Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 26 de julio de 2014

De la prohibición del incesto

La prohibición del incesto, en tanto que es consecuencia de un tabú social, es una naturalización de artificiosidad féica: las relaciones sexuales entre miembros de una misma familia fueron comunes en la prehistoria, y aún lo son entre muchas especies, y muchas veces fueron prohibidas, pero a los golpes directos, no con mitos y legislaciones de por medio. Es más, hay que reconocer que las nociones de familia que tenemos los humanos, cuando no son comunes -es decir, una noción de familia universal, de toda la humanidad, e incluso de todos los seres vivos-, son artificiales de mala artificialidad, y por eso falsas. No obstante, en tanto rige la prohibición, no se debe cometer el incesto, por los traumas y la represión que causaría. Pero tampoco se debe condenarlo, ya que el deseo sexual entre seres de las mismas familias, entendidas como se las entiende en términos convencionales, es natural. En verdad, en los términos de la comprensión animal y del deseo sexual, la prohibición del incesto no existe, por lo que se desea a quienes se desea sin importar ella. Lo que debe hacerse es reconocer la historia común de la humanidad, y del resto de los seres, y levantar la prohibición, o, mejor, establecer una prohibición verdadera, que sería la de ordenar conversadamente a la sexualidad según el conocimiento adecuado de las cosas. Esa será una cuestión humana que estará vigente aunque no se la haya resuelto bien.

jueves, 17 de julio de 2014

Mito y castración

Uno de los objetivos del pietismo es la represión del amor, para canalizar la energía humana en acciones sacrificadas, esforzadas irracionalmente, supuestamente para salvar al alma luego de la muerte, y por la ganancia y el poder, que son considerados como fines en sí mismos o como medios para lograr más sacrificio, ganancia y poder, en esa acción compulsiva que hace al capitalismo, lo mismo que a consecuencia de los traumas de la lucha de clases. Es una meta impulsada por los religiosos para hacer cumplir los preceptos de los credos, pero, más en lo íntimo, para que los laicos padezcan la represión que ellos mismos sufren por haberse ordenado píamente. Los empresarios capitalistas dan cuenta poco de querer cumplir los preceptos de los credos, porque no son miembros de órdenes religiosas, pero sí repiten a la explotación que los credos les hubieron causado, y por ser laicos, muchas veces creyentes, apuntan a la ganancia y el poder -aunque habrá que estudiar qué lugar tiene en su hacer el mito de la salvación y el de la perdición de las almas-. Para cumplir a esa meta, hay, entre otras cosas, de las que una de las más importantes, sino la más, es la explotación laboral, dos instrumentos ideológicos, que son el mito de los cuernos y la comprensión tergiversada de la prostitución. Hay una confusión de objetivos, entre los religiosos y los económicos, que se unen en el capital y se completan en el imperialismo, la sacralidad del orden económico, que está dada por el fetichismo como una sobredeterminación falsa.

El mito de los cuernos fuerza, siempre sin éxito pero con muchos logros parciales, muy dolorosos, a la monogamia, sea la matrimonial, la del noviazgo, las de las parejas, la de compañeros, etc., ya que, al no ser desactivado, quienes entran en relaciones amorosas de a dos, si es que no lo charlaron o están preparados, o si les importa, se vigilan uno al otro para no ser estigmatizados, porque el estigma implica un maltrato social que nadie quiere sufrir. En ciertos casos, cuando se viola el pacto de fidelidad, impuesto propietariamente, la existencia del mito de los cuernos causa violencia doméstica, ya que quien es estigmatizado responde a la infidelidad con otra violencia: gritos, golpes, amenazas, insultos, etc. Distinto es cuando las parejas se aman sexualmente a sí, sin hacerlo con terceros, por haberlo decidido, pero hay que recordar que cuando las parejas se cierran en sí dejan fuera de su sexualidad a los demás que los aman.

La comprensión tergiversada de la prostitución acosa a las mujeres y a los hombres de manera distinta: a las mujeres las condiciona a que no amen a más de un hombre o mujer, etc., a la vez; les dificulta amar a muchos, porque hacerlo les implica someterse al riesgo de ser insultadas, a ser tratadas de putas. A los varones los condiciona a tener relaciones amorosas con mujeres, porque si no se les aplica el mismo exabrupto. Lo mismo vale para las relaciones que aunque no sean sexuales son amorosas de cariño cotidiano.

Las dos cuestiones también se aplican a las restantes identidades sexuales.

Ambos procederes intentan ordenar los amores en términos monogámicos y heterosexuales, tal como profesa el cristianismo y el islamismo, etc.

Los seres humanos somos de cráneo redondeado, es decir, que no somos cornudos, y la prostitución es la defensa de las instituciones, “pro-institución”. Es necesario que se comprenda esto para deshacer dos trabas bastante exitosas al amor libre consensuado. Por supuesto que para completar el objetivo es preciso terminar la explotación, pero más aún el capital, ya que la clase capitalista también es oprimida por él. La capitalesía es una clase internacional de personas religiosas o fideantes, sobreposeedora de capitales hasta el hartazgo, que ejerce una producción compulsiva por guiar su práctica según credos sofisticados desde la modernidad en el cientificismo fidente del capitalismo, que en los gobiernos comunistas adoptó el modo del idealismo de productividad medida en los valores abstractos, se midió al PBI de China en dólares, como así al de Vietnam, Corea del Norte, Cuba y así. El ateísmo comunista gobernante es capitalista sin ser fideísta, es el capitalismo ateo, que está haciendo a una acumulación superante de la estadounidense en las relaciones internacionales, pero cuya explotación es reprobable, en tanto que tiene faltas, de leves a graves, sin mencionar al desarrollo nuclear de norcorea, del que no debiera poder decirse que sea uno bueno, sin que hasta ahora el progresismo lo haya asumido lo suficiente.


Anexos

1. Cuando a la gente se la trata de cornuda se le causa un enojo no sólo por insultársela por sufrir una infidelidad -es decir, que no sólo no se solidariza con la pena de ella sino que además se la agrede-, sino también por otras dos cosas: la primera es porque ese mito supone que las parejas se deben fidelidad, y por ende refuerza a esa ley, que es dolorosa por ser antinatural; la segunda es por repetir una mentira, ya que los humanos somos de cabeza redondeada. Esa triple cizaña causa una furia que se siente pero de la que esas cuestiones no se hacen conscientes, y por ende una respuesta violenta, aparte de las demás cosas que hacen a los casos concretos.

Un  mecanismo parecido tienen las metáforas, populares y privadas, cuando se las usa cizañeramente. Como no dicen la verdad explícita, son difíciles de contestar, ya que primero hay que entender qué es lo que se quiso decir con la metáfora, cosa que muchas veces lleva más tiempo que el instante en que transcurre la charla, y luego hay que contestar, y porque mucho del habla popular es vano, no es que la gente del pueblo haga todo bien. Esa dificultad, o imposibilidad, para contestar, causa enojo, y en eso consiste el maltrato del lenguaje cizañero: a la vez que agrede no deja responder, traiciona a la verdad, lo que causa furia, aparte de las demás cosas de los que charlan.

En eso los populistas tienen un problema grande, ya que al ser obsecuentes con el pueblo, les cuesta criticarlo, y por eso permiten y repiten a ese lenguaje, del que el pueblo es rico y cuyo objeto es la frustración de la comunicación: es una comunicación trunca. Esa es una de las formas de la explotación que ejercen los proletarios, aunque ni los populistas siempre la permitan ni los proletarios siempre la hagan. A esa voluntad de truncar la comunicación la causa la violencia: quienes optan por ser malos lo hacen a consecuencia de los traumas sufridos, y por seguir malos ejemplos.

2. Con la mentira de los cuernos pasa lo mismo que con esa otra de que a la gente le saldrían pelos en las manos de practicar la masturbación: hace mal cuando se le cree. Es un mito monogamizador, aunque no exista la intención explícita para que esa sea su función social, que obstruye al relacionamiento social por la lesión comunal que causa, consustancial a la de la explotación laboral y a las otras. En tanto que el feísmo atraviesa a todas las instancias de la sociedad, la enemistad interpersonal está muy extendida, aparte de la competencia conceptiva, religiosa, la económica, militar, profesional y así.

3. El racionalismo moderno es en verdad un seudorracionalismo, por ser mitero. La mitificación es tipologizante, por lo cual estigmatiza. La estigmatización, a la que tanto denunciaron los anarquistas, es consecuencia del arquetipismo al que exaltaron. Causaron aquello a lo que condenan. Esa es la faceta facha del anarquismo. El anarquismo oscila en el fascismo porque el fascismo también recusó al orden social, y en eso tipificó miteramente, a lo que replicó la arquetipización anárquica fallada. A su vez, el socialismo arquista también mitó. La humanidad, desde la modernidad, adoptó al modo científico de guiar su práctica, pero ese cientificismo falló, por haber sido insuficiente. La ciencia humana es insuficiente, por la predominancia de la fe en la producción internacional.

viernes, 11 de julio de 2014

Capital y delincuencia

Entendido el capital como un conjunto de piedades, cuyos profesadores dueños de los medios de producción extraen plusvalor de la explotación de la Tierra y la naturaleza -los trabajadores son parte de la naturaleza por ser naturales-, y aumentan sus posesiones mediante la especulación, se explica porqué los capitalistas son delincuentes a las leyes estatales y a las sensatas -las de la gente común-: por formarse en doctrinas falsas -las doctrinas pías son falsas porque alzan la fe-, se sacrifican, es decir, se autoexplotan, y son falsos en sí, por lo que se frustran, y de allí que pierden la alegría y hacen mal. Tienen el goce perverso de reprimir al proletariado porque no se satisfacen ellos mismos debido a que su vida se basa en la apariencia. Para que la clase capitalista deje de ser mala debe comprender que es falsa, y ser verdadera       -entonces no será capitalista, sino común-. Por eso es necesario cuestionar a las creencias y hacer reconocer las consecuencias que causan.

miércoles, 9 de julio de 2014

Balance de los campeonatos de la FIFA

El gran problema del fútbol federado es que la inmensa mayoría de la humanidad lo miramos, sea en los estadios o por la televisión, o lo escuchamos por radio, etc., pero casi nunca lo jugamos, y poco jugamos al fútbol común. Es un modelo de fútbol discriminador, que sólo acepta a los más disciplinados y especializados, por lo cual margina a la gente simple, ya que al no estar tan entrenados perderíamos en la competencia. No es un fútbol cariñoso, y sí es acorde al capitalismo en curso: los jugadores deben estar al máximo de su potencialidad, y esforzarse mucho, más que muchos del resto de los trabajadores explotados; son obreros de elite. Por eso juegan duro, traban fuerte, simulan, hacen faltas y trampas, dan y reciben golpes, se empujan, etc. Gritan de dolor en los partidos, se enojan y se entristecen cuando pierden. Y si se lesionan, los reemplazan por otro, los sacan de la cancha y sigue el partido como si nada les hubiera sucedido. Igual que los obreros de la industria cuando se rompen partes del cuerpo con las máquinas. Tampoco pueden decir lo que piensan de verdad: tienen que repetir más o menos lo que se espera que digan. Si no lo hacen, los echan y no los vuelven a contratar, o cosas de esas.

Aparte de eso está la mercantilización, las maniobras ocultas para torcer los resultados, el presunto lavado de dinero, ¡el tráfico de armas del que se acusó a Joao Havelange!, los manijeos de lo que se da a conocer y de lo que se oculta, el autoritarismo de los entes directrices, tipo mafioso; la presión de los padres -y de las madres- sobre los hijos cuando juegan, el exitismo, el racismo, el nacionalismo, los localismos barriales, etc. El fútbol debe ser un juego común, que la gente haga para encontrarse y divertirse, pero para eso se debe poder decidir que hacer de él a cada instante, es decir, hacer que importen las personas que lo juegan, y lo que lo rodea, en vez que cumplir con las reglas. Pero para eso deben ser el naturismo y el comunismo. El fútbol capitalista es malo en sí. Hasta tanto se jugará lo que se jugará, según una discusión histórica.

La FIFA debe dejar de existir, aunque eso sea en mucho tiempo, para la autorganización del deporte. Y debe hacerse para que todos salgan contentos, sin la tristeza que causa la pérdida de los partidos.


Lectura

Juan José Sebreli, La era del fútbol, sin datos.


Anexo

Hay en día, cuando se mira mucho más de lo que se juega al fútbol, cuando mucho se lo juega cronometradamente, porque se miden los turnos de las canchas de alquiler, y cuando su privatización conlleva una estética refinada, de calidad de imagen televisiva, sirve plantear si el soccer no se llamará así por las medias, las socks, que envueltas unas en otras hacen una pelota. El fútbol sería el “soquero”.

jueves, 3 de julio de 2014

Crítica a los nietzscheanos

Ya recibí tantos maltratos de los nietzscheanos anarquistas, que tengo que criticarlos. Nietzsche habrá acertado en algunos de sus planteos, no puedo explayarme al respecto porque no conozco mucho de su obra, pero cometió unos errores terribles: fue mitero, es decir, dado a los mitos, y elogió a la aristocracia. Al deleitarse con la exhuberancia del derroche aristócrata, que le pareció tan rico en comparación al ascetismo de la burguesía protestante, tal vez sin saberlo convalidó la opresión de los pueblos de Oceanía, parte de Asia, África y América, ya que a las riquezas prodigadas la aristocracia las obtuvo a causa del imperialismo colonial que conquistó, subordinó y explotó a aquellos. También convalidó esa vida de engaños sexuales que hizo la aristocracia. Por supuesto, la solución a la cuestión no es el ascetismo burgués, y la sexualidad, para ser buena, debe ser verdadera.

Tal vez Nietzsche haya ignorado lo que fue la conquista de esos tres continentes y medio, pero hoy en día, los nietzscheanos anarquistas, y otros de izquierda, la conocen, por lo cual no pueden ser acríticos con eso. Y también deben dejar de reprimir a los ricos, ya que así no solucionan nada, sino que empeoran las cosas. Lo único que obtienen de eso es envanecerse de luchar mal, y por eso no se los quiere.

Otra cosa en que se equivocó Nietzsche es en haber hecho la apología de Dionisios y de Baco, ya que ellos fueron creaciones imaginarias humanas en tanto que dioses, y por ende son parte de la piedad y del capital.

Distinto a eso es vivir según la necesidad, ya que la Tierra y la naturaleza son exuberantes en sí, pero para que la humanidad la viva a pleno debe ordenar bien lo que toma para vivir. La exacerbación del derroche de explotación que hace el capitalismo no terminará la pobreza, ni aunque se decuplique el producto bruto mundial, ya que la alegría -que es una condición para salir de la pobreza- depende de que estén bien la naturaleza y la sociedad, y para ser requiere de que la humanidad sea verdadera. A la humanidad verdadera le alcanzaría con poco para ser feliz: techo, comida y ropa, y comunidad. Por más producto bruto que haya, no se puede ser feliz plenamente en la miseria, por lo cual no debe haber misas, ni mentira. Por eso es que es correcto el planteo del decrecer. El objetivo es lograr una economía del tamaño de lo que sea necesario, no más, y la humanidad verdadera.

Y la gaya ciencia es maliciosa, y por eso mala.

Y Nietzsche fue antisocialista y contrario al vulgo. En vez que plantear qué hubo de malo en el vulgo que conoció, para corregirlo, se le puso en contra. Por eso los nietzscheanos tienen algo de elitismo y se las dan de superiores a los socialistas, aunque a veces, en ciertas cosas, nos superaron bien, por el dejo de libertad que hay en la obra de Nietzsche y que no lo hubo en el inicio de transición al socialismo comenzado en la URSS, por causa del desarrollismo competidor con los EEUU y sus aliados: para alcanzar a la gran potencia capitalista, el gobierno soviético disciplinó mucho al proletariado ruso, igual que los partidos comunistas impulsaron una disciplina severa de los cuadros y militantes, lo que terminó mal porque los subordinó a su ley, en una lógica equiparable a la de la religión y los fieles. No fue una ley verdadera del todo, pero más que nada por causa de la lógica capitalista contra la que se hizo.

En rigor, Nietzsche no fue un filósofo. Fue un hombre que pensó y escribió una mezcla compuesta de filosofía, mitología y misticismo, y por eso fue retomado por el nazismo -que buscó justificarse bajo un conglomerado de mitos religiosos distinto del cristianismo de las potencias aliadas-. A Nietzsche no se lo debe elogiar así nomás. Por lo menos hay que hacerle un balance crítico que señale sus aciertos y también sus errores, que los tuvo graves, ya que no hizo una propuesta política para que la humanidad resolviera sus problemas, cosa que sí plantea el socialismo. La propuesta implícita en su obra, la de irse a las montañas, no sirve para toda la humanidad, y es aisladora, aunque es comprensible que haya respondido furiosamente ante las injusticias constantes del protestantismo. Pero aún así hay que ahondar mucho más en la crítica, porque no se debe concluir el juicio de la vida ajena en pocas palabras, a no ser que sean comprobadas, no sólo pero también por el dolor que sintió. Entre otras cosas, muchas y muy importantes, las que hacen al maltrato propietario protestante, vivió con el secreto de haber tenido relaciones sexuales con su hermana, y murió de sífilis por haber tenido sexo sin preservativos con mujeres promiscuas, por lo cual a sus últimas obras las escribió en la locura.

En lo que hace a la moral, Nietzsche confundió a la moral verdadera con la moral falsa de los protestantes de su época, por lo cual tuvo una noción equivocada de lo que es la moral. La moral es el buen comportarse, entendido sensatamente, es decir, el comportarse que es bueno para quien lo hace y para con los demás a quienes se lo hace. Entender a la moral como aquella conducta que cumple con los preceptos religiosos es falso, y por eso perjudicial.

La determinación del capital y la estrategia socialista

El capital no es lo que pensamos de él por los escritos publicados de Marx. El capital puede que sea “co-pietal”, “co-piedad”, un sistema basado en la unión de las piedades, unión concretada luego de los conflictos religiosos durante el absolutismo, entre católicos y protestantes, y que luego abarcó a islámicos, induistas, confusionistas, etc., siempre en crisis y contracción: la “religión de la mercancía”, que no es sólo tal, ya que se explaya por los restantes ámbitos de la historia como las sociedades, los estados, los gobiernos, la industria, la educación, la salud, las fuerzas armadas, etc. No obstante, así entendido, el capital es secundario respecto de la comunidad humana, y por eso contracciona con el laicismo, el ateísmo, el socialismo, el comunismo, el naturismo, etc. Esto no contradice al postulado de la determinación material. La contracción del capital a la comunidad humana y del resto de la naturaleza se da en la Tierra, se basa en la agricultura y se repite en ella y en el artesanado, el comercio, el transporte, la industria y las finanzas, y en las demás áreas de la economía. La ideología, en tanto conciencia, contradetermina al resto del ser social, que es terráqueo y productor. El problema es que esa contradeterminación contiene falsedad, y por eso falsea al ser social, lo que causa que la humanidad explota, ya que sujeta a los hombres y a las mujeres, a ser contrarios a su querer. Esto fuerza a los humanos a hacer cosas que los dañan a sí mismos y que dañan al resto de los seres de la naturaleza y a la Tierra, y continuará hasta que la humanidad haya reconocido que debe dejar las creencias, y lo haya hecho. Pensar así abre el panorama de la estrategia socialista, ya que completa a la lucha por la liberación de los trabajadores, a la estatal socialdemócrata y a la de la defensa de la naturaleza y la Tierra con la discusión ideológica de los credos. Y con las demás, la pacifista, contra la guerra, las diplomáticas, etc. Esto, planteado así, esquemáticamente, debe ser completado, precisado y corregido, ya que la historia es más compleja. No todos los capitalistas son píos, pero sí replican a ese modo de vida, con variantes y contracciones, etc. Y demás.

Hay que confirmar si Marx, en sus escritos inéditos, planteó esta cuestión de que el capital es pío en sí, aunque la confirmación sea secundaria. Entenderlo en esos términos permite comprender mejor las cosas e hilar a la luchas y su confrontación con lo que se piensa como distintos poderes dominadores, que lo son, pero con una trama que los une. Pero no hay que olvidar que el comunismo debe hacerse también en pro de la clase capitalista, superexplotada y explotadora por la prédica del sacrificio. Se debe luchar por ella pero para su desarme. Es una lucha a favor de los capitalistas pero no en tanto que tales, sino en tanto que humanos, y contra el capital. La clase capitalista está encerrada en la falsedad, y por eso rehúsa del socialismo, aunque hay otras cuestiones también, entre las cuales está la violencia que recibieron y las trampas que se le hicieron, que tuvieron una legitimidad parcial, pero a las que hay que reemplazar por la lucha justa. Esto en una perspectiva de hechura del socialismo a largo plazo, a sabiendas de que por cómo están las cosas no se lo podrá completar antes, lo que no resta importancia a las luchas inmediatas. Otra cosa a tener en cuenta es que el proletariado en mucho es capitalista, por creyente, y por eso rechaza en mucho a la izquierda y tiene prácticas de derecha, aparte de que muchas veces se contenta con vivir, por lo que desiste de combatir a la autoridad con violencia, salvo excepciones, porque sabe de la reacción militar que le sigue. Por eso no se lo debe forzar a una lucha más violenta que la pacifista, salvo que no quede otra opción. La lucha debe ser honesta, porque la deshonestidad es contraria al socialismo. En eso se equivocó Lenin. Honesta quiere decir legítima. No quiere decir obsecuente para con las leyes injustas. Y no obstante, se las debe respetar, porque si no se cae en el riesgo de ser perseguido por el estado capitalista. Dentro de ese marco, y sin tener una pretensión absoluta al respecto, se abre un espacio para discutir a fin de revelar a mucha gente que está engañada por los mitos de las religiones, lo que permite determinar en paz relativa al capital, en complemento a las otras medidas de fuerza. Esa es una tarea importante para la izquierda radical, ya que al centroizquierda en los gobiernos de los estados le es muy difícil encarar ese debate, aunque deben hacerlo también como puedan.

El debate estratégico que postula que, o bien se centra la lucha en el Estado y la clase obrera, o bien en los movimientos sociales y la territorialidad, así como sus variantes y agregados, debe reconocer la necesidad de un complemento entre estos planteos, si se quiere lograr el objetivo de hacer el socialismo. Si no, es una mera confrontación ideológica y política que no logrará lo que se propone, ya que la disparidad de fuerzas con el capital es enorme y ya que así los proyectos de izquierda se restan fuerzas entre sí, y no se ayudan los unos a los otros. En izquierda incluyo desde los socialdemócratas, y hasta ciertas tendencias del populismo, hasta los anarquistas, pasando por todas las variantes del socialismo, entre ellas las comunistas. No es que una tiene el planteo correcto y se debe seguirla, sino que se debe concretar una política de conjunto que se base en el planteo correcto, en la ciencia cierta, para lo que se lo debe discutir, y aceptar las razones y equivocaciones de cada una de las partes. Es ingenuo, pero es la manera de lograr el objetivo. No hay otra, y facilitará la vida mientras se lucha.


Anexos

1. Aparte, a tener en cuenta, que la ideología, y como parte de ella las teorías, y entre ellas las religiosas, son cosas concretas -aunque no se agarren-, son materiales, posteriores al inicio del universo, a la hechura de la Tierra y a la generación de los vegetales, y, desde que son, contemporáneas a ellos: la ideología es animal. Todos los animales tenemos ideas y lengua -o sea, logos-, y las humanas son las que son. Suponer a la ideología como derivada de la economía es un error: son partes fundidas en un mismo proceso en que el ser primero determina a la conciencia, en tanto que parte del ser, y luego ambos codeterminan al ser, pero siempre con la primacía de la Tierra, para la historia terráquea, que es secundada por la generación de la vida y luego por la nutrición y la alimentación microrgánica, vegetal y animal, a las que luego siguió la economía humana. Pero hay que recordar que los animales pensamos desde antes de que hubiera economía, por el hecho de alimentarnos. La alimentación es condición necesaria para pensar, para tener ideas, o sea que el origen de las ideologías es anterior a la economía.

2. En sentido etimológico “capitalismo” quizás sea “co-pietalismo”, y habrá que averiguar qué lugar tiene en la práctica de los empresarios la intención de ganar el cielo para sus almas -y por la vía contraria qué presión les causa la amenaza de perecer en el infierno-, ya que hay una relación íntima entre la creencia y la práctica. Algunos marxistas intentarán negar esto, porque tienen una comprensión economicista del capital, pero tendrán que abrirse a investigarlo. También puede que se descubra que, si bien aquel motivo quedó algo en desuso, se replica la lógica que es su consecuencia, como una compulsión que no atiende directamente al credo y sí y más a otras cosas consideradas beneficios, que les dan ciertos placeres pero que suceden en el marco de la opresión histórica: los empresarios no son lo felices que serían en el socialismo, igual que el resto de la humanidad.

3. El privatismo, en tanto que concepción del alto capital, es peor que el populismo porque, al priorizar al gran empresariado, financiero e industrial, al tener en cuenta al mundo del alto clero y de los ejecutivos, y sus colindantes, ignora en mucho al común de la gente, y por eso lo daña mucho. El populismo, al inclinarse hacia y ser de los pobres, los reconoce pero en parte, y además tergiversadamente, por ser religioso. Por eso es que en general el populismo es menos ignorante que el privatismo. La relación del socialismo con ambos debe ser asertiva, es decir, de una convivencia en que les haga reconocer la verdad, empezando por el hecho de que las religiones son falsas, lo que les causará una crisis tremenda. El pacifismo no es poco violento para con el capital, pero es, o busca ser, y debe serlo cuando no lo es, de una violencia legítima, lo que no quita que según sea valga la violencia armada, que debe ser reducida a lo mínimo indispensable y para casos extremos, cuando no quede otra opción, y preferentemente defensiva. La de las manifestaciones bien hechas, y otras formas de lucha, también son de violencia legítima. Pero tiene que quedar claro que la violencia armada es mala en sí misma, siempre, no sólo por los muertos que causa sino también por el modo de producción -entre otras cosas de explotación minera intensiva- y el militarismo que requiere, que interrumpen la socialidad. El armamentismo es antisocialista en sí mismo, por lo cual el socialismo, a la vez que impulse la solución pacífica de los conflictos, tiene que propulsar el desarme y la concreción de sus ideas de manera democrática. El problema que tienen las guerrillas es que por ser armadas se separan del común de la gente, o sea, que no son democráticas porque se aíslan, ya que la gente trabajadora rehúsa de arriesgarse tanto en general. Los estados socialistas tienen que mantener ejércitos para la defensa ante ataques capitalistas, y deben ejercer una diplomacia mundial para evitar los conflictos bélicos y que apunte al desarme también.

En la relación con el populismo y con el privatismo, el socialismo debe reconocer y apoyar sus aciertos, y criticar y contrariar sus errores, y corregirlos, lo mismo que debe hacer para consigo mismo.

4. “Propiedad” puede que sea “pro piedad”. O sea que a la tenencia de bienes el propietariado le habría dado una forma jurídica de acuerdo a su dogma. Esto deriva del derecho romano. Por eso es que los capitalistas son tan celosos en cuanto a la modificación del régimen de propiedad, ya que lo viven como un ataque a su concepción de mundo, cuando no a sus intereses personales. Es cierto que las reformas al régimen de propiedad son un ataque, pero son un ataque al régimen de propiedad, que es falso. Habrá que hacerles comprender que su concepción del mundo es falsa para que acepten su desarme.

5. El populismo, en tanto que concepción del mundo de la opción por los pobres, tiene una política demócrata cristiana. Pero eso varía históricamente. En Argentina es más clara la relación directa entre la opción por los pobres y la democracia cristiana kirchnerista, pero en Alemania la democracia cristiana es la cúspide del programa liberal de la Unión Europea, y no obstante tiene uno de los índices más altos de protección laboral, entendida en los términos del capitalismo en curso. Puede que el gobierno alemán implemente la política de liberalizar hacia afuera, o sea, de imponer un liberalismo financiero y comercial según su dominio a los países de la periferia de la eurozona, de acuerdo con el FMI y con su relación con Francia y Gran Bretaña, mientras mantiene un proteccionismo relativo al interior de sus fronteras. Habría que investigarlo.

6. La terminación “tario” de palabras como “proletario”, etc., puede que no sea “tarea”. Tal vez “proletario” sea una manera refinada de decir “proletero”, o sea, alguien dado a la prole. Téngase en cuenta que “prole”, que habitualmente se entiende como “familia”, o “linaje”, etimológicamente puede que sea “pro le”, es decir, gente que vive “en pro de ello”, de aquello que la circunda, lo que por extensión puede ser entendido como “gente que hace lo necesario para reproducir la vida, la suya y la de sus semejantes”. En cambio, “propietario” puede ser entendido como “propietero”, “gente que vive en pro de la piedad”. Son definiciones a las que hay que relativizar, ya que no se dan puras en la práctica.

7. Otra probable etimología del capitalismo es la de venir de “capita”, por “cabeza”, lo que, si bien mostraría el error que es concebirlo como “co-pietalismo”, no quita que el capitalismo es consecuencia de la coexistencia entre piedades pautada en la Paz de Westfalia, ni que se rige según los conceptos mentales, que históricamente están asociados a la teología, ya que las universidades suceden a los monasterios, y no se han quitado del todo el lastre religioso. Otra acepción es la de “captar”, según la cual el capitalismo sería un sistema de “captura”. Más allá de la etimología, a la que habría que descubrir con certeza, estas tres posibles acepciones están en la esencia del capitalismo, concuerden o no con aquélla.

8. El cristianismo, en tanto que concepción del mundo, y las demás religiones, contienen bondades y maldades, por lo que se les critica, para discernir qué elementos sirven a la naturaleza y cuáles son desechables. El problema es que, a diferencia de la ciencia, que está preparada para desestimar lo que se comprueba como malo, las religiones, al suponer que sus textos son sagrados, prohíben ponerlos en cuestión, por lo que los males y errores que contienen sus doctrinas persisten en el tiempo, ya que los fieles los aprenden y ejecutan.

9. El capitalismo, en tanto que sistema religioso, retomó al patriarcado, que lo antecede, y que incluso antecede a las religiones, instituidas desde que la humanidad se asentó en las ciudades, o sea, desde que se inició la agricultura. En las sociedades primitivas, que vivían de la recolección, la caza y la pesca, ya había el patriarcado, igual que había creencias, y se fundaba en la superioridad de fuerzas de los hombres sobre las mujeres. Hubo y hay excepciones, como las amazonas, pero en general la humanidad fue y sigue siendo patriarcal. En las religiones instituidas que más conozco, el cristianismo y el islamismo, e incluso en las originarias de América, el patriarcado está convalidado, y por eso es que el capitalismo es patriarcal en general. Ahora bien, hay que distinguir entre el patriarcado y los hombres, ya que no todos los hombres somos patriarcas, y también hay que entender que el patriarcado también nos oprime a los hombres, incluso a los dominantes, porque tiene mandatos innecesarios, que nos sujetan, lo que además se completa con la opresión dada a las mujeres.

10. Todo este pasaje es incorrecto, por lo que hay que desecharlo, y a lo sumo rehacerlo en buenos términos, ya que la propiedad no es “pro piedad” sino “aquello que es apartado”. Viene de proprivus, cuyo término central es privus, privado, apartado, y que tiene por sinónimos a “singular”, “particular” y “aislado”. Las conclusiones de este pasaje también deben ser descartadas para su corrección. Del mismo modo, no pude confirmar que “proletario” sea el término para referirse a quienes están “por ello”, es decir, en dedicadas a las cosas a su alrededor, lo que, si bien puede que sea cierto, no se condice con la definición usual referida a la progenie. Entonces, la idea central que sostuve es falsa. Esa relación que planteé entre las creencias y la propiedad no es esencial, sino accidental, y habrá que reconocerla.