Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

domingo, 31 de julio de 2016

Otra crítica al poscolonialismo, y a la izquierda en general

Cuando Frantz Fanon dijo en Los condenados de la tierra que el colonizado quería ocupar el lugar del colonizador y acostarse con su mujer dijo una verdad: es algo que sucedió; pero lo que ignoró entonces es que la vida de los colonizadores era grata en falso, cosa que redunda en la idealización de los placeres de la clase dominante que hacen a veces los revolucionarios, que desorienta a la lucha. Reprimidamente, también habrá habido el deseo, por parte de los colonizadores, y de las colonizadoras, de acostarse con sus subordinados y subordinadas, pero no pudieron expresarlo abiertamente por la censura de la moral falsa.

¿Marx fue un pequeño comerciante?

Tal vez recuerde mal, pero me parece que Marx, en una época de su vida, vivió de escribir notas para los diarios estadounidenses, pero sin ser empleado regular en ellos, por lo que les debe haber vendido sus notas de a una, lo que no es de un modelo de contratación salarial sino comercial. Tendría que averiguarlo. Habría sido un artesano vendedor de su producto periodístico.

jueves, 28 de julio de 2016

Progreso terrorífico. Un impacto social y personal del desarrollo malo

Debía ser el año 2004, o por ahí. Después de que Hugo Samek se fuera a vivir a Italia por la crisis del efecto tequila, que se inició en 1995 y persistió hasta 2002, cuando cayó el plan de convertibilidad de pesos a dólares, me uní al grupo de percusión Totambo, al que me invitó Marcelo Perera, que había sido compañero mio de la militancia universitaria y trabajaba conmigo en el OSAL. En ese grupo había algunos ex compañeros suyos de la secundaria, en el colegio nacional de Vicente López, y otros pibes que se nucleaban en torno al conjunto de reagge fusionado llamado los Aminowana, por el chiste ese de que a uno lo agarraron los caníbales y les dijo en espanglish que no quería que se lo comieran. Entonces ya me había separado de Marisa Scardino y peleado con Daniel Alvaro, y en 2002, o 2003, empecé a juntarme con los Totambo en el Paseo de la Costa de Vicente López, los miércoles a la tarde, después de trabajar, por lo que los miércoles salía del CLACSO, cuando estaba en Callao y Paraguay, y me iba a lo de mi madre, en Paraná y Santa Fe, a cinco o seis cuadras del consejo, adonde buscaba el tambor para ir a la estación ferroviaria de Retiro a tomar el tren para la costa de Vicente López. Glenn Postolski, el decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, podría atestiguar que me vio pasar caminando por la puerta de la sede de la radio universitaria, que está a mitad de camino entre la que era mi casa y la estación. Otras veces me llevaba el tambor al CLACSO y de ahí íbamos en subte con Marcelo Perera hasta la estación Ministro Carranza, y de ahí a Vicente López, pero eso ya fue después del incidente en cuestión.

Luego de habernos juntado durante un tiempo, un año y pico, algo así, los miércoles y algunos sábados, a tocar percusión en el Paseo de la Costa, surgió la idea de ir a dar un recital un viernes por la noche en un bar del centro porteño llamado Tabaco, para lo cual decidimos hacer un ensayo previo ese mismo viernes. Nos juntamos donde siempre desde hacía tiempo, al norte del paseo, porque al principio lo hicimos pocas veces en el lado sur. El norteño es el de la entrada de la calle Arenales, donde había unos dos o tres bancos de cemento medio rotos que capaz que todavía siguen ahí. Fumamos unos porros como era costumbre y nos pusimos a tocar. Cuando empezamos era por la tarde, había luz de día y algunas personas divirtiéndose, porque el predio es un espacio público, como una plaza irregular de un quilómetro de largo y 300 metros de ancho sobre la costa, que tenía varios bares y restaurantes y una pista de bicicross, donde está el club Vilo, una cancha de bochas, un centro cultural municipal al que el gobierno de Jorge Macri, primo de Mauricio, cerró, en que se se juntaban a tocar batucada los sábados a la mañana, y donde se debe seguir juntando la comparsa de candombe llamada Bantú, en la que, por esas desubicaciones que hacen a nuestra historia actual, una vez el jovencito director de la comparsa mandoneó a un viejo negro que tocaba el repique, quien le tuvo paciencia enamorada. Entonces, cuando ya se hubo hecho de noche y ya no había casi gente más que nosotros, mientras nos preparábamos para ir a tocar a Tabaco, nos fueron a apretar dos policías de civil, uno de los cuales debía estar encocado, por lo duro de carácter que estaba, que respondían a la comisaría local que está en la calle Libertador, ahí cerca del parque. Ya para empezar ese que estaba duro llegó a los gritos con la excusa de buscar droga, a la que algunos de nosotros tenían escondida: tenían marihuana. No me acuerdo bien quienes estábamos, pero estaba Marcelo Perera y debían estar el Tota, que era el director del ensamble, Franco, Juliancito, Rafatella, Canico, Choty y capaz que algunos más. El policía duro nos entró a gritar y sacó un revolver, nos mostró el revolver mientras nos gritaba que sabía que teníamos droga y que la iba a encontrar, y así nos tuvo un rato corto, pero larguísimo para nosotros, por el pánico del terror que conocíamos de la dictadura militar de 1976 y porque estábamos fumados. Entonces, se fue a buscar una linterna a una gaveta municipal como a 200 metros del lugar donde nos reprimieron, lapso durante el cual el otro policía de civil, que estaba en sus cabales, nos tranquilizó. Charlamos un rato con él, le dimos uno o dos porros y cuando volvió el otro de la gaveta se fueron. Quedamos yoqueados, pero fuimos a tocar a Tabaco, adonde nos fueron a ver Mariana Fassi, Tamara Perelmuter y María Chaves, o sea que tocamos para ellas y para el resto del público apenas después de una represión policial ilegal, y no lo hablamos debida y explícitamente, ni entonces ni después. A partir de ese momento dejamos de juntarnos en el Paseo de la Costa y nos recluimos en una sala de ensayo, lo que agudizó nuestra drogadicción y nuestra mala autopercepción.

La represión policial que sufrimos esa noche fue planificada. Años después, durante el acampe El Bosquecito, instalado a 40 metros de donde nos apretó la policía, una mujer me contó que ella iba a trotar al predio y la misma policía le dijo que dejara de ir porque los ladrones le iban a robar. La comisaría asumió el plan de echar a los vecinos del parque para favorecer la privatización de la zona. El parque se inauguró en 2000, y el 24 de diciembre de 2004, en una sesión fraudulenta, el consejo deliberante del distrito, durante el gobierno de Enrique “Japonés” García, de la Unión Cívica Radical, aliado al kirchnerismo, de los llamados “radicales k”, aprobó la reforma del código de ordenamiento urbano que permitió el avance de la privatización. El megaemprendimiento mediante el que se contruyó una autopista relegada y varios superedificios, entre ellos el que tiene a las oficinas nuevas del periódico La Nación, era parte de la Iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana, la IIIRSA, concebida en el seno del MERCOSUR, mediante la que se aplicó el modelo de acumulación por despojo de la fase capitalista actual, de inversiones capitalistas con activos legales e ilegales en obras grandes de infraestructura, como las represas hidroeléctricas y el puerto de descarga de gas de Escobar. Por eso es que la comisaría local, la quinta de Vicente López, fue corrompida, con un acuerdo cupular, para el desarrollo del proyecto, entre la intendencia, el gobierno de la provincia de Buenos Aires y el gobierno nacional, entonces presidido por Néstor Kirchner, en lo que tuvo participación Julio de Vido, ex ministro de Planificación e Infraestructura. De allí que después, cuando se instalara el acampe, Cristina Fernández nos trató a los manifestantes de “energúmenos” y de “gatos locos”, aparte de que nos metieron infiltrados, nos mandaron presos para atemorizarnos, les prohibieron a las organizaciones de base peronistas que se solidarizaran con nosotros y nos desalojaron varias veces, la última el 16 de marzo de 2011, con la policía provincial, que respondía en ese entonces a Daniel Scioli, quien después perdiera las elecciones presidenciales con Mauricio Macri desde la lista del Frente para la Victoria. Yo llegué hasta a llamar a votar al hombre que nos mandó a desalojar con la policía, después de toda esa operatoria socialmente lesiva y fraudulenta, y no me arrepiento, porque mi postura ante las elecciones es la del voto crítico, con corte de boleta optativo para la izquierda extrakirchnerista, y porque el proyecto macrista es peor aún de lo que era el sciolista, y por eso no tolero que los populistas me vengan con estupideces. Durante tiempo intenté que los Totambo volviéramos a tocar al parque, sin éxito, y años después Juliancito me contó que el policía que nos mostró el chumbo lo conocía, porque él vivía en unos edificios al lado del paseo: capaz que ese policía ejercía funciones regulares en la comisaría, mientras que el otro, el que hacía de bueno, era el metido para el plan privatizador. Por eso es que no quiso ir más ahí. Quedamos aterrorizados, y después los kirchneristas y los macristas siguieron con el proyecto, aunque tuvieron que reformularlo adaptándose al reclamo social. Una de las noches en el acampe vino Nacho “Papucho”, que después se puso una huerta orgánica en el barrio El Ceibo, a invitarme de parte suya a un recital de los Dikumdá, en el bar El Bordó que estaba ahí nomás, donde él tocó con Marcelo Perera y al que fue María Inés Gómez, que trabajaba conmigo en el CLACSO, con su novio, el gordo, que charló con Carlos Suárez en el casamiento de Alejandro Gambina. El proyecto original de privatización de la costa se enmarcaba en un corredor industrial que pretendían hacer las autoridades del MERCOSUR, para el que planeaban construir una megautopista que atravesara la costa porteña desde el puerto de Buenos Aires hasta la localidad de Tigre, para que los camiones distribuidores de los contenedores desembarcados de los barcos transoceánicos llegaran hasta ahí antes de tomar la ruta Panamericana, uno de los ejes del transporte terrestre del MERCOSUR, y lo mismo para exportar desde el puerto. Tuvieron que abortar esa idea, no sólo por la resistencia en Vicente López, de la que participaron varias organizaciones, entre ellas Unidos por el Río, sino por otras más, de los afectados a los que les hubieran expropiado los terrenos, entre ellos el ejército argentino, pero algunos tramos de esa superautopista fueron construidos, como el que llega desde el centro a la costanera norte de la ciudad, donde está el club de pescadores, y la historia prosigue.

Me fui de los Totambo harto de que me putearan por homosexual y por la brutalidad de los rockeros, y para dejar las drogas, en 2007, o por ahí, y en 2008 más o menos entré en el acampe, y de ahí fui a la asamblea vecinal. Llegamos a ir a una audiencia pública donde presentamos un montón de argumentos, junto a la asamblea de Berazategui, para que no hicieran una subestación eléctrica que proveyera a los nuevos edificios del emprendimiento. El acta de esa audiencia debe estar en la página del Ente Nacional Regulador de la Electricidad, pero como la audiencia no es vinculante las autoridades no nos contestaron nada y aprobaron la ejecución de la obra, a la que se interrumpió hasta ahora por otros motivos que no sé cuáles son, porque dejé la asamblea al mudarme en 2013, después de renunciar al CLACSO por el acoso político que recibí ahí, también de parte del kirchnerismo, para poder alquilar mi departamento. Otro lugar en el que tocamos con los Totambo fue en Blues Special, donde antes era El Samovar de Rasputín, noche en la que el resto del grupo ya me odiaba porque yo no quería someterme a sus decisiones arbitrarias. El sábado previo al 24 de marzo de este año invité a Felisa Santos a un festival en Florida este de esos por la memoria y contra el golpe militar de 1976 organizado entre otras por Unidos por el Río, donde le presenté a mi viejo, a su pareja, Liliana Tirante, a mi hermana Helena, a mi novia Alicia y si recuerdo bien a Carlos Gurvich, líder de la asamblea, aparte de que ahí me encontré con Franco y con Miguel, unos mellizos ex compañeros de Totambo.

En la privatización de la costa vicentelopense, que continúa, participó el grupo IRSA, presidido por Eduardo Elsztain, constructor de shoppings, y algunas empresas contratistas del estado, como una de Ángelo Calcaterra, primo de Mauricio Macri, creo que es ODS S.A., y Jorge Cartellone S.R.L., a la que le dedicamos una conga en una marcha desde la intendencia a la quinta presidencial de Olivos. La Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina, conducida por Gerardo Martínez, presunto partícipe del grupo de tareas del Batallón 601 en la última dictadura militar, proveyó la mano de obra, y también nos mandaron a unos barrabravas de un club de fútbol a que nos pegaran cuando repartimos volantes de repudio a un recital que dieron los Pimpinella para inaugurar el vial costero, mientras que los militantes de La Cámpora nos miraban sin intervenir. Así que el populismo tendrá que hacer una autocrítica justa para consigo mismo. Son esas empresas algunas de las que habrán pagado las coimas de la obra pública por las que ahora se juzga al gobierno anterior, pero la corrupción empresarial con la obra pública estatal viene al menos desde aquella dictadura.


Anexo

Cuando dije que a las organizaciones peronistas de base les prohibieron solidarizarse con nosotros cometí una imprudencia, porque en realidad no sé bien qué pasó con ellas, pero sí sé que desde Unidos por el Río organizamos una mesa multisectorial para tratar el tema de cómo oponernos a la privatización, a cuya primera reunión en la iglesia Tomás Moro de la localidad fueron algunas de ellas, pero después no fueron más, ni tampoco nos dieron una explicación de porqué. Ahí estuvo el concejal por el Partido Socialista Miguel Quintabani, quien fue varias veces a la asamblea.

martes, 26 de julio de 2016

Crítica a la compresión figurativa de la comunicación competente, y más

La semiosis social falseó la compresión de la comunicación cuando postuló que no hay que prestar atención a los humanos que se comunican sino a las figuras de emisor y receptor que subyacen en los discursos. Así, plantearon que ante un discurso hay que buscar qué imagen de cada cual hay construida en él, procedimiento que proviene de la retórica, porque la retórica, al proponer pragmáticamente que el discurso tiene que servir para que su emisor alcance sus objetivos, sin importar la moral en eso, aparejó la creación de autores falsos, o sea, que cuando los retóricos hablaban se hacían pasar por quienes no eran, simularon ser buenos, o escondieron sus malas intenciones, para lo que construyeron imágenes de autor que no se correspondían bien con los autores concretos. Esto se puede ver en las propagandas de los medios de comunicación, en que las empresas se presentan a sí mismas como entidades bien intencionadas que actúan por el bien de la humanidad, sin explicitar el lugar de las ganancias capitalistas en el tema, lo mismo que sucede con el discurso político y sus intereses ocultos, aunque a veces eso no es así y los emisores son menos deshonestos, y hasta sinceros. En esta teoría de la comunicación entre figuras enunciativas, también se promueve la creación de imágenes de destinatarios, de tipos ideales humanos a los que apunta el discurso, construidos a partir de las características de los humanos concretos. Entonces, se da una mentira, porque el esquema comunicativo plantea que hay un emisor, una imagen de él, un mensaje, una imagen del destinatario y un receptor, siendo que luego al primero y al último, que son los humanos concretos, se los ignora, centrándose el análisis en figuras imaginarias, lo que obstaculiza juzgar moralmente al discurso: es una teoría para comunicadores mercenarios, como lo son los publicistas, que tienen que hacer la ética a un lado para favorecer a sus empleadores mediante trampas comunicativas, aunque esto no agota al tema porque hay pujas por la moral en el ámbito publicitario, y propagandas más o menos buenas, aunque eso es insuficiente. En la historia de la retórica hay muchos que perdieron en la competencia porque tuvieron reparos morales, con los cuales no se la puede ganar, e hicieron bien en perder. El problema de la competencia es que hace ganar mal, porque no pueden ganar todos a la vez, cosa que no pasa en el colaborativismo, aunque tampoco está exento de dificultades.

Las figuras de la enunciación existen, por lo que hay que reconocerlas, pero también es preciso lograr que éstas coincidan bien con los comunicadores concretos y con sus prácticas extracomunicativas.

Otra cuestión es que la crítica a los retóricos tiene que ser justa con ellos, para no ser acusatoria y porque para resolver el problema es preciso comprender porqué los engañadores hacen mal y crear una conciencia social al respecto que sirva para que se comporten bien, cosa que a su vez está relacionada con la práctica social en general y con sus problemas, además de con la legislación, pero no bastaría con establecer leyes que indujeran a una comunicación honesta porque el poder policíaco estatal no puede controlar a toda la práctica comunicativa, por lo que se lo debiera socializar mediante el autogobierno social, lo mismo que vale para el ordenamiento de la práctica social en general: así la sociedad se corregiría a sí misma, directamente y sin las trampas que se le hacen al sistema legal vigente, que a su vez efectúa otras. El autogobierno social implicaría la disolución de la división social de las tareas, así como es necesaria una policía social buena, como la policía comunitaria de los asambleístas de Oaxaca, pero más socializada y a la que se pudiera corregir mediante los reclamos.

De la reivindicación del nativismo hecha por los estudios subalternos

Los estudios subalternos dieron cuenta de la dominación imperialista sobre las colonias, con la subordinación que le siguió después de las independencias políticas latinoamericanas, asiáticas y africanas, aparte de la oceanica, y eso no debe agotar el tema, al que no conozco acabadamente. Aquel señalamiento está bien, pero no siempre, porque a veces los seguidores del paradigma poscolonial recaen en una celebración acrítica de las naciones originarias que dificulta ordenar la práctica de sus descendientes, se hayan remestizado o no con los de otros colores de piel, porque al no señalárseles sus errores persiste la lógica que conduce a ellos. Cito un ejemplo, a sabiendas de que el tema es mucho más amplio. Los guaraníes tenían la creencia de que en algún lado estaba lo que llamaron “Ivi Maraei”, “tierra sin mal” en español, por lo que migraron en su búsqueda, lo que fue un esfuerzo vano porque no existe un lugar terrestre en que no haya mal y porque de lo que se trata es de que la humanidad aprenda a vivir bien para reducirlo y saber enfrentarlo, error que les costó mucho esfuerzo, y hasta accidentes en que reventaron, durante muchos años, que podrían haber dedicado a actividades gratas, o a migrar bien y por razones verdaderas. Ahora, hacer una crítica del nativismo requiere asimismo reconocerle sus aciertos, que los hay y muchos.

La crítica al nativismo tiene que servir aparte para prevenir los errores de sus seguidores, que a veces son descendientes de colonizadores.

martes, 19 de julio de 2016

Sobre el desprecio a la autoría hecho por Roland Barthes

El desdén por el sujeto de la enunciación fue formalizado por Roland Barthes en su artículo “La muerte del autor”, publicado en la revista Manteia en 1968. Esa cuestión es un tema central en el antihumanismo, que es un paradigma que si bien plantea algunas críticas ciertas al discurso moderno sobre el ser humano, que lo entendió como un sujeto conciente y soberano de sí mismo, falló en su caracterización, porque los seres humanos seguimos siendo seres humanos, y no vamos a dejar de serlo por más que algunos lo deseen, ya que nuestros rasgos dependen de nuestra evolución genética, a la que controlamos poco y en la que no debiéramos entrometernos imprudentemente.

Me cuesta entender porqué Roland Barthes se ensañó tanto contra la autoría. No lo explicitó en su artículo, en el que intentó por un lado escindir a la obra escrita del cuerpo y las intenciones del autor, cosa que no se puede hacer porque somos los autores los que las escribimos, y tenemos intenciones al hacerlo. Él mismo tuvo la intención de hacer creer que los autores y sus intenciones eran irrelevantes para la crítica literaria, en lo que siguió a las ideas solipsistas de Stéphane Mallarmé y de algunas vanguardias, que como postulaban la autonomía del arte, la idea del arte por el arte, en ocasiones cayeron en el aislacionismo, el nihilismo, el decadentismo y el ocultismo. Para Barthes la autoría fue un invento de la modernidad, en la que el empirismo inglés, el racionalismo francés y el culto individual aparejado por la Reforma llevaron al positivismo como ideología capitalista y al individualismo y el personalismo como formas de exaltación de la creatividad humana, pero en realidad la autoría no sólo que es anterior a la modernidad, ya que hubo autores artísticos y científicos en la edad antigua y en el medioevo, sino que además cada quien es autor de sus obras: Barthes asumió una acepción restringida de la autoría, que la confinó a las llamadas grandes obras modernas de la literatura. De fondo hubo en él un rechazo al iluminismo burgués, que celebró el progreso de las artes y la ciencia, pero lo entendió y le respondió mal, confundiendo la crítica al modo de concebir la autoría con el asesinato simbólico del autor, lo que fue una impostura y en versiones posteriores condujo a la autodestructividad posmoderna, con esa idea de que no hay futuro, de que la humanidad debe perecer, o desaparecer como un rostro de arena al borde del mar, lo que dijo Foucault en Las palabras y las cosas, en lo que se equivocó, porque confundió a la humanidad en sí misma con la noción que se tenía de ella, e insinuó la necesidad de su desaparición sin reconocer que de lo que se trata es de entender qué es la realidad para ordenarnos para vivir bien. Yo no sé si Foucault fue moderno o posmoderno, hay un debate al respecto, pero sí sé que algunos posmodernos lo retomaron como tal, tipo Esther Díaz y Josefina Fernández. Por otro lado, Barthes recurrió a ejemplos literarios para su argumentación, a la obra de Mallarmé, a la de Paul Valéry y a la de Marcel Proust, que buscaron estéticamente difuminar la presencia del autor, pero eso era un juego literario, cuyo alcance Barthes pretendió generalizar para toda la discursividad, con la ayuda de la filosofía analítica, la de Bertrand Russell, con esa idea wittgensteiniana de que el lenguaje es performativo, que atraviesa a los sujetos sin que éstos importen, como la expansión en la historia del espíritu absoluto, que no existe más que en nuestra imaginación, es un resabio del teismo: somos los humanos los que creamos y recreamos a las ideas y al lenguaje, relaborando discursos previos y también inventando elementos nuevos. Según Barthes, igual que para Eliseo Verón, como solamente se puede retomar elementos discursivos previos la creación histórica original del lenguaje es incomprensible, no pueden dar cuenta de cómo fue que, si en un momento de la historia terráquea no había discursos, en otro, a partir de la generación de las especies animales, sí los hubo, porque se los inventó, y no lo hicimos sólo los humanos, sino que los otros animales también, porque tienen aparato fonador, mediante el cual se comunican, aunque sea toscamente, y no siempre así, ya que hay expresiones de los animales no humanos que son de una sutileza que está al nivel de la nuestra, como el canto de los zorzales, aunque no tengan la misma complejidad ni la misma inteligencia, y en ocasiones son mejores que nosotros, al menos en lo que hace al cuidado del planeta. La cuestión con la intencionalidad es que existe, aunque no sea plena ni constante, y es parte de la comunicación, por lo que se debe entender qué lugar tiene en ella.

El razonamiento fallido de Barthes culminó en postular que el autor es el dios de la obra, cuando no es más que su creador, como cualquier persona cuando hace algo, que no lo hace de la nada sino que utiliza elementos prexistentes, y en intentar sabotear, en vez que superar mediante la crítica, a la razón, la ciencia y la ley burguesas, lo mismo que se equivocó al pretender reemplazarlo por el lector, el receptor, porque la recepción también es una obra, cuyo autor es quien interpreta al mensaje hecho por el emisor.

La producción discursiva animal se inicio a partir de su generación en la Tierra, hace 650 millones de años, en tanto que la humana lleva unos 40 mil: la discursividad humana se inspiró en la de los otros animales, entre ellos los monos, en quienes evolucionó fisiológica y motrizmente el aparato fonador prehumano a la vez que sus relaciones con la socialidad, la psiquis y el metabolismo. Un problema que veo en las concepciones estructuralistas es la negación de la materialidad, con el poco reconocimiento que hacen al cuerpo humano, y menos a su carácter animal, lo que pienso que proviene del idealismo, con toda esa cosa purista de los sacerdotes.

Un último tema es el de la autoría colectiva. El hecho de que haya obras colectivas no implica que ellas carezcan de autor, sino que sus autores son los miembros del grupo que las hicieron y, más aún, habría que concluir que muchas de las obras son colectivas, porque requieren de la participación de muchas personas, aunque hay partes de su elaboración que son individuales, y su hechura no es del todo conciente ni del todo bien planeada, pero eso no debe ser festejado siempre, porque en ocasiones está mal que sea así, y le trae padecimientos a la gente y a seres vivos extrahumanos. Así como hay obras individuales hay obras colectivas, y todas son creaciones conjuntas, porque los humanos vivimos relacionados, entre nosotros y con el resto del ambiente.

domingo, 17 de julio de 2016

La filosofía de la práctica pertenece a la del ser

En tanto que la filosofía del ser, también llamada ontología, y mal denominada metafísica, atiende a todo lo que es, la de la práctica es parte de ella, porque la práctica es. Lo malo de la filosofía del ser no es ella en sí misma, sino el caracter absolutista que adopta en las concepciones idealistas, con ese planteo de que la esencia es la abstracción de las características permanentes de los seres, lo que deshistoriza a su comprensión. Las características perdurables son parte de la esencia de los seres, pero no son las únicas, y además varían con el tiempo.

Recuento autobiográfico del automovilismo argentino, con crítica final

Cuando yo era chico, en 1982 más o menos, teníamos un Peugeot 404 marrón que tenía las patentes viejas, de números blancos sobre fondo negro, esas que fueron reemplazadas en 1994 por las otras de tres letras y tres números, también de números blancos sobre fondo negro, pero con un reborde blanco y de una forma rectangular menos estirada que las anteriores, patentes que a su vez en 2015 fueron reemplazadas por otras, que tienen el fondo blanco, las letras negras y una placa celeste arriba que dice el nombre del país en letras blancas y tienen la bandera y el símbolo del Mercosur, aparte de dos letras, tres números y otras dos letras más. Las más viejas tenían una letra, antes del número, que indicaba la provincia en que estaba registrado el automóvil, y fueron inauguradas en 1964, en tanto que las que le sucedieron tenían el escudo nacional y el nombre del país.

Más o menos en 1992 mi familia, en los términos judeocristianísticos de la legislación vigente, tenía un automóvil de marca Volkswagen modelo 1500 rural, cuya patente era C1391285, y un Fiat Spazio de patente B2264163, o sea que para ese entonces en la capital federal había registrados más o menos un millón y medio de automóviles, en tanto que en la provincia de Buenos Aires había como dos millones y medio, y eso venía desde 1964, lo que da que entre 1964 y 1992 en la ciudad y la provincia de Buenos Aires el parque automotor creció hasta cerca de 4 millones de unidades. Ya en 1992 andar en el centro de la ciudad de Buenos Aires era molesto por la contaminación automotriz, pero a partir de la conformación del Mercosur, en 1991, la cosa empeoró muchísimo por la producción industrial de San Pablo, y otras menores como la de Córdoba, cosa que aparejó que entre 1994 y 2015 el parque automotor del país llegase al total de 27 millones de unidades, por lo que el monto que podían medir las tres letras y tres números de la patente nueva llegase a su tope y se tuviera que idear otro sistema, que es el que rige desde el año pasado. Por eso es que lo que antes era un problema serio en el centro porteño se extendiera a las otras ciudades y a las periferias de las grandes. En 1992 la población argentina era de alrededor de 33 millones y medio, en tanto que la provincia y la ciudad de Buenos Aires concentran hoy en día a cerca de un tercio de la población nacional, de 44 millones. Entonces, puedo estimar que a fines del período entre 1964 y 1994 hubo 12 millones de automóviles en el país, en tanto que para 2015 la cantidad era de 27 millones.

El automovilismo se presentó a sí mismo como una solución a la cuestión del transporte, pero en realidad lo solucionó en parte y lo incrementó en otros aspectos, porque las personas, en vez que organizarse para tener que viajar poco, priorizando el peatonismo, la locomoción vehicular de tracción a sangre y el transporte público, programan su desplazamiento dando por supuesto que la distancia no es un problema serio, porque tienen vehículos particulares, lo que redunda es un caos del tránsito que contamina, interrumpe la socialidad porque fragmenta el espacio urbano, se presta a los negociados corruptos para la construcción de la infraestructura vial, apareja coimas policiales, requiere mantenimiento mecánico permanente y sale mucha plata, por lo que hace trabajar varios días por mes a los propietarios automoviliarios, y eso no agota el tema, con todo ese autoritarismo de los conductores y copilotos que tienen que someter a los hijos durante los viajes porque mientras estos se aburren, o quieren jugar, aquellos tienen que manejar bien, lo que demanda mucha concentración a gente ya sobrecargada de por sí, aparte de las peleas por la elección de la sintonía radial y tantas otras cosas, como los accidentes, lo que cuesta estacionar y el tramiterío de los seguros y habilitaciones.

martes, 12 de julio de 2016

Del acto fallido

Con el psicoanálisis freudiano se entendió al acto fallido como aquel en que los humanos expresamos lo que tenemos inconciente transgrediendo la lógica aceptada por la sociedad. Es que la humanidad, por nuestras concepciones, tiene varias lógicas socialmente permitidas, que a su vez reprimen a otras lógicas, a las que como no se las puede hablar se las mantiene inconcientes, desconocidas porque se las debe mantener en secreto bajo amenaza de sanción, lo que varía de acuerdo a los modos de cada grupo social y a su transformación histórica. El llamado acto fallido es una expresión de lo que está reprimido en el discurso efectuado en sociedad. El problema con esta manera de entender la cuestión es que supone que la lógica permitida vendría a ser un acto exitoso, en tanto que su interrupción por la expresión de lo reprimido es un error, un fallo, lo que no es verdad porque la lógica que requiere de la represión de los sentimientos, y demás nociones, es mala, en tanto que la expresión de lo reprimido es necesaria para la justicia, aunque eso no agota el tema porque también habría que hacer una crítica de las expresiones de lo reprimido, ya que no son buenas totalmente, y más que eso la humanidad tendría que aceptar que su lógica sea verdadera, con las consecuencias prácticas que eso tendría.

Asimismo, tampoco es cuestión de prohibir la represión, pero se la debiera acotar al orden justo.

Otra autocrítica

Este blogspot, como los demás, contamina, porque es informático: requiere electricidad e industria computacional, con la extracción de materia prima y la tarea posterior aparejadas por ambas. Un sistema científico para toda la humanidad debiera ser ecológico, pero igual lo mantendré porque el problema requiere de una solución social, no de una individual.

lunes, 11 de julio de 2016

Sobre el imaginario en Castoriadis

No le puedo hacer justicia a Castoriadis porque evaluar el trabajo de un autor es meterse en su vida, en su recuerdo en este caso, lo que se suele hacer insensiblemente porque los críticos no conocemos mucho a aquellos a quienes criticamos, aparte de que tampoco conozco mucho a la obra de Castoriadis. Leí de él los dos tomos de La institución imaginaria de la sociedad en un seminario dirigido por Carlos Savransky y después hice otro seminario, optativo en la carrera que cursé, también de Savransky, en el que leí De Anima, de Aristóteles, la Crítica de la razón pura de Kant y otros escritos más focalizados en el lugar de la imaginación en la filosofía. En eso la obra de Castoriadis es importante, porque ubica al tema al rastrear sus antecedentes, señala el estado de la cuestión, pero en otras cosas flaquea, necesita correcciones, porque es precientífico. Ese esquema que parte en dos a lo imaginario, en el que está el magma de significaciones sociales por un lado y por otro la lógica identitario-conjuntista es antojadizo, es un esquema, al que en su tesitura anarquista el autor le asigna connotaciones positivas a la primera parte, porque es caótica, y negativas a la segunda, porque es ordenada, lo que supone que el caos es bueno y el orden es malo, cosa que no siempre se corresponde con la realidad. Además, al estar así planteado, falta la cuestión de investigar a los actores concretos que hacen al imaginario social y a sus relaciones: le falta la investigación empírica, en particular sobre las iglesias, los medios de comunicación, las organizaciones sociales, los estados y demás. Pero bueno, esto es todo lo que puedo decir del tema, o sea que sé poco.

jueves, 7 de julio de 2016

La lógica del pecado y la de la falta moral

En el pietismo cristiano, no sé del islamismo ni de los otros, como la fornicación y el goce vaginal son mal considerados, la concepción y el nacimiento son puestos en cuestión, no son tomados por actos festejables así nomás, sino que para serlo se tiene que sortear las prescripciones relativas al pecado, y el asunto excede al pietismo porque es una lógica social, porque el pietismo impregna a la cultura en general, aunque tiene oposiciones y dislates. Entonces, en términos cristianos, a los humanos se nos considera nacidos en pecado, no sólo por eso sino también por la doctrina del pecado original, que supone que como somos descendientes de Adán y de Eva cargamos con la culpa de su desobediencia al mandato de dios, por lo que debemos bautizarnos para expiar esa falta, lo que implica que para que no se los considere en deuda a los recién nacidos se los tiene que hacer adscribir a la cristiandad mediante el bautismo, y al hacerlo se los mete en un sistema de reglas que los pondrá en otras faltas indefectiblemente. O sea, que ya nos toman por culpables sólo por haber nacido, y después la empeoran. Por eso el carácter acusatorio y culpabilizante de la cultura cristiana. Pienso que en los otros pietismos debe pasar algo parecido.

La lógica de la falta moral es la misma en la moral pietística, que además es la de la legislación estatal, aunque ésta difiera de aquella en ocasiones, porque la moral religiosa supone que las personas tienen que cumplir con un orden ideal, por lo que a lo sumo pueden llegar a satisfacerlo, si cumplen con todas sus reglas, y si no ya están en falta, mientras que al orden ideal no se lo cuestiona. La humanidad tiene que emanciparse de semejantes mentiras para ser feliz, y quienes las sostienen son cuestionables por injustos. No obstante, hay aspectos de los órdenes pios que sí son sensatos, a los que se debiera mantener.

Lo de que el mito de Adán y Eva es falso ya fue comprobado por la antropología.

De una explotación sufrida por la clase alta

Cuando los niños ingresan en el sistema escolar son sometidos a un esquema idealista, pautado en la legislación estatal, que programa un recorrido educativo durante la niñez y la adolescencia, que continúa en la adultez y que puede durar hasta la muerte de las personas. Este plan rige las actividades de los estudiantes en todas las semanas, porque establece la rutina educativa, que contiene la obligación de asistir a las clases de lunes a viernes, en turnos simples o dobles, y de cumplir con las tareas hogareñas, además de aprobar los exámenes, lo que redunda en que los escolarizados tienen que trabajar para las escuelas más o menos durante todos los días, sin recibir ninguna paga y a veces pagando, aparte de comprar los útiles, uniformes, guardapolvos, manuales y demás: es toda la rutina familiar la que se acopla con la laboral durante el período de actividad productiva, interrumpido por el receso vacacional, porque para que los escolares estudien tienen que tener la ropa limpia y cumplir con los otros requisitos, así como rendir las materias adeudadas antes del reinicio del ciclo lectivo. Así las familias quedan sometidas a un esquema que las pone en falta: tienen que cumplir con un montón de obligaciones para estar en regla, y si no las cumplen las sancionan moralmente o reprueban a sus hijos con las malas notas. Las autoridades escolares no pueden atender siempre a las razones de sus estudiantes y familias, porque hacerlo les demoraría el dictado de las clases y porque la ley prioriza a la enseñanza por sobre la atención social de los problemas personales, por lo que éstos son relegados permanentemente, y ni que hablar de los deseos considerados ilegítimos, lo que es una forma de la mala alienación y de la negación de la subjetividad, cosa que redunda en que los escolarizados acumulan traumas y broncas a los que mantienen contenidos por temor a las reprimendas, pero que existen y que en ocasiones viran hacia patologías más severas. Y esto se refiere a la educación en general. La educación privada, a la que accede la clase alta, es más rigurosa todavía, y además contiene a las patologías derivadas de la opresión religiosa.

lunes, 4 de julio de 2016

Una crítica a la democracia de Pericles

Más allá de todo lo elogiable que haya tenido la democracia de Pericles, a él hay que criticarle que haya mandado a construir el Partenón, porque sometió a los griegos a tareas pesadas para homenajear a un ser imaginario y mal entendido, la diosa Palas Atenea, por lo que los griegos, hombres y mujeres, en vez que dedicarse a socializar entre sí, o con la gente de sus alrededores, tuvieron que concentrarse en el esfuerzo enorme que requiso el Partenón. Luego de terminarlo, cuando los atacaron los espartanos, los atenienses no estaban preparados para la guerra, ni pudieron prevenirla diplomáticamente, porque se distrajeron de sus relaciones exteriores con el monumento.

Los griegos se alienaron mal de sí mismos, negaron sus anhelos, al someterse para trabajar por una diosa, y eso aparte de los lesionados, o las penas de los niños que no tuvieron a sus mayores para atenderlos, o de las mujeres sin sus queridos, los amigos sin sus pares, o lo que haya sido.

domingo, 3 de julio de 2016

La acumulación capitalista como compensación

La compensación es cuando las personas aceptan una gratificación a cambio de una pena, como cuando se consumen cosas lindas pero innecesarias después de haber trabajado demasiado. La operatoria de la compensación capitalista es parecida, pero, en vez de satisfacerse en falso en el consumo, cosa que además hacen, los capitalistas, a causa del esfuerzo excesivo que realizan en su actividad productiva, acumulan capital y los poderes que éste conlleva: fama, autoridad, prestigio, liderazgo, atención y demás, que no estarían mal si el orden social fuera bueno, porque estos estarían bien modulados y serían igualitarios.

Hay que entender que la acumulación capitalista, en tanto que es una compensación, es ingrata, y, más aún, que los capitalistas son penosos, porque si no se entiende eso la lucha se dificulta por la bronca causada por la envidia, que tiene sus razones pero que no basta. La felicidad aparente de la aristocracia tiene sus goces verdaderos y otros impunes, pero también oculta muchos pesares, y la liberación del proletariado requiere que los capitalistas asuman esa parte fea de la realidad, porque así aceptarían al socialismo, pero a esa asunción no tienen que hacerla sólo los capitalistas, sino que debe ser social.

Otra cosa es que la acumulación funciona como compensación a las privaciones derivadas de la cultura idealista, sea pietista o atea: más bien, sería una consecuencia del ordenamiento humano que dispone, para la clase empresarial, y también por medio de la legislación estatal y los usos y costumbres, un modo de comportarse en el que por medio de prohibiciones y educación se le induce a una actividad productiva que puede ser de subsistencia o capitalista, dependiendo también de la coyuntura económica, que pauta su éxito o su fracaso, y los estadíos intermedios, pero a la práctica empresarial la deciden los empresarios, a partir de su comprensión de la enseñanza que reciben y de sus circunstancias, y eso en medio de terrores inducidos por las imágenes religiosas sobre el castigo de los dioses, las sanciones sociales de la cultura idealista, sea pietista o desarrollista atea, y los maltratos que se le derivan.

viernes, 1 de julio de 2016

Crítica a la idea de la cosificación

El tema de la cosificación está mal planteado, porque se considera que cosificar a alguien es ignorar su subjetividad, violentarlo por desdeñar sus intereses. En realidad, cuando se violenta a alguien lo que se le hace es violentarlo. Entender mal la cuestión de la cosificación dificulta reconocer que los humanos somos cosas: somos entidades vivientes del reino animal que descendemos de los monos, y en tanto que tales sentimos y pensamos. Lo mismo pasa con la equiparación de la crueldad con la objetualización. Los humanos somos objetos vivos y sensibles, sea que se nos maltrate o que se nos trate bien. Cuando hay maltrato en realidad no es que el maltratador cosifique u objetualice a quien maltrata, sino que lo hiere porque no le importan sus sentimientos o porque busca trastornarlos.

La práctica conceptual y la motriz

La conciencia es la comprensión de la realidad, que sucede en el alma del cuerpo vivo, por lo menos en los animales. De los vegetales no sé. La conciencia tiene un carácter sensitivo, que es dado por los sentidos: los animales, al sentir, percibimos la realidad. Asimismo, al pensar, comprendemos nuestros sentimientos y componemos las ideas derivadas de ellos junto con las otras ideas que sabemos. Así establecemos interpretaciones de la realidad, a las que vamos criticando y reelaborando según transcurre nuestra vida por medio de su cotejo con los sucesos que vivimos. En tanto que mediante la conciencia decidimos nuestras prácticas motrices, es preciso que nuestra interpretación sea buena, o sea, que se corresponda bien con la realidad exterior a sí misma, porque así la práctica motriz puede ser dichosa si está bien intencionada. De igual modo, hacemos un análisis de nuestras sensaciones y de nuestros sentimientos, porque no siempre son ciertos, sino que a veces están falseados por desórdenes fisiológicos y psicológicos, o por ideas equivocadas, por lo que a veces se los somete a contrastación. Cuando las personas no se pueden concientizar sobre los asuntos de su interés, se sufre la angustia, porque no saber la verdad y no poder averiguarla es penoso, de igual modo que lo es cuando no se puede ordenar a la práctica social según las exigencias sensatas.

La práctica conceptual es tanto sensitiva como intelectiva, en tanto que la motriz es la relativa al movimiento corporal. Las tres se dan interpuestas: se siente al pensar y al moverse, se piensa al moverse y al sentir y se mueve al sentir y al pensar.

Acerca de la ideología

Desde posiciones pietistas y liberales, y también desde el esnobismo posmoderno, se atacó a la ideología por ser una noción socialista. Se dijeron muchas cosas en contra de la ideología, algunas con razón, aunque insuficiente, pero lo que se evitó decir es que las críticas a ella no apuntaban a que se reconociera la realidad cabalmente para entonces reconducir la práctica humana de veras, sino que pretendían mantener al sistema capitalista, o arruinarlo y sin superarlo. La ideología, en sentido literal, es la ligazón de las ideas, o sea, el conjunto de los pensamientos. Después, qué carácterísticas tiene, es otro tema, sobre el que se dijeron equivocaciones, como contraponerla a la ciencia, ya que la ciencia contiene ideas: el pensamiento científico es ideológico, pero una de sus premisas, que no siempre es cumplida, es que las ideas se adecúen a la realidad a la que se refieren. Entonces, el uso de este concepto no sólo que es válido sino que también es necesario, pero hay que utilizarlo bien, lo que requiere de un debate para decidir cómo sería eso. El objetivo es que la ideología humana sea verdadera, para que nuestra especie sea buena y practique bien. La sobredeterminación de la ideología a las prácticas extraideativas es una parte de la realidad histórica, a la que no se debe soslayar por priorizar las determinaciones de lo simple a lo complejo.

La ideología es sinónimo de la conceptividad, aunque no abarca a las prácticas extrapensamentales, que sí están en la definición gramsciana de la conceptividad, y es histórica, por lo que, dentro de los marcos pautados por los órdenes sociales humanos, que se transformaron y estabilizaron tal como lo hicieron de facto, varía constantemente según la humanidad piensa, lo que a su vez es relativo a nuestras otras prácticas y a nuestro entorno. Y el pensar es cerebral, es un acto corporal que depende del funcionamiento de nuestro metabolismo y que responde a nuestros intereses vitales, que pueden estar más o menos falseados, o ser más o menos ciertos, según hayamos sido educados y según hayamos pensado en nuestras circunstancias.