Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

lunes, 30 de octubre de 2017

Pesificar complica en vano la existencia

Cuando a los bienes de uso se les pone precio se crea un segundo registro, abstracto, en pesos, sobre aquéllos, lo que lleva a establecer un sistema numérico a la par del razonamiento sobre los bienes necesarios, lo cual, en suma al manejo dinerario, le agrega sistemas complicados a nuestro pensamiento limitado.

Análisis pedoséxico de El perfecto asesino

Es un análisis en broma, de que justo cuando el perfecto asesino iba a reformarse, a asentarse en la vida honesta, en maridaje con Matilda, viene el turro del jefe policial y lo mata. Después Matilda terminó de emperadora del universo, algo así. Recontra decepcionante la película.

La falla fundamental que es separar la casa del trabajo

Que la casa esté separada del trabajo es una falta comunitaria fundamental. Los proyectos progresistas fracasarán a este respecto hasta que esto esté bien resuelto, porque el transporte mal ordenado implica un rebajamiento de la calidad de la vida urbana, y lo está en tanto que grandes porciones de residentes urbanos se desplazan dos veces por día para ir y volver de trabajar. En ocasiones será imposible establecer lugares de trabajo por fuera de los hogares, pero en otras podría funcionar bien. Un modo intermedio sería el de fomentar que las personas trabajen menos lejos de donde duermen.

La fraudulencia es transclasista. Para que el trotskismo asuma su desastrosidad

Una cosa que cabe cuestionarle al trotskismo es su condena al lumpenaje, a la vez que lo hubo recreado. El trotskismo cometió una laceración social, por su carácter sádico. El trotskismo tiene un componente sádico, porque el naturalismo del marqués de Sade es parte de la historia del materialismo y porque su rudeza es bastante común, por lo que cometió una laceración social, como lo hizo lo aristocrático del materialismo, porque la aristocracia se basó en la laceración de los esclavos, que permitió la erigencia de las universidades, esclavos a los que obligaron a trabajar dándoles latigazos, lo mismo que hicieron en las minas americanas durante el colonialismo moderno. Esa laceración fue como la de esos chistes miserables de celebración del avance del macrismo por sobre el fernandesismo, que le respondieron mal al maltrato recibido por parte del populismo argentino, y yo mismo la hice en alguno de mis peores momentos. La ironía, bastante presente en el trotskismo, tiene un carácter hiriente. Es común ser miserable, e inevitable. Nadie puede no ser miserable nunca. El trotskismo tiene negada su proveniencia privilegiada, como el marxismo. Marx nació en una familia de padre viñatero, propietario de viñedos. Sus familiares eran medianos burgueses prósperos con tierras para cultivar la vid. Trotsky fue hijo de un chacarero, un propietario rural mediano, casado con una mujer más educada que él, que si recuerdo bien era de la nobleza baja. Ambos renegaron de su origen, pero lo tuvieron. Fue parte de su historia. No pudieron cambiarse su pasado. No podrían haberlo hecho: al pasado no se lo puede cambiar. Entonces, se lo tiene que reconocer, porque eso explica que fueran universitarios, que accedieran a la educación de mayor nivel social, requiriente de la explotación colonial, con su servilismo, y de la de los proletarios europeos. Los dos fueron grandes intelectuales porque acudieron a la universidad, cosa que pocos podían hacer en sus sociedades. Fueron de clase media, y siempre vivieron en un nivel social acomodado, aunque estuvieran arruinados, y eso, en el caso de Trotsky, mientras que hacía la revolución rusa, con todo el riesgo y el esfuerzo que le aparejara. Fueron altos fracasados, porque explayaron sus proyectos societarios en sociedades fracasantes, sin la llegada ni el peso para imponerlos, la política de una minoría poco potente por haber sido poco numerosa. El ateísmo es socialmente minoritario, además de haberse dividido en muchos fragmentos, algunos de los cuales son socialistas. Entonces, no puede gobernar. Y donde gobierna no lo hace tan bien. El gobierno ateo depende de la predisposición gubernativa de las naciones. No cabe forzar su imposición social, porque aunque resultara después se caería, porque tendría la base falsa. Lo primero que debe ser es que sea verdadera la base de las naciones, o por lo menos es una condición indispensable para el buen socialismo.

Que Trotsky y que Marx hayan sido miembros de la clase media ascendente implicó que su manutención de crianza haya sido hecha a base del latigamiento de los indígenas sometidos por el imperialismo europeo moderno, cuya superior cientificidad le permitió expandirse por los otros continentes, y conquistar mucho de ellos, adonde sus adherentes instalaron explotaciones de la naturaleza a cuyos trabajadores los latigazearon para sustentar al régimen de la aristocracia, del que ambos adquirieron productos básicos, como el café, el tabaco y los sucedáneos del algodón, así como enseñanza superior, régimen al que combatieron sin que se asentara mucho su pasado propietario. De habérselo hecho la izquierda no tendría tantos prejuicios contra la llamada pequeña burguesía, a los que debe reemplazar por una crítica justa, ya que hasta ahora apenas se explicitó socialmente la crítica al pietismo, bastante presente en el empresariado menor, por lo que grandes masas de la población mundial apenas si saben que la religión es cuestionable, lo tienen olvidado, por lo cual persisten en una religiosidad naturalizada. La política de la izquierda debe asumir explícitamente su propietariedad, porque ella se enmarca en su historia y para no ser falsa.

Al escribir de la deshonestidad del trotskismo me refiero a su fraudulencia, a su carácter estragoso, como cuando adoptó la estrategia guerrillera, que ocasionó desastres, con el pasaje a la clandestinidad, el mantenimiento de identidades falsas, el corte de relaciones, retomadas de formas perversas, la manipulación de los obreros para la movilización armada, cuya estrategia fue mantenida en secreto, hacia dentro y fuera de la sociedad; la consecución ilegítima de los fondos para la compra de armas y demás, eso aunque la responsabilidad mayor sea la de la clase dominante. La acometida de desastres es general. Todas las personas, de la clase que fuere, cometimos desastres, y muy graves, que aparejaron distintas clases de degradación social, a la vez que a otras cosas las hicimos bien. En el caso del trotskismo puedo señalar lo hiriente de sus críticas injustas, y lo empobrecedor que fue su postura recusativa del fernandesismo, el cual, aunque sea bastante indefendible, podría haber disminuido la pauperización de grandes masas de proletarios asalariados, y de empresarios pequeños, operada por el macrismo, lo que a su vez le habría servido para ganarse la simpatía de algunos de los trabajadores peronistas. Sucede que al trotskismo le falta hacer una buena crítica del proletariado que le permita entender porqué éste no está preparado para la política revolucionaria que pretende de él. Entender al retrasamiento proletario le permitiría plantear una política más efectiva, que sería más justa para con el resto del democratismo, que también tiene su retraso. Debiera adoptar una posición de respeto crítico para con el democratismo menos adelantado, por respeto a sus miembros y porque éste es mayoritario. Los errores del trotskismo son perdonables, para mí, porque son comunes, y son bastante menores dentro del orden social, pero dolerán cuando los reproduzcan y sería mejor si se los corrigieran.

El dilema del trotskismo es el de pasar a la clandestinidad y promover una insurrección obrera que fracasaría casi seguro o adoptar una postura socialdemócrata, a lo que es reticente, porque la comprende mal, como un parlamentarismo burgués, el mal llamado “cretinismo parlamentario”. Debo recodarles que el ejército zarista estaba destruido por la primera guerra mundial. De no haber sido así la insurgencia bolchevique hubiera perdido. Debo recordárselos porque no lo admitieron casi nada. El trotskismo debiera adoptar una política socialdemócrata movimientista, en alianza desde una posición subordinada con el populismo de este país, ya que para más que para eso no le da su incidencia social, ni la predisposición electoral de la nación, pero en eso tendría que relacionarse en alianza política con el resto del comunismo ateo, con el que tiene mucha más afinidad que con las otras fuerzas sociales, incluyendo a muchos proletarios, que en su gran mayoría son peronistas, sino macristas. A lo que es la coyuntura histórica, me parece, habría que precisarlo, el materialismo ateo tiene que plantear una crítica al fideísmo, al pietismo y al idealismo capitalista desde la política democrática, favoreciendo la socialistización de las naciones según quepa a sus características, y progresando falladamente incluso en el marco del capitalismo, sea creyente o verador. Otra opción sería la de aliarse críticamente con el democratismo creyente pero sin congruencia electoral, o sea, competir electoralmente a la vez que relacionársele denunciándole los males y sosteniéndolo en lo que corresponda ante el privatismo. Eso le permitiría ampliar sus relaciones sindicales, estudiantiles, vecinales y las demás de su inserción en los movimientos. Tienen el problema de haber disociado su cotidianeidad de su política, lo que es un problema grave, al que no podrán resolver hasta que asuman bien a su propietarismo.

El trotskismo no debiera ser trotskista, porque eso es un personalismo. Habría que definir qué concepción tuvo Trotsky de la historia y de la estrategia revolucionaria para nombrarla en sus propios términos, de modo tal de enunciar a la filosofía de este hombre con un nombre no personalista, lo que a los trotskistas les facilitaría sus relaciones con el resto del materialismo comunista, que también tiene el problema del personalismo, o mismo con las personas que no son socialistas. El del personalismo es un tema difícil. Se lo puede mantener, ya que se continuará siendo seguidor de personas, pero se debiera reducirlo definiendo a las cuestiones tratando de evitar los apellidos cuando quepa, y asimismo hacerlo cuestionando a los propios referentes, para que sea más fácil criticarles las fallas.

El trotskismo suele confundir al lumpenaje con la deshonestidad, o la fraudulencia, o mismo con la malevolencia de las personas. Catalogaron de lúmpenes a personas que no eran harapientas, pero sí malas, lo que es un error y es injusto con el lumpenproletariado, que tiene necesidades básicas insatisfechas que requieren de su solidaridad política, aunque también éste sea cuestionable por las maldades que cometen sus integrantes.

La estrategia debe ser la de propulsar la liberación social adaptándose críticamente a las circunstancias, lo que es bastante variable y precisable.


Lo de que Marx y Trotsky hayan sido de clase media capaz que está mal, porque su nivel intelectual fue aristocrático, cercano a la parte baja de la clase alta, superior al del empresariado mediano. Fueron tanto aristocráticos, en sus estudios, como demócratas, en su política. Parte de la historia del ateísmo científico institucional, que es urbana porque es universitaria. El universitarismo requiere del funcionamiento de las urbes, por lo que es consecuente a su erigencia y construcción. La clase universitaria requiere que muchos de las masas trabajen para mantenerla en actividad, por lo que es de clase alta en sí misma, pero a ella acceden de las clases bajas. Aristocratiza porque sofistica al conocimiento, pero entonces hace a una mejora oligárquica, que es insuficiente porque para que no lo sea el conocimiento más elaborado tiene que ser social. Es la única forma de que sea suficiente. La vida buena que proclaman las iglesias, a la que buscan, no puede lograrse en tanto que el conocimiento social no sea verdadero, y para eso tiene que ser ateo, pero al menos cabe que la humanidad sea agnóstica, ya que de verdad no sabemos que los dioses existan por sí mismos.


Lecturas

María Seoane, Todo o nada. Biografía de Mario Roberto Santucho, sin datos.

León Trotsky, Mi vida. Intento autobiográfico, Buenos Aires, CEIP, 2012.

viernes, 27 de octubre de 2017

El fideísta es un criticismo algo vano

El criticismo fideísta existe. Es el liberal religioso, que se hace presente en el ateo. El verismo es algo confiante. El criticismo fideísta es vano en que su sentido existencial está ordenado píamente, por lo que mezcla intereses válidos con otros que no debieran valer, lo que sucede, en el ateo, de otra manera, en tanto que la ideología atea tiene males productivos.

Sobre Cataluña

La independencia catalana es cuestionable porque se basa en un nacionalismo. Los catalanes tienen derecho a equipararse ante el gobierno central español, aunque no lo puedan lograr, y está bien que quieran sacarse de encima al mal ajuste del privatismo del gobierno continental, pero eso no logrará que la coexistencia internacional sea buena, porque eso depende de que la humanidad asuma cuestiones muy pesadas, de lo que dista mucho. Puede servir para abuenar algo, pero no va a bastar, porque quedan las otras naciones oprimidas por la mala práctica internacional aparejada por la falsa conciencia. Lo que cabe es exigir la deposición de la monarquía española, la del republicanismo liberal y la del gobierno de la unión europea. Ni los mismos catalanes están de acuerdo entre si permanecer o salirse de España. El tema es cómo operar internacionalmente a esa deposición, que es relativa a la debida para el resto de los continentes.

Está lo de si los independentistas podrán lograr su objeto. Lo ignoro. El Partido de Cataluña, el que gobierna a la nación, el de Puigdemont, es conservador. Es un partido católico liberal, procapitalista y privado, sometido a la austeridad castigadora de la troika, el FMI, la OTAN, los Estados Unidos, el Banco Mundial y la OMC, y a la penosidad del fideísmo internacional y capitalista al que recrea. Los relatos míticos de las religiones son sacrificiales, incluso los de las africanas, o mismo los pachamámicos y demás indígenas americanos. Se los debiera conocer más. Los del cristianismo, en sus vertientes católica, protestante, ortodoxa, evangélica y demás, son castigadores, porque suponen que la falta comportamental es según las interpretaciones de los libros a los que sus miembros toman por sagrados, cosa que se replica en el islamismo, tanto el chiíta como el sunita, que hasta son más estrictos, lo que se ahonda en sus versiones extremas. La izquierda catalana está dividida, en una parte a favor y otra contraria a la separación. De ambas maneras Cataluña replanteará su relación con las naciones españolas y con la monarquía republicana, porque ella le será vecina.

A los independentistas se les avecina una confrontación con el ejército de la República, mandatado por el ejecutivo y el legislativo del país para intervenir en el gobierno regional, a lo que intentarán impedir con una milicia civil. ¿Cuántos muertos, asesinados por el ejército, estará dispuesto a soportar el independentismo catalán? ¿Y qué harán después? El problema de Cataluña es el mismo de Grecia, supestropeada por la troika del gobierno europeo, lo mismo que el modelo liberal ortodoxo está empobreciendo al continente entero y a sus coledaños, cosa que no se resolvería tampoco con el liberalismo proteccionista y para la que no será suficiente el comunismo actual. El comunismo lo que tiene de bueno es que reabre la vía al verantismo, pero no basta, y está muy retrasado por el fideísmo internacional, así como por los malos modos que le son concomitantes, y el tema es mucho más amplio, así como tiene males ínsitos.

Lo que es la tradición en sí misma

Tradición es transdación, una dádiva, un dar, transido. El núcleo latino “doˮ es “darˮ.

miércoles, 25 de octubre de 2017

El conservadurismo no es malo en sí mismo

La izquierda tiene un problema con el conservadurismo porque tiene el precepto innovador, no siempre, pero lo tuvo mucho, ese de innovar por innovar, sin fijarse si era necesario para el comunismo, por lo que se cometieron innovaciones desviadoras de su concreción. El conservadurismo puede ser bueno, según sea, porque hay aspectos del comunismo que ya existen en el funcionamiento social. Son las cosas que están bien hechas para nuestra existencia como especie zoológica.

martes, 24 de octubre de 2017

Del mito de la tasa de interés y el abuso al empresariado

Al haber la idea de que el empresariado tiene que contribuir al desarrollo social mediante el engrandecimiento de la economía por la vía de la reinversión de las ganancias, se le adjudica a los empresarios la responsabilidad de crear los puestos de trabajo, responsabilidad que a veces ellos asumieron, pero que es claramente falible. Pensemos en un empresario capitalista que tiene una empresa. Ya con una, así fuera pequeña, y más si lo es mediana, y ni que hablar si grande, aunque estas últimas no suelan tener un sólo dueño, sino un conjunto de socios accionistas, tiene bastante de qué ocuparse, además de sus otras responsabilidades, como las familiares. Por ende, una persona así, bastante sobreatareada, no va a querer fundar más empresas, o ampliar la que ya tiene, por lo menos sin reticencias, porque eso le aparejaría tener que asumir más obligaciones, que además están muy controladas por la ley y que son poco gratas por el desprecio de los subordinados. Entonces, a las ganancias se las volcó a la especulación y a la fuga, que no requieren de tantos disgustos. La idea de que bajando la tasa de interés los capitales empresariales se volcarían a la inversión laborista supone que los empresarios son seres abstractos a los que lo único que les interesa es la acumulación de dinero, por lo que el éxito de la política económica que se basa en ella es relativo, aparte de abusivo. Además, atender al desempleo mediante este procedimiento no resuelve a otros de los problemas de fondo, por lo que es insuficiente incluso si se logra lo que se propuso.

domingo, 22 de octubre de 2017

Lecciones para el independentismo catalán

El independentismo catalán está a punto de ser derrotado, porque el gobierno español decretó la deposición del regional autonomista, a la que puede imponer mediante el ejército, aunque deba pagar un costo político por eso, que sería menor que si dejara que la región se secesionara del país. ¿Cabe reprocharle al gobierno español que actúe de acuerdo con la constitución española? Se le puede reprochar eso, pero igual el gobierno español procederá así, por lo que esa crítica no tiene sentido ganador. Los independentistas catalanes desestimaron a la correlación de fuerzas sociales, tanto la de dentro como la de fuera de España. No reconocieron que su apoyo dentro de Cataluña puede que no sea mayoritario, o sea, que tal vez perderían en unas elecciones en que se plebiscitara la independencia o una mayor autonomía. Ignoraron que no tienen fuerza militar suficiente para derrotar al ejército, despreciaron al españolismo catalán, tanto al monárquico como al republicano, y así al PSOE, y también a los miembros de Podemos que están por la permanencia de Cataluña en España, que los debe haber muchos en el resto del país. Podemos enfrenta la disyuntiva de apoyar la separación catalana o abrevar por una reforma constitucional que le aumente la autonomía, a lo que se niega porque esa es la propuesta del PSOE, pero Podemos es un partido político español, que tiene representación parlamentaria en el gobierno nacional, como tercera fuerza, por lo que su postura para el caso es débil: está contrariada entre responder a quienes los votaron en todo el país, cuya identidad nacional es más bien española, o apoyar a la minoría catalana con la que tiene más afinidad ideológica. La nación española, que se compone de sus naciones menores, fue execrada por el independentismo, por su carácter conservador, dado el peso de la iglesia, que se expresa políticamente en el Partido Popular y en Ciudadanos, pero el grupo de naciones sometidas por la monarquía y el gobierno central es más amplio que la sola Cataluña, sin que los independentistas catalanes tendieran lazos abiertos con los autonomistas de entre éstas, que les podrían haber ayudado, con el PSOE y Podemos, a deponer a la monarquía. El PSOE sostuvo a la constitución de 1978 porque representó a una fracción menor dentro de la nación española, y que aunque haya sido mayoritaria, y hasta gobernante, no tuvo la mayoría suficiente para reformar a la legalidad suprema, que es de la que se vale la capitalesía, la monarquía y el alto clero, a los que refuerza el pietismo democrático, incluso con las disidencias que les tiene, porque ese pietismo es, en gran medida, tanto católico como promonárquico y procapitalista. La izquierda radical tiene que estimar bien a la correlación de fuerzas, porque si no los proyectos se le fallan, y evitar la minoridad. Tiene que adoptar un democratismo fallado que prepare a mediano y largo plazo una liberación mejor, para lo cual es preciso abandonar al acoso izquierdista, ese que señala las faltas desde el purismo, porque la evolución humana se efectúa desde la maldad existente. El consensualismo mayoritario implica que la izquierda le tenga respeto crítico a las fuerzas conservadoras, parte de las cuales es la del proletariado religioso y pobre de ese país.

Un tema aparte es el de que el empobrecimiento que el gobierno central le está aplicando tanto a Cataluña como a las demás regiones españolas es causado por el modelo privatizador, al que le dicen austero, del gobierno de la Unión Europea, el liberalismo financista del capital trasnacional con eje en la troika de entidades gubernamentales del continente, que está aplicando un castigamiento continental, por la falsedad que tiene, dada por el carácter casto del cristianismo europeo, y que además está hegemonizado por Alemania, Francia y los países bajos, ahora que Gran Bretaña debate su salida de la unión, por lo que las capitalesías de estas potencias lucran con la explotación de las naciones sometidas. Hay un sometimiento de varios niveles, en el que la troika y los gobiernos de las potencias europeas dominan a los gobiernos de las naciones sometidas, que a su vez subordinan a las naciones menores dentro de sus países. El independentismo catalán no da cuenta mucho de eso, por lo que se cierra en una propuesta de solución local. Le falta internacionalismo. Además, existe contrariado, porque en él confluyen posturas de derecha, las del Partido Demócrata Europeo Catalán, con otras de izquierda, que asimismo divergen entre sí, las de Izquierda Republicana de Cataluña y las de la Coordinación de Unidad Popular. La nación catalana está partida en dos grandes partes, una españolista y otra secesionista, en las que se replican las divisiones entre la izquierda y la derecha.

El problema de la democracia es que el pueblo es el que decide mediante el voto, por lo que cabe analizar al pueblo, que es el que puso al gobierno de Rajoy en funciones. El franquismo no se debió sólo a la aristocracia española, porque tuvo sucesión, de manera distinta, en el Partido Popular español. El PP no es franquista, por ser republicano, pero es conservador, monárquico, católico y procapitalista. Es la continuación de la lucha oligárquica por la vía constitucional, pero esa lucha cuenta con el apoyo del pueblo conservador de España, bastante mal alienado por la iglesia, que hace a gran parte de su empresariado, sea éste capitalista o no lo sea.

De la manipulación insinuatoria

Uno de los procedimientos manipulatorios del entendimiento efectuados por la religiosidad conservadora es el de la insinuación discursiva, según el cual a los receptores del argumento se los induce a suponer ciertas cosas, sin que se den cuenta de la maniobra ni de que fueran engañados. Viene de la retórica escolástica, tan dada a las pujas verbales para la conducción de las órdenes. Esta tradición, de pelear discursivamente por la conducción social, viene desde antes de la edad antigua, y con sus trampas, bastante relacionadas a la fidencia, ya que habilita a pensar de mal modo, lo mismo que educó para el mal sentimiento, con la ascética casta. El pietismo causa a la penosidad social porque supone que ésta debe sacrificarse, por lo que impulsa la acometida de prácticas violatorias. En el pietismo privatista, el castigo social es exacerbado, porque el privatista es más extremista que el populista, pero éste también sigue a ideas sin sustento, porque su base conceptual parte de dar por cierta a la idea de dios, sin admitir que, como sólo es una creencia, hay que tomarla de hipótesis. También confunde a la creencia con la verdad.

sábado, 21 de octubre de 2017

Comentarios a la entrevista a Pablo Alabarces del Pagina 12 del 11 de octubre pasado

Leí la nota de Pablo Esteban y se me ocurrieron algunas ideas que paso a detallar. Lo digo como crítica favorable, ya que Alabarces me cae bastante bien. Al discurso alabarcino se le debieran relaborar algunas cosas, es pre-exacto en algunos temas. Ya para empezar pido disculpas, por lo cachivache y lo soberbio que sea. Lo segundo me viene dado por mi condición de clase, a la que no puedo modificar bien sin un cambio en la legislación.

La nota ya arranca equivocándose, cuando Esteban dice que todos los ciudadanos interesados por el fútbol adoptan la actitud del director técnico: eso pasa mucho, pero no siempre, y en verdad sucede las menos de las veces, aunque sean unas cuantas, porque la gente se harta de mirarlo por la televisión, o de escucharlo por la radio, lo mira comiendo, o mientras que va al baño, o se distrae en otras cosas así, y entonces no opina del partido, como cuando lo mira haciendo otras cosas. También hay matices y contemplaciones en los juicios de los futboleros. El disfrute del fútbol no es un descontrol absoluto, y tampoco es un descontrol irreprochable. Lo que describe la introducción de la entrevista es la actitud más fanática de los hinchas varones. Es una nota hombrista porque en ella predominan las menciones a los hombres, pero estaría mal criticarla mal, ya que el fútbol fue más cosa de hombres que de mujeres, por las aptitudes corporales que requirió, en tanto que se lo jugó rudo, como un enfrentamiento de destrezas fuertes y con una lógica de rivalidad, enemistable en las malas ocasiones, y por el rol social que adoptara, como entretenimiento de los trabajadores, en sociedades de matrimonios biparentales, de cuyas esposas se quedaban cuidando a los hijos durante los partidos, tanto en las casas como alrededor de las canchas. De lo duro cabe decir que tuvo mucha pelea vana, muchos asesinatos, trompadas, cuchillazos, bombas de estruendo, y otros garrones, como los choripanes berretas, los atolladeros automovilísticos y el chimichurri de fábrica, a los que sigue teniendo, y con eso me quedo corto, por las extorsiones de los directivos de los clubes a los jugadores, la mala intromisión de las sociedades de los árbitros, ambas que fueron secretas, las apuestas, también ocultas, las peleas entre hinchas y policías y así tanto más. En el fútbol actual se exacerban las características del idealismo capitalista vigente, resumibles en el disimulo de las maldades cometidas, durante la exaltación de una moralidad pretendida que no cumple lo que exige, la doble moral, que no es sólo burguesa, sino que se da en la productividad capitalista, tanto la urbana como la rural. Tampoco es que el campesinado sea el reino de la buena moralidad, y no sólo por los males de las y los patrones y matronas, sino también por los de las y los trabajadores agrícolas. La doble moral viene del optimismo religioso, que convocó a adoptar una buena apariencia incluso aunque el trasfondo fuera malo, en vez que a ocuparse en remediarlo, pero tiene otros factores que le influyeron.

Empezada la entrevista, Alabarces partió de un parecer y de un fenomenismo: dijo que cuando empezó a estudiar al fútbol le pareció que este tema podía ser un fenómeno interesante para indagar la relación entre lo popular y lo masivo. Tal parecer es cierto, aunque quisiera que dejara de considerar al fútbol como un fenómeno, porque el fenomenismo induce a acotarse a la apariencia de las cosas, por su etimología, sin llegar a niveles de profundidad, lo que no le impidió a Alabarces traspasar este impedimento, pero sí dificulta hacerlo a veces, lo que opaca algo a nuestra conciencia social. Lo de la contraposición entre lo popular y lo oficial es rebatible, porque ésta coexistió con la coincidencia mutua, pero que dio por resultado una relación mal establecida, un comunitarismo decaído.

Otra cosa, que no la entendí bien, es porqué asoció a Beatriz Sarlo dentro del mismo grupo que Mauricio Macri. Sarlo apoya al FIT, y no es capitalista. Lo que tiene es que es muy fina, y que fue antiperonista, o por lo menos gorileable, pero no da reprochárselo de mala manera, como a veces le hicieron, no en el caso de esta entrevista. Fue una crítica injusta. Habría que señalarle en concreto las faltas que haya cometido, pero con buen juicio, lo que a los demócratas nos falta bastante, porque el juicio individual es social.

Luego Alabarces se interrogó sobre dónde quedó lo popular del fútbol, ya que fue adoptado por las elites, cuestión que está equivocada, porque el fútbol es transclasista, desde que nació en Inglaterra, ya que fue parte de la historia de la elite inglesa desde que ésta lo conociera. Sucede que la elite y el pueblo lo vivieron de distintas maneras. Lo popular del fútbol es lo que tiene de popular, su recreación por parte del pueblo, que coexiste relacionándose con lo que tiene de elitista, ya que el fútbol es controlado desde arriba por la elite, por lo que el ordenamiento del deporte obedece a la hegemonía féica y capitalista. A la nota le falta la crítica al carácter matufiero, mafioso y fidente, del fútbol profesional, que es capitalista y presto a las operaciones políticas de la clase dominante, sin que esto lo defina por completo: mantiene algo de dignidad, que queda solapada, en particular por la represión a la socialización del juego de pelota, que no debiera ser competitivo, y que depende de la liberación social para completarse, ya que la sujeción al orden capitalista le resta a las personas tiempo, salud y fuerzas para jugar. La actuación del grueso del periodismo deportivo es francamente penosa: tiene un nivel deplorable, pero a los periodistas que quisieran elevarlo los echarían de sus trabajos en los grandes medios de comunicación, por lo que su propiedad es un factor decisivo del nivel periodístico, y se relaciona con la alianza de clases vigente y con sus contracciones históricas.

No estoy de acuerdo con que no haya nada en la sociedad en que se reflejen sus partes externas. De hecho, hay muchos reflejos sociales, entendidos éstos como réplicas, pero que distan mucho de ser absolutamente perfectos: son reflejos con similaridades y diferencias respecto de sus originales. El fútbol es parte de la sociedad, por lo que tiene cierta autonomía respecto del resto de sus instancias, que sucede en el marco de su imbricación histórica: ambos se influyen entre sí.

Para mi hablar de la pasión puede ser válido, según cómo se la entienda. Lo de que la mayoría de las prácticas de las hinchadas actuales tiene menos de 25 años puede que sea exagerado, al menos en que siguen siendo hinchadas de equipos deportivos pertenecientes a clubes de barrio, pero sí es verdad que el seguimiento cambió mucho con la televisación a color, aunque antes se lo hizo con la blanco y negro, la radio, los periódicos y las conversaciones, lo mismo que le incide la privatización de la titularidad de los clubes, con eso de las sociedades anónimas, la comercialización millonaria de los jugadores, el lavado de dinero y la politización deshonesta, que acá ya se venían gestando desde antes de la reforma constitucional argentina de 1994. Cambió brusco con la financiarización. Acuerdo con la crítica al mal hombrismo, la mala masculinidad, de los fanáticos, dada por el patriarcado fidente, de sexualidad bruta, competitiva y desmerecedora de la pasividad sexual. Son hombres algo malvados porque no criticaron mucho a lo malo de la educación que recibieron. Están mal civilizados, como todos lo estamos para distintas cosas, por la falencia humana histórica presente en el sistema actual. El fútbol imperante está mal subido, así que vale que se le caigan sus malas cosas, pero decae todo junto y mientras tanto mantendrá algo de su bondad, y persistirá de acuerdo a la evolución humana. Lo que conocemos desde la crisis del estado benefactor es al fútbol en decadencia, correlativo a la degradación social aparejada por la financiarización capitalista. Es el fútbol del último medio siglo, muy espectacularizado, con cifras millonarias, figuras destacadas en horarios estelares, un ludismo vedetizado, privado y oscurantista, de clientelización a la carta, cuya bondad verdadera existe reprimida. La crisis del fútbol se corresponde a la crisis de las esperanzas que la burguesía pietista y óptima depositó en el sistema del capital, que venía de la ilustración y que tiene un carácter sacerdotal. Los llamados anhelos burgueses lo son de una pleitesía acomodada que discurre creyendo mientras que manda socialmente.

Para que la gente sea buena futbolera el fútbol tiene que ser bueno, lo que depende de la conciencia y del orden de nuestra sociedad. Los jugadores son hipócritas, creyentes en general, y están sometidos a un sistema muy estricto, en el cual si no cumplen con todo lo que deben los echan, por lo que pocas veces son críticos. Padecen a su propia conciencia creyente y a la opresión privada, no obstante lo cual hay cuestionamientos a los que se merecen, con la solidaridad debida.

jueves, 19 de octubre de 2017

Del zoroastrismo en la India y de la coexistencia interreligiosa del pasado

En la India existen muchos zoroástricos, como lo fuera Nietzsche. El zoroastrismo me parecía ser un misticismo extinguido, pero tiene adeptos en ese país y en Afganistán. Así, ya en el siglo XIX se venía gestando el multiculturalismo religioso que eclosionaría luego del Consenso de Washington, con el liberalismo postulador en falso de la buena convivencia entre las culturas, el del posmodernismo globalizador, un posmodernismo que fuera tanto ortodoxo en lo económico como privatizador en lo social, pero en verdad la coexistencia interreligiosa ya hubo sido desde antes. Siempre hubo una coexistencia crítica porque los fieles tienen aspiraciones existenciales discrepantes, por basarse en ideas que no son verdaderas, que los llevaron a confrontarse. Convivieron suponiendo que el otro debía convertirse al credo verdadero, lo que generó a diversos tipos de sincretismos crédicos. De toda esa mezcla sale el credismo actual, el conjunto de todos los credos, que es inenarrable del todo porque hay credos mestizados, y existen cambiando y relacionándose entre sí, y con y como lo hacen las concepciones ateas.

Es llamativo que el dharma, la noción central de las religiones dhármicas, como el budismo, el hinduismo, el jainismo y el sijismo, signifique lo mismo que el cristianismo vertiera en la del progreso, ya que el dharma se traduce como la posesión, la conservación, el mantenimiento, el sostén, el soporte y el ajusticiamiento. La raíz indoariana dhar, se trasladó al avéstico, al griego, al latín, al antiguo alto alemán y al eslavo eclesiástico. En lenguaje indio, tiene los significados de la religión, la enseñanza, la ley natural, la naturaleza, la virtud, la conducta correcta, la verdad, lo figurativo, el establecimiento, la firmeza, el apoyo, la norma fija, el estatuto y la ley. Ambos conjuntos de religiones se fundan en el interés de prosperar de sus miembros, que es lo que quiere lograr el comunismo. En eso el comunismo es como una religión, pero no es religioso, porque descreyó de los dioses y busca ordenar a la sociedad de acuerdo a lo sabido con certeza. Es una concepción que busca superar los defectos de las creyentes.

miércoles, 18 de octubre de 2017

“Reggae del amanecer” en piano











 


La humanidad, para resolver bien su historia, tiene que reconocer debidamente su maldad pretérita, y ajusticiar al maltrato innecesario que hubo cometido. Será crítica de eso en tanto que no sea así, porque la moral es natural: la gente pensará bastante en su pasado con cierto sentido de la justicia, aunque sea intuitivo, y con el negacionismo perdedor que también habrá. La crítica se funda en el sentimiento de reparación histórica demandado antes por las y los derrotados, y persistirá porque los humanos no querrán sufrir, sino gozar. Es un deseo natural, aunque sea incumplible acaso, y algo se lo cumplió. Resta lo que falta.



martes, 17 de octubre de 2017

El socialismo debe desidealizar al proletariado

Sea como lo entienda, el socialismo idealizó al proletariado, como un sujeto idílico, exento de mal. En eso se equivocó. El socialismo debe analizar bien al proletariado, señalando sus faltas, porque las tiene muy omitidas. Es lo debido en una estrategia política científica.

lunes, 16 de octubre de 2017

El sistema dominante persiste fallado

En tanto que se lo mantenga seguirá así. El mal ordenamiento social vigente es responsabilidad de toda la humanidad, aunque más lo sea de su clase dirigente. Persistirá fallado, porque el idealismo capitalista prevalecerá, no se sabe por cuánto tiempo. El idealismo capitalista es el sistema de ideas que faculta al capitalismo, y atraviesa a los dos bloques conceptuales en pugna internacional, el liberal pío y el comunista. El comunismo gobernante es capitalista, de acumulación de capitales gubernamental y mixta, porque al comunismo no se lo puede concretar completo sólo en un bloque de países: que eso sea así requiere que abarque al menos a la mayoría de las naciones. Entonces, no cabe exigirle al bloque comunista chino que haga a un comunismo verdadero, pero sí cabe reprocharle muchas cosas que sí dependen de sí mismo. A su vez, el bloque abrahámico existe contrariado en sí mismo, con la seudoconciliación religiosa del mercantilismo liberal, guerrean los palestinos con el sionismo israelita, y los islamistas entre sí, y con los cristianos en Europa, lo mismo que la intervención de la OTAN en medio oriente aparejó la acometida de atentados en Europa y América por parte de los islamistas extremistas, atenazados por la invasión. Los intereses imperialistas, impulsados por los capitalistas, causaron la radicalización fanática del islamismo, a la que ya era propenso. Las ideologías sagrantes son proclives al fanatismo, como el comunismo lo es de otra manera. Y así como eso hay muchos conflictos más al interior de los bloques mundiales mayores, el estadounidense y europeo y el chino, ambos coexistentes y en relación entre sí y con las potencias intermedias, como Japón y la India, de religión principal hinduista, o mismo Brasil, y las menores, que son un montón.

Como sistema de ideas, el idealismo capitalista existe tanto en la imaginación como en los objetos a los que se les hubo puesto formas ideadas acordes al capital. Todos los objetos a los que se les puso formas pro-dominantes, los libros, los diarios y las revistas, las radios, los televisores, los medios de comunicación en general, y los educativos, los jurídicos y demás, son los difusores del idealismo capitalista, facultantes de su productividad. En tanto que la producción es la práctica ordenada mediante el discurso, los discursos sociales son los generadores conscientes de la práctica social. Entonces, su calidad es decisiva para el rumbo histórico de la especie.

Etimológicamente la producción es la acción antecedida de discurso. “Pro” es “antes”,  “duc”, es “dicho” y “ción” es “acción”. Por lo tanto, es una acción sobredeterminante, va de la contemplación a la práctica más activa. La idea proviene de la nutrición orgánica y se da en el cuerpo sensorialmente, y en su cerebro se termina de formar con el sentido intelectual, sucede con la sinapsis neuronal y la actividad de los sentidos externos, y reincide en la materia más concreta mediante la práctica motriz: es tanto superior y abstracta como concreta e histórica. El idealismo tiene que ser verdadero en vez que fidente, y aún así puede fallar, podría ser verdadero y malo, por ser de verdad insuficiente. Así, el socialismo científico debe luchar por el buen idealismo, en vez que recusarlo en sí.

El estado no puede ser laico

El estado no puede ser laico porque es toda la nación sedentaria la que es estatal y no se puede expulsar a las iglesias hacia afuera de las naciones estatales: estaría mal hacerlo. Lo que puede ser laico es el gobierno, puede separárselo de la iglesia oficial, pero aún así ese gobierno lo sería de una nación en la que ésta preponderaría, por lo que su incidencia gubernamental sería esencial, aunque la directa le fuera externa, pero además la separación de la iglesia del gobierno requeriría una transformación de la legalidad suprema, ya que el constitucionalismo de las naciones religiosas es pío en sí mismo, de piedad liberal, con las variantes formativas y las contrariedades históricas del tema.

Lo laico es lo exterior a las iglesias de las sociedades, muchas de las cuales tienen una sola religión oficial. Al separarse sus iglesias principales del gobierno, las primeras permanecerían dentro del estado, porque son los actores sociales a los que los fieles les dan más importancia, mantendrían su vigencia social, e incluso hay países en los que el gobierno no puede ser ateo según la constitución: en Argentina debe ser católico para ser legal, por lo que un candidato socialista a la presidencia, incluso en el remoto caso de que ganara, no podría ejercer legalmente su cargo de no estar adscripto a la iglesia católica, lo que requiere del bautismo, cosa que lo obligaría a tener que negociar con las máximas autoridades eclesiales las cuestiones más candentes del gobierno, y con la posibilidad para la curia de excomulgarlo, con la fuerza extorsiva que eso tiene. Un ateo socialista que ganara las elecciones no podría nombrar a los ministros para implementar a un gobierno ateo, porque eso sería inconstitucional, y por eso sería deponible, corte suprema mediante, con el ejército de la nación. Entonces, lo que le cabe al socialismo es la exigencia de condiciones aceptables de vida y la crítica histórica de los fundamentos conceptuales del orden vigente, con la lucha gubernativa permitida por la ley. En este país, el gobierno federal, lo más de izquierda que puede ser, de acuerdo a la constitución, es del cristianismo socialista, o sea, que sería un gobierno socialcristiano sometido a un constitucionalismo procapitalista, y nunca se dio un caso así, quizás excepto con el alfonsinismo, de una conceptividad confusa, cristiana y algo socialdemócrata, tolerante al desarrollo del capital privado, que terminó depuesta a golpes de mercado. De lo más de izquierda que hubo, en el gobierno argentino, fueron los gobiernos peronistas de liberalismo proteccionista, un centro pieto-capitalista y democrático, y no sólo porque el grueso de la nación los votara, y porque el ateísmo está impedido de gobernar desde la constitución, sino además porque la mayoría de la población del país es cristiana, de cristianismo católico, con mucha presencia del tradicionalismo y del conservadurismo, que hace a la base del massismo y a parte de la oficialista, e incluso a la fernandesista. El proletariado argentino es bastante cristiano, casi todo, y en los otros países de legalidad religiosa grandes partes de las naciones también lo son, por lo que el socialismo ateo está en una condición de inferioridad mundial bastante pronunciada, excepto en el bloque comunista, que tiene defectos enormes también. El bloque comunista tiene males quizás equivalentes a los del bloque de gobiernos píos, pero no lo conozco lo suficiente, ni tengo un juicio histórico tan exacto como para dirimir el tema. También es verdad que el régimen del bloque comunista no es un comunismo de verdad, le falta y le sobra para llegar a serlo, o sea que cabrá criticarlo porque deberá corregirse. Lo que tal vez no suceda nunca es que la humanidad se ordene bien a buena conciencia, pero se lo intentará, y algo de eso se conseguirá. Qué será de eso dependerá de la sapiencia de las naciones, porque es la que guiará a su práctica.

viernes, 13 de octubre de 2017

¿Vale el posmodernismo de izquierda?

El posmodernismo es una actitud posterior al modernismo. Rechaza a la moderación moderna. ¿Pero cómo la rechaza? Y no toda moderación es moderna, al modo de la modernidad usualmente entendida, tanto la capitalista liberal como la socialista. El posmodernismo es anti-moderativo. Es posterior al modernismo. Como la modernidad se definió a sí misma según el modo, el posmodernismo recusa a la medida, es anti-médico, y bastante anti-módico, es desmesurado, pero no lo es de cualquier manera, así como fue cultor a ultranza de las modas estéticas. Hay muchos modos de desmesurarse, y los posmodernos no eligieron cualquiera, o sea que algo se midieron. El posmodernismo fue un conjunto de altermedismos, de modernidades alternativas, muchas accidentales y mortales cuando adoptaron a la moderación suicida, ya que suicidarse requiere de un método, de una moderación, una serie de actos concretadores del suicidio, y en otros casos murieron por los accidentes, o se lastimaron. No dejaron de medir sus prácticas, sino que las midieron mal, en anverso al modernismo capitalista, que las midió mal de otra manera. El posmodernismo de izquierda vale, porque es de izquierda, pero debe ser autocrítico, porque la izquierda es falente, lo mismo que el posmodernismo lo fue. A lo que se debe llegar es a la buena moderación, el bonmodernismo, que debe ser social. La buena moderación debe ser buena de verdad, lo que exige que la humanidad sea cierta lo suficiente, algo bastante difícil de lograr.

Las guachas se pensaban que eran brujas

En la academia medieval hubo corrientes bajas, que eran las de las mujeres que se pensaban que eran brujas, y que eran unas laicas drogonas, refractarias al clero. Fueron satanistas, o sea que aprendieron a leer, tuvieron un acceso a la grafología, al que ejercieron siguiendo al culto de Satán: fueron estúpidas a su modo, en una estupidez general. Tuvieron identidad de brujas y de pobres diablas, por lo que no siempre fueron reconocidas como mujeres. El clericalismo implicó la erigencia de identidades mistificadas y tipologizantes. Es lo malo del arquetipismo, que clasifica idealizando dioseramente, suponiendo que antes de todo estaba el dios, sin saberlo, de lo que extrajo categorías de análisis para la realidad de esa figura vacía que es el dios en abstracto, con sus mitos subsiguientes, como el del diablo, y las leyendas, como la de Judas, o los sermones, cantos navideños, su repostería decorada y así. A ese problema lo tiene el idealismo weberiano, porque de última sus categorías remiten al dios de los protestantes, lo mismo que el keynesianismo, ambos de tendencia demócrata cristiana, de un pietismo capitalista que intenta incluir a lo popular en el orden social dominante. Es el problema de la dialéctica hegeliana, que tiene un trasfondo vacuo porque remite al dios protestante. La filosofía hegeliana fue acorde al protestantismo burgués de su época, en su primera fase liberal y capitalista. Impulsó a la superación del feudalismo alemán, pero en términos pietistas y procapitalistas.



El pietismo es algo malprolador

De todo lo antedicho concluyo que el pietismo es algo malproletarizante, en tanto que guía algo mal a la práctica humana, que lo que tiene de bueno no es por su fidencia sino por su veracidad, lo mismo que los aciertos accidentales. Lo que pasa es que el comunismo también lo fue, porque hizo trabajar de sobra a unas cuantas naciones, al confundir al desarrollo verdadero con el productivismo de los valores abstractos, causando un seudocrecimiento, y competidor, hasta que en guerra, con las potencias liberales pías. Ambos fueron liberales en el sentido de aspirar a la liberación humana, pero no lo lograron porque ella requiere de la suficiencia internacional, y del ordenamiento que se le debe corresponder. Por ahora el progreso se da con faltas y retrocesos. No es un avance regular y constante, y su prosecución, menos aún su éxito, no está garantizada. De hecho, actualmente hay una degradación desde hace medio siglo, una evolución en la que prima la degresividad, durante la cual el capital aumentó exponencialmente, es un crecimiento vano de escala exorbitante, acorde a la contaminación terráquea y a la explotación de la naturaleza, cuya corrección depende de la práctica que ejerza la especie, y por ende de nuestra cosmovisión. Después de las explosiones atómicas de Hiroshima y Nagasaki, que culminaron a la segunda guerra mundial, las ensoñaciones liberales se rompieron hechas trizas, aunque persistieron los sueños de un mundo mejor hasta la crisis del petróleo, la de 1973. Desde entonces las aspiraciones al progreso social más se estrellaron con la realidad que se cumplieron, por la reacción privatizadora, generando al distopismo posmoderno, pero el progresismo tiene que asumir la realidad debidamente, porque si no el proyecto político no se le cumple, se le trunca luego de arrancar, como todos se truncan antes o después, ya que la humanidad tiene una falta lógica esencial, que es la de fundar su actuación en lo que cree. En tanto que la especie entera no asuma eso el proletariado existirá fallido. La asunción social de la verdad llevaría a la deposición del capitalismo, porque la gente no querría hacer mal a sabiendas de hacerlo, salvo en casos perversos, que suelen ser pocos porque son autodestructivos. La especie humana tiene un impulso autodestructor por su falsedad, porque existir mal lleva a las personas a querer matarse, o a querer matar a las demás, pero así mismo tiene una esencia buena, que se impondría bastante si dejara de creerse. Siempre habrá las fuentes de maldad y de bondad dadas por nuestra animalidad, que varía de acuerdo a nuestra conciencia.

Del conflicto entre palestinos e israelíes

Hasta que no superen al religionismo no lo van a poder resolver bien, aunque como medida transitoria quepa exigirles la coexistencia pacífica, ya que estos pueblos se tratan de infieles mutuamente, y se tienen rencores ancestrales, agudizados desde la creación del estado israelita, a los que no podrán elaborar bien en el marco de sus credos, y además tienen a los intereses capitalistas e imperialistas de por medio, que asimismo responden a la educación féica, la del racionalismo moderno, que es preponderantemente fideísta.

El fideísmo, como postura filosófica, puede ser tanto reaccionario como conservador, y hasta progresista, pero siempre enmarcado dentro de la idea de que algún dios creó al universo, con todas las derivaciones del tema en el funcionamiento social, y preso de la lógica de la fe. De allí que haga a desarrollismos fallados, lo que fue mal resuelto por el cientificismo socialista, por haber sido insuficiente. Lo que la humanidad precisa es el desarrollo verdadero, que no debe ser conducido por una clase dirigente más que como etapa transitoria, ya que eso le depararía muchas faltas graves, sino que tiene que ser ejercido por todas las personas, para lo cual la humanidad entera debe ser más o menos verista, entre asuntos otros tantos.

miércoles, 11 de octubre de 2017

Sospecha clara

En la jerga homosexual a los heterosexuales se les decía “pakis”, supuse que como sinónimo de “paquidermos”, como si éstos fueran menos evolucionados que aquéllos, lo que no es cierto, pero no sé si entendí bien a esa palabra.

martes, 10 de octubre de 2017

Mi opinión de la crisis catalana

Puedo equivocarme, pero creo que los catalanes tendrían que ir a un plebiscito en el que opten, o bien por independizarse de España, o bien por permanecer con una reforma constitucional que les otorgue un mayor nivel de autonomía, al que debieran definir luego si ganara esta opción. Esto como política inmediata, que debiera enmarcarse en un cuestionamiento socialista más amplio, a la monarquía republicana, al liberalismo, al nacionalismo, al fideísmo, al pietismo y al capitalismo, así como a lo malo del comunismo gobernante, y con las autocríticas que correspondan. Como a la historia la hacemos todos los humanos, las crisis sirven para la discusión social, por lo que son oportunidades para que la izquierda cuestione socialmente lo que sepa que cabe cuestionar, en tanto que entonces tiene más llegada al público. El público conservador, o mismo el progresista religioso, tienen que saber la verdad de los dioses, porque creer en ellos los inclina hacia prácticas derechistas, sean liberales ortodoxas o lo sean heterodoxas, y así pasa con los tópicos políticos, oscilantes más entre el conservadurismo y el liberalismo democrático, con inflexiones ultraístas mistificantes, las de los teísmos fanáticos de la aristocracia. En tanto que los humanos entiendan mejor a la realidad, se orientarán hacia posturas mejor moderadas, cosa que traccionaría al centro hacia el centroizquierda, y engrosaría a la izquierda, como tendencia reversible de mediano y largo plazo.

En los discursos políticos de coyuntura la izquierda debiera introducirse con una mención postergable de los temas más pesados, para generar su concientización social, y luego proseguir en extenso con la particularidad de caso, que les responde.


Lectura

Daniel Raventós y Gustavo Buster, “La revuelta democrática catalana y la reacción de Rajoy”, en Sin Permiso, 8 de octubre de 2017.

Lo menos que corresponde es el agnosticismo

Al ignorarse que los dioses existan por sí mismos, lo que cabe exigirle a cualquier humano es que sea agnóstico, lo mismo que sea verdadero en vez que fidente, o bueno en vez que malo, cosa que también nos cuadra a los ateos y veristas.

El verdadero significado de la cultura

Como el vocablo latino “alo” es dativo del de “alto”, la palabra “cultura” debe componerse del enaltecimiento conjunto, como una “co-altura”, lo que se corresponde con lo que es la cultura, ya que los miembros de todas las especies vivientes efectuamos una transformación intencionada de lo que nos es objetivo, que hace a la cultura, desde la primigenia a la actual; pero, entendida como cultura, en lenguaje humano, sólo es desde que la humanidad llegó a nombrarla, aunque viniera gestándose desde antes, ya que los primates anteriores no hablaron tanto como los humanos, no podían pronunciar al fonema “alo”, porque su aparato fonatorio no era apto para eso, no era tan fino, ni podían pronunciar a la letra te, así como les costaba más generar el ruido al que reproduce esta letra, porque su motricidad era más tosca para golpear a piedras y madera, ni nada hablaron las otras especies animales, ni las vegetales, aunque crecieran, y algo conscientemente, ya que estas últimas direccionaron su ascendencia terrenal para obtener más luz solar, lo mismo que los animales e insectos tenemos consciencia y crecimos, además de que los miembros de algunas especies animales levantamos cosas, movimos tierra, construimos asentamientos y así. La cultura es la creación de los seres vivientes, y tiene sus subtipos. Entonces, la humanidad deberá controlar bien qué cultura crea.

En mi diccionario etimológico dice que la palabra “cultura” viene de la latina de “colo”, a la que traduce como cultivo.

lunes, 9 de octubre de 2017

Análisis de la palabra “familia” con conclusión sobre el proletariado

Esta palabra, en su significado restringido a la especie humana, es muy polisémica, tiene varios grupos de acepciones.

Uno trata de la servidumbre, la esclavitud y la domesticidad, por lo que incluye a las esposas y a los hijos dentro de ese último término. Es una definición patriarcal, que prioriza la perspectiva paterna de los dueños de las haciendas, quienes denominaron a sus mantenidos de distintas maneras según la función social que ejercieron. Que los mantuvieran no sólo implicó que los sometieran a sus reglas, con las crisis del caso, sino también que les permitieran vivir y crecer, lo que requirió que los jefes latinos se organizaran para combatir a sus enemigos mayores, los de los grupos humanos circundantes a ellos con quienes libraron guerras, luego de que antes se hubiera expelido a las llamadas alimañas y maleza, que en verdad fueron los seres vivientes de otras especies que compitieron territorialmente con los humanos que se asentaban en el lugar en el que aquéllos estaban. El régimen de la hacienda coexistió a las guerras con las poblaciones vecinas. El patriarcado romano antiguo, sucesor del de los griegos, fue bélico, además de comerciante y religioso, cuyas familias pasaron del paganismo al cristianismo, así como fuera conquistador. Este grupo semántico de la familiaridad también trata de la casa, de la vivienda. Es el grupo aceptivo de carácter más económico. Remite también a los oficios.

El siguiente es más sentimental, y refiere a la intimidad, la amistad, el amor, la obsequiosidad y la confianza, la que también se hace presente en las otras acepciones, ya que es una actitud común a la familiaridad social que sea y porque la fe en la Roma antigua fue transentitaria, atravesó a las entidades sociales.

El tercero es más político, remitiendo al estado, a la nación, a la patria, al país, a las corporaciones, al ejército, a la escuela y a la religión.

El cuarto es más cotidiano, y contiene a lo habitual, lo corriente y lo común.

En abstracto se trata de agrupaciones humanas, de “homilías”, no sólo en el sentido religioso, sino en el más amplio de “ligas de humanos”, basadas en la satisfacción de las necesidades vitales, y en particular en la alimentación. Por eso la voz latina “alo”, sustantiva del castellano “prole”, permitió la generación de la de “alimento”. La voz “alo” se refirió a la crianza, a la educación, al sustento y al mantenimiento; a la creación, al incremento y al desarrollo; al favorecimiento y el engrandecimiento, a enaltecer, porque alimentar implica permitir el crecimiento de los vivientes, sean de la especie que sea: los significados subsiguientes al nutricio son metáforas derivadas de éste. Entonces, la alimentación es esencial a la familia, lo que puede que implique que la palabra que la designa provenga de la latina “fames”, que quiere decir “hambre”. La adolescencia y la adultez también derivan de “alo”, y por eso llevan a su morfema transformado en torno de las eles de las palabras con que las nombramos, las puestas en letra cursiva. Los adolescentes son humanos en crecimiento, y los adultos otros ya crecidos. De ser así, de provenir la palabra “familia” de la del hambre, los familiares seríamos aquellas humanas ‒los hombres incluidos bajo este concepto, ya que la mayoría de la humanidad es mujer, y porque se puede variar a la regla de generidad de las palabras‒ liadas por el hambre, ese sería su sentido etimológico, al que se habrían agregado los de las restantes necesidades básicas. Luego se le habrían puesto otros tantos por analogía con éste, como los de las familias de tipos discursivos, o los de las especies biológicas. La humanidad descubrió al hambre antes que a las producciones culturales más elaboradas que las indispensables.

Entonces, hay un problema con la definición del proletariado, porque, si bien por una parte con la palabra que lo nombra se designa a las clases inferiores, esa definición no reconoce que las clases superiores también son alimentadas, y más en general mantenidas, por sus inferiores. Equiparar al proletariado con las clases dominadas supone que éste depende de aquéllas para vivir, como mantenidos, ignorando que esto es recíproco: los patriarcas, como los demás superiores, también vivieron de la práctica que se ejerció para mantenerlos. El proletariado, más que de una posición social, depende de una actitud, la de dedicarse a lo necesario para vivir, que está presente en todas las clases cuando lo está, y que no lo está cuando los humanos, de la clase que sea, dedican su práctica a cuestiones innecesarias para eso, lo que prima en la capitalesía pero también se da en la religiosidad, que es transclasista, a lo que hay que entender bien porque la religiosidad algo bueno aportó a nuestra historia, puede que bastante, pero aún así debe ser superada por la conceptividad verante. Se debe distinguir a la verdad de la creencia, y darle a esta última el valor que se merece, que es el de los pensamientos que deben ser bien comprobados.

Las siguientes son fotografías del diccionario del jesuita Santiago Segura Munguía con las palabras “proles”, “proletarius” y “alo”.


Nótese que dice “[-alo]” después de “proles”.



La clase capitalista adopta el modo patriarcal ‒que le precede desde antes de la antigüedad por el rol de los hombres dado por nuestra corpulencia, que facultó a que la gran mayoría de nuestras sociedades fueran más machistas que feministas‒, al suponer que mantiene al proletariado, como un padre con sus hijos, la idea pastoral del rebaño, porque en general es pietista de alta formación, o sea que sus miembros recibieron educación sacerdotal, aunque haya sido la universitaria, o mismo la de su vulgarización, la que se da al vivir, que les asignó una misión existencial de auxiliares en el ordenamiento que los cleros pretendieron para las sociedades, lo que redundó en una hegemonía de clase fallida, acorde con lo malo del paternalismo vigente, el seudoprogreso y la fraudulencia política y económica del sistema creyente. El de la clase dominante es un plan algo loco, y por eso hay tanto lío malo, pero la dominada tampoco es tan buena. Es toda la humanidad la que se tiene que transformar para vivir bien, manteniendo y mejorando lo bueno y suprimiendo o reformando lo malo. El patriarcado deberá ceder paso al gobierno igualitario, que no debe ser pastoral sino social, y verdadero, y deberá ser eso aunque no lo sea. La moral eudemónica persistirá aunque no se la cumpla, y algo triunfará porque las personas querrán y lograrán acaso ser felices, pero la especie vivirá mejor si asume mejor a la realidad y practica en consecuencia con eso.

La acepción que establece que el proletario es quien sólo le aporta su prole al estado está algo mal, porque responsabiliza mal a los obreros, al suponer que éstos debieran aportarle grandes bienes, al omitir que se les roba parte de su producción y al no reconocer las otras cosas que dan, como así que habilita a pensar que las mujeres y los hijos e hijas no son proletarios, pero tiene el mérito de representar que los propietarios mayores le aportan al estado más que su prole, o sea, que le brindan su progenie y sus grandes propiedades, pero sin criticar su adquisición y tratando, implícitamente, sobre todo de los hombres, y casi nada de las mujeres, porque es una acepción privada y patriarcal, acorde al aristocratismo patriarcal en que fue forjada, y captista, aunque en la edad antigua y en la media la captación no se hiciese tanto en valores abstractos y más en bienes tangibles, pero sí con la divinización de los grandes propietarios, de quienes se pensó que eran más cercanos a los dioses que la gente común, a lo que no resolvió bien el pietismo popular. Esta definición no reconoce a la extracción de plusvalor, por lo que asume que los que aportan las grandes propiedades son sólo los capitalistas, por lo cual faculta a la perpetuación de la lógica de la expoliación privada del valor monetario generado por el pueblo, que a su vez se conjuga con la que el empresariado, tanto el privado como el popular, le efectúa al asalariaje. La acumulación capitalista no es sólo la de las empresas industriales, sino que se complementa con las agrícolas, las de transporte y servicios, y las comerciales, sean legales o no, y con la exacción de capitales estatales, por medio de impuestos a la plebe, subsidios a las grandes empresas y por sobornos privados, dados a los gobernantes para obtener réditos, o por las estafas debitales, y aparte está la especulación bursátil, estas últimas de las cuales son de las mayores, las de gran parte del capital privado, que en mucho se fugó a guaridas fiscales. La producción humana de capitales abstractos terminó en gran medida estacionada en lugares apartados, siendo un capital inútil, vano, una abstracción pura sin sentido, como lo es la idea de dios. Las dos precisaron de esfuerzo ingrato, pero parte de las otras prácticas sociales también deben ser transformadas.

El patriarcado debiera ser reemplazado por un “aducado”, por el gobierno de las adultas y de los adultos, que debiera corresponderse bien a las exigencias atendibles de adolescentes, niñas e infantes, pero en tanto que a la práctica la guiara la buena razón. Al gobierno no se lo debe entregar a los menores, porque no saben lo suficiente para gobernar bien, dada su minoridad etárea y porque sus cuerpos e intelectos están en desarrollo, pero deberán ser bien representados y tener lugar en él.


Fuentes

Obra y vocablos latinos antedichos.

Wikcionario, vocablo “homilía”.

sábado, 7 de octubre de 2017

Las homosexuales cometieron maldades

Un problema grave del paradigma de la diversidad sexual es que como es muy maltratado por el pietismo estricto, y también porque en buena parte le falta razón, en tanto que es bastante foucaultiano, para algunas cosas le falló el libertinaje, como ser en su trato para con los conservadores del pueblo, a los que les criticaron poco su religiosidad, o mismo su procapitalismo, maltrato que también sus integrantes les aplicaron, de distinto modo, a las y los heterosexuales progresistas. Más en particular, los homosexuales tuvieron actitudes misóginas, y las homosexuales misándrinas, a la vez que las transgéneras mal radicalizadas fueron muy hirientes casi que con todo el mundo en sus peores momentos: terminaron misántropas. Otra cuestión es la de su poca politización para algunos asuntos, dada por la actitud rara, que les alejó de las cuestiones más comunes. El paradigma de la diversidad sexual debe ser aceptado socialmente, debe triunfar bien, a la vez que sus miembros deben corregir bien sus faltas, entre las cuales figura la de no entender que la heterosexualidad antidominante también es parte de la diversidad sexual, pero la buena sexualidad asimismo debe aceptar a lo que hay de bueno en la dominante, ya que toda mala no es. Este es un planteo bonsexista, que aspira al buen sexismo aunque no lo logre. Ya le encontrarán sus faltas. El foucaultismo les dificulta enmendarse a los miembros del paradigma altersexual por su negativa absoluta a la corrección, a la que hubo tendido, pero en eso se equivocó, porque no asumió que hay modos buenos de corregirse. La rectitud también es la de los canales de riego de las huertas. Les falta completar su análisis, añadiéndole positividad, ya que es demasiado pesimista.

El morfema “orto”, que designa a la rectitud, puede que provenga de la palabra “huerta”. En italiano “huerta” se dice “orto”, y las huertas son espacios a los que se les trazaron rectas aradas, para sembrar y regar a las plantas. Esto vale como hipótesis. De ser cierta, habría una relación etimológica cercana entre la irrigación, el régimen, el reinado y las demás cuestiones afines, como la de la riqueza, a la que Adam Smith ya estimó no en frutas sino en alfileres, porque la horticultura primitiva hubo cedido paso a la industria metálica, y luego del Renacimiento a la sofisticada de los hilados ingleses. La investigación etimológica e histórica que procede por semejanza fonética es exploratoria, por lo que le falta comprobación. En ocasiones la semejanza la orienta bien, pero en otros la pierde. De ahí que haya que corroborarla.

viernes, 6 de octubre de 2017

Pricapia

A la practicidad social que redunda en la acumulación capitalista se la podría mencionar con esta palabra. Es una practicidad histórica, integral, con quiebres y contracciones al orden dominante, pero que está dispuesta por éste para tal acumulación. Permite al disfrute proletario dentro de ciertos límites, y a la vez lo impide por ser explotadora, pero eso no es sólo por la ambición de poder, ni por la de riquezas, o mismo por la compulsión productiva, sino también por la lesividad y la mala animosidad causadas por el fideísmo y el pietismo, que no son responsabilidad exclusiva de la clase dominante. El acoso clasista de la izquierda se funda en el desconocimiento de la lesividad del credismo, porque si lo reconociera no sería dura mal con los capitalistas, porque también debería serlo con el proletariado fidente, lo mismo que sucedería con el que fuera procapitalista. La excesiva dureza del socialismo para con la capitalesía, muchas veces extendida a la urbanesía proletaria alta y media, mucho de la llamada burguesía pequeña y mediana, hace a una tara para la estrategia revolucionaria, porque impide enfrentar bien al problema, al ignorar cuestiones importantes de la clase superior, concomitantes a las omitidas de las inferiores. El socialismo debe ser integrista para tener razón buena, pero para eso tiene que postular bien a la integralidad. En eso, deberá establecer un clasismo justo, ya que el que tuvo hasta ahora a veces no lo fue.

El acoso clasista es válido porque existe la desigualdad social, pero habría que definir cómo debiera ser para estar bien hecho, así como aceptar que la superioridad social es una sociopatía. Un problema serio que hay es el de que no se reconoce al capitalismo como otra de éstas, por lo que se lo reproduce a la vez que se reprime a las críticas que se le vierten en contra, haciendo que quepa exigirle a la gente que acepte que el capitalismo es sociópata, lo mismo que debiera ser con las otras maldades sociales.

El Capital como burla al padre de Federico Engels

El padre de Engels fue dueño de una fábrica textil, la industria más avanzada de la época, a mediados del siglo XIX, en todo el mundo. Friedrich Engels era hijo de uno de los empresarios capitalistas más importantes del momento, de cuyas ganancias financió a Marx, quien, además de fumarse con parte de la plata representada en la d, ejemplificó a El Capital en la hilandería, confundiendo a la producción con la fabricación, la famosa P, que debiera haber sido una F, porque la producción es la de todo el ciclo, y demás prácticas, lo que fue un error grave. El Capital fue una burla al padre de Engels, quien se pasó gran parte de la vida en el circuito de D - M - P - M´ - D´, y sin que Marx le reconociera la pena ni su creación de valor de cambio, y capaz que se hizo la paja de pensar en su esposa, o en sus hijas, y hasta en su hijo Federico, con el dedo más largo en el recto, pero Marx tuvo la decencia de burlarse a sí mismo a la vez, porque se pasó mucho tiempo enroscado también con el circuito de las mercancías capitalistas, al intentar comprenderlo, como otro maniático de mierda, circuito del que hizo tantos arabescos de sobra, sin que sepamos si no estaba drogado con opio cuando los escribiera, aunque el tiempo que les dedicara fuera menor, pero la desdicha del padre de Engels le habrá dado pena. A esto lo digo como hipótesis. El padre de Engels fue calvinista: padeció opresión y terrorismo religiosos, entre otros pesares, como la conciencia intuitiva de haber quebrado a la tejeduría artesanal, tanto a la británica como a la colonial, a la par de la satisfacción de haber contribuido a la vestimenta humana.

miércoles, 4 de octubre de 2017

De que la convención es natural tanto como cultural

Desde la obra de Ferdinand de Saussure, retomada por Roland Barthes, se supone que la convención es un artificio que no es natural, lo que está equivocado, porque la convención, como co-invención, como artificio creado en conjunto, como convenio, es natural en el sentido de que es hecha por seres naturales, así como la cultura es natural, por ser una creación de los vivientes. Lo que pasa es que es una cosa natural abstracta, es un artificio humano, una transformación humana de la naturaleza, lo que no implica que necesariamente sea buena. Hay convenciones fallidas, las que dificultan la convivencia. La idea de que el estado proviene de estar es una convención tanto natural como correspondiente al sonido de los golpes con piedras que se les dieron a las culatas de los palos de punta afilada, que son de las primeras cosas que los humanos clavaron en el suelo al estatizarse, para construir a las primeras viviendas urbanas. En ese caso, la convención, no sólo que es natural, sino que se corresponde bien con el sonido de la práctica que le dio origen, porque al pegársele a la culata de un palo con una piedra se genera el sonido “stá”, pero existen convenciones que, aunque estén más abstraídas de sus características originarias, pueden ser buenas. Las convenciones son creaciones históricas que respondieron a los factores a los que respondieron, fueran éstos más concretos o más abstractos.

La erección de las primeras urbes supuso dar muchos golpes con piedras, e incluso con las talladas a la tierra de labranza, cuyo sonido, en resumidas cuentas, es el de “stá”, dativo de la palabra “estado”. Lo mismo vale para la carpintería primitiva, que se hizo a golpes de piedras afiladas sobre la madera.

Alma y cuerpo

Al alma y al cuerpo hasta ahora se los entiende como cosas distintas. Al primero como psiquis, como la subjetividad, el sentido interior del cuerpo, y al segundo como a la materia viviente más concreta, la objetiva y orgánica, pero esa diferenciación tiene fallas, porque por un lado el alma es corporal, es la experiencia subjetiva del cuerpo, y además es orgánica, ya que depende del sistema nervioso, y del cerebro en particular para el caso humano, así como del resto de los órganos, tanto como el cuerpo viviente es almado. No puedo precisar mejor este tema porque me falta conocimiento. Lo que es seguro es que la materia inerte prexistió a la animada, aunque es verdad que la inerte se mueve, aún sin estar viva. El alma es el sentimiento de los cuerpos vivientes. El pensamiento es parte del sentimiento, porque a los pensamientos los sentimos: es el sentido intelectual, el más abstracto. El otro, el sentido exterior, es más concreto porque responde directamente a los estímulos externos.

Estado y sedentarismo

Del estado se dijeron muchas cosas, y hasta contrapuestas entre sí. Tanto los anarquistas y los liberales como los socialistas tienen distintas ideas sobre él, e incluso dentro de cada concepción hay divergencias. El tema es tan amplio que para retomar al debate entero tal vez no me alcanzaría la vida, por lo que lo abordaré fácilmente. Así como viene siendo la discusión politológica, la humanidad no sabe bien qué es el estado, y por eso en ocasiones se le relaciona mal. Los anarquistas piensan que el estado es el gobierno, lo que es inexacto y les impide reconocer su propio estatismo. Los liberales quieren menos o más estado según sean ortodoxos u heterodoxos, pero en verdad de lo que tratan es de la mayor o menor intervención del gobierno y de algunas de las entidades estatales en la economía privada, lo que redundó en que la supuesta reducción del estado terminara ampliándolo para otras funciones, como la represiva, o mismo la de fomentar al capital financiero y al laborista trasnacional, que crea valor abstracto a partir de la fuerza de trabajo. El socialismo hizo a un gobierno propulsor de la modernización capitalista, de acumulación gubernamental o mixta, aunque con diferencias importantes respecto del capitalismo liberal, más respecto del ortodoxo que del heterodoxo. Entonces, no está bien asumida la esencia histórica del estado. El concepto del estado-nación se le aproxima más, pero aún no es suficiente, porque en verdad de lo que se trata es de naciones estadas, en el sentido de estáticas, de establecidas. La palabra “estado” viene de la latina “status”, a su vez derivada de “sto”, que es “estar”. Este término tiene antecedencia proto-itálica, proto-indoeuropea, sánscrita, persa, griega, inglesa y búlgara, toda la cual mantiene formas y significados similares. Estas lenguas ya eran civilizadas, por lo que esta palabra sirvió para designar a poblaciones sedentarias, que se caracterizaron por fijarse en un lugar: dejaron de migrar y se establecieron, se estatizaron, en lo cual erigieron a las entidades estatales, y entre ellas a las de sus gobiernos, pero fueron las sociedades enteras las que se estatizaron. El estado surgió por la agricultura, que implicó que las naciones humanas se asentaran en el territorio. La palabra se refiere al modo humano, quedo, de habitar la Tierra.


Fuentes

Santiago Segura Munguía, obra y vocablos latinos citados.

Wiktionary, vocablo “sto”.