Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 6 de septiembre de 2014

América es un nombre feo

América, el nombre judeocristiano de este continente en el que escribo, es por Américo Vespucio. Le pusieron el nombre a un continente para homenajear a Américo Vespucio -que fue corresponsable de genocidio y de ecocidio, ya que impulsó al interés conquistador que los ejecutó-. Pero además, el nombre Américo es por la virgen María. A Américo Vespucio lo nombraron así en homenaje a la así llamada virgen María -quien no fue virgen, ya que la virginidad es una noción fetichista: fue una humana, sexual desde que nació, por haber sido hembra, y que se embarazó sexualmente como todas las que lo hicieron-. “Marica”, también se emparenta a esa María: en su origen, decir “marica” fue un insulto proletario a los hombres afeminados y a las mujeres criados en la tradición del culto a ella. Luego adquirió otros usos que no reconocen a este origen, y apunta a los tramposos en general -en particular si son hombres afeminados o mujeres impunes-. Lean la definición de “marica” de Wikipedia. Por supuesto que ser amujerado no tiene nada de malo. Lo malo es hacer trampa, sin importar la identidad sexual que se tenga, pero el mariconeo es tramposo porque se funda en la práctica de los seguidores de la llamada virgen María, práctica que es tramposa porque es de una tradición falsa.

Entonces, si la latinidad llega a provenir de la leche, latte en italiano, una traducción válida, aunque irrespetuosa, para América Latina, es la de “marica lechera”. Y aunque así no sea hay que cambiarle el nombre al continente.