Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 7 de septiembre de 2019

Para el buen ordenamiento del mercado

El mercado, como instancia social de intercambio de los productos, sería necesario incluso en el comunismo, por lo que vale también en el capitalismo, pero tiene cierto mal funcionamiento, porque opera según decisiones que sus agentes efectúan sin la buena razón suficiente, dada la extensión del fideísmo entre las naciones. El gobierno tiene que controlar al mercado, pero tampoco está exento de fideísmo, por lo que también se equivoca mucho. Entonces, la solución pasa por reemplazar, aunque no de todo, al fideísmo por el verismo, que es la postura partidaria de la verdad, en cuanto que la otra exalta a la fe. El verismo también puede fallar, pero lo hace menos que el fideísmo porque aspira a que las ideas se adecúen bien a las cosas a las que representan, lo que requiere descalificar a los pareceres, mantenerlos como hipótesis en vez que suponerlos como ciertos, o tenerlos como ideas que por su dudosa calidad no merecen ser tomadas como criterios válidos para justificar las propuestas.

En la fase de transición al socialismo, que es reformista, el capital privado debe existir, pero habría que ponerle coto a la apropiación de ganancias excesivas, lo que impulsaría a la economía popular porque los obreros tendrían mayores ingresos. Se haría una reinversión de menores montos pero mucho más masificada, que tampoco estaría exenta de fallas y problemas. Incluso en el socialismo, y también en el comunismo, habría errores graves por la falta de buena razón social, en el caso de que no se resolviera bien la cuestión de la fe. La habilitación legal para socializar las empresas inauguraría una etapa de socialización progresiva, a la que no debiera forzarse demasiado. Se la podría implementar según las circunstancias, por ejemplo, en el caso de quiebras fraudulentas o si hubiera el reclamo obrero suficiente, y las primeras servirían de ejemplo para el resto de la sociedad, pero entonces tendrían que ser justas con los patrones, ya que si se les maltratara mucho generarían una mala experiencia y una reacción desesperada por su parte, con mucha oposición, que sería menor en el caso de que aquélla fuera justa. Además, el conocimiento de los empresarios es necesario para conducir las empresas, por lo que podrían permanecer durante un tiempo como autoridades de las mismas, pero ya con menores ganancias y según un plan para la rotación futura de los cargos.