Según Datosmacro.com, el PBI estadounidense de 2023 fue de 25,629 billones de euros, mientras que el chino de 16,418, o sea, que el primero fue mayor que el segundo en como 8 billones, como la mitad del último. De todos modos, el asunto no es tanto la magnitud de la economía de ambos países sino la calidad económica internacional, que los incluye y a su magnitud, porque la magnitud es una cualidad. Además, una economía demasiado grande o demasiado chica no es buena para el humor social. De acuerdo al Banco Mundial, el PBI de EEUU fue de 27,72 billones de dólares en 2023, y el chino de 17,79.
Es una cuenta muy compleja y hecha por organismos liberales, así que puede ser inexacta en favor de EEUU, pero también puede ser cierta o muy aproximada.
Es probable que si hubiera ganado Kamala Harris la disputa arancelaria entre ambos países hubiese sido menos bruta, aunque también fuera temeraria. La lección a sacar es que, cuando el pueblo no está dispuesto a elegir una mejor opción, es preferible la menos dañina, y esto con salvedades, porque no siempre el progresismo es mejor que el conservadurismo y porque a veces las cosas no salen como se espera que salgan, dado que la historia es muy compleja y afectada por causas que se ignoran. También es probable que esta Harris no hubiera recortado tanto el presupuesto de la universidad de Harvard, así como no hubiera sido tan ruda con los inmigrantes ilegales y el movimiento de diversidad sexual, ni con Cuba, y quizás Venezuela y la salud pública. El progresismo estadounidense tiene la contra grave de darse en la primera potencia mundial, esto es, que en términos de dominio internacional oprime a los demás países desde un lugar superior, lo que le granjea mucha enemistad, pero, por un lado, está sometido al liderazgo capitalista de ese país, es un opresor de rango secundario, y, por otro, el conservadurismo estadounidense es aún peor. El partido que presida el gobierno estadounidense tendrá los vicios derivados del gran capital de ese país, así como sus virtudes, que son bastante ultra y mesoliberales (de derecha conservadora), y en segundo lugar los de su Constitución, que también es liberal, así como lo permea la irracionalidad y la moral del protestantismo cristiano, que es algo celebrable aunque haya que reformarla, o sea, que no se debe esperar del Partido Demócrata más de lo que puede dar. Sus defectos también dependen de su pueblo, que cuando no lo eligió para la presidencia del gobierno optó por el Partido Republicano, una falta que se debe tener bien en cuenta, en particular respecto del proletariado estadounidense, porque, si no, se lo toma como más revolucionario de lo que es, lo cual hace fracasar a la estrategia de izquierda. El Partido Demócrata es afín a Unión por la Patria, el Partido de los Trabajadores brasilero, la Revolución Ciudadana de Ecuador y los demás partidos progresistas, pero, como es estadounidense, entra en conflicto con ellos por las disputas imperiales, que dependen más de los capitalistas supremos que de sí mismos, porque aquellos son más poderosos que los gobernantes, aunque a estos partidos también se les puede acusar el nacionalismo exacerbado presente en los pueblos. Algunos de los grandes empresarios participaron en masacres de masas que siguen sin castigo institucional suficiente, o las toleraron sin protestar, como las del Plan Cóndor y otras cometidas para detener al comunismo, que buscaba eliminarles o expropiarles en exceso.