Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

martes, 25 de agosto de 2015

Del desprecio a los miembros sexuales

De esa cizaña rebajadora que tienen los populistas, que consiste en aplicar principios degradantes a quienes se las dan de estar en contacto con los dioses, y a los altivos y soberbios, cuando no son ellos mismos, o simplemente a quienes no hacen lo que ellos quieren, y demás usos generalizados, viene la descalificación a las gónadas sexuales femeninas y masculinas: cuando se dice “concha que te parió”, “este es un boludo”, “no seas pelotudo”, “la concha de tu hermana”, “pelotuda de mierda” o cosas por el estilo. Primero hay que aclarar que a la gente diosera y agrandada hay que hacerle comprender que los dioses son falsedades humanas y que los humanos somos animales que debemos vivir igualitariamente, en vez que llevarle la atención a cosas supuestas como más terrenales como las pelotas, la mierda, chupar la verga, entregar el orto, hacer el beso de conchas, pegarse un martillazo en el clítoris o lo que fuere. En eso, el principio de degradación hacia lo concreto está equivocado. Por otra parte, no tiene sentido pretender que se haga caso de mala manera: la gente no lo aceptamos. A lo sumo obtendrán una obediencia conveniente. Tercero, los testículos y vaginas no tienen nada de malo en sí mismos, son partes del cuerpo humano, dan placer y permiten la reproducción de la especie porque crean las espermas, igual que los anos y demás partes hacen a nuestra vida: su asociación a la bajeza es producto de la fetichización del cuerpo operada por el propietariado y repetida a veces por la gente común.

Ese principio de rebajación fue tematizado por Mikhail Bajtín en La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento. El contexto de François Rabelais.


Anexos

1. “Soberbio” es “superior”. Viene del vocablo latín “superbus”. Para ésta y las demás referencias del latín, trabajo con la tercer edición del Nuevo diccionario etimológico “Latín-Español” y de las voces derivadas, de Santiago Segura Munguía, impreso en Bilbao y en 2006 por la Universidad de Deusto.

2. Imaginar dioses también es una acción terrenal, porque los humanos la hacemos en la Tierra. El error es creer que esa imaginación es verdadera, o sea, que existe tal como la imaginamos en el mundo exterior a nuestro pensamiento.