Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

domingo, 5 de diciembre de 2021

Para las alianzas de gobierno poselectorales

 Después de las recientes elecciones chilenas, Emir Sader dijo que el Partido Demócrata Cristiano y el Partido Socialista están prácticamente desaparecidos, por el poco éxito que obtuvieron, en las que Nuevo Pacto Social, el frente en que ambos se presentaron con el Partido por la Democracia, el Partido Radical, Ciudadanos, el Partido Liberal, Nuevo Trato y Nuevo Chile, sacara 815 mil 558 votos en el recuento oficial publicado, el 11,61% del total de votos positivos, que son un poco más de 7 millones entre como 15 millones de empadronados, de una población de más de 19 millones 300 mil personas, lo que implica que hubo un 52% de abstención electoral, que da cuenta de que el descrédito en el sistema electoral vigente es grande, cercano a la mitad de la población empadronada, algo a lo que habría que estudiar en detalle porque hay varias causas para este ausentismo, sin que pase lo mismo con la religión oficial, aunque tampoco haya tanta diferencia por lo que se la desobedece y olvida, como así con el conjunto de las grandes empresas privadas, cuyo enriquecimiento no es muy visto como causa estructural de la crisis humana, ni se entiende muy bien la relación entre la falsa creencia y nuestra maldad. José Antonio Kast, el candidato presidencial del Frente Social Cristiano -compuesto por el Partido Republicano, cuya sigla tiene una ele mayúscula entre la pe y la ere, una ele que remite al liberalismo sin que se lo diga, y por el Partido Conservador Cristiano-, consiguió 1 millón 961 mil 122 votos, el 27,91% de los que definen cargos oficiales, mientras que Gabriel Boric, de la coalición Apruebo Dignidad, formada por dos frentes partidarios, el Frente Amplio y Chile Digno -el primero de los cuales se armó en torno a Revolución Democrática y perdió a varias de sus organizaciones mientras que se le sumaron las otras cuatro que le quedan: Convergencia Social, Comunes, el Movimiento Unir y Fuerza Común; en tanto que el segundo se compone, en primer lugar, del Partido Comunista y la Federación Regionalista Verde y Social, y en segundo de Izquierda Libertaria, Acción Humanista e Izquierda Cristiana, entre otros-, sacó 1 millón 814 mil 809, el 25,83% de 7 millones 27 mil 68, según los datos de Wikipedia. De poco más de 7 millones de votos emitidos en las urnas, de un padrón de como 15, en una nación de más de 19, los candidatos al balotaje presidencial obtuvieron poco menos de dos millones cada cual, cerca del 10% de la población del país cada uno. Con las proyecciones actuales, al país se le presidiría el gobierno con alrededor de 3 millones 600 mil votos, o sea, que al presidente lo elegiría menos de un quinto de la población total y en torno de un cuarto del padrón, pero después, para gobernar, quien ganara tendría que contar con aval del congreso nacional, que se compone de fuerzas dispersas y reagrupadas del conservadurismo y el progresismo católicos, así como por grupos menores del socialismo ateo marxista, ya que el anarquismo no presentó candidatos a las elecciones oficiales, al menos en general, si es que Izquierda Libertaria no es anarquista, como así una parte de la ultraderecha tampoco se postuló. Los principales partidos que aspiran al gobierno chileno son reformulaciones nuevas de los partidos viejos, escindidas de aquéllos, o esos mismos viejos partidos, los cuales tienen presencia en el parlamento y la convención constituyente, por lo que la coalición que gane la presidencia tendrá que negociar con algunos de ellos para aprobar las leyes en el parlamento, de igual modo que requerirá su ayuda para la constituyente y para sostenerse en el poder ejecutivo, algo difícil para la derecha por la crisis del capitalismo y para la izquierda porque, por un lado, no puede superar el modelo de las empresas privadas con títulos hereditarios sin reformar la constitución a tal efecto, y, por otro, por los golpes que le daría ese mismo empresariado, que tiene una mayor constancia en sus instituciones, las empresas privadas, porque se lo faculta la ley suprema. Entonces, el progresismo tendrá que tratarse con más respeto entre sí, porque, si no lo hace, será muy débil y caerá mucho, o no será tan consistente y tendrá menos éxito, y deberá ser fuerte porque, para salir de la crisis, hará falta que gobierne, pero tampoco lo logrará mucho sin el socialismo, la colectivización del gobierno y la suficiente veracidad religiosa, que serán temas más de mediano y largo plazo porque dependen de cambios sociales muy grandes, que tienen que ser muy reivindicados por el pueblo para concretarse.

 La izquierda marxista, al exculpar al proletariado de sus faltas políticas con la excusa de que está alienado, por un lado, no describe del todo bien de qué alienación se trata ni reconoce que ésta afecta también al empresariado, el cual padece una ideología falsa que lo perjudica, e incluso una apropiación nociva para sí mismo, por ser tan excesiva, a la que a veces se toma como ideal de felicidad y otras como privilegio, y, por otro, no le da forma a una política que resuelva bien la derechidad obrera, por lo que su estrategia pierde efectividad y su partidismo se fragmenta y enemista mucho entre sí, lo cual es reforzado por la infiltración. Para la liberación humana hará falta que también se le haga justicia a los crímenes del pueblo, que tienen una dimensión crédica.