Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 31 de mayo de 2016

De mi inclusión en los créditos de Enciclopedia Latinoamericana

Yo no supe que me habían puesto en los créditos de la Enciclopedia Latinoamericana editada por el CLACSO. Algunos años después de su impresión, o un poco menos, le fui a pedir un ejemplar al encargado de los libros del consejo en ese entonces, Silvio Nioi, que me dijo algo así como “por supuesto, si vos sos uno de los autores”. La verdad es que, aparte de que recibí la noticia con agrado, y con enfado también por no haber sido consultado, yo no hice ningún trabajo para esa enciclopedia, nomás me incluyeron, con el resto de los asistentes del OSAL, porque usaron información del observatorio para ella, que además de algo de hipocresía en ciertos temas tiene sus cosas que me gustaron, de lo poco que la leí. En particular me disgusta su celebración acrítica de los ídolos de la industria cultural, aunque está bien que se los reconozca. El problema es el modo en que se lo hizo, que dificulta pensar en cómo superar la producción cultural vigente, porque no explicita algunas de sus faltas, y en particular las que hacen a la represión de la autogestión cultural y a la mercantilización. En eso, hicieron como los liberales, que exaltan a los grandes del negocio en desmedro de los menos conocidos, pero igual eso tiene algo de valor porque los grandes son parte de la historia humana: el problema es la falta de igualdad, aparte de la explotación sufrida por los grandes, y también por los medianos y pequeños. Para suprimir la explotación es preciso que las tareas se repartan por igual, y razonablemente.

lunes, 30 de mayo de 2016

De la violencia de género

Ahora que en Argentina está por hacerse una nueva movilización de Ni Una Menos, un movimiento feminista que busca terminar los femicidios y la violencia machista, algunas feministas, como la diputada Victoria Donda, de Libres del Sur, y la intelectual Diana Maffía, directora del Observatorio de Género en Justicia, salieron a decir que la violencia de género únicamente existe cuando una mujer es violentada por un hombre en torno a su identidad genérica, y no a la inversa. Yo, que fui violentado por una mujer, que me engañó sexualmente y en vano, y que sufrí por eso una agresión grupal al modo de la burla por una parte de la comunidad universitaria de la facultad de ciencias sociales de la UBA, además de un insulto sexual de una feminista por otro motivo, lo que redundó en un autodesprecio de mí mismo, soy quien para decir que esa comprensión está equivocada, y que permite la perpetuación de la violencia feminista, además de que le resta apoyo a la lucha contra la violencia machista, porque los varones que sufrimos violencia de género no vamos a acompañarlas felizmente a las mujeres que desestiman nuestros reclamos, sino que lo haremos algo desganados por su falta de solidaridad.

El hecho de que la violencia de género predominante sea la machista no quita que existen casos inversos, a los que también se debe atender, porque si no se abandona a las víctimas a la soledad, lo mismo que le hicieron a las mujeres violentadas, pero ahora por parte de las feministas. ¡Qué descaro! Les digo que en mi caso abandonaron a un hombre antipatriarcal, y tendríamos que saber de los demás. Para enfrentar los males sociales es preciso que se los reconozca.

La violencia feminista es violencia de género cuando lo es porque entonces se configura según los patrones genéricos: nos agredieron por ser varones, entre otras causas, e incluso habría que ser comprensivo con ella, no buscar venganza sino su superación histórica, lo mismo que debiera ser, aunque de distinto modo, para con los femicidas. Los femicidas asesinan porque responden muy violentamente a la opresión social, junto a las causas en particular que tienen, por lo que para resolver políticamente el problema es preciso comprenderlo. Centrarse en la condena a los femicidas impide resolver la cuestión, por lo que es preciso que en vez que condena se busque justicia, y a la vez su solución histórica.

Otra cosa que me da mucha bronca es que se siga omitiendo el lugar del fetichismo sexual, con el mito de los cuernos, en la violencia al interior de las parejas. Me la pasé leyendo artículos feministas sobre esta violencia sin que se haya mencionado ni siquiera una vez a la cuestión de los cuernos, que es una preocupación entre los miembros de las parejas que creen en él, algo ampliamente extendido en las sociedades occidentales por lo menos.

miércoles, 25 de mayo de 2016

Pornografía obrera

Estas fotografías son de la pared del depósito del shopping Plaza Oeste, en el partido bonaerense de Morón.



Del idealismo capitalista actual

 El capitalismo más que pietista es idealista, porque en China, Vietnam, Corea del Norte y Cuba hay un capitalismo que no es pietista, pero que se basa en el modelo de desarrollo inspirado en el iluminismo de fe en un dios extrauniversal y antropomórfico, que es el del liberalismo, no en el sentido de que en esos países la política sea liberal, sino en el de que ella se basa en ese modelo de medición de índices demográficos y socioeconómicos, junto a la comprensión de las relaciones internacionales, y de aplicación de iniciativas gubernamentales relativas a esa medición, lo que no funciona bien a veces. Este idealismo ordena a la práctica humana de mala manera porque sostiene un ordenamiento de la humanidad que está mal planteado al no reconocer algunos aspectos de la realidad que son importantes, como lo son los sentimientos y el querer humanos, por lo que la práctica social desarrollista, tanto la atea como la teísta, los oprime cuando no son los aceptados por su modelo, que tiene alguna bondad.

 Para que el idealismo sea verdadero las ideas que lo componen debieran dar cuenta de buen modo de la realidad en la que operan, por lo cual él tendría que incorporar y transformarse según una crítica de los reclamos sociales que se le hacen a sus modelos sociales, entre otras cuestiones a las que habría que reconocer, como lo son las quejas de los niños, parte de las cuales es legítima en vez que caprichosamente maliciosa.

 El idealismo falso tiene una relación histórica con el teísmo porque el teísmo, al suponer que los dioses crearon al universo, tiene una gran tradición de especular en base a ideas cuyos objetos no existen en la realidad exterior al pensamiento, y en mandar a hacer cosas a la gente de acuerdo con esas especulaciones, además de desdeñar a las críticas que se les oponen, por suponer que provienen de causas menos importantes que las de los dioses, o las de sus seguidores más y menos fieles, lo que redunda en los sucedáneos de esa lógica, como aquellos que, en vez de centralizarse en los dioses, lo hacen en el progreso o el desarrollo mal entendidos. Para que el desarrollismo y el progreso funcionen bien, deber ser bien deificados, con una idea muy verdadera sobre lo divino.

A la izquierda le falta practicidad

Cuando el FIT argentino salió a decir que los candidatos Macri y Scioli eran iguales en parte fue por la lógica electoralista y por su estrategia de acumulación política, que pretende captar a los trabajadores peronistas, y en parte por su mala comprensión, que prioriza las generalidades por sobre las particularidades sin darles a ellas el lugar que se merecen. Además, hay una lógica acusatoria en gran parte de la izquierda que les dificulta salir del principismo, lo que hace que la política sea proclive al idealismo y al faccionalismo, separa a los socialistas de las masas, que más que en los objetivos altos de la lucha están pensando en que los ingresos les alcancen para llegar al mes que viene.

Ese principismo por un lado les obtura las relaciones con las otras organizaciones políticas y los propulsa a establecerlas de modo violento, cosa que es fomentada además por la violencia general de las sociedades y de sus organizaciones, que en cierta medida son antisocialistas y agresivas, pero aparte los lleva a situaciones como la de este país, en que ahora los trotskistas están en campaña para que el gobierno del estado atenúe el aumento de las tarifas del gas y la electricidad para que no cierren las fábricas recuperadas, aumento que, de haber ganado Scioli, no habría sido tan grande como es, en el caso de haberlo sido, porque si bien Scioli habría aplicado una política pietística, capitalista y liberal, lo habría hecho desde el modelo populista, que a diferencia del privatista tiene una proclividad al pueblo que lo hace menos desdeñoso para con él. Y eso de las tarifas vale también para otras políticas del gobierno macrista, como su favorecimiento a los represores de la última dictadura militar, su apoyo al gobierno ilegítimo de Temer, su omisión a la persecusión de la trata de mujeres, su inclinación al bloque geopolítico estadounidense, su fomento de las finanzas y demás.

Puedo equivocarme, pero me parece que en el plan de gobierno sciolista no estaba contemplada la anulación de los impuestos a la exportación, ni favorecer a las empresas petroleras con las ganancias extraordinarias por el aumento del precio de la extracción de gas, el llamado de boca de pozo, cosas que redundan en el tarifazo vigente de los servicios de gas y electricidad, y tengo que agregar, dado el acoso imperante en los debates políticos, que decir esto, ni haber apoyado a la candidatura sciolista, no implica hacerlo con todas las políticas que hubiera aplicado, y ni siquiera apoyarlo en lo que hubiera sido su gobierno, ya que se trató de un apoyo electoral, forzado por la coyuntura de la intención de voto, pero hay que reconocer que la crítica a los gobiernos tiene que tener perspectiva histórica, para responder a los procesos vigentes.

Esto que digo del FIT vale para la izquierda en general, aunque se aplica en concreto de distintas maneras según los casos particulares y sus variaciones históricas. Las izquierda tendría que aprender que las cuestiones menores también son importantes, y en particular para quienes más las sufren, ya que así, como hicieron hace poco, se ganan el odio de parte de las masas, y en especial del lumpenproletariado, que ahora está peor que los obreros de las empresas recuperadas, pero otros asalariados les tienen bronca también, porque no reconocieron las diferencias entre el PRO y el FpV, que si bien son iguales en general se diferencian en aspectos que hacen a la satisfacción de las necesidades básicas del proletariado, y así. Ahora bien, reconocer esto no debiera obstar para admitir también que la adscripción al peronismo del proletariado es un error mayor, que igual tiene sus méritos y con el que tenemos que aprender a convivir, mientras se le busca la solución, que pasa por la voluntad política de los trabajadores, a la que se puede criticar pero que hay que respetarla.

La estrategia de superación del capitalismo tendría que tener en cuenta a las cuestiones menores, porque son importantes para la subsistencia de las masas.

martes, 24 de mayo de 2016

Posible origen de la teoría del derrame

Eso de que para que la riqueza llegue a la clase baja tiene que derramarse desde la alta capaz que viene de esa celebración burguesa hecha con una torre de copas a las que se hubo llenado con champagne desde la más alta.

lunes, 23 de mayo de 2016

Corrección marxiana a Marx

Es mediante la práctica que los humanos nos producimos a nosotros mismos, no solamente mediante el trabajo, que es una de las tantas prácticas, y eso sobre la base de nuestra existencia material.

Algunos de mis errores ortográficos

Las palabras “fideista”, “teista” y “pios”, y algunos de sus derivados, se escriben sin acento.

jueves, 19 de mayo de 2016

Apunte para aclarar

Dejémos de lado la cuestión de si la propiedad es, etimológicamente, pro piedad, porque no debe serlo, lo que es averiguable, aunque las palabras coincidan y sus relaciones históricas hayan convergido, y ciñamos su sentido al de los bienes fabricados, o sea, démosle al término el sentido etimológico de “cosas apartadas”, de materia apartada de su existencia misma mediante el trabajo humano. Entonces, hay que admitir que, en tanto que las sociedades humanas fueron hasta ahora fideistas en general, la transformación de la materia hecha por la humanidad la subsumió bajo concepciones pietistas, pero históricamente, o sea, siendo esa subsunción provisoria, y a veces olvidada, nula, ordenada con proclividad a lo ideal pío en las cúspides de las jerarquías sociales y con declinación a lo común en sus bases, aunque los preceptos pietistas transcurren en toda la escala social, pero son omitidos siempre que los humanos se comportan proletariamente, según intereses familiares, simples y necesarios, y hasta con complejidades y pietismos de grado menor, en vez de con afán de acumulación de riquezas, poderes supremos y divinización alta.

De allí que haya que entender que el propietarismo fuera ordenado pietísticamente, a la vez que ese orden fue contrariado por los intereses comunes: es un propietarismo a la vez pietizado y comunal, y por eso conflictuado. Lo mismo vale para la economía, que es determinada precariamente por la religión y su orden conceptual laico, el de los grandes propietarios, que es pietístico en general, a la vez que éstos responden a ella, y con mayor fuerza porque la determinación de abajo hacia arriba es mayor, lo que no resuelve por sí mismo a la lucha de clases pero le pauta una presión constante del proletariado para satisfacer sus necesidades de subsistencia, mientras que el propietariado ya las tiene resueltas, por lo que orienta sus luchas para liberarse de la opresión religiosa y democratizar, cuando es progresista, o para acumular más y someter a las sociedades a los mandatos píos más estrictos cuando es reaccionario, pero esto históricamente, o sea, con desviaciones y hechos opuestos y ajenos a los de esta explicación, que no da cuenta de toda la realidad, sino que es generalista, como lo es el hecho de que exista el conservadurismo del proletariado pietista, que pugna para subsistir pero no para emancipar, aunque eso es relativo también, por lo que éste contiene reivindicaciones progresivas explícitas u oprimidas, de igual modo que el propietariado es proletarizable, aunque eso sea difícil por su falsa conciencia.

martes, 17 de mayo de 2016

Las relaciones ónticas son integrales

Es una obviedad, pero hay que decirlo porque no es sabida lo suficiente: los seres se relacionan históricamente, o sea, de hecho, sin que importe el carácter que tengan, sea físico, natural, social o especulativo, con sus distintos subtipos, a los que estudian las distintas ramas de la ciencia, algo verdadera y algo falsamente. De allí que la perspectiva científica, además de ser verdadera, por lo que debe ser comprobatoria lo debido, tenga que ser transdisciplinaria, porque sólo desde el conjunto de las ciencias es que se puede tener un conocimiento cabal de la realidad, que baste para ordenar bien a la práctica, e incluso la transdisciplinariedad puede ser fallida si se la aplica incompleta o malintencionadamente, por lo que la suficiencia y la buena intención son requisitos para que la práctica sea justa.

El problema es que para que la investigación sea buena, los investigadores tienen que tener buenos intereses, lo que requiere que hayan sido bien educados y que tengan alegría de vivir, cosa que no puede ser si tienen concepciones del mundo fallidas, como lo es la capitalista, o las pietistas populares o socialistas, e incluso las ateas y socialistas malas: más bien sucede que se nos contraponen intereses buenos y malos, que nos contrarían la práctica más o menos según el caso. Por investigadores no me refiero sólo a los científicos universitarios, sino a todo aquel que averigua algo para saber qué hacer.

La ontología teísta y el ordenamiento de la práctica

El problema de la ontología teísta es que como supone que los dioses son entes absolutos y creadores del universo deriva de esa idea la conclusión de que la humanidad les debe obedecer, por lo que los seudofilósofos teístas meten presión para que los otros humanos se violenten a sí mismos para cumplir con los mandatos pios.

También es falsa la suposición ontológica de que las esencias son entes ideales existentes en el cosmos a los que deben someterse los seres concretos de la Tierra, pero eso no debe llevar al materialismo histórico a abandonar al esencialismo, ya que los entes tienen una esencia, pero que no es teística sino histórica, a la que es necesario reconocer para guiar a la práctica humana.

viernes, 13 de mayo de 2016

El absolutismo constitucional

En el absolutismo monárquico del feudalismo las sociedades europeas consideraban a dios como un ser absoluto, existente por sí mismo, cuya divinidad era encarnada por los reyes, que gobernaban a las naciones según éstas creían que ellos mandaban de acuerdo con los preceptos del dios cristiano, algo análogo a lo que sucedió con las monarquías islámicas. El absolutismo político suponía la reunión de todos los poderes de mando social en el rey, en tanto que representante de la divinidad.

En el capitalismo, la monarquía es reemplazada por el constitucionalismo, que también considera ejercer los mandatos de los dioses, en algunos casos, pero bajo repúblicas de democracia representativa, o monarquías republicanas. En el caso de las constituciones laicas, las legislaciones de las naciones mayoritariamente pietistas se corresponden con los credos pero sin la intromisión directa de las iglesias en ellas. Es lo que sucede en México, Chile y Uruguay, donde las constituciones pautan órdenes sociales pietísticos desde legislaciones laicas.

Ambos sistemas de gobierno, el monárquico y el constitucional, son absolutistas en el sentido de que aceptan que se considere a los dioses como existentes por sí mismos, lo que es el teísmo absolutista, en tanto que en el feudalismo éste se correspondía con el absolutismo monárquico y en el capitalismo con la atribución de los poderes políticos al gobierno tripartito pautado por las constituciones. Son distintos tipos de regímenes gubernamentales de naciones pietistas, y los constitucionales pueden adscribir a los credos o no en su ley, pero en los hechos suelen hacerlo.

La reforma protestante y la contrarreforma católica fueron determinantes al respecto porque habilitaron a la burguesía incipiente a ejercer sus credos por fuera de las iglesias, o con menor intromisión de su parte, las cuales estuvieron aliadas a las monarquías durante el feudalismo, aunque su relación fuera conflictiva, por lo que desde ese distanciamiento los laicos cristianos medianamente propietarios inventaron a la doctrina filosófica que les otorgó lugar de mando social mediante las revoluciones burguesas, el liberalismo.

martes, 3 de mayo de 2016

Inclusión y exclusión pietistas y materialistas

En tanto que las piedades tienen distintas morales, falsas pero morales en fin, establecen preceptos sobre lo que debe ser el carácter y la conducta de los seres humanos, en base a lo que erigen un sistema de inclusiones y exclusiones jerárquizadas, según el cual a los individuos les corresponde un lugar de acuerdo a su obediencia a los mandatos fideístas, lo que atraviesa a toda la escala social, desde el gran capital hasta el lumpenproletariado, pero históricamente, o sea, sin que esa pretensión se imponga tal como el pietismo busca, sino como lo hace de hecho, crítica y contrariadamente, porque la práctica humana tiene otros determinantes a los que aquél no responde. Para que un orden social sea fluido tiene que responder a la verdad de las cosas, por lo que tiene que tener razón suficiente.

Los preceptos capitalistas operan en el seno de órdenes fideístas, como parte de ellos, porque el capitalismo surgió como pietista, y también en los órdenes socialistas capitalistas, que no son fideístas pero que tampoco tienen razón suficiente, aunque están más cerca de ella: son de un desarrollismo idealista, porque priorizan las metas del desarrollo por sobre los aspectos de la realidad social que lo conflictúan, desarrollismo cuyo objetivismo es incompleto, y tienen errores debidos a sí mismos, por un lado, y por otro a provenir y ser violentados por el pietismo capitalista.

Los socialismos capitalistas son aquellos que, basados en el materialismo histórico, aplican una política de acumulación de capital centrada en el estado, o en regímenes mixtos, estatales y privados, como es el caso chino al que se pliega el cubano con la reforma reciente. En realidad son sistemas estatistas de partidos únicos con ideología socialista que imponen un modelo autoritario a sus sociedades, que puede ser más democrático en algunos aspectos que la democracia liberal, y que apunta al socialismo, pero eso no los exime de maldades, debidas a sí mismos y a la opresión de las potencias imperiales fideístas. Son gobiernos materialistas corregibles a los que se debe criticar de buen modo.

Para la rectificación

La cuestión pietista está sobrestimada en esta reflexión bloguera, porque está subapreciada en el análisis científico general. Habrá que darle su lugar exacto.