Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

lunes, 2 de julio de 2018

Del fideísmo de la mercancía

Marx habló del fetichismo de la mercancía, o sea que supo que a la mercancía se la trata como a los fetiches, que son objetos a los que se simboliza sacramente. También dijo que el capitalismo es la religión de la mercancía. Es una idea aproximada, ya que el capitalismo no es una religión, sino un modo de relacionamiento social humano fundado en el intercambio de capitales, es decir, de cosas producidas a las que se les asigna representación monetaria, la del valor abstracto que se mide en pesos. Lo que tiene esto de equivocado es que la representación del valor de uso en el de cambio no es sagrada. Es una representación laica de orden sacerdotal, de fetichización indirecta. Más exacto es hablar del fideísmo mercantil, en tanto que el modo representativo es fideico, lo que hace que la representación sea aparente. El fideísmo y el fetichismo son cosas muy próximas. El primero es la acción de fe y el segundo aquélla en que la fe es puesta en objetos divinizados para el culto. El dinero es un objeto divinizado, ya que los dólares tienen el cartel de que confían en dios, pero no es un objeto destinado a la adoración clerical. Es una fidencia laica, a veces usada sin sentido teísta. Para lograr una mejor representación del valor de uso en el de cambio el fideísmo debiera ser reemplazado por la verdad, lo que incidiría en la relación entre el dinero y los bienes apreciados, a los que se les puso precio numerario, porque las personas elegirían el precio que le ponen a sus productos mediante una conciencia social buena.

La relación entre el valor de uso y el valor de cambio depende de una estimación que en parte es fidente y en parte responde a las relaciones de fuerza entre quienes los intercambian, en la que influyen las costumbres y la ley, entre otros factores. Es un hecho en el que la representación monetaria se efectúa mediante una apreciación algo verdadera y algo arbitraria.