Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 9 de junio de 2023

De la nota escolar más alta y la idea de dios

 La nota más alta, que es la de 10, es la de excelente, siendo que la idea que tenemos de la excelencia es la de lo que sobrepasa el cielo, donde se cree que está dios. La nota más alta de la educación se define por la llegada a la divinidad exterior al universo, pero el universo es todo lo que es, por lo que no puede tener un afuera. En el caso de que haya algo, eso es parte de sí mismo. La religión figura en la educación en la forma en que calificamos, suponiendo que quien mejor rinde llega al lugar de dios, no entendido como sol, sino como un ser autoformado y creador de toda su coexistencia, en la que estamos los hombres. Ser excelente implica trascender el límite de un cosmos al que se concibe como delimitado y con algo externo a lo que no se considera parte del mundo, lo cual es ilógico, porque, si algo es, es parte de la realidad. Nada puede ser externo a la realidad, porque la realidad abarca a todo lo que es. En todo caso, se trata de la realidad reconocida por la humanidad y lo que haya más allá de eso, que no es reconocido pero puede ser notado, no siempre del todo porque la capacidad humana para proyectarse el espacio depende de nuestro trabajo mental, que es cerebral, de un cuerpo que se cansa de pensar, cuyo discurso mental se interrumpe y que debe hacer otras cosas. Luego, cómo es eso, debe ser bien decidido, admitiendo bien el límite del saber, porque equivocarlo pervierte la ideología y con ello toda la producción, causando que la existencia social sea poco grata.

 Postular que dios existe afuera del universo, por un lado, traslada la figura de nuestro sol más próximo a un lugar en el que no está, pero algo hay más allá de lo que conocemos, a lo que se define por la fe, queriendo que se acepte que esa fe es verdad y que se le debe obedecer a quienes la predican, lo que es un error porque no se sabe que esa fe sea verdad y para mandar bien se debe hacerlo seguro, con poca chance de equívoco, lo que puede darse si se admite bien lo que se ignora. La fe puede ser buena si se la toma como tal, como algo probable pero no seguro, que debe corresponderse bien con lo que sí se sabe bien. Es cuestión de manejar bien la creencia, de no darle más importancia de la que tiene, no tomarla por verdad a fuerza de suponer que lo es, sino darla por hipotética, como una idea que hay que averiguar qué tiene de adecuada con su objeto, para lo que se lo tiene que estudiar, lo que es limitado por nuestra capacidad perceptiva, que es finita y ampliable sin poder llegar a concebir todo más que muy en abstracto: podemos pensar que hay algo por fuera del mundo que nos es conocido, pero no atribuirle bien sus otras características, con buena prueba de sus formas menores, porque apenas podemos percibirlo; sabemos que es pero no accedemos a sus otros rasgos.

 Para que la humanidad ordene del todo bien su gamidad, con nuestros yerros, nuestra teoría debe ser del todo buena, concebir bien la totalidad, lo que no puede hacerse sin alguna falta y depende de la buena resolución de la cuestión teológica, de lo que distamos mucho, pero no hacerlo nos apena, por lo que se le buscará respuesta, y según cómo se lo haga se la encontrará, antes y después, a la vez que la humanidad reordenará su economía y su política, que son de edificaciones menores a las de las iglesias reconocidas como tales (en casas, empresas y sedes de gobierno hubo asambleas), las del gobierno expreso en menor cantidad, y las empresariales de más venta remunerada y las casas más alimentarias en mayor. En todos los tipos de vivienda se vende por dinero, de formas distintas. Todas las viviendas son económicas, de construcciones diferentes, unas más chicas y otras más grandes, y venden distinto también, demasiado en total, mientras que el producto se guía de acuerdo a las ideas. La economía, como razón de hogar, es propia de las casas chicas, que cuentan con lumbre, de combustión fósil, como de las empresas medianas y las grandes, entendidas como emprendimientos, en lo que caben las del gobierno y las iglesias, que son de economía grande porque sus sedes son grandes. El tamaño del edificio hace a la razón habitacional, pero no es lo único que la determina. ¿Son construcciones bien mantenibles? De no serlo, serán duras de conservar, por lo que habrá que pensar en edificaciones menos difíciles de mantener y construir. Como el material de construcción es pesado, no se lo debiera levantar más de lo mínimo necesario para que funcionen bien, por el esfuerzo y los accidentes que implica una altura mayor y por lo trabajoso que es repararlos en altura. Una vez construidas, es menos difícil mantenerlas que hacer otras que las reemplacen, al menos en general, pero eso no es lo único a tener en cuenta para decidir qué hacer de ellas. 

 Los ámbitos humanos están algo mal definidos, porque en verdad existen entremezclados. La economía es política y religiosa; la política, religiosa y económica, y la religión económica y política. Son actividades diferenciadas por el tipo de edificación en que suceden, con prácticas específicas que no logran purificarse del todo, lo que es imposible porque todas tienen juicio de temple, la razón propia de las chimeneas, cocinas, calentadores y calefactores, instrumentos para quemar entre pisos, paredes y techos, así como todas emprenden, se relacionan a la muchedumbre y religan hombres. La cuestión es su disfrute y sufrimiento, que depende de su orden e ideología. También hay prácticas humanas a la intemperie, en cámaras móviles y con trajes cerrados.

 La economía no es sólo la razón de casa, "oikos" es "casa" y "nomos" trata del nombrar, sino toda su práctica, que no siempre es financiera, y a partir de ahí se da la de la empresa externa a la vivienda en que se duerme, que es la más paga desde que se inventaron los bienes de cambio, en que el trueque se media con objetos chicos, fáciles de cargar, que representan un valor transable, con que los bienes se comparan y se trocan los trabajos y sus obras, con un resultado bueno pero muy enfermizo, más de lo posible, que debe ser cambiado para bien de la humanidad y de nuestra naturaleza. La salvación verdadera a la culpa depende de cómo se ordene la sociedad, y eso de su ideario, muy cercano a su idioma. O el sufijo "-ía" de "economía" remite a la práctica objetiva al nombrar o su significante no la refiere en sí mismo, sino que se la connota sin expresarla en la palabra. La política es lo relativo a la vida entre muchos (polis), y la religión un relacionamiento, de sedes de gobierno e iglesias, entre las cuales circulan vehículos de motor a combustión, cuyos accidentes son fatales, por lo que hay mucha gente accidentada y muerta. También la humanidad llegó a otros lugares. La práctica económica es la de razón de vivienda, es lo que ordena la denominación gámica, que se relaciona con cómo se entiende la historia y el deber, la ideología conlleva obligaciones morales de sancionar la injusticia, y entonces se culpa cuando se detecta una maldad, pero, como eso es algo mal definido, la culpabilización social es algo errónea, por lo que los hombres se pelean mal, hasta con guerra contínua, usando armas de metal con pólvora, tiro a motor y cabezas nucleares. La guerra responde a la economía, porque se la habla en las casas, según cómo se interpreta la realidad y se juzga el castigo que merece la conducta ajena, lo cual se debate en el periodismo y otros lados. Como el juicio del acto propio y ajeno se hace desde la ideología, la ideología incide en el castigo, hace al punitivismo, que se regula en el gobierno y ejerce según la ley, lo que causa una justicia errática, en tanto que la sociedad sentencia sin tener siempre seguridad absoluta de hacerlo bien, tema que implica que se acepta que habrá fallos equivocados, que condenarán a hombres de forma injusta, aparte de que se tolera un modo de apropiación de las finanzas que no le conviene bien a nadie.

 La idea de dios hace al orden de las casas, porque con ella se piensa la conducta propia y la ajena.

 Es imposible la salubridad humana absoluta, porque enfermarse es parte de vivir, pero, según lo que hagamos, nos enfermamos y curamos más o menos, y lo que hacemos depende de lo que creemos que hay que hacer, lo que no es del todo veraz. Las creencias equivocadas nos llevan a cometer malas prácticas, de las que nos arrepentimos no siempre a tiempo para impedir que se repitan. La ambición es influida por lo que se cree que debe ser, así que, cuando esta creencia se equivoca, la ambición se vuelve maligna y perjudica.



Inscripción en Gaona y Barcala, Ituzaingó, Buenos Aires.
 

 En la palabra "política" se omite la práctica, porque en sí designa a lo relativo a la polis, al amuchamiento (lo humano tampoco es recogido por el término), sitiado en las ciudades griegas por la agricultura como en tantas ciudades de la antigüedad de arado, se la da por supuesta porque la política es una práctica. En la palabra "religión", la práctica es nombrada como acción, y no se explicita a la humanidad, que es el sujeto principal del nuevo ligamento mencionado con ese término, aunque no el único. En "economía" la práctica es referida por el sufijo "ía", que sustantiva, por lo que esta palabra quiere decir "la sustancia de la razón casera", cosa que puede aplicarse para otras especies además de la humana, porque tienen madrigueras, nidos y otros espacios creados con trabajo que son como las casas humanas, aunque sin fuego voluntario.