Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 21 de diciembre de 2021

Un debate sobre Chile

 Atilio Boron, en la nota "Abriendo las grandes alamedas", publicada hoy en Página 12, dijo que la democracia posterior a la dictadura pinochetista fue un simulacro y que el centro político chileno es casi inexistente, dos afirmaciones objetables. La primera porque terminar la dictadura y retornar al gobierno votado fue importante: permitió reducir la persecución antisocialista y abrirle el juego a los partidos políticos, aunque bajo una constitución inspirada en el liberalismo ortodoxo y con las fuerzas progresistas y revolucionarias muy golpeadas, lo que, sumado a la debacle internacional del socialismo soviético, implicó un giro a la derecha que debilitó a las alternativas de centro y las condujo a posturas conservadoras, algo que se repitió en otros países, como en Argentina con Menem, el único presidente peronista que fuera tan privatizador. La segunda afirmación no tiene en cuenta que las listas de centro, las de Nuevo Pacto Social y el Partido Progresista, sacaron, en total, cerca del 18% en la primera vuelta, les votaron más de 1 millón 300 mil personas, sin lo cual Boric habría perdido la segunda. Aparte, le falta reconocer el apoyo popular y obrero al pinochetismo y los otros conglomerados conservadores, desde la dictadura hasta ahora, que aportó a que el progresismo fuera poco radical por hacerle de contrapeso. El frente Apruebo Dignidad tendrá que aliarse con el Partido Socialista y la democracia cristiana moderada porque tiene pocos legisladores, así que se les tiene que criticar de forma justa, aunque no sólo por eso, y además porque el primero fue el de Salvador Allende.