Creo que, en una política de mediano plazo, las autoridades máximas de las empresas que no fueran presas ni murieran, debieran trabajar menos y tener menos responsabilidades, a la vez que perder sus poder y ganancias excesivos. Además, habría que ayudarles a resolver el terror religioso y sus secuelas, porque la idea de que un ser todopoderoso juzga cada uno de nuestros actos y castiga duramente las faltas a su ley causa traumas psíquicos graves, que les apenan mucho y predisponen en contra del goce ajeno, al que perciben como injusto con alguna buena razón, por su inferioridad en el acceso al placer, que es relativa porque también ocurre a la inversa, y porque no siempre la humanidad se place de buen modo cuando se place.
Con el clero y las otras instituciones debiera ser parecido.