que ya tienen la calidad óptima, entre casos distintos. Esto, así dicho, está improvisado con poco conocimiento, por lo que el tema es relaborable.

La cocción al horno es bastante sana. La contra que tiene es el alto consumo de gas. El aceite cocido hace mal no sé porqué. Las grasas trans, utilizadas en muchas galletitas industriales, y no sé si en otras fabricaciones alimenticias más, son las del colesterol malo, porque taponan las arterias más que el colesterol bueno, causando riesgo de infarto, porque al corazón le cuesta más bombear la sangre, y entonces puede desgarrarse. Para dilucidar más el tema, y preparar la educación gastronómica que debiera socializarse, tendrían que intervenir las nutricionistas, entre otros interesados. Un tema es que muchos humanos estamos sobrealimentados, lo que es una forma de la pobreza alimentaria que es poco reconocida.

La capitalización proletaria

La capitalización no es toda mala. Existe la capitalización baja y mediana, que puede ser mala y que a veces es buena, como la que hicieron los obreros para comprarse sus casas. La compra de viviendas requiere de una capitalización, hecha mediante el ahorro, y así como esa hay otras tantas que son comunes. Las del empresariado. que son las de la compra de bienes de capital, pueden no ser malas, pero incluso aunque lo sean están coartadas por la legalidad vigente, que faculta a su apropiación privada en vez que fomentar que sea social, por lo que el problema debe ser abordado sin maltratar, nada o en exceso, al empresariado, y mejor sería una corrección bientratante, con una crítica justa y el reclamo de una reforma de la legalidad que priorice a la propiedad social de los mayores medios productivos, que a su vez debieran ser utilizados de acuerdo a las necesidades comunales, porque su apropiación social no garantizaría que sean bien utilizados.

La creencia y el parecer en los debates políticos de Minuto Uno

En Minuto Uno, un programa periodístico del canal C5N conducido por Gustavo Silvestre, de la democracia cristiana argentina, es peronista, los invitados sostienen mucho sus argumentos en lo que creen y en lo que les parece. Sus razonamientos contienen las alocuciones “creo que...”, y “me parece que...” bastante seguido, lo que da cuenta de que en política se está repitiendo la lógica epistemológica de tradición religiosa, que también se basa en la creencia o en la apariencia, más que en la suficiencia, por lo que los políticos no se ponen de acuerdo para concertar su práctica conjunta, ya que le dan prioridad a su afinidad política por sobre la averiguación de los hechos, porque su concepción del mundo no la requiere tanto, al afirmarse en métodos investigativos falsos a los que no se reconoce como tales.

El proletariado suele ser asalariado

El proletariado no siempre es asalariado. Entendido como la clase de la gente común, que se propietariza mayormente mediante su fuerza de trabajo, sin quitarle plusvalor a los demás, y la propietarización no es sólo la relativa a la mercantilización, o sea, a la obtención y uso de dinero, porque atañe también a la transformación de la materia efectuada en las tareas domésticas, y otras cuestiones parecidas a ésta, el proletariado abarca al empresariado común, que extrae poca o nada de plusvalía, y al lumpenproletariado, que es el proletariado harapiento, a la vez que una pequeña porción de los asalariados no son proletarios, sino capitalistas, como los ejecutivos de las empresas trasnacionales, cuyos salarios son equiparables a las ganancias de los empresarios de las empresas medianas: están en un nivel intermedio entre el proletariado y la capitalesía, situándose más en uno o en la otra según el caso, así como parte de la vida de los capitalistas es proletaria y parte de la proletaria es capitalista. Los socialistas suelen pensar que quienes participan en las ramas de la economía ilegal, como el narcotráfico y la trata sexual de mujeres, son lumpenproletarios, pero en realidad son o bien capitalistas, o bien proletarios, pero delictivos, porque su comercio es ilegal, aunque no siempre ilegítimo. Los lumpenproletarios tampoco son los locos, o los diversosexuales, a no ser que sean andrajosos: son, más bien, los mendigos, los que viven en la calle, los más excluidos. Para sostener esto insisto en que la palabra alemana “lumpen” quiere decir “harapo”, o “andrajo”, y que “prole” es “familia”. El proletariado es la clase familiera, en el sentido de dada a lo común, y tiene el problema de la falsedad de los modelos familiares vigentes, que son de índole religiosa, además de la poca, y mala, propietarización, y otros tantos.

Como la propietariedad no atañe sólo a lo atinente al valor de cambio, porque se refiere a todas las prácticas en las que la humanidad transforma a la materia para vivir, sean generadoras de valor mercantil o no, la crítica a la propietarización debe incluir a la crítica de las prácticas extramercantilizantes. La mala apropiación implica mal sometimiento, como el del empresariado proclive a lo común, ya que este empresariado le ordena qué hacer a sus empleados, tanto empresariales como domésticos, por detentar los mayores medios productivos mercantiles, pero esa crítica tiene que ser justa, ya que este ordenamiento puede ser necesario a las características del orden social humano actual, porque la estratificación no es mala en sí misma, aunque quepa transformarla cuando esto fuere bien exigido, porque la mala crítica también es mala y porque la solución precisa es la revolucionaria, no la condenativa, aunque aquélla puede contener cierta condena si es que ésta es moderada bien, tanto como estar exenta de ella, según corresponda. Asimismo, existen otras prácticas apropiantes que son injustas, más allá de las del empresariado pequeño y mediano, que se dan en el proletariado asalariado, en el lumpenproletariado y en la capitalesía, a las que les cabe un juicio análogo. La política es una práctica propietaria, porque implica una apropiación y transformación de la materia, pero en este caso la materia es la del gobierno social. Es una propietariedad ni mercantil ni consumidora de bienes de uso en sí misma, pero relacionada con éstas. En sentido general, toda la práctica es propietaria, porque toda implica la apropiación de materia para su transformación y uso, sea esta materia objetiva o subjetiva, y le cabe ser criticada porque existe la mala apropiación.

Hay que distinguir entre la clasificación social según la cantidad de propiedades monetarizadas poseídas, que diferencia entre la capitalesía y el proletariado, de la referida al tipo de medios productivos detentados, sean finanzas, bienes de capital menores a aquéllas, fuerza de trabajo y demás. Luego, se puede superponer a una clasificación con la otra. En la última, a su vez, cabe diferenciar según el tipo de actividad social de que se trate la producción, porque hay producción económica, política, religiosa, comunicativa, gubernamental y demás, que se superponen entre sí y que están atravesadas por la producción asalariada, ya que en todas ellas hay empleados pagos. Dentro de la económica, las clases se dividen en superpauperizada, la indigente; pauperizada, los trabajadores informales; asalariada, los trabajadores legalizados; y empresarial, sea el empresariado bajo, medio o alto. La clase capitalista es la del empresariado alto y tal vez la del medio, aunque su capitalidad es distinta, y el resto son las subclases alta, media y baja del proletariado, y siempre con excepciones y entrecruzamientos. Asimismo, la propietarización económica no se estratifica casi nunca en estado puro, sino que existe fusionada, por lo que hay clasificaciones intermedias entre los tipos de clase, y sus objetos varían históricamente, además de que la producción entrelaza a sus distintos tipos: la economía es influenciada por la política, la religión por la comunicación y así.

De igual modo habría que analizar a la producción religiosa, gubernamental, comunicativa y demás. La producción comunicativa es económica, porque los medios de comunicación son empresas, pero su función social específica es la comunicación: esta comunicación apunta a la dirección de la práctica social, y en eso están los intereses capitalistas de los ejecutivos y accionistas de estos medios. No obstante, hace falta analizar más al tema. Así dicho, esto último, requiere correcciones y agregados.