Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 2 de enero de 2019

La esencia, lo que es en sí

¿Qué quiere decir el sufijo "encia" de "esencia"? La palabra "esencia" puede estar mal conformada, o ser mal usada, debido a lo errático de la filosofía humana, para decidir lo cual habría que analizar si su forma se corresponde bien con su significado, pero para eso hay que saber qué quiere decir "encia", la desinencia de la palabra, presente en muchas otras. En El pensante. Educación dice que "encia" es un sufijo de cualidad, esto es, que asentada la raíz del concepto se lo sustancia con la cualidad: no basta con saber que algo es, sino que se debe saber cómo es. La cualidad de lo que es es el modo de ser de lo que existe. No se pregunta por el ser mismo, sino por su modo de existir. Cuando se piensa en la esencia se reconoce que algo es, que la realidad es algo, compuesta de cosas que son de cierto modo, y se interroga sobre cómo es eso, para conocerlo y poder interactuarle con éxito para sobrevivir. Pensar en lo que es es una necesidad viviente, para ejercer una práctica efectiva para el propio beneficio. Ese es un deseo natural, de los seres nacidos. El pensamiento también se da en los otros animales, hasta en los insectos, que tienen cerebro con el cual pensar para escoger sus prácticas, y en los vegetales debe darse de otro modo, ya que al sentir la luz ordenaron la dirección de su crecimiento y de sus hojas, a fin de recibirla más, entre otras de las decisiones que tomaron y ejecutaron las plantas, como lo fuera la de comerse a las moscas. El instinto humano es más versátil que el de las especies inferiores, así como puede no serlo y el género ser el peor para el conjunto de los reinos vivientes. En todo caso la pulsión sería un instinto refinado, pero instinto en fin, el modo de ser del instinto de los animales humanos. El instinto es lo tenido en sí mismo por cada quien, en tanto que la pulsión es su impulso, más sereno y más detallado según los reinos y sus ramificaciones.

La palabra "esencia" podría ser una forma fácil de nombrar a la idea del "en sí" de los debates científicos, tanto de los más teológicos como de los más materialistas. Lo cierto es que las ideas de la esencia y la mismidad son próximas: la primera se refiere más al ser abstracto y la segunda más al concreto, sin haberse establecido bien que lo abstracto también es macizo, de materia liviana, más procesada, al igual que tiene consecuencias. Cuando se pregunta por la esencia de las cosas hay dos grandes modos de responderlo, dependientes de la postura gnóstica, la de la gnosis, la notación, del conocimiento científico, que se vincula a las posturas individuales y sociales relativas a los dioses. De allí que a la esencia se la entienda como la abstracción mental de las características puras de las cosas o como a sus rasgos formales pensados en abstracto, algo mal representados, la ideación pura de las formas de la realidad objetiva, muy de extracción conceptual y alto teísmo, así como se la piensa por otro lado, desde el materialismo, como conjunto corpuscular activo, a veces en sumisión conflictiva a las doctrinas teológicas, con su considerado mandato divino, y otras como ser en sí mismo de origen remoto algo ignorado. Si nos atenemos a la forma de las palabras en relación con su significado, a la esencia habría que definirla como el ser mismo de las cosas, lo que las cosas son en sí mismas, lo que es y su cualidad corporal, no sólo sus rasgos abstractos. Esa costumbre de ligar mal a los significantes con sus significados, la de representar mal, es un mal hábito humano, medido en primer lugar según sus consecuencias para la humanidad y su entorno más próximo. El movimiento de las cosas es parte de lo que es, o sea, que el mundo se compone de los cuerpos y de sus movimientos, ya que el movimiento es parte de la realidad, y llega a ser voluntario en los seres vivos. De que haya una voluntad suprema al universo que haga ser a las cosas que existen en él no tenemos pruebas suficientes, por lo que cabe asentarlo como hipótesis, pero tampoco comprobamos bien que no haya la voluntad divina. Lo que es seguro es que tomar por verdad a lo que se cree que lo es hace a un mal método de investigación y de conducta.

Para referirse a los rasgos abstractos de las cosas se debiera hablar de "abstrancia", ya que si no se comete una falta lingüística.