Desde la izquierda se la condena mucho, como si fuera siempre mala, pero, en verdad, no es mala en sí, sino que lo es a veces porque se la hace siguiendo una ambición ganancial desmedida. Cuando los trabajadores a sueldo hacen sus cálculos monetarios, realizan una especulación financiera, de montos inferiores a los de sus patrones, ya que "especular" tiene las acepciones adecuadas de examinar, observar y analizar. La especulación financiera del gran capital no es del todo mala, pero sí en parte.