miércoles, 10 de septiembre de 2025

De vuelta sobre la moral

 Con la prédica nietzscheana afloró el inmoralismo, pero ella también fue moralizante. ¿O acaso no planteó un deber ser? El postular que se debe ser inmoral es postular un deber ser, y además él propuso ser gayo de forma híper-aristocrática, muy o del todo anticristiano, zoroastriano y demás, como muy tolerante, y celebratorio, de la nobleza germana herética. Friedrich Nietzsche tomó como moral a la moral cristiana de su entorno, y a la socialista, a la que calificó como "moral de esclavos", sin reconocer a la suya como tal, pero la moral, en sí misma, se refiere a los modales, al modo de ser, y entonces el suyo también lo fue. El asunto con la moral es que no es buena ni mala en sí misma, sino que su calidad depende de cómo sea, por lo que se le debe dar buena forma, pero eso depende de cómo se entienda a la realidad, o sea que, si se la entiende mal creyendo que se lo hace bien, se adopta una mala moral suponiendo que es buena y se la busca imponer a la sociedad, lo cual causa estragos en las personas, a la inversa que si se escoge una moral buena de verdad. 

 La moral es sinónimo de la ética. Es una ciencia que busca ordenar la conducta, referida al modo en vez que a las costumbres, lo ínsito a la ética, o sea, que dicotomizarlas mucho es inapropiado porque los modos y las costumbres se vinculan mucho: los primeros vienen del medir y las segundas del corte. Cf. DECEL.