"Quisiera que llueva", de Phil Collins. Es una canción de arrepentimiento por un amor fracasado, que en el video muestra que fue porque él se enamoró de tres mujeres aparte de su pareja a la que le dedicó la canción. Como el adulterio marital es perseguido, los músicos se las ven en apuros para ganar plata cuando lo cometen. Al escribirla, Phil Collins creyó que ya nunca más abrazaría a quien la inspiró, después de haberle sido infiel según más se lo entiende. Enfocar a la infidelidad según se lo suele hacer, con la idea de los cuernos diabólicos, distrae de los problemas que más de verdad tiene el maridaje compartido, como los de las enfermedades de transmisión sexual, las cuestiones psicológicas derivadas de la estigmatización desbocada, su repercusión en las finanzas de polígamos, la concordancia para cumplir con los deberes filiares y demás, que son muchos y pesados. El cantante estuvo ahí, como con los amigotes, pidiéndole disculpas después de ganar el Óscar. Lo acompañó un coro de mujeres, un pianista, un bajista, un baterista y Eric Clapton. El video presenta a la canción como el número central de un espectáculo de un teatro quebrado, cuyo director andaba como temiéndole al infierno por el contenido de sus obras.
Al final, Phil Collins ganó más plata de la debida y la canción se concentró en el mundo del espectáculo, pero igual es emocionante. Es llamativo que dijera que, al defraudar a su más amada, no quiso hacerle daño, porque en verdad un amor no debiera herir a otro, sino que lo hace porque se lo concibe mal: ahí la falta es de la concepción, no del infiel.
La publicación de discos en la internet le sirve a sus ladrones para no sentir culpa por habérselos robado.