Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

lunes, 13 de febrero de 2023

Del golpismo inflacionario

 El liberalismo extremo no sólo hizo golpes militares, judiciales y periodísticos, así como fraude proselitista (cuando propuso en falso durante sus campañas electorales), sino que también apela a los golpes inflacionarios, que es cuando los grandes empresarios aumentan mucho los precios para ocasionar un caos social que deslegitime a los gobernantes que no les gustan, y hay otros modos de golpes financieros, como el de las estafas debitarias, las de las deudas ilegítimas, y las corridas bancarias, que no agotan los tipos de golpes económicos porque se cometió boicot por desabastecimiento, cierre de empresas y tantos otros. Son reacciones violentas ante lo que estiman como injusto, de acuerdo a su concepción de la historia y del deber ser, que no está del todo equivocado, porque la violencia de izquierda es imperfecta y entonces les pegó con alguna mala razón, además de que se sacrificaron demasiado para obtener tanto capital. Para resolver bien el golpismo de derecha se tiene que esclarecer bien la cuestión religiosa, por cómo opera en el humor del gran empresariado, en concordancia con las demás doctrinas conservadoras y reaccionarias, sean morales, políticas, económicas y demás, las cuales, entonces, también deben ser bien concebidas. Mientras que la sociedad siga ideas equivocadas, su funcionamiento se deteriorará, más o menos según cómo sea el seguimiento y la falsedad de la ideología.

 En el marco de leyes que les aseguran la tenencia de las empresas, los capitalistas de la derecha extrema se aprovechan de esa ventaja para dar golpes políticos que les permiten perpetuar su dominio e imponer sus modos de vida, aunque eso no es absoluto, ni les satisface mucho: se les juega bastante en un credo en que se sacrifican para buscar la salvación de sus almas, a lo que consiguen poco porque lo hacen de mala forma, dado que parten de tesis equivocadas muy atemorizantes, lo cual les redunda en crisis nerviosas recurrentes, que se trasladan por la violencia dominante al conjunto de la sociedad y se agregan a las creadas por la maldad de su base, no tan intensa pero existente, y más masiva.

 Ahora en Argentina se dice que el golpismo ultraliberal es judicial y periodístico, pero, en nuestra última dictadura militar, el periodismo encubrió la represión clandestina, cuando supo de ella y la ocultó, un crímen que no fue sancionado por el gobierno, y habría que saber del poder judicial, o sea, que son distintos modos de golpe antisocialista, uno con más lugar para el ejército y otro con la fuerza más puesta en la prensa y la justicia, durante un período democrático, en que la dictadura liberal respeta la república y permite las elecciones, siempre dentro de su primado constitucional, mientras que el sistema es liberal sin importar quién presida el gobierno porque la ley suprema es liberal, por lo que garantiza de forma contínua y casi absoluta la propiedad privada de las grandes empresas, cuyos dueños entonces son los actores principales del poder nacional, porque su tenencia es muy constante, a diferencia del gobierno, que cambia cada 4 años, salvo los jueces, que son gobernantes vitalicios. En los otros países liberales sucede parecido, y en los comunistas el liderazgo liberal es menor, pero aún vigente porque sigue dominando el liberalismo a nivel mundial: está en decadencia pero es el principal cuerpo político, y de ser superado por el socialismo quedaría segundo, manteniendo un poder grande a pesar de ello, hasta que se disolviera mucho a largo plazo, durante lo cual habría que enfrentar la maldad de la izquierda, que también existe y responde en parte a nuestra doctrina. Los resabios del sistema actual perdurarán por mucho tiempo, como todavía hay esclavitud, pero serán mayores o menores, y terminarían antes, según lo que hiciera la humanidad.

 La culpa periodística por ocultar los crímenes de la dictadura militar debiera ser bien establecida, porque no fueron fáciles de exponer para algunos de los periodistas que los supieron, al principio como rumores entre verdades seguras, y para otros fueron justificados en razones falsas, creídas como verdaderas, y en otras verdaderas pero malas, aunque también respondieron al terrorismo de la izquierda, o sea, que fueron razones motivadas por el miedo, pero asimismo por el sostenimento firme de un credo hipotético, que impulsó a una elite productiva que mandó el trabajo social de acuerdo a lo que creyó que debía ser, algo sostenido en parte desde abajo y de mala locura, pero con una reformulación de filosofía universitaria, enseñada en la Escuela de las Américas, de doctrina militar: se combinó una teología con una ciencia lega para justificar la represión, derivada del liberalismo previo, que antes promovió otros golpes militares que no fueron tan masacrantes, lo que confundió a muchos hombres, y otros no se enteraron de los secuestros en masa hasta entrado el gobierno, y unos terceros después; algunos todavía las niegan. Es un sector que usa la inflación para castigar, de acuerdo a lo que cree que merece su sociedad. El propósito de la inflación creada por el capital más alto no es sólo acumulante, sino también punitivo, de una penalización religiosa, de catolicismo extremo en este país, que busca permitir e inhibir el acceso a bienes según el precio que se les causa y el modo en que califican a sus semejantes, tal como juzgan su conducta, en lo que inciden con ventaja: sus clases inferiores tienen otras lógicas para decidir los precios, que en general les obedecen y son algo imperfectas para formarlo, algunas por exceso menor y otras por considerar que merecen menos de lo que merecen, a lo que no se consigue casi nunca ni aunque se lo busque con conciencia, porque el ingreso individual es social. Otro propósito de los golpes económicos es el de impedir el goce y la fornicación ajena, por privarse de los propios debido a un régimen muy estricto, les considera mucho como pecaminosos, y en total por la crisis humana, que complica mucho nuestra supervivencia.