Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

domingo, 8 de octubre de 2023

A "Nuevo estallido en Palestina", de Atilio Boron

 Más allá de la coincidencia general que tengo con su postura, quiero explicitar mis diferencias y sacar algunas conclusiones. Por un lado, el genocidio es mutuo. Hay un genocidio palestino perpetrado sobre el pueblo israelí, por la matanza de israelíes por parte de palestinos. Es un genocidio menor que el inverso, el de israelíes por sobre palestinos, pero existente. En segundo lugar, la población israelí está aumentando, eran cerca de 6 millones en 2000 y ahora son más de 8 millones 900 mil, por lo que necesitan más territorio pero el que lo circunda está ocupado, al menos en gran parte, por palestinos, libaneses, sirios, jordanos y egipcios, lo cual se repite entre palestinos, que pasaron de ser cerca de 3 millones en 2000 a 5 millones y medio en 2017, incremento poblacional que al combinarse con la ocupación de las otras naciones de la región, que aumentan en miembros cada año, lleva al conflicto étnico, que puede ser promovido también por el modo latifundista de apropiarse la tierra, hace falta esclarecerlo. Los colonos israelíes necesitan tierra para vivir, por lo que van a luchar para obtenerla, al igual que los palestinos, quienes residen ahí desde antes pero eso no les da un derecho absoluto sobre el suelo, al que deben compartir de algún modo con los israelíes para que dejen de pelearse tanto, modo que hará falta definir. Hay una tensión entre la fraternidad natural entre estas naciones, dada por su linaje compartido, y las malas razones étnicas y religiosas que las dividen, que se combinan con los rencores acumulados de la guerra y con las diferencias económicas y políticas al interior de cada una y entre las dos, que sólo puede resolverse bien con la asunción social de los errores identitarios, clericales, económicos y políticos, así como los amatorios, amicales y copulares, entre otros, y con su enmienda honrada, pero los pueblos están poco predispuestos a hacerlo, por lo que esta crisis durará mucho, aunque se aliviará o empeorará de acuerdo a lo que se haga de ella, a lo que atañe la concreción del estado palestino, que tendría varios territorios separados, o habría que partir a Israel, sino declarar una o dos regiones binacionales difíciles de mantener pero que quizás fueran una mejor solución que la partición territorial, lo que dependería de la voluntad de ambos pueblos, y por lo tanto de su conciencia sobre su lugar en la historia humana, así como del trato externo que recibieran, que también depende del saber de las demás naciones sobre su pasado, origen humano común y existencia conjunta. La rivalidad entre los seguidores de Moisés y los de Mahoma lleva como mil 500 años, por lo que perdurará mucho tiempo, al menos hasta que cada grupo reonozca bien las faltas de su profeta principal, y esa condición se completa con las restantes, las más reconocidas dentro de la izquierda.

 Hamás es una organización islámica de ultraderecha, a la que pertenecen las brigadas Qassam, que perpetraron este ataque a Israel, mientras que Fatah, que preside la Autoridad Nacional Palestina, el gobierno transitorio del país, es de islamismo socialdemócrata. Cf. "Hamás" y "Fatah" en Wikipedia y "Gaza e Israel: las 4 causas de la guerra", de Jorge Elbaum, Página 12 del 9 de octubre de este año.

 Para terminar la enemistad entre israeliés y palestinos tienen que repartirse bien el territorio, pero para eso deben dejar de creer que les pertenece por derecho divino y asumir lo mal que se pelearon debido a prejuicios económicos, políticos y religiosos.