Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 4 de julio de 2018

De que el fútbol profesional tiene una óptica capitalista

En que focaliza la atención en las estrellas futboleras. Así como en el capitalismo la atención de las personas se centra en los valores abstractos monetarios, en el fútbol profesional el grueso de la historia del deporte es olvidado en pos de los jugadores más especialistas, los más expertos. Hay una serie de grillas, que se exacerba en el mundial, que va filtrando la atención social en los jugadores, pasando de las inferiores de los clubes locales a las primeras nacionales y a los campeonatos internacionales, entre los que destacan los de Europa, muchos de los cuales fueron importados desde la periferia, que en los mundiales de la FIFA se elitizan en seleccionados nacionales y en estrellas destacadas de cada equipo, luego refiltradas entre los equipos principales, como los multimillonarios de la revista Forbes, de las que queda un gran ganador, equiparable al mayor capitalista del mundo, ganador de existencia efímera en tanto que el capitalismo es crítico y que la mala competencia deportiva implica el triunfo individual en vez que el conjunto. Esto tiene relación con el fideísmo porque la entidad que lo nuclea es una federación, una federación internacional de asociaciones nacionales de fútbol, lo que da cuenta de que el fútbol tiene mucho de fideísta en cada cual de las naciones. El fideísmo está presente en el profesionalismo, aunque exista cuestionado, porque ambos comparten a la fe, que es transinstancial, atraviesa a la economía, a las asociaciones civiles, a la justicia, al deporte, y así, incluso en los países del bloque socialista. El fideísmo es una de las principales causas de la falsedad internacional, y se halla tanto en el bloque socialista como en el capitalista, en cuanto que en aquél existe la religión y la fe no es tan cuestionada como debiera estarlo para que no fuera así. El cuestionamiento científico al fideísmo es poco profundo porque el cientificismo teísta es fideico, como lo es el capital. Al prevalecer la hegemonía capitalista, el fideísmo es poco cuestionado, porque el capital es promotor de la fe, al basarse en ella. El capital cuestionó a la religión, pero no tanto como para exigir que sea depuesta, así como la ciencia laica recusó a la fe en cierto sentido pero no en otros. El iluminismo liberal es bastante favorable a la fe, de acuerdo a cómo evolucionan las doctrinas religiosas a la que adhieren sus miembros. Como el socialismo no puede ser exitoso en un sólo país, ni en un bloque de países, porque requiere del buen orden internacional, no se puede calificar de socialista al bloque socialista, ya que aspira al socialismo pero no lo concreta allá donde gobierna, a lo que hace muy mal en cierto modo, pero no tanto más que lo que vemos en el bloque liberal. Al bloque socialista se lo debe juzgar en comparación al liberal y teniendo en cuenta que el socialismo no puede ser parcial para ser bueno. En tanto que lo es, es un mal socialismo, un seudosocialismo, que es capitalista, de estatismo bienestarista con gobiernos de partido único, y hasta tiene uno dinástico, de una acumulación algo distinta de la del capitalismo principal, más centrada en el gobierno y en el PCCh, que quiere al socialismo pero que no lo logra y que comete aberraciones mientras tanto, que también las hay en su contrario. Un análisis comparativo del genocidio entre los bloques nos daría cuenta de la lesividad grave de ambos, que a su vez debiera completarse con la de las formas intermedias y menores de la explotación. El genocidio es incidido por la fe, porque la fe malogra la comprensión y ordena mal a la práctica social. La fe, o la ignorancia, están presentes en ambos bloques políticos y en sus formas intermedias, las del socialismo sometido a legalidades congregacionales. En el socialismo científico hay menos presencia de la fe, porque tanto el capital como el teísmo y el fideísmo fueron más cuestionados, pero existe la mistificación y la creencia, que habilitó a que a algunas hipótesis se las tomara por ciertas, o a que algunos científicos quisieran que la realidad confirmara sus conjeturas para darlas por verdaderas, para demostrar que tenían razón, lo que no siempre es necesario que ocurra así. La fe tiene sus aciertos, y ambos bloques existen, por lo que no hay que tener en cuenta sólo sus males para el análisis, sino que sus logros también deben tener su lugar, ya que si no el estudio es excesivamente pesimista, o poco optimista. La crítica debe admitir que por existir celebra la vida mientras que es ejecutada, ya que conlleva confort. La crítica es burguesa porque las universidades son urbanas, así como el confort lleva al aburguesamiento en la palabra que lo designa, porque el morfema “fortˮ del término “confortˮ remite a la erigencia de las fortalezas así como el de “comodidadˮ remite a la medida moderna. El aburguesamiento humano, que es su civilización, requiso del modo, al igual que las colonias de las demás especies vivientes, modo que en cada cual de éstas tuvo conocimiento discerniente, asimismo fallado en cuanto. La carpintería estuvo en ambos. En el confort porque para levantar los fuertes cortaron árboles y los serrucharon, para lo que usaron la medida. Al combinarse a varios tipos de medidas, se apropio a la naturaleza comedidamente. El urbanismo, en verdad, no es sólo propio de las ciudades, ya que en el campo menos propietarizado por la humanidad también hay construcciones de miembros de nuestra especie, que son modernas, de modernidad entre compleja y simple. Las construcciones humanas en el campo son pequeñas urbanizaciones, edificaciones más distantes entre sí, desagrupadas, que no son ciudades pero que conllevan a su modo de apropiación habitacional, el de las casas, los barcos, las rutas de automotores, los electrodomésticos, los cubiertos, con tractores y avionetas más cuando la tierra es tomada al modo latifundiario, porque la explotación capitalista de la tierra usa mucha maquinaria y poca mano de obra. El sistema agrícola implica que a la tierra explotada para la obtención de alimentos vegetales y animal se le agreguen conglomerados urbanos en que la población se concentra, lo que no sucedería si se socializara la tierra. La postura antiburguesa padece la apropiación privada de la tierra, que impide la mudanza en masa a vivir en el campo. La propiedad privada de la tierra, establecida en las constituciones, es un impedimento para la desconcentración urbana tanto como para la explotación ecológica del agro, que podría ser buena. Así que a los nomádicos partidarios del ruralismo también la propiedad privada les impide concretar sus planes. Los anarquistas preconizan la reforma constitucional entre otras cosas por eso, pero no lo hacen muy explícito porque la transformación social implica algún modo de arquismo.

La fundación de las ciudades es consecuencia directa de la apropiación agrícola y el sedentarismo precisa de la apropiación de los materiales necesarios para la construcción de las viviendas. Al hacerse las viviendas, se da tanto la urbanización como el sedentarismo. El sedentarismo agrario implica una apropiación habitacional dispersa, en tanto que el urbano una concentrada y mayor, ambas atravesadas por las clases sociales humanas y por las migraciones, también clasistas pero de apropiación distinta, ya que los migrantes tienen una relación con las propiedades condicionada por su carácter transitorio, que es el de los viajes.