Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 6 de junio de 2014

De la estadística y el desarrollismo

El modelo de desarrollo que se impulsa desde la ONU y desde varias entidades regionales e internacionales, como el CLACSo y la CEPAL, se basa en una serie de indicadores sociales, políticos, económicos, culturales, ambientales, etc. Los cientistas miden y comparan la evolución de esos indicadores y así evalúan las políticas implementadas por los Estados y por los organismos supranacionales. El error que tienen es que dan por supuesto que la serie de indicadores es completa y correcta, por lo cual pueden constatar mejoras en los indicadores, a las que toman por representantes de mejoras en la historia concreta, mientras que la calidad de vida es mala. No es sólo que faltan indicadores de cuestiones que hay que tener en cuenta, como la contaminación urbana, la explotación, la satisfacción y los deseos de las poblaciones, sino que es imposible una medición tal -siempre quedarían cosas sin medir, o no del todo bien medidas, o mal medidas-. Aparte, intentar medir las emociones y los sentimientos -y que sean buenos es el objetivo de la política- sería una falta de respeto para los que sufren y un bajón para los alegres, por lo que los evaluados traicionarían a los entrevistadores. Los científicos tienen que ser sensibles. Por ahora, en algunas cosas, son bastante inmorales.

Lo que debe hacerse es una evaluación sensata de las condiciones de vida actuales, para la que es preciso observar a la historia con sentido común, preguntar a la gente y escuchar. Y dejar de soslayar a las críticas en contrario. Es una falsedad ideológica pretender que se está bien cuando no hay consenso y sí explotación, lo que no quita los logros que hubieron alcanzado los progresistas, que deben ser reconocidos. Lo que les falta es aceptar y resolver las cosas malas que persisten. En esa tosudez que les impidió hacerlo, tuvo un lugar la acusación de infantilismo que se le hizo a la izquierda radical marginada de los gobiernos progresistas, sea la ecologista, la trotskista, etc. Además de ser incierta, ya que esa izquierda radical fona     -infantiles se les dice a los chicos antes de que empiecen a hablar, porque no fonan-, es una acusación bruta: las cuestiones ciertas que plantea la izquierda radical externa a los gobiernos progresistas deben ser respondidas satisfactoriamente para que la calidad de vida sea buena. Es verdad que esa izquierda radical es deshonesta a veces, o plantea las cosas de mala manera, o no comprende ciertas cosas, pero se la debe corregir cuando se equivoca y se le debe explicar para que entienda lo que no entiende, y rescatar y cumplir lo bueno de lo que quiere decir y lo de lo que dice. En muchas cuestiones es el capital el que está equivocado, y el progresismo no lo admite y le es obsecuente.


Anexo relativo a la medición de la pobreza

Un problema de las mediciones estadísticas es que tienen una comprensión de la pobreza que está equivocada, ya que la catalogan según el producto por individuo, lo que, por una parte, lleva la falsedad en la que caen los promedios, que reparten entre los miembros del total estudiado lo que en la realidad está dado diferencialmente; por otra, ignoran que la tenencia de bienes debe ser amoldada a lo necesario, lo que impide reconocer el problema de las clases altas derivado del exceso en la posesión de bienes; por último, ignora a aspectos importantes de la pobreza, como son la pobreza social, derivada de la carencia de relaciones sociales, la ambiental, causada por la contaminación, la amorosa, por falta de amores, etc., lo mismo que sucede al desconsiderarse que la explotación causa pobreza sanitaria.