Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 28 de febrero de 2017

La cotorra quedó manija carnaval

De las fiestas que hubo este fin de semana los pájaros escucharon las canciones, y recién, martes de mañana, una cotorra cantó una chacarera y una cumbia. ¡Palabra, brother!

lunes, 27 de febrero de 2017

El poder de la apariencia

Los liberales ganadores tienen bien clara la magnitud del poder de la apariencia. En Occidente y en Rusia, por su formación cristiana, saben que tienen que demostrar buenas intenciones y comportarse debidamente al presentarse en sociedad, a nivel superficial, lo que se dice “mantener las formas”, o los buenos modales, porque así se ganan la simpatía de quienes los escuchan, que responden a estos preceptos bíblicos, y después de obtener el prestigio que aquellas suscitan se ocupan en secreto de desempeñar malos negocios, tanto en el estado como en el ámbito empresarial privado, a lo que se le llama la “doble moral”, que rige tanto para los negocios como para el ocio religioso, en tanto que se basa en una concepción fallida, pero vigente, por lo cual les garantiza su éxito en las relaciones humanas, que es superficial pero que existe, y que apareja tantas penas. La izquierda, ante la mala ética de las apariencias, adoptó una contraética inversa, la de exhibir rudamente las verdades ocultas, algo en sintonía con la actitud diablera, que a veces lleva a malas prácticas, por lo violenta, pero que es sincera en otras, aunque en el gobierno la izquierda muchas veces fue bastante hipócrita, dado que la impostación dominante de las naciones la llevó a adoptar poses frívolas y a que la competencia política y económica la indujo a entrar en la lógica pugilista, que busca ganar de cualquier manera. Es la famosa supeditación de los medios a los fines.

En tanto que las naciones sean aparentes, lo que está pautado por la creencia ˗porque la creencia es aparentante, al facultar a no indagar lo suficiente para sostener un juicio˗, la apariencia gozará de un prestigio grande, del que se aprovecharán los negociantes pietistas y que le dificultará el éxito al materialismo, que tendrá que revaluar sus maldades previas, ya que no hacerlo, y repetirlas, le aparejará desprecio social. El materialismo tiene que reconocer la frivolidad humana, para enfrentar la suya propia y porque hace a su desgracia, ya que el iluminismo socialista tiene una idea inocente del proletariado, que en parte es cierta y en parte equívoca, lo que lo lleva a entregarse a un sujeto histórico medio perverso, que lo abusa a la vez que lo cobija, porque le falta la razón suficiente para ser bueno lo que debiera y porque está traumado él mismo por la violencia histórica, lo que se replica de distinto modo en la clase superior. La relación del socialismo científico con el proletariado extrauniversitario tiene que ser de mutualidad crítica, y la política emancipatoria tiene que repartir bien las responsabilidades, que están excesivamente recargadas entre los militantes.

sábado, 25 de febrero de 2017

Del imperialismo económico chino

A China habrá que hacerle una crítica extensa e integral, pero quiero señalar que sus exportaciones están destruyendo a parte de los empresariados medio y bajo de varios países, como sucede ahora con Argentina, desde que los macristas abrieron la importación. Ciertamente, en ese aspecto, se merecen la crítica, aparte de porque superexplotan a sus obreros y demás. El gobierno chino es nacionalista, por lo que su ensamblaje comercial internacional se desentiende de los perjuicios que le causa a las economías de los otros países, como suele pasar, por el nacionalismo de cada país. Esto no debiera implicar una condena, pero sí que se sepa lo que sucede para que la política que se adopte para con ella sea conciente.

Dominancia y subjetividad

Habrá que investigar porqué los miembros de la clase dominante mundial se empeñan en ser superiores a sus congéneres, ya que así, en vez que vivir felices en comunidad, se desgracian en el sometimiento ajeno, lo que les brinda placeres falsos. El tema es muy vasto, pero es necesario aclararlo. Requeriría estudios cualitativos y directos, con entrevistas con preguntas explícitas, y otros métodos de recopilación de datos, que debieran ser interpretados de acuerdo al conocimiento de la historia humana civilizatoria por lo menos. Cabría que los díscolos de esta clase aportaran la información que saben por su experiencia de vida.

jueves, 23 de febrero de 2017

De la exactitud del lenguaje

Por una idea hiperperfeccionista los autores de algunas disquisiciones filosóficas se ven en la necesidad de definir exacta y absolutamente los temas de que tratan, aunque eso no sea importante, para lo que aplican reglas de la lógica y de la semántica, y después, si llegan a lograr su cometido, no falta alguien que les señala alguna falla de la que no se habían dado cuenta. Son las desgracias de los pobres obsesivos, a los que habría que rescatar de la meticulosidad extrema que les impusieron a fuerza de señalamientos castigantes. El debate puntilloso sobre las palabras puede tener sentido, depende de cómo sea, pero también hay que tener en cuenta que el lenguaje es un instrumento para la comunicación, al que se lo completa con elementos paralingüísticos, y con sobrentendidos y supuestos, que a veces son inconcientes y a los que acaso sería imposible definir en palabras, además de que podría ser innecesario. El problema de la definición tiene que ser resuelto en concreto, y con inteligencia práctica y relajo: no es un deber individual ni absoluto acertarla, pero sirve para ordenar la práctica, por lo que es un deber común.

¿Saben qué decían los bizantinos?

Que el pensamiento occidental era muy despelotado. Y algo de razón tenían.

miércoles, 22 de febrero de 2017

Neutralidad y objetividad

Hay una mala idea de la ciencia que condena a la objetividad, porque le atribuye al objetivismo la pretensión de reflejar a la realidad exterior tal cual es, pero esa no es la única manera de concebir al objetivismo, ya que puede entendérselo como la concepción que postula que las ideas que se sostengan tienen que explicar bien a los hechos de los que tratan, lo que no garantiza que sean del todo verdaderas, pero les pone una exigencia de racionalidad y de cotejo con la realidad, y además se las puede discutir si son falsas. Tendría que ser una objetividad discutible, pero para eso los disertantes tendrían que ser honestos, cosa que no pasa, o que incluso si sucede no es suficiente, porque las personas honestas lo son en el sentido de que obran de acuerdo a sus ideales, pero sin saber si ellos son verdaderos y justos, de lo que siguen a concepciones con fallas a las que no reconocen, por lo que se tornan en malignos sin darse cuenta, y en peores casos a conciencia. La neutralidad, como imparcialidad, también es falible, pero tiene de rescatable la intención de no ser cruel con una de las partes, de tener en cuenta a las razones de los distintos actores en pugna, lo que tendrá que ser superado con una concepción que se permita ser entrometida pero de manera justa. Podría ser un entrometimiento sensato y una objetividad abierta a los cuestionamientos serios.

La realidad más maciza y la imaginaria

La realidad es el conjunto de los seres, tanto los que están compuestos de átomos como los que no lo están. Hay seres que no están compuestos de átomos, los imaginarios, que están hechos de fantasías, de imágenes mentales que se dan en el alma. Esas imágenes, provienen de los átomos y de sus interacciones recíprocas, porque el sistema nervioso, que las crea, es atómico, pero no son atómicas ellas mismas, en el sentido de atomadas, de conformadas por átomos. Probablemente se compongan de los haces eléctricos generados por la sinapsis neuronal, pero no lo sé, ni tampoco cómo es que de la actividad neuronal se derivan las imágenes mentales. En todo caso, no es una realidad maciza palpable, sino abstracta, de una concretud intangible, perceptible introspectivamente, mediante el alma, y comunicable a través de la expresión, aunque estaría hecha de partículas atómicas, en tanto que los impulsos nerviosos son eléctricos, hechos de electrones, y pueden ser visualizados con equipamientos especiales. La imaginaria hace a la realidad vivencial, a la que es de acuerdo al modo en que experimentamos a la realidad usualmente, sin atender a la ciencia de la física más que en lo que corresponde al sentido común, y es objeto de la psicología. En términos de la vivencia humana, el mundo tiene materia concreta que es en sí misma y materia abstracta, que es concreta también, pero de una concretud abstracta, y que depende de nuestra imaginación para ser: lo que las diferencia es que una existe por sí misma, en tanto que la otra no lo hace, porque es nuestra creación anímica.

La realidad subjetiva es introspectiva, y la objetiva extrospectiva. Asimismo, hay materia cuya composición química no conocemos, como la materia oscura y la de las zonas que no investigamos.

La esencia y la existencia, con comentario sobre la necesidad de ordenar bien las palabras

Estas dos palabras dieron qué hablar durante más de dos mil años, y todavía los ontólogos no se ponen de acuerdo en qué significan, y eso es algo tan simple: etimológicamente son la cualidad del ser y el hecho que está afuera. “Esencia” se compone de “es” y de “encia”, que es un sufijo que indica la cualidad, o sea que la esencia designa a las características de la cosa tratada, por lo que está mal entenderla como las propiedades abstractas, o permanentes, porque, si bien ellas forman parte de la esencia de una cosa, no son las únicas que la componen, y además pueden cambiar con el tiempo. En cambio, “existencia” se compone de “ex”, que es “afuera”, “ist”, derivado del vocablo latino “sistere”, que quiere decir “establecido”, “parado”, o “colocado”, y de “encia”, en su acepción de “hecho”, o sea que la existencia es el hecho de ser de lo que fue puesto ahí afuera, cerca de quienes lo conocen, lo que está afuera, aunque también tiene la acepción, que fuerza a la etimología pero que es más comprensible, de “hecho de existir”, en el sentido de “el hecho de ser algo”, la “alguencia”. Ignorar la etimología llevó a debates que todavía nos hacen perder el tiempo, y eso no quita las verdades contenidas en ellos, hayan sido bien expresadas o no. El problema de forzar la etimología es que entonces a las palabras se les otorgan acepciones incoherentes con su forma, y luego no se sabe bien qué acepción se les da en cada momento en que se las usa, por lo que se generan los errores comunicativos, aunque en otros casos no es así, porque las personas saben qué acepción se usa en cada caso: el forzamiento desestabiliza a la comunicación. Lo que debiera hacerse es ordenarse según la etimología si fuera posible, y si no admitir que se la está forzando y explicitar qué significado se le da al término que sea, si es que no hubiera otro más adecuado a él, o inventarlo dando la explicación pertinente.

De la necesidad de corregir el lenguaje filosófico

En los debates filosóficos las palabras más importantes adquieren varias acepciones, de modo tal que significan cosas distintas, pero, como siguen siendo las mismas, se las compara como si fueran parte de un mismo debate, lo que a veces sucede y otras veces no, y en ocasiones los significados que se les asignan no se corresponden con su etimología, sin que eso haya sido criticado lo suficiente, por lo que los análisis transcurren falseados, y duran y duran a lo largo de los siglos, sin que hasta ahora los filósofos se hayan puesto de acuerdo en qué es el ser, la existencia, la realidad, el conocimiento y demás, lo que contribuye a que las personas no sepamos comportarnos debidamente, por falta de comprensión, aparejándose la injusticia. Los debates filosóficos tienen que atenerse a la etimología de los términos analizados, o explicitar los desajustes y las significaciones extrañas que se adopten, para que haya al menos un acuerdo sobre qué sentido se le da a las palabras, y ser objetivos y prácticos.

martes, 21 de febrero de 2017

Nota decepcionada y cómica sobre Descartes y la modernidad

René Descartes pensó que tenía que demostrar racionalmente su existencia, tenía que demostrarse racionalmente que él era un ser real, entendiendo a la razón como el pensamiento individual, la práctica mental de cada quien, desligada de la sensibilidad y de la socialidad, por lo que llegó a elaborar el argumento de que como él pensaba, entonces era indudable que existía, lo que es bastante delirante, porque no necesitaba razonar así para saber que era alguien, ya que le bastaba con saberse a sí mismo para eso, o preguntarle a otro, pero si aún así, con semejante bobada, llegó a ser considerado uno de los grandes filósofos modernos, y todavía se debaten sus ideas, es porque muy bien el entendimiento no nos funciona, porque era fácil refutarlo y todavía lo tenemos que discutir, y si eso nos cuesta imagínense lo que va a ser intentar ponernos de acuerdo para convivir bien. La filosofía de aquella época llegó a un nivel de demencia tal que Descartes se vio en la necesidad de dilucidar si él mismo era un ser real o no, lo que era obvio para cualquiera que pensara con sentido común.

La locura cartesiana contuvo la idea de que había un demonio que intentaba engañarlo, tradicional al sentido común cristiano, o sea que esa locura, como varias de otras índoles, tiene origen en la creencia. El racionalismo cartesiano no se desprendió del pensamiento mágico, como suele pensarse de la modernidad, que tampoco lo hizo: el cientificismo moderno no es verdaderamente científico, porque se basa en la aceptación de los relatos religiosos, es el cientificismo de la religiosidad terráquea adoptado mediante el liberalismo y el imperialismo capitalista, pero que ya venía con antecedentes en la edad media y antigua, e incluso desde antes.

lunes, 20 de febrero de 2017

¿Cómo le van a decir a Rafael Correa?

Ex presidente. O “presidente de mandato cumplido”, que no es lo mismo...

El problema del correísmo son sus maldades, pero ellas no dependen sólo de sí mismo, sino también de la calidad de la nación ecuatoriana, que a su vez se relaciona con la de las otras naciones. Las tres candidaturas más votadas son de adscriptos al catolicismo, aparte de ser procapitalistas, tanto populares como privadas, pero no podrían no ser procapitalistas y aspirar a gobernar legalmente, porque el capitalismo está pautado en la constitución y en las leyes menores, al establecer éstas la propiedad privada de los mayores medios productivos económicos y permitir las ganancias empresarias, o sea que el progresismo tiene que encontrar un modelo, dentro del marco constitucional, que sea consensual y ecologista, según fuere posible, y también buscar a mediano plazo la reforma constitucional, pero sin hacerse más problema del debido, porque la emancipación humana es responsabilidad de toda la humanidad.

sábado, 18 de febrero de 2017

Keynesianismo y corrupción, con nota sobre la desocupación mercantil

El lavado de dinero empalma bien con el capitalismo, en sus dos versiones, tanto la ortodoxa como la heterodoxa keynesiana, porque el capital derivado de los negocios ilegales, que son enormes, de los más grandes del mundo, incluyendo al narcotráfico, el tráfico de armas y la trata de mujeres y niñas, además de la fuga para la evasión impositiva, tiene que reintroducirse en el circuito financiero legal, y para eso apela a algunas de las grandes obras, sean de infraestructura o de índole privada, como los hoteles, los shoppings y los casinos lujosos: la arquitectura posmoderna se financió bastante de esta manera, toleró al lavado con poco cargo de conciencia. Entonces, este capital ilegal provee los sobornos y parte de la inversión que aquéllas conllevan. De allí que el modelo progresista tenga esta falta grave, porque al adoptar el keynesianismo, que contiene al imperativo de generar puestos de trabajo aumentando la actividad productiva, sus adeptos tienen que aceptar las grandes inversiones de capital, sin importarles que sea legal o no, e incluso el legal es cuestionable, porque se basa en la mala legalidad vigente. Esta falsa solución les veda la posibilidad de efectuar la reducción de la desocupación salarial mediante las medidas del programa socialista, como lo son la reducción de la jornada laboral, el reemplazo de maquinaria innecesaria por mano de obra, la reforma agraria y demás, como la renta básica universal. En realidad, nunca hay desocupados, porque las tareas domésticas y el autoempleo no remunerado son ocupaciones: lo que hay son desalariados, o desingresados, trabajadores sin salarios, o gente sin ingresos, o con ingresos mermados. La contracción económica causa desalarización y desingresación, por los trabajadores que se quedan sin empleo remunerado y por los empresarios que quiebran. Es la desocupación mercantil, porque lo que se pierde con el deterioro del mercado interno son ocupaciones mercantiles, tanto asalariadas como empresariales.

La politicidad religiosa incide en el tema central de este comentario porque impide la legalización de las drogas prohibidas, en simultáneo a la presión de los narcotraficantes, que no están aceptadas por los libros tomados por sagrados, y en el caso de la prostitución causa una reprobación social al comercio sexual que lleva a las víctimas de las redes de trata de mujeres, y de niñas y niños, a la marginalidad.

No obstante, el lavado de dinero es sólo uno de los tipos de corrupción keynesiana. Hay más, como la aceptación de la explotación, el abuso de las poblaciones para el cumplimiento de metas programáticas opresivas y otras cuestiones así. Entiendo a la corrupción en una doble acepción, en general como la maldad, porque, al ser mala, a la gente se le corrompe su buen sentido moral, y en particular como la falta a lo que tiene de bueno la ley vigente. La corrupción es muy frecuente, y todos los humanos somos corruptos de distintas maneras, o sea que es un tema que hay que abordar con madurez, no desde posturas idealistas que suponen que el que está en falta es el otro mientras que uno es un inmaculado, pero hay corrupciones de distinta gravedad, y se debe intentar superarlas. Además, cada cual de las distintas concepciones del mundo vigentes la entiende de diferente manera, de acuerdo a sus preceptos, cosa que dificulta los debates destinados a enfrentarla.

miércoles, 15 de febrero de 2017

La falta de conciencia política proletaria mundial

El proletariado mundial carece bastante de conciencia política, por la manipulación dominante, que le dificulta educarse y le distorsiona la información periodística, por lo que las reivindicaciones de las clases bajas y medias tienden a centrarse en las necesidades básicas inmediatas sin atender lo debido a las cuestiones políticas, que tienen una gran incidencia en sus vidas, a la que no reconocen mucho. El progresismo, al proponerse la educación de las masas, intenta resolver este punto, pero hacerlo requiere soportar al capitalismo por un tiempo, porque para superarlo las masas tienen que estar dispuestas a eso, y por ahora no lo están, por lo que se tiene que encontrar una política gubernamental de capitalismo moderado, que prepare las condiciones para su superación, y que a su vez asuma socialmente la cuestión religiosa, y las demás, que son muchas. Esto, sin unidad democrática, no se puede sostener a mediano plazo.

lunes, 13 de febrero de 2017

La estratificación social geopolítica

Considerada la humanidad entera, la clase capitalista y el proletariado son internacionales. A su vez, se intraestratifican según las asimetrías geopolíticas, de lo que resulta que la capitalesía se divide en alta, media y baja, preponderando hacia lo alto en las potencias imperialistas, hacia lo intermedio en las medianas y hacia lo bajo en las más sometidas, lo mismo que le sucede al proletariado, ambos con excepciones. Esto es atravesado por las pujas religiosas y sociales, y todas estas cuestiones hacen a la violencia histórica.

El mayor problema interno del materialismo es su rudeza

La socialdemocracia es entendida equívocamente, porque tuvo un carácter imperialista en Europa, y después de la crisis petrolera de 1973 adoptó el socioliberalismo de la mundialización capitalista reciente, la del consenso de Washington, y además tiene connotaciones positivas por la seguridad social y el estado de bienestar, que se ampliaron al resto del mundo incluso en gobiernos religiosos, y siempre procapitalistas, pero de modelos distintos al del capital financiero. El democratismo religioso occidental, al menos, adoptó el modelo del estado de bienestar, de raigambre socialdemócrata, aunque también antecedido por proteccionismos capitalistas, como el de Otto von Bismarck, y no sé de África, ni de Asia, ni de Oceanía al respecto, pero sí que Japón lo implementó. El modelo socialdemócrata, de un estado de bienestar proteccionista y garante de la seguridad social y de los derechos humanos, requiere de una reformulación que repare sus fallas, que las tiene y graves, y debiera explicitarse que aspira al socialismo, ya que a veces esto no fue reconocido, en parte porque esa aspiración fue descartada, tanto por las urgencias coyunturales históricas como por desidia ideológica, o por rudeza política, sino olvidada o puesta en suspenso, lo que motivó críticas al centroizquierda por parte de la izquierda, al igual que los ultraizquierdistas le reprocharon la rutinización y la subordinación de las naciones a la mala productividad, lo que en algo fue causado por la aceptación acrítica del pietismo, debida al peso de la religiosidad internacional.

En realidad, la socialdemocracia, en sí misma, más allá de su aplicación histórica concreta en los gobiernos, es una postura política que busca construir el socialismo mediante reformas gubernamentales, de manera gradual, y más o menos drástica según las circunstancias, influenciables con la movilización social, que son poco favorables para una transformación profunda inmediata, por lo que, en ese sentido, el trotskismo oscila entre la política socialdemócrata y los raptos de furia rupturista, porque, al no haber asumido socialmente la vía socialdemócrata, por considerarla tibia, o sobrestimar a veces sus falsedades, y sin contrapesarlas con la retrogradación de las masas, a las que idealizan como sujetos revolucionarios heroicos, mientras que son en gran medida conservadoras y votan masivamente a los partidos religiosos y procapitalistas, les asalta la bronca cuando se ven en la disyuntiva de aceptar las concesiones, y mandan todo al carajo, lo que dificulta la política democrática conjunta, que aunque sea retrasada y mal direccionada es necesaria para el avance prosocialista. A los partidos comunistas les sucede algo parecido, en tanto que no se asumen como socialdemócratas, pero la política de ambos lo es, porque acuden a las elecciones y ocupan puestos de gobierno, y para bien. Los partidos de izquierda, y las organizaciones anarquistas, tendrían que aceptar que, en tanto que las masas son relativamente conservadoras y procapitalistas, por su religiosidad y su alienación ideológica, y por su frivolidad, no son un sujeto revolucionario, en cierto sentido, porque en otro sí lo son, y esto varía históricamente, pero tienen que caracterizar bien al proletariado, para acertar la crítica social y la política, lo mismo que más en general tendría que suceder con la comprensión histórica, y la de la capitalesía y el empresariado menor en particular.

Al despreciar al reformismo los socialistas revirados favorecen al retroceso social, dificultando el triunfo de los partidos menos conservadores cuando la intención electoral está más derechizada y saboteando a los progresistas moderados cuando tienen más chances de ganar o cuando gobiernan, lo que redunda en beneficios para la derecha, al punto tal de que tenga que recordarles que medidas como la expropiación de las fábricas recuperadas, o el subsidio al gas, y así como esas muchísimas otras, como el boleto estudiantil, o la jubilación universal, son de corte reformista, y son revolucionarias, aunque no bastan para transformar radicalmente al orden político ni al propietario, lo que requiere de una reforma constitucional. De no aceptar esta vía, el progresismo antirreformista terminaría haciendo que los obreros sean aplastados por los ejércitos, lo que sucedió varias veces, o marginándose en micropolíticas que a veces sirven para la crítica pero no para la transformación social operada desde el gobierno, y que otras no revolucionan nada y son bastante miserables. También tengo que recordarles a los anarquistas que las reivindicaciones de la protesta social son reformistas.

La concepción que engloba a este planteo es la de la ecosocialdemocracia movimientista y libertaria, que tendría que articularse críticamente con el democratismo religioso procapitalista, de formas que deben definirse según las circunstancias concretas, a la vez que ser autocrítica permanentemente.

Cuando se le achaca a la socialdemocracia su neoliberalismo reciente, y su imperialismo, se debe recordar que las naciones imperialistas no fueron muy críticas respecto del sometimiento de las periféricas, y que votaron en masa a candidatos liberales durante décadas, porque, si no, se desliga la crítica a los gobiernos y partidos de la referida al proletariado, aunque éste tenga una responsabilidad menor, y capaz que ni tanto, porque el imperialismo no podría haberse sostenido sin el apoyo de los proletariados de las naciones dominantes, que naturalizaron los privilegios derivados de éste, convirtiéndose el saqueo imperialista en una precondición necesaria para los gobiernos centrales y para las plataformas de campaña de sus partidos políticos, inclusive los progresistas, que abordaron al tema críticamente, y con apoyo a las naciones oprimidas en algunos casos, pero sin poder plantear abierta y reiteradamente la política desimperializante, omitiendo el tema en muchos casos, política que le mermaría en gran medida los recursos a los países que se benefician del dominio geopolítico, perjudicando los intereses frívolos de sus votantes, como lo son los consumistas. En eso al proletariado de los países centrales le falló la solidaridad internacionalista, lo que tendrá que ser abordado de buena manera, entre otros temas porque esa falla responde a su situación de precariedad social, y de mala educación, así como todas las fallas tienen sus causas. El turismo de masas, esa supuesta gran conquista del estado de bienestar, es un producto indirecto del imperialismo, y de otros sometimientos en las naciones dominadas, así sean autosometimientos a la productividad compulsiva, por lo que el turismo masivo impidió la politización de las masas, en cierta medida, al dedicarse éstas a cumplir sus obligaciones laborales en procura de las vacaciones, en vez que a luchar debidamente, lo que les habría beneficiado a sí mismas porque podría haber permitido establecer un sistema productivo menos estricto, que permitiera el descanso y la recreación cultural durante el año, en mayor medida que hoy en día, en vez que relegarlo al verano, y habría aparejado menos contaminación, y el mantenimiento conservacionista de lo que ahora son los destinos turísticos, que fueron urbanizados irracionalmente, con su secuela de ecocidio y degradación ambiental. El turismo de masas debiera ser reemplazado por un turismo ecológico, y en un sistema productivo diferente, que priorice el descanso durante el año y que fomente que el receso laboral sea efectuado en las localidades de residencia usual, aunque con excepciones que debieran ser repartidas igualitariamente.

Los partidos políticos y el vanguardismo

Cuando los socialistas científicos formularon la idea del partido de vanguardia la ciencia tenía una aceptación social deslumbrante, fue antes de las dos guerras mundiales, y los científicos eran tratados como los sucedáneos de los sacerdotes, con cierta veneración de las masas, lo que se replicó en la mala idea de que son los científicos los que tienen que liderar la práctica remediante de los males, cosa bien clara en la medicina, que se repitió en la política, hecha por científicos sociales, malos y buenos, con y sin títulos universitarios. En realidad, tanto los pacientes como los oprimidos tienen que ser los agentes activos de la solución de sus males, y los médicos y los partidos tienen que ser ayudantes, al modo de los guías, que concientizan lo que saben sobre los problemas para favorecer que los afectados, que también conocen de los asuntos, y cosas que no saben los científicos especializados, concreten junto con ellos la práctica resolutiva. En ese sentido, los partidos políticos tienen que adaptarse al nivel de la retaguardia, criticándola en lo que quepa y favoreciendo el desarrollo de la conciencia política necesaria para la liberación, y eso en el marco de frentes sociopolíticos inestables y evolutivos cuya forma debe definirse en concreto.

sábado, 11 de febrero de 2017

Respuesta a Marta Dillon sobre la actitud de los hombres en el “tetazo”

En la nota titulada “Colgados” del Página 12 de hoy, Marta Dillon les criticó bien, a los hombres que fueron a la exhibición de tetas en el obelisco bonaerense, el hecho de que algunos de ellos tocaran a las desnudistas, o les apoyaran la verga, y que las intimidaran con sus miradas mal controladas, lo mismo que al cuestionar la intrusividad de los filmadores para la televisión, que fueron como parte de los equipos periodísticos a cubrir el evento sin haberlo consensuado con sus participantes. En lo que discrepo con ella es en que no reconoció que los hombres que asistieron a la manifestación son reprimidos sexuales, por lo que no pueden saber siempre cómo comportarse bien sexualmente, y en general son de una condición de clase inferior a la de las mujeres que protestaron a favor del exhibicionismo, y bien, porque ese exhibicionismo es legítimo, aunque le quepan reparos. Las feministas también son reprimidas sexuales. En tanto que la represión sexual es general, las y los humanos no sabemos muchas veces cómo comportarnos sexualmente, porque no lo hubimos elaborado conversándolo en sociedad. Un problema que le encuentro a este feminismo democrático refinado es que aceptan a una clase de varones a la que pocos llegan a adscribir, porque requiere más o menos de un nivel educativo alto, de sensibilidad artística clara y de belleza corporal, cosas que muchos hombres no las tienen, por la violencia histórica y las diferencias de clase social, y hallo una mala actitud con respecto a la sexualidad masculina, en la que se la condena si consume pornografía, si acude a clubes de desnudistas, si contrata a trabajadoras sexuales y si mira demasiado a las mujeres excitantes, pero no nos proponen cómo solucionar el problema, por lo que la solución oscila entre la autorrepresión, el castigo y el disfrute disimulado, o culposo, lo que está mal. La cuestión debiera ser abordada desde una comprensión del problema que asuma la lascividad masculina, y la femenina y transexual también, pero también sus relaciones con la opresión de clase, la religiosa y los traumas acarreados por cada quien, en lo que la masculinidad también tendrá que aprender a comportarse en lo que no lo sabe. Otra cosa que está mal es insultar a la masturbación masculina, incluso aunque sea ofensiva, porque el insulto reprime más aún a los tapados, en vez que ordenarlos mediante la crítica. Algo parecido sucede cuando se trata a los mirones de babosos, como si los hombres pudiésemos no babear, lo que nos es imposible, por nuestra animalidad, que contiene a las glándulas salivales, igual que nos es imposible extirparnos el deseo sexual. Esa agresividad feminista para con la sexualidad machista tiene elementos parecidos, pero a la inversa, del carácter castigador que tiene el machismo cuando acusa a las mujeres sensuales de putas, o de “calientapijas”, o de histéricas. Es parte de un intercambio de insultos. La solución tiene que ser deliberativa y tiene que reconocer que la sensualidad es un rasgo de la animalidad humana, por lo que hay que educarla bien, lo que requiere del buen ordenamiento social en general, o sea que la crítica sobre este tema persistirá por el tiempo que dure la especie.


Anexos

1. Lo de que las mujeres del tetazo hayan sido de clases superiores que los hombres desesperantes puede que no sea así: la superioridad de las primeras sobre los segundos es por una mejor formación política, en la cuestión de la manifestación, en tanto que el feminismo es vanguardista respecto del desnudismo, y en otros temas, pero eso no le impide tener sus falencias.

2. A esta nota la anulo, porque no sé quiénes fueron los hombres que intimidaron a las desnudistas, ni qué hicieron, más que por la foto y lo que dice la nota, pero sí sé que el antimachismo feminista está causando maltrato hacia los varones, y que las feministas no admiten que lo están cometiendo, lo que es necesario para que dejen de hacerlo. Al maltrato a las maldades masculinas lo debieran reemplazar por una crítica justa.

viernes, 10 de febrero de 2017

¿Qué liberalismo heterodoxo?

Hasta que no se haya reformado al constitucionalismo liberal, las naciones regidas por él tendrán que adoptar distintas variantes de su modelo, así que habrá que definir cuál, que no sea la del mal productivismo keynesiano. Tendría que ser un proteccionismo relaborado, que retome los aspectos positivos del keynesianismo, y reformule sus fallas, y tendrá otras tantas, a las que se deberá atender y corregir.

Las políticas socialdemócratas, que al igual que otros proteccionismos apuntan a la redistribución en vez que a la socialización de la propiedad privada, están coartadas por las constituciones, que la impiden. Para socializar los medios productivos o bien hay que violar la constitucionalidad, lo que implicaría confrontar a los ejércitos y policías, y demás fuerzas prosistémicas, o bien hay que reformarla. La unidad democrática de la izquierda tiene que ser moderada, a consecuencia del conservadurismo de las naciones. La izquierda, a la vez que sostener una relación crítica con las fuerzas democráticas religiosas moderadas, y en el marco del capitalismo, tendrá que atender al conservadurismo de las masas, porque la evolución humana depende de toda la especie y porque las masas deciden los resultados electorales. Hay que asumir que el mantenimiento de la religiosidad y del capitalismo es responsabilidad de las sociedades en su conjunto, no depende sólo de sus clases dominantes, por lo que no son sólo ellas el problema, sino que los oprimidos también lo son, y no sólo porque la falsa conciencia sea inculcada desde arriba, sino porque abajo se la replica, aunque eso sucede en crisis y cambiantemente, pero hasta ahora, desde la revolución industrial, las masas sostuvieron al capitalismo, con excepciones, y pocas veces cuestionaron a la religiosidad como tal, pero no así a algunos de sus aspectos que les perjudican ostensiblemente.

De comprender al enemigo

En la nota titulada “Un campesino del Danubio” del Página 12 de hoy, Mario Goloboff le criticó a Tzvetan Todorov que dijera que había que comprender a los últimos dictadores argentinos porque en algo nos parecemos a ellos, lo que es un error, porque la necesidad de comprenderlos no debe fundarse en eso, que además tiene poco de cierto y habría que estudiar en qué nos parecemos, yo diría que en casi nada, aunque nos caben muchas críticas por la violencia política guerrillera, y también por la brutalidad de algunas de nuestras prácticas, sino en que la política debe basarse en el entendimiento de la realidad, para ser efectiva, o sea, para lograr sus metas, lo que tiene que ser hecho de buena manera: aquélla es uno de los requerimientos del socialismo científico. La exigencia de que la política progresista sea buena responde a un imperativo moral válido. La comprensión de la realidad permite que la política sea sensible, lo que es necesario para que no sea apabullante, y eso es legítimo porque es alcanzable, además de que es la única forma de que el progresismo no decaiga por perder apoyo social a consecuencia de su rudeza. El sostenimiento de la complementariedad democrática requiere que ésta sea legítima, para lo que tiene que estar bien ordenada.

Una posibilidad de ser anarquista coherentemente

El anarquismo puede ser válido en los términos de una complementariedad democrática entendiéndolo como una postura contraria al estado y a la forma de gobierno vigentes, pero que reconozca su existencia, de lo que se derivaría una política gubernativa crítica, que tendría puntos de apoyo y diferencias con las otras fuerzas proletarias. Al no reconocer al estado ni al gobierno, el anarquismo se tornó insostenible, e insensato, ya que ambos existen por sí mismos, porque por un lado los anarquistas renegaban de las leyes, pero después las cumplían, ya que la sociedad demandó su cumplimiento, algo bien y algo mal, y porque las leyes son algo buenas. Aparte de existir por sí mismos, los estados y gobiernos tienen sus aciertos, y merecen correctivos.


Agregado

Esta nota está mal, porque apela a una acepción del anarquismo que no es usual. Las acepciones aceptadas son antigubernativas, así que los anarquistas seguirán estando en contra de los gobiernos, aunque no siempre. En términos anarquistas, se les dificulta asumir una política gubernativa explícita, lo que le resta fuerza a sus proyectos, o lo hacen mediante la protesta social, pero entonces reconocen al gobierno. Al protestar, en verdad, dejan de ser anarquistas, y es lo que debe ser, porque el gobierno es necesario, aunque quepa transformarlo.

Dos acepciones omitidas para el totalitarismo

El totalitarismo puede no ser un sistema que pretenda controlar rigurosamente desde una instancia superior a la totalidad de la vida social, sino uno atento a ella, pero hasta ahora los que hubo fueron de los primeros. Tendría que ser un democratismo totalitario, en el sentido de integral, y de mandato laxo, al que le haría falta una reforma constitucional que propendiera a la socialización del gobierno. En las democracias representativas los gobiernos no fueron totalitarios, pero el control de la vida cotidiana se hizo en parte desde el estado, con la policía, encargada de la preservación de las consideradas buenas costumbres, y en parte con la iglesia, que tiene una tradición milenaria de ordenar las prácticas íntimas y que define lo que se entiende por aquéllas, y a la cual está subordinada la policía, de lo que dan cuenta los crucifijos de las comisarías, a los que también los hay en los tribunales y hospitales. La pretensión de regular integralmente la vida social en los estados pietistas es efectuada por las instituciones de gobierno y por las iglesias, conflictiva y provisoriamente, pero como son liberales en algunos temas son permisivos, pero en otros no, y además esa regulación en ocasiones pretende ser repetida por los fieles laicos, cuando éstos adoptan el rol pastoral predicado por los sacerdotes. Es un totalitarismo moderado y a veces tolerante con las disidencias, y bastante injusto: el totalitarismo de la constitucionalidad liberal.

jueves, 9 de febrero de 2017

Del uso de las categorías de bonapartismo y cesarismo

Cuando en el análisis político se define a algunos de los presidencialismos más autoritarios como bonapartistas, o como cesaristas, al común de los lectores se nos tergiversa la comprensión del asunto, no lo entendemos, porque no tenemos bien aprendidas las definiciones de uno y de otro, y a los mismos que las usan se les complica, porque en vez que abocarse directamente sobre el hecho concreto a estudiar tienen que andar haciendo la comparación con los mandatos de los Bonaparte y de Julio César, y con los debates sobre ellos ocurridos en el marxismo. Así que habría que acotarlos a los gobernantes aludidos en sus apellidos, y caracterizar a los que se les parecen con los términos más conocidos de la ciencia política.

Homo, hetero y transfilia. Transidentitariedad sociosexual

 La homofilia es el amor a los seres del mismo sexo que uno. Puede proseguírsela en la homosexualidad o no, lo mismo que a la heterofilia y que a la transfilia, el amor por transidentitarios, que en realidad todos lo hemos de ser más o menos, sino muchos, o algunos, según cuándo, pero algunos se destacan en ello: son expuestamente transgéneros y transexuales. La transidentitariedad es común a la especie, pero en general ésta es tanto bimórfica como bigenérica, por la determinancia identitaria de la naturaleza humana, que tiene excepciones, y culturalmente hay variantes transitivas mayores y menores según los casos.

Pietismo, liberalismo, austeridad e inclusión sumisa

Los planes de ajuste, que tanto enflaquecen y entristecen, y embroncan, a las naciones, claramente tienen una vinculación íntima con la ascética mortificante, pero aplicada a las sociedades, porque el liberalismo es de raigambre religiosa, tanto el ortodoxo como el heterodoxo, aunque este último no sea ajustador, porque es de una inclusividad subordinante, como el pietismo indulgente, que perdona las faltas sin el terror de los conservadores pero a condición de una sumisión al mandato pietista popular, que también explota porque el teismo le impide comprender bien a la realidad, y porque las características de su sacerdocio inducen a su politicidad a ser sacrificatoria: hacen a una ascética sufriente moderada, porque ésta recoge los reclamos populares, que naturalmente contrarían al sufrimiento, aunque no siempre. Cuando no hay esta sumisión, que tiene variantes críticas según la disponibilidad de cada quien, la religiosidad popular y su derivado político se tornan sigilosamente expulsivos, lo que vivimos algunos ateos y los demás que les desobedecieron.

Habría que estudiar la politicidad religiosa extraoccidental y su articulación con el liberalismo, a partir de la revolución industrial y de la era del imperialismo europeo que le prosiguiera, para saber cómo se dio este proceso, de ascetismo social, a nivel mundial. En eso habría que saber cómo fue la articulación intercivilizatoria antigua y medieval, con su religiosidad, su economía, su diplomacia y demás.

miércoles, 8 de febrero de 2017

El real decreto y la vigencia de la monarquía española. El republicanismo y la secularización como procesos incompletos

Una simplificación en las ciencias sociales supone que luego de las revoluciones burguesas, de carácter republicano, la monarquía carece de importancia. Lo mismo se piensa de la religiosidad a partir de la secularización. Ambos, en realidad, son procesos incompletos. En España, el rey tiene la facultad de sancionar los decretos reales, que pasan a tener validez jurídica cuando son refrendados por el presidente o por los ministros competentes, lo que hoy le permite a Rajoy gobernar sin mayoría parlamentaria, aliado con Felipe VI, cosa que a su vez sostiene a la monarquía republicana posfranquista, la de la Constitución de 1978. Hay que recordar que España es un reinado de republicanismo presidencialista, pero el asunto es más complejo porque los decretos reales necesitan, no sé bien cómo, de cierta aprobación parlamentaria, por lo que Rajoy busca el apoyo del PSOE. En todo caso, las monarquías siguen existiendo en algunos países, aunque su protagonismo haya menguado. Así como las iglesias, las monarquías que sobrevivieron a la oleada revolucionaria burguesa aprendieron a coexistir con las que entonces fueron nuevas fuerzas sociales, que adquirieron una centralidad compartida después con sus aliados desplazados, que conforman a la clase dominante, pero con variabilidad histórica. Es una estructura cambiante, perdurable y perecedera.

Entonces, el progresismo radical tiene que tener en cuenta que las fuerzas dominantes no son sólo las del empresariado capitalista, sino que también se tiene que enfrentar con las más retrógradas, que conforman conflictivamente a la clase dominante, porque si subestima el tamaño de su adversario la estrategia se le falsea.


Lecturas

Wikipedia, expresión “real decreto”.

Gustavo Buster, “Reino de España: la solidez del fango”, en Sin Permiso, Barcelona, 5 de febrero de 2017.

Del mal menor en política

Seguiré siendo reiterativo. El apoyo a los males menores es necesario, pero debiera ser combinado con la búsqueda de alternativas superadoras. En tanto no las haya, y sean fuertes lo suficiente, los males menores son las mejores opciones para mantenerse, y son necesarios par preparar a aquéllas, a las que se les dificulta desarrollarse en peores circunstancias, pero eso no es un obstáculo insalvable: nada más es una contrariedad. El apoyo crítico sirve para esto, pero no basta para la superación si no hay una complementariedad democrática grande, que a su vez precisa de la autocrítica constante, porque las fuerzas democráticas tienen muchas falencias.

El común de la gente confunde a veces la maldad con la ilegalidad, con nota sobre la piolada y la avivada

Una falta del proletariado, entendido como clase proclive a lo común, como familiariado, porque “prole” quiere decir “familia”, y eso tiene el problema de que los modelos familiares vigentes están mal definidos, es que, como no tiene mucho juicio histórico, y la comprensión social de la realidad es confusa, a veces se inclina por tomar a la legalidad vigente como parámetro del bien, y a las conductas condenadas por ella como malas, lo que puede ser correcto tanto como llevar a malos juicios. Pienso en particular en la corrupción que se le achaca a la clase política, a la cual, desde posturas liberales, se la suele despreciar, cuando se califica al estado de autoritario, o de incompetente, y demás, lo cual suele ser cierto, porque el estado es autoritario e incompetente muchas veces, pero el empresariado liberal también lo es, y en lo que es competente le hace daño a otros, y los empresarios liberales, que suelen ser capitalistas, acumulan propiedades en general mayores a las de los políticos corruptos, que a veces son empresarios también, pero como esa acumulación es legal el proletariado se piensa que no es mala, aunque otras veces la critican, mas sin considerarla corrupta, cosa que es porque se aprovecha de la debilidad de los obreros, es una inmoralidad, a la que se le llama “piolada”, o “avivada”. Semejante ignorancia le sirve a los medios comunicativos procapitalistas para ejecutar las campañas difamatorias de la clase política que no se les subordina, porque la ignorancia permite a la manipulación informativa.

El uso de la palabra “piola” puede ser válido según sea, aunque tiene la contra de que, como es polisémico, se le tiene que aclarar su sentido, pero lo mismo sucede con otras de índole universitaria, como “moral”, “piedad” y “explotación”. En cambio, el de “avivada” es más cuestionable, porque confunde al vivir con el abusarse, como si vivir fuese repudiable en sí mismo. Esto supone que vivir para sí mismo es malo necesariamente: arrastra los prejuicios falsamente altruistas del pietismo, que condenan al egoismo en vez que intentar ordenarlo para el disfrute social, en tanto que lo tienen prohibido, y proviene de la ética mortificante de la abnegación a sí mismo, que hace creer que demacrarse es sano, por aquello de purificar al alma mediante los castigos corporales. La solución a este tema es la del altruismo egoísta, porque los humanos somos individuos sociales: nuestra individualidad es precondición para nuestra socialidad, a la vez que proviene de ella. Lo que pasa es que la sociedad es un conjunto de individuos interrelacionados.

martes, 7 de febrero de 2017

El conocimiento depende de la cognoscibilidad de cada especie

Cada miembro de cada especie de los seres vivos, a no ser que haya algunas excepciones entre los seres vivos más simples, conoce la realidad a partir de sus facultades congnoscentes, tanto las sensibles como las intelectuales, de que disponemos. Por ende, el conocimiento humano no es absoluto, porque sólo podemos conocer de acuerdo con las facultades cognoscentes que nos son dadas por nuestra animalidad. La forma del cuerpo vivo, con sus sentidos e intelecto, determina a la comprensividad, aunque no del todo: hay parte de ella que responde a las ideas de que disponemos, que son creaciones tanto individuales como sociales, lo mismo que su transmisión, y a la posibilidad de acceder a los objetos de la parte de la realidad que nos interese saber.

En el conocimiento humano se interceptan tanto la realidad como el cuerpo, la psiquis, la sociedad, el ámbito científico, el informativo y los objetos estudiados. A su vez, puede ser tanto verdadero como falso, y es disputado y manipulado, porque hace a las luchas para definir el orden social. El buen conocimiento humano depende de que la humanidad se ordene bien, para aprender y enseñarse de verdad, lo que es el objetivo del socialismo, lo que terminaría a la crisis histórica de la especie, generando la tranquilidad social, que sería relativa, pero para eso la humanidad tendría que saber bien a la realidad, y comportarse según esa comprensión.

Psicoanálisis y politología

Hay un intento de compatibilizarlos, que todavía no sucede, en el pensamiento de Slavoj Zizek y en el de Jorge Alemán. Lo que pasa es que, giro lingüístico mediante, el psicoanálisis es significantista, pero desatendiendo a la materialidad de la psiquis, y a su historicidad extrasimbólica, y entonces la comprensión se le frustra para algunas cosas. Además, el uso de metáforas para pasar del registro psicológico al politológico es un poco forzado, por lo que las explicaciones no son buenas en esos momentos. Este tema es mucho más amplio. Me acoté a lo poco que sé.

En Alemán hay influencia de Laclau, que tiene deficiencias serias a las que no puedo detallar, pero me acuerdo de que le quitó preponderancia a la economía en la constitución de los sujetos sociales, lo que es un error grave, porque si bien ella tiene cierta contingencia, está determinada centralmente por la economía, porque la economía es fundamental para nuestra supervivencia como especie animal. Incluso los sujetos relativamente independizados de la economía pueden estarlo porque tienen satifechas las necesidades básicas, es el caso del movimiento por la libertad lúdica y sexual. El ecologismo no está separado de ella, porque atiende a su contaminación. El feminismo, en parte se concentra directamente en reivindicaciones laborales, y en parte en las extralaborales. El sufragismo feminista fue de este último tipo, al igual que lo es el abocado a la violencia de género, que tiene relación con la economía pero no se acota a ella, en tanto que la violencia machista responde parcialmente a la opresión laboral. Asimismo, las cuestiones relativas a la vivienda y a la urbanidad, tienen relación directa con la economía. Los factores sociales son varios e interactuantes, y según la historia cobran mayor o menor peso, pero la animalidad humana requiere necesariamente de la producción económica para subsistir, por lo que ella es central.

El artículo citado de Zizek tiene muchos errores, a los que no reconté porque estaba cansado para analizarlo detalladamente.


Lecturas

Ernesto Laclau, La razón populista, Buenos Aires, FCE, 2005.

Slavoj Zizek, “Despertar para seguir soñando”, en Página 12, Buenos Aires, 4 de febrero de 2017.

Recomendados

Los discos “13” y “A”, de Antropofónica, una banda de afrobeat. Con Ezequiel Tedesco, su pianista, y con Lucas, quien fuera uno de sus primeros percusionistas, tocamos candombe y plena en los Requete Ricongo, en la plaza Alem de Malaver, partido de San Martín, antes de que nos echara la policía. Saludos a Santiago De Simón, el ex director de los ricongo.

lunes, 6 de febrero de 2017

Crítica a la marxiana tesis XI

Podría empezar la divagación con el remanido chiste de que la verdaderamente importante no es la XI sino la XII, pero no lo haré, en pro de la seriedad. El autor de la tesis le pifió al decir que los filósofos se habían ocupado de interpretar el mundo en vez que de transformarlo, porque, por un lado, la interpretación transforma la comprensión de la realidad, que es parte del mundo, y por otro lado porque aquellos filósofos tomaron parte en las luchas por la transformación social, fuera desde posturas retrógradas o emancipatorias. No obstante, el interés marxiano es legítimo, pero para ordenar bien a la práctica revolucionaria tiene que estar bien expresado.

El objeto fabricado, su uso, sus causas y sus consecuencias

Cada objeto fabricado tiene una materialidad y una forma, sus rasgos, dados por una intencionalidad fabricatoria, que permiten ciertos usos y que son incompatibles con otros, a la vez que requieren de prácticas previas que deben entrar en el análisis que los evalúe, lo mismo que las que le son posteriores y que sus consecuencias ambientales y sociales.

Alguacil en toalla. Serie




Cortina reflejada en aplique de luz


Canadá, república monárquica

Canadá es una república independiente, pero está subordinada a la monarquía británica. La aceptación de la reina Victoria del acta constitucional canadiense, de 1867, conformó al país, en los términos de la monarquía, como la “norteamérica británica”, lo que fue confirmado por la constitución canadiense de 1982. La reina británica es considerada por los canadienses anglófonos, en general, como su reina, y no sé de los francófonos. Así que en América hay un gran país monárquico y descolonizado. No depende del gobierno del Reino Unido pero sí de su realeza. Entonces, el imperio británico depende más de su corona que de la república que detenta.

Las fuerzas armadas, guardianes de la legalidad vigente

A partir de las revoluciones burguesas estadounidense y europeas, que se replicaron en América latina, en Asia, en Oceanía y en África, con el proceso descolonizador, y en Canadá, los ejércitos y las policías de las naciones se convirtieron en garantes del liberalismo, sea en sus variantes más ortodoxas o heterodoxas, con las excepciones de los países seudocomunistas, en que sostienen a los regímenes de partidos únicos, que no deben ser tanto más autoritarios que los de las seudodemocracias representativas, y en algunos aspectos lo han de ser menos. En todos los casos, los ejércitos defienden a los regímenes de gobiernos privados, con leyes escritas y obligatorias. Además, tienen fuerzas extras, como la OTAN, de incidencia mundial. De allí que la vía revolucionaria armada sea desaconsejable, además de porque no es democrática, en tanto que el grupo guerrillero se desacopla de las masas. El progresismo deberá encontrar una articulación democrática sociopolítica y crítica de largo plazo, que le facilite la concreción de sus planes, y de no hacerlo ella se retrasará, articulación que deberá enmarcarse en una estrategia legítima, porque si no es tramposa, por lo que sería despreciable para la gente común, y perdería apoyo. Hay que aceptar que, dadas las circunstancias vigentes, todo plan de gobierno democrático será más o menos falso, por el carácter privado del gobierno, y demás factores degradantes, dado aquél por la forma arquitectónica de sus sedes y por el uso que les está pautado en las leyes, pero a su vez esa falsedad coexiste con su bondad, y es reducible mediante la lucha, lo mismo que las otras.

sábado, 4 de febrero de 2017

La fisiopsicología

Es la ciencia que estudia la influencia del metabolismo en la psiquis, como por ejemplo la incidencia hormonal en el estado de ánimo. Tiene una contraparte, que es la psicofisiología, y a su vez los objetos de estudio de ambas son afectados por la sociedad y la historia.

Las dandys son proletarias aristocráticas

viernes, 3 de febrero de 2017

El objetivismo subjetivista práctico y social

Como ciencia del conocimiento, el objetivismo subjetivista es la perspectiva que sostiene que la objetividad antecede a la subjetividad y que, al conocer, los seres vivos, que somos objetos subjetivados, percibimos sensitivamente estímulos externos e internos, y los procesamos con el intelecto, individual y colectivamente, resultando de eso ideas que guían a nuestra práctica personal, que es coexistencial, de cuyo balance nos corregimos mal y bien. Esto tal vez aplique mejor a las especies animales que a las vegetales, de cuya cognoscibilidad ignoro más. En los humanos al menos, el procesamiento de las sensaciones es determinado relativamente por las concepciones sociales adoptadas por los individuos, llevando a distintos resultados de acuerdo a lo que hagamos a partir de sus características y con el entorno, lo que apareja que se las critique y replantee, con más o menos éxito según sea de facto, a la vez que así se redefine a la práctica que transforma la realidad.

El movimiento obrero es el más pesado de todos

Salvo en las versiones socialistas clásicas, y en alguna que otra demócrata que haya habido, la cientificidad social movimientista omitió reconocerlo, licuando su importancia entre los movimientos más superficiales. Los movimientos sociales son más proletarios que propietarios porque son comunes, son más propensos a la necesidad que al exceso, y entre ellos cada cual tiene su importancia, que varía históricamente pero con constantes estructurales de mediano y largo plazo, que cambian también pero en temporalidades más extensas, y no del todo: las clases de prácticas humanas persistirán mientras que exista la especie, y serán más o menos importantes según sea su lugar en nuestra reproducción vital, a las cuales se les corresponden los movimientos sociales que se identifican con algunas de ellas.

Uno de los objetivos de la abolición de la división social de la práctica es el de repartir bien la cuota de profundidad y superficialidad que debe tener cada quien, lo que no podrá estar del todo bien resuelto mientras que exista la sociedad de clases.

No hay que tomarse al habla tan en serio

Con eso de decir la verdad y cumplir lo hablado se genera una presión que está mal, porque responde a una idea absolutista del habla y del compromiso, a la que hay que rectificar historiosamente, concibiéndola como falible y como deponible en tanto se lo haga con una responsabilidad laxa, cuyas faltas debieran poder ser aceptadas, según el caso, y corregidas si fuera necesario.

Boceto del imperialismo republicano

Los imperios modernos europeos fueron, en América latina, el español y el portugués, con menor participación francesa y coexistencia con las colonias británicas y holandesas. Las potencias europeas colonizaron también grandes partes de África, Asia y Oceanía, a partir del Renacimiento. En ese entonces, los imperios se caracterizaron por ser mandatados por los emperadores, esto es, reyes que tuvieron soberanía política en el territorio de sus naciones y en tierras extranjeras, por haber instalado allí dependencias de los gobiernos regios, como los virreinatos, o tener influencia directa, el caso de los protectorados; pero después el sometimiento de las naciones periféricas sucedió sobre gobiernos soberanos, a consecuencia de la descolonización, proceso de larga duración que en sus inicios tuvo a la independencia estadounidense de 1776 y que todavía está en curso, en tanto que quedan colonias menores, aunque sea después de la descolonización latinoamericana primero, dada por la crisis del régimen borbón, de la oceánica y asiática después, tras la segunda guerra mundial, y por último de la africana, enmarcada en la guerra fría. Las naciones china, rusa y japonesa también fueron imperios, y con sus dinastías respectivas. Fueron imperios monárquicos, muchos de los cuales terminaron depuestos por las revoluciones burguesas, y los otros se convirtieron en monarquías republicanas, o cayeron por las revoluciones socialistas. En esa transformación de los imperios monárquicos en repúblicas imperialistas el gobierno se tornó constitucionalmente liberal, y las principales potencias, los Estados Unidos, Francia y Alemania, secundadas por Italia, pasaron a ser imperialistas sin ser imperios ellas mismas, por carecer de emperadores, a lo que luego se plegó Japón y más tarde Rusia, tras la caída de la URSS, y China actualmente. Las potencias imperialistas se referencian en el imperialismo monárquico por el colonialismo, pero combinaron al mantenimiento de sus restos dispersos con el sometimiento de las naciones periféricas por medio de la geopolítica capitalista, y desde gobiernos constitucionales republicanos, que se disputan el control de los mercados, y que, después de las intervenciones militares de la guerra fría en Corea, Vietnam y Centroamérica, lo hacen ostensiblemente en Medio Oriente, por medio de la OTAN y directamente en el caso de Rusia, pero en el resto del mundo también despliegan estrategias geopolíticas, de incidencia militar, política, económica, judicial, comunicativa y demás. Es una incidencia integral aplicada estratégicamente según las circunstancias, que habilitan al uso de los distintos tipos de agentes. En conjunto es la clase imperialista mundial, que es del capital alto y que, a la vez que compite entre sí, se aúna para negociar y para reprimir a las fuerzas populares, no sólo a las proletarias, porque también combaten a los gobiernos proteccionistas, que reclutan fuerzas entre las capitalesías menores, las perdedoras, según los términos dominantes, en la globalización neoliberal. El capital medio y bajo también es cuestionable, pero el cuestionamiento a hacérsele no es el mismo que el del capital alto. Brasil, la India y Sudáfrica son subimperialistas, imperialismos menores que aquél, liderado por Estados Unidos y secundado por la Unión Europea, China y Rusia, con Japón más en el entremedio.

Mejor que la tesis del imperialismo es la del internacionalismo estratificatorio, del que el imperialista es un subtipo, relativa al estructuramiento de las relaciones internacionales, porque permite dar cuenta de los sometimientos y pujas menores, que son los que suceden entre los países de rango intermedio y bajo, a la vez que incluye a los de las mayores potencias nacionales, pero se lo debe completar con el intranacionalismo, porque las naciones no son sujetos homogéneos. El intercapitalismo puede dar cuenta de las relaciones de cooperación y conflicto en la clase capitalista terráquea, que incluye a sus gobiernos, que participan en el capitalismo más y menos, lo que es una diferencia importante, aunque sea insuficiente. Más abarcativo es el humanismo, que da cuenta de toda la existencia humana.

jueves, 2 de febrero de 2017

¿Qué jerarquía debe ser? ¿O qué estructura social?

Al principio pensé que “jerarquía” era como decir “jefarquía”, o sea, el gobierno de los jefes, pero el “jer” de esta palabra viene de la griega “hiereús”, que quiere decir “sacerdote”. En cambio, “jefe” viene de la francesa “chef”, y ésta de la latina “caput”, por “cabeza”. En una de esas ambas confluyen en un origen común, pero en otra de esas no. Es por aquello que la historia de la jerarquía priorizó a los órdenes sagrados, pero luego se le aplicó su forma a los órdenes sociales extrarreligiosos, y en particular a los políticos. La jerarquía, como sistema de mando y obediencia, es inanulable: no se puede establecer un sistema social absolutamente horizontal, por lo que se debe buscar que la estructuración social sea justa, pero en eso hay que distinguir al menos dos momentos. Uno es el actual, en que el orden social está pautado por la legalidad liberal, en que la pauta no es absoluta, sino abierta a ciertas variantes, y entonces hay que decidir qué variante adoptar; y el otro es el derivado de la reforma de las leyes supremas, a la que también habría que definir. En eso, habría que tener en cuenta que las instituciones de gobierno ya están construidas, y que su forma y localización arquitectónica permiten ciertos usos e impiden otros, pero el asunto puede saldarse mediante la organización social, que debiera incluir debates jurídicos más largos, hasta que sean menos insuficientes, y articulados con los de asambleas exteriores a aquéllas, sean sindicales, estudiantiles, empresariales, vecinales, cooperativas y demás. Las soluciones de compromiso vigentes responden a que los debates jurídicos son insuficientes, por lo que la crisis jurídica persiste en un nivel mayor al que facultaría una legalidad mejor decidida. En eso, cabría que la ley convoque a modos de relacionamiento, en vez que obligar siempre a ellos, porque su aplicación concreta debe incluir a las ideas de quienes ejecutan las prácticas enmarcadas por ella. La juridicidad podría estar pautada en una legislación abstracta, como la escrita, pero a ésta habría que tomarla como una recomendación falible, y desobedecible en los casos en que cupiera desobedecerla, para lo cual los miembros de la sociedad le aplicarían excepciones de facto, que también debieran ser enjuiciables de buena manera.

El carácter terrorífico de la legalidad liberal más conservadora proviene, entre otras cosas, de la teoría de Leviatán, en la que Hobbes postuló, como fundamento del mandato legal, el temor al castigo estatal, en analogía al temor al castigo divino planteado por el protestantismo para la desobediencia a sus preceptos. Hobbes subordinó el orden estatal al sacerdotal en términos modernos, en tanto que en el medioevo eso sucedía pero bajo la forma de la monoteocracia, la teocracia real, y eso se plasmó en la legalidad vigente, con atenuaciones dadas por las posturas menos duras, y, en algunos casos, no con estados adscriptos a iglesias, sino que son laicos y extraeclesiásticos, pero de naciones creyentes. Es un sistema que varía históricamente dentro de sus límites y de sus variables, según se modifica la coyuntura política, y que históricamente también se va modificando en sus vigas centrales.

miércoles, 1 de febrero de 2017

La contracción económica necesaria en el gobierno democrático

La socialdemocracia ecologista deberá propender a la contracción económica, lo que aparejaría una depresión, pero ella tendría que ser hecha de buena manera, o sea, ser una contracción con inclusión social, lo que no podrá saltearse las etapas intermedias, en que habrá errores y malos proyectos, porque el gobierno está sujeto al orden social, en particular a la correlación de fuerzas sociales y al constitucionalismo, por lo que a esa vía productiva, que es racional y naturista, se la tendrá que ir legitimando críticamente a medida que progresa mal en algunos aspectos y bien en otros. El problema del socialismo es que la evolución humana depende de toda la humanidad, por lo que la regresividad y el malprogresivismo influyen permanentemente en el orden social y en el gobierno.

La dictadura del proletariado debiera ser entendida como el gobierno proletario, y éste debiera imponer al socialismo siendo lo menos injusto posible con las clases dominantes, pero además el gobierno proletario tendrá que ser reforzado con una legalidad acorde con sus intereses, y estar atento a las críticas, porque necesitará corregir sus errores y tener sensibilidad social, incluso para con los actores sociales malignos, cuya influencia podría ser sometida mediante la socialización de la crítica a sus maldades, cuya legitimidad requiere que el gobierno socialista sea justo.

No obstante, como la religiosidad es mayoritaria, y el capitalismo dominante, la ecosocialdemocracia atea tendrá que relacionarse críticamente con las fuerzas democráticas religiosas y, a la vez que soportar al capitalismo, buscar que sea reducido y que las naciones acepten la necesidad de deponerlo, de igual modo que tiene que establecer relaciones críticas con el socialismo antirreformista, porque sus miembros son seres humanos y porque es un aliado potencial, además de ser socialista. De acuerdo a la religiosidad vigente desde el Papado, los fieles católicos están adoptando un democratismo de capitalismo popular y ecologista, que debe ser apoyado críticamente para que concrete sus aspiraciones válidas, aunque esa concreción tenga fallas, y también según sea el asunto concreto, y para que acepte corregirse en lo que deba, lo que deberá ser tomado con paciencia. También habrá que saber qué sucede con la religiosidad extracatólica, para definir cómo plasmar el espíritu de esta propuesta en ella.