Al patetismo se lo condena mucho, acaso sin aclarar bien qué es, por lo que hubo gente que escuchó que se lo critique sin entender de qué se trata. Se le acusa el patetismo a los hombres como si la salud de cada cual dependiera sólo de sí mismo, y entonces tenerla o perderla fuera resultado de las elecciones que cada quien toma sobre sus actos, pero, si bien es verdad que cada uno es algo responsable de lo que hace y de las consecuencias de eso en su cuerpo, también es cierto, por un lado, que las decisiones individuales son afectadas por las exigencias ajenas y los traumas, y, por otro, que no conocemos bien toda la realidad, por lo que dirimimos las cuestiones a veces sin buena razón no por mala voluntad o desidia, sino porque la realidad es más compleja de lo que podemos representarnos, porque la ciencia no está muy elaborada y por las restricciones cognoscitivas dadas por el orden vigente, que impide estudiar y expresar algunas cosas, aunque también hay temas que son muy intrincados para nuestra capacidad mental y de inquiria.
Lo patético, descrito en el DRAE como muy conmovedor, lamentable, penoso y ridículo, es lo enfermizo. Su raíz semántica es la griega de pathos, referida a la pasión pero también a la enfermedad, como en "patología".
El patetismo es un rasgo del ser humano, porque la humanidad se enferma, así que debe ser bien concebido. Hay una crítica demasiado cultora de la salud en su condena extrema, al menos en general. Respecto de sus acepciones referidas a los sentimientos, es distinto pero no del todo, porque se lo desprecia con poca misericordia, ultrajando a hombres tristes, y se lo concibe sólo en formas reprobantes, como si la pasión nunca fuera buena. Las pasiones alegres también son pasiones, y a veces sanas, así como el pesar del arrepentimiento, que es patético, sirve para examinar las faltas propias y enmendarlas, o aprender para no repetirlas. Ser bien feliz también es patético, porque es apasionado y porque, cuando se lo es, se está en relación con enfermedades, cuando no se es directamente insano, ya que la insanía es frecuente, si no perpetua, en los seres vivos, aunque algunos de sus modos son livianos, que es lo que consideramos como saludable, en ocasiones con buena razón porque al ser sano también se es un poco enfermo, así sea por las enfermedades ajenas, que influyen en uno mismo, pero también porque siempre, o seguido, se padece alguna propia. Ya el hecho de extrañar a gente lejana implica un pesar anímico, o sea, que es una enfermedad, pero no tan grave como otras, y así como ese hay muchos otros. La pesadumbre de no compartir un espacio cercano con seres queridos es muy recurrente hoy en día debido a la explotación laboral, es decir, que el capitalismo actual es bastante patético, pero vivimos gracias a él y por eso podemos cambiarlo, aunque sea difícil por la fuerza de las malas razones.