El socialismo está dividido en cinco grandes líneas, que son las de las cuatro internacionales, la anarquista, la socialdemócrata, la comunista leninista y la trotskista, y la del maoísmo. En tanto que las cinco se contraríen entre sí, a lo que se le suman las contradicciones internas a cada cual, que son muchas, y mientras que el proletariado favorezca en gran medida al reformismo liberal, el paso al sistema socialista es imposible. Además, cada cual de las tendencias tiene defectos graves, que requerirán correcciones, para lo que será necesario que sus miembros los admitan, y esto no dice nada de la cuestión teística, que es otro gran escollo para la liberación humana.
Es fácil advertirlo.