Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 23 de agosto de 2019

Sobre la idealización del proletariado y el acoso político en la izquierda

El acoso político es frecuente en la izquierda. Eso de "correr por izquierda" es prueba del acoso, ya que hay una vinculación etimológica entre "correr" y "acosar", que se da por medio de la palabra "curso". La izquierda apela demasiado al acoso político porque idealiza al proletariado, no admite sus faltas políticas, de grandes consecuencias debido a lo masivo del sujeto, por lo que se hace pretensiones desfasadas respecto de las posibilidades de concretarlas, lo que termina en discusiones muy embroncadas, de maltrato severo, entre los militantes, que no sirven para resolver bien los conflictos.

Lo mismo vale para las corrientes políticas que apelan al pueblo y a la multitud, aunque las populistas son más abiertas. Quizás sea porque el universalismo teísta es más flexible y tolerante, al menos en sus vertientes moderadas, que apelan al precepto del perdonar las faltas, si bien en exceso; o tal vez porque, al poseer muchos recursos universitarios, tienen una elaboración más compleja, aunque con el defecto del teísmo hipotético.

El acoso político no responde sólo a eso, sino que también ocurre por el fanatismo, que es una réplica en la izquierda del idealismo teísta. El purismo y el principismo se asemejan en que no abstraen del todo bien, generando aspiraciones exageradas. En el caso del socialismo, se trata de idealismos positivos, ya que apuntan a la liberación social en vez que a la supuesta salvación de las almas, asociada a la mortificación de cuerpo; pero, como no están bien correlacionados con el contexto histórico, sin dar cuenta bien del sujeto revolucionario, son poco efectivos.

El acoso, como acusación política, no sólo que no es necesariamente malo, sino que hace falta, porque las acusaciones políticas son imprescindibles para señalar las injusticias y elevar los reclamos, pero entonces tiene que ser bueno. Hay que evaluarle su calidad, entre bueno y malo, y con sus mezclas de buenos y malos componentes.