sábado, 13 de julio de 2024

Vuelta sobre el sadomasoquismo

 Quien usó por primera vez el término "masoquismo" para referirse por escrito al goce sexual sumiso fue, o debió ser, Richard von Krafft-Ebing, en su obra Psycopathia sexualis, en la que definió como enfermizos al deseo sexual de la niñez y la vejez y a la homosexualidad (cf. Wikipedia), o sea, que al aceptar el uso de la palabra "masoquismo" tal como está instituido se convalida la tesis psiquiátrica de este autor, pero hay que ver bien si Leopold von Sacher-Masoch le adjudicó un carácter celebratorio a la vejación sexual que describió en sus libros, no vaya a ser que se le hiciera como al marqués De Sade, quien escribió sobre violaciones sexuales no siempre para festejarlas sino también para denunciarlas, pero después se lo interpretó conservadoramente y se asoció su nombre a la promoción de la violencia sexual extrema. Este Sade disfrutó el ultraje fornicatorio del personaje Justine, en Justine o los infortunios de la virtud, y creo que el de una mujer en La filosofía en el tocador, pero en Las 120 jornadas de Sodoma, donde los relató en masa, los presentó en repudio, y en todos estos casos se trató de vejámenes ficticios. Al resto de su obra lo conozco poco, así que no lo opino. Habría que analizar la actitud de Leopold von Sacher-Masoch respecto de las sumisiones que relató, porque quizás las expusiera para criticarlas en vez que para proponerlas como ejemplo.

 Creo que lo más importante a este respecto sobre estos dos escritores es que expresaron a estas violencias de forma ficcional, a diferencia de quienes la ejercieron de verdad, cuyos nombres no son sinónimo de ellas (no me refiero a quienes practicaron el bondage, que me parece reprobable pero es consentido, sino a gente como los soldados violadores). Entonces, puede haber una falta nominal en el tratamiento del llamado "sadomasoquismo", que además, como modo copulativo, es bastante ingrato, por ser esclavista, flagelante y muy antigualitario. Quizás en alguna forma moderada sea aceptable, o en un extremismo suave, pero habría que asegurarse de que sea bien nombrado.