Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

jueves, 3 de junio de 2021

Un estrago de la técnica humana

 Como existen los protectores solares, que se desarrollaron hasta primar los bloqueadores desde la rotura de la capa de ozono, la elección humana no se destina tanto a exigir el reordenamiento necesario para llevar la emisión de los gases de nuestra quema a un nivel benéfico para el medio ambiente, lo mismo que la cría de vacas, cuyas flatulencias también afectan a la capa. Siendo que el PBI es como el doble de lo necesario para la humanidad actual, y que puede reducirse a voluntad, la emisión de gases industriales debiera ser mucho menor, así como pasa con la producción ganadera y la humana en general. La reducción del PBI no implicaría una producción menor, sino la disminución del producto medido en moneda, así que entonces también se criticaría la propia práctica. Se le daría más lugar a las actividades gratuitas, lo que no sería problemático si se pagara bien. También se paga de forma no remunerada, pero de un modo poco grato. El llamado PBI mide el producto remunerado, no todo el producto. Ahí hay un fetichismo económico, de mercantilismo antiprimitivo, que toma por producto sólo al que crea valor abstracto, es decir, que no paga por las tareas incobrables, una cuestión determinada por las derrotas militares. En el mito de Mercurio se juega la victoria de la civilización metalúrgica por sobre la neolítica, que también tuvo sus sojuzgamientos y en la que se puede haber trocado con piedras preciosas y con sal, lo que ya es un modo de representar al valor.