Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

lunes, 25 de febrero de 2019

De la poligamia en el comunismo

El objetivo mayor del comunismo es el establecimiento de la buena poligamia: la satisfacción de las necesidades sociales básicas es un fin en sí mismo que además apunta a la de las altas. La conyugalidad es de índole superficial en el entramado social, cuya base es sobre todo económica y cuyo intermedio es más que nada político, pero los niveles existen entremezclados: es una escala relativa. Los asuntos referidos a la socialidad más leve, como los de la amistad, el amor y el sexo, son superficiales, en el sentido de que hacen a las actividades más ligeras de la especie, lo que no es necesariamente malo, ya que la superficie es parte del todo social. Existe un prejuicio contra lo superficial, dado mucho en las corrientes populistas, que al priorizar al pueblo omiten atender bien a la cima social, lo que en términos filosóficos se traduce en el desdén por lo externo, el ornamento y lo alto, prejuicio también alimentado por las maldades causadas por la elite. El objeto del prarquismo, la toma de partido por el buen orden social, es que el conjunto social se componga bien, para lo cual deben ser buenos tanto su superficie como su fondo.

La legalización de la poligamia es una reivindicación inmediata, así como lo son los derechos de la sexualidad alterna, pero su existencia no podrá suceder del todo bien hasta que se hayan ordenado bien la economía y la política, porque las prácticas leves son determinadas principalmente por las más pesadas. Un escollo grave que tendrá dicha legalización es el de la oposición de las iglesias y la de sus adeptos, bastante dados a la monogamia absoluta, lo que se resuelve mediante la autocensura sexual y la concreción deshonesta, la primera vinculada simbólicamente al purgatorio, como detentadora de deseos tenidos por pecaminosos, y a la culpa de no cumplirlos, y la segunda al supuesto infierno, con el mito de los cuernos como forma fetichizada de comprender a la infidelidad matrimonial, siendo ambas patológicas, o bien a la sublimación y al coito distante, cuando no a los intercambios snobs de las parejas, que implican gratificaciones supletorias, a veces malas e insuficientes y que pueden haber derivado en manías acumulativas, como lo es la de la acumulación de capitales, si se troca a la tenencia de los seres amados por la de objetos que los representan subconcientemente. Con el amor a los dioses puede que haya pasado algo parecido, ya que se proclamó el amor a dios como modo mal trascendido de amor por la propia comunidad. La adopción de la buena poligamia general dependerá, además de del socialismo y del comunismo, necesarios para la liberación de la práctica individual, de la admisión verdadera de la cuestión sexual por parte de la sociedad, ya que entendiéndola mal no se puede enmaridar muy bien. La poligamia tampoco debiera ser impuesta de mal modo, ni ser absoluta, ya que cabría la posibilidad de establecer monogamias bien consensuadas. Es un tema de autogestión social del matrimonio, en relación a la económica y a la política, entre los demás rubros temáticos.

Con el patriarcado se le dio mucho lugar al orden económico porque el patrimonio es el dominio paterno, ya que "monio" viene de "moneo", palabra latina referida a la mente. El matrimonio es el dominio de la madre. En el patriarcado, las cuestiones paternas adquirieron preponderancia por sobre las maternas, como pasa con la economía y la política en relación a la crianza de los hijos. En el fratriarcado esto debiera ser igualado y las instancias repartidas según lo permitiera nuestro cuerpo.