Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

jueves, 3 de julio de 2014

La determinación del capital y la estrategia socialista

El capital no es lo que pensamos de él por los escritos publicados de Marx. El capital puede que sea “co-pietal”, “co-piedad”, un sistema basado en la unión de las piedades, unión concretada luego de los conflictos religiosos durante el absolutismo, entre católicos y protestantes, y que luego abarcó a islámicos, induistas, confusionistas, etc., siempre en crisis y contracción: la “religión de la mercancía”, que no es sólo tal, ya que se explaya por los restantes ámbitos de la historia como las sociedades, los estados, los gobiernos, la industria, la educación, la salud, las fuerzas armadas, etc. No obstante, así entendido, el capital es secundario respecto de la comunidad humana, y por eso contracciona con el laicismo, el ateísmo, el socialismo, el comunismo, el naturismo, etc. Esto no contradice al postulado de la determinación material. La contracción del capital a la comunidad humana y del resto de la naturaleza se da en la Tierra, se basa en la agricultura y se repite en ella y en el artesanado, el comercio, el transporte, la industria y las finanzas, y en las demás áreas de la economía. La ideología, en tanto conciencia, contradetermina al resto del ser social, que es terráqueo y productor. El problema es que esa contradeterminación contiene falsedad, y por eso falsea al ser social, lo que causa que la humanidad explota, ya que sujeta a los hombres y a las mujeres, a ser contrarios a su querer. Esto fuerza a los humanos a hacer cosas que los dañan a sí mismos y que dañan al resto de los seres de la naturaleza y a la Tierra, y continuará hasta que la humanidad haya reconocido que debe dejar las creencias, y lo haya hecho. Pensar así abre el panorama de la estrategia socialista, ya que completa a la lucha por la liberación de los trabajadores, a la estatal socialdemócrata y a la de la defensa de la naturaleza y la Tierra con la discusión ideológica de los credos. Y con las demás, la pacifista, contra la guerra, las diplomáticas, etc. Esto, planteado así, esquemáticamente, debe ser completado, precisado y corregido, ya que la historia es más compleja. No todos los capitalistas son píos, pero sí replican a ese modo de vida, con variantes y contracciones, etc. Y demás.

Hay que confirmar si Marx, en sus escritos inéditos, planteó esta cuestión de que el capital es pío en sí, aunque la confirmación sea secundaria. Entenderlo en esos términos permite comprender mejor las cosas e hilar a la luchas y su confrontación con lo que se piensa como distintos poderes dominadores, que lo son, pero con una trama que los une. Pero no hay que olvidar que el comunismo debe hacerse también en pro de la clase capitalista, superexplotada y explotadora por la prédica del sacrificio. Se debe luchar por ella pero para su desarme. Es una lucha a favor de los capitalistas pero no en tanto que tales, sino en tanto que humanos, y contra el capital. La clase capitalista está encerrada en la falsedad, y por eso rehúsa del socialismo, aunque hay otras cuestiones también, entre las cuales está la violencia que recibieron y las trampas que se le hicieron, que tuvieron una legitimidad parcial, pero a las que hay que reemplazar por la lucha justa. Esto en una perspectiva de hechura del socialismo a largo plazo, a sabiendas de que por cómo están las cosas no se lo podrá completar antes, lo que no resta importancia a las luchas inmediatas. Otra cosa a tener en cuenta es que el proletariado en mucho es capitalista, por creyente, y por eso rechaza en mucho a la izquierda y tiene prácticas de derecha, aparte de que muchas veces se contenta con vivir, por lo que desiste de combatir a la autoridad con violencia, salvo excepciones, porque sabe de la reacción militar que le sigue. Por eso no se lo debe forzar a una lucha más violenta que la pacifista, salvo que no quede otra opción. La lucha debe ser honesta, porque la deshonestidad es contraria al socialismo. En eso se equivocó Lenin. Honesta quiere decir legítima. No quiere decir obsecuente para con las leyes injustas. Y no obstante, se las debe respetar, porque si no se cae en el riesgo de ser perseguido por el estado capitalista. Dentro de ese marco, y sin tener una pretensión absoluta al respecto, se abre un espacio para discutir a fin de revelar a mucha gente que está engañada por los mitos de las religiones, lo que permite determinar en paz relativa al capital, en complemento a las otras medidas de fuerza. Esa es una tarea importante para la izquierda radical, ya que al centroizquierda en los gobiernos de los estados le es muy difícil encarar ese debate, aunque deben hacerlo también como puedan.

El debate estratégico que postula que, o bien se centra la lucha en el Estado y la clase obrera, o bien en los movimientos sociales y la territorialidad, así como sus variantes y agregados, debe reconocer la necesidad de un complemento entre estos planteos, si se quiere lograr el objetivo de hacer el socialismo. Si no, es una mera confrontación ideológica y política que no logrará lo que se propone, ya que la disparidad de fuerzas con el capital es enorme y ya que así los proyectos de izquierda se restan fuerzas entre sí, y no se ayudan los unos a los otros. En izquierda incluyo desde los socialdemócratas, y hasta ciertas tendencias del populismo, hasta los anarquistas, pasando por todas las variantes del socialismo, entre ellas las comunistas. No es que una tiene el planteo correcto y se debe seguirla, sino que se debe concretar una política de conjunto que se base en el planteo correcto, en la ciencia cierta, para lo que se lo debe discutir, y aceptar las razones y equivocaciones de cada una de las partes. Es ingenuo, pero es la manera de lograr el objetivo. No hay otra, y facilitará la vida mientras se lucha.


Anexos

1. Aparte, a tener en cuenta, que la ideología, y como parte de ella las teorías, y entre ellas las religiosas, son cosas concretas -aunque no se agarren-, son materiales, posteriores al inicio del universo, a la hechura de la Tierra y a la generación de los vegetales, y, desde que son, contemporáneas a ellos: la ideología es animal. Todos los animales tenemos ideas y lengua -o sea, logos-, y las humanas son las que son. Suponer a la ideología como derivada de la economía es un error: son partes fundidas en un mismo proceso en que el ser primero determina a la conciencia, en tanto que parte del ser, y luego ambos codeterminan al ser, pero siempre con la primacía de la Tierra, para la historia terráquea, que es secundada por la generación de la vida y luego por la nutrición y la alimentación microrgánica, vegetal y animal, a las que luego siguió la economía humana. Pero hay que recordar que los animales pensamos desde antes de que hubiera economía, por el hecho de alimentarnos. La alimentación es condición necesaria para pensar, para tener ideas, o sea que el origen de las ideologías es anterior a la economía.

2. En sentido etimológico “capitalismo” quizás sea “co-pietalismo”, y habrá que averiguar qué lugar tiene en la práctica de los empresarios la intención de ganar el cielo para sus almas -y por la vía contraria qué presión les causa la amenaza de perecer en el infierno-, ya que hay una relación íntima entre la creencia y la práctica. Algunos marxistas intentarán negar esto, porque tienen una comprensión economicista del capital, pero tendrán que abrirse a investigarlo. También puede que se descubra que, si bien aquel motivo quedó algo en desuso, se replica la lógica que es su consecuencia, como una compulsión que no atiende directamente al credo y sí y más a otras cosas consideradas beneficios, que les dan ciertos placeres pero que suceden en el marco de la opresión histórica: los empresarios no son lo felices que serían en el socialismo, igual que el resto de la humanidad.

3. El privatismo, en tanto que concepción del alto capital, es peor que el populismo porque, al priorizar al gran empresariado, financiero e industrial, al tener en cuenta al mundo del alto clero y de los ejecutivos, y sus colindantes, ignora en mucho al común de la gente, y por eso lo daña mucho. El populismo, al inclinarse hacia y ser de los pobres, los reconoce pero en parte, y además tergiversadamente, por ser religioso. Por eso es que en general el populismo es menos ignorante que el privatismo. La relación del socialismo con ambos debe ser asertiva, es decir, de una convivencia en que les haga reconocer la verdad, empezando por el hecho de que las religiones son falsas, lo que les causará una crisis tremenda. El pacifismo no es poco violento para con el capital, pero es, o busca ser, y debe serlo cuando no lo es, de una violencia legítima, lo que no quita que según sea valga la violencia armada, que debe ser reducida a lo mínimo indispensable y para casos extremos, cuando no quede otra opción, y preferentemente defensiva. La de las manifestaciones bien hechas, y otras formas de lucha, también son de violencia legítima. Pero tiene que quedar claro que la violencia armada es mala en sí misma, siempre, no sólo por los muertos que causa sino también por el modo de producción -entre otras cosas de explotación minera intensiva- y el militarismo que requiere, que interrumpen la socialidad. El armamentismo es antisocialista en sí mismo, por lo cual el socialismo, a la vez que impulse la solución pacífica de los conflictos, tiene que propulsar el desarme y la concreción de sus ideas de manera democrática. El problema que tienen las guerrillas es que por ser armadas se separan del común de la gente, o sea, que no son democráticas porque se aíslan, ya que la gente trabajadora rehúsa de arriesgarse tanto en general. Los estados socialistas tienen que mantener ejércitos para la defensa ante ataques capitalistas, y deben ejercer una diplomacia mundial para evitar los conflictos bélicos y que apunte al desarme también.

En la relación con el populismo y con el privatismo, el socialismo debe reconocer y apoyar sus aciertos, y criticar y contrariar sus errores, y corregirlos, lo mismo que debe hacer para consigo mismo.

4. “Propiedad” puede que sea “pro piedad”. O sea que a la tenencia de bienes el propietariado le habría dado una forma jurídica de acuerdo a su dogma. Esto deriva del derecho romano. Por eso es que los capitalistas son tan celosos en cuanto a la modificación del régimen de propiedad, ya que lo viven como un ataque a su concepción de mundo, cuando no a sus intereses personales. Es cierto que las reformas al régimen de propiedad son un ataque, pero son un ataque al régimen de propiedad, que es falso. Habrá que hacerles comprender que su concepción del mundo es falsa para que acepten su desarme.

5. El populismo, en tanto que concepción del mundo de la opción por los pobres, tiene una política demócrata cristiana. Pero eso varía históricamente. En Argentina es más clara la relación directa entre la opción por los pobres y la democracia cristiana kirchnerista, pero en Alemania la democracia cristiana es la cúspide del programa liberal de la Unión Europea, y no obstante tiene uno de los índices más altos de protección laboral, entendida en los términos del capitalismo en curso. Puede que el gobierno alemán implemente la política de liberalizar hacia afuera, o sea, de imponer un liberalismo financiero y comercial según su dominio a los países de la periferia de la eurozona, de acuerdo con el FMI y con su relación con Francia y Gran Bretaña, mientras mantiene un proteccionismo relativo al interior de sus fronteras. Habría que investigarlo.

6. La terminación “tario” de palabras como “proletario”, etc., puede que no sea “tarea”. Tal vez “proletario” sea una manera refinada de decir “proletero”, o sea, alguien dado a la prole. Téngase en cuenta que “prole”, que habitualmente se entiende como “familia”, o “linaje”, etimológicamente puede que sea “pro le”, es decir, gente que vive “en pro de ello”, de aquello que la circunda, lo que por extensión puede ser entendido como “gente que hace lo necesario para reproducir la vida, la suya y la de sus semejantes”. En cambio, “propietario” puede ser entendido como “propietero”, “gente que vive en pro de la piedad”. Son definiciones a las que hay que relativizar, ya que no se dan puras en la práctica.

7. Otra probable etimología del capitalismo es la de venir de “capita”, por “cabeza”, lo que, si bien mostraría el error que es concebirlo como “co-pietalismo”, no quita que el capitalismo es consecuencia de la coexistencia entre piedades pautada en la Paz de Westfalia, ni que se rige según los conceptos mentales, que históricamente están asociados a la teología, ya que las universidades suceden a los monasterios, y no se han quitado del todo el lastre religioso. Otra acepción es la de “captar”, según la cual el capitalismo sería un sistema de “captura”. Más allá de la etimología, a la que habría que descubrir con certeza, estas tres posibles acepciones están en la esencia del capitalismo, concuerden o no con aquélla.

8. El cristianismo, en tanto que concepción del mundo, y las demás religiones, contienen bondades y maldades, por lo que se les critica, para discernir qué elementos sirven a la naturaleza y cuáles son desechables. El problema es que, a diferencia de la ciencia, que está preparada para desestimar lo que se comprueba como malo, las religiones, al suponer que sus textos son sagrados, prohíben ponerlos en cuestión, por lo que los males y errores que contienen sus doctrinas persisten en el tiempo, ya que los fieles los aprenden y ejecutan.

9. El capitalismo, en tanto que sistema religioso, retomó al patriarcado, que lo antecede, y que incluso antecede a las religiones, instituidas desde que la humanidad se asentó en las ciudades, o sea, desde que se inició la agricultura. En las sociedades primitivas, que vivían de la recolección, la caza y la pesca, ya había el patriarcado, igual que había creencias, y se fundaba en la superioridad de fuerzas de los hombres sobre las mujeres. Hubo y hay excepciones, como las amazonas, pero en general la humanidad fue y sigue siendo patriarcal. En las religiones instituidas que más conozco, el cristianismo y el islamismo, e incluso en las originarias de América, el patriarcado está convalidado, y por eso es que el capitalismo es patriarcal en general. Ahora bien, hay que distinguir entre el patriarcado y los hombres, ya que no todos los hombres somos patriarcas, y también hay que entender que el patriarcado también nos oprime a los hombres, incluso a los dominantes, porque tiene mandatos innecesarios, que nos sujetan, lo que además se completa con la opresión dada a las mujeres.

10. Todo este pasaje es incorrecto, por lo que hay que desecharlo, y a lo sumo rehacerlo en buenos términos, ya que la propiedad no es “pro piedad” sino “aquello que es apartado”. Viene de proprivus, cuyo término central es privus, privado, apartado, y que tiene por sinónimos a “singular”, “particular” y “aislado”. Las conclusiones de este pasaje también deben ser descartadas para su corrección. Del mismo modo, no pude confirmar que “proletario” sea el término para referirse a quienes están “por ello”, es decir, en dedicadas a las cosas a su alrededor, lo que, si bien puede que sea cierto, no se condice con la definición usual referida a la progenie. Entonces, la idea central que sostuve es falsa. Esa relación que planteé entre las creencias y la propiedad no es esencial, sino accidental, y habrá que reconocerla.