Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 9 de julio de 2014

Balance de los campeonatos de la FIFA

El gran problema del fútbol federado es que la inmensa mayoría de la humanidad lo miramos, sea en los estadios o por la televisión, o lo escuchamos por radio, etc., pero casi nunca lo jugamos, y poco jugamos al fútbol común. Es un modelo de fútbol discriminador, que sólo acepta a los más disciplinados y especializados, por lo cual margina a la gente simple, ya que al no estar tan entrenados perderíamos en la competencia. No es un fútbol cariñoso, y sí es acorde al capitalismo en curso: los jugadores deben estar al máximo de su potencialidad, y esforzarse mucho, más que muchos del resto de los trabajadores explotados; son obreros de elite. Por eso juegan duro, traban fuerte, simulan, hacen faltas y trampas, dan y reciben golpes, se empujan, etc. Gritan de dolor en los partidos, se enojan y se entristecen cuando pierden. Y si se lesionan, los reemplazan por otro, los sacan de la cancha y sigue el partido como si nada les hubiera sucedido. Igual que los obreros de la industria cuando se rompen partes del cuerpo con las máquinas. Tampoco pueden decir lo que piensan de verdad: tienen que repetir más o menos lo que se espera que digan. Si no lo hacen, los echan y no los vuelven a contratar, o cosas de esas.

Aparte de eso está la mercantilización, las maniobras ocultas para torcer los resultados, el presunto lavado de dinero, ¡el tráfico de armas del que se acusó a Joao Havelange!, los manijeos de lo que se da a conocer y de lo que se oculta, el autoritarismo de los entes directrices, tipo mafioso; la presión de los padres -y de las madres- sobre los hijos cuando juegan, el exitismo, el racismo, el nacionalismo, los localismos barriales, etc. El fútbol debe ser un juego común, que la gente haga para encontrarse y divertirse, pero para eso se debe poder decidir que hacer de él a cada instante, es decir, hacer que importen las personas que lo juegan, y lo que lo rodea, en vez que cumplir con las reglas. Pero para eso deben ser el naturismo y el comunismo. El fútbol capitalista es malo en sí. Hasta tanto se jugará lo que se jugará, según una discusión histórica.

La FIFA debe dejar de existir, aunque eso sea en mucho tiempo, para la autorganización del deporte. Y debe hacerse para que todos salgan contentos, sin la tristeza que causa la pérdida de los partidos.


Lectura

Juan José Sebreli, La era del fútbol, sin datos.


Anexo

Hay en día, cuando se mira mucho más de lo que se juega al fútbol, cuando mucho se lo juega cronometradamente, porque se miden los turnos de las canchas de alquiler, y cuando su privatización conlleva una estética refinada, de calidad de imagen televisiva, sirve plantear si el soccer no se llamará así por las medias, las socks, que envueltas unas en otras hacen una pelota. El fútbol sería el “soquero”.