sábado, 29 de junio de 2024

Burguesidad y amorismo

 Para ser buen amante hacen falta muchas cosas -y el asunto es social, por lo que lo individual alcanza para poco-; es precisa la verdad, en particular la que hace a las propiedades territoriales, y por ende a la del reconocimiento del propio ser urbano. Si no se admite bien lo burgués que se es, que no es lo mismo que el exceso de aburguesamiento, tema relativo porque su definición también es social, el amorismo se degrada porque uno no se asume bien a sí mismo, y el de las propiedades geográficas es sólo uno de los temas que importan.

viernes, 28 de junio de 2024

¿Cómo era eso del compañerismo?

 Se me ocurre, para ganarme el aprecio de los anarquistas de izquierda, que me voy a hacer nazi, como unos Heidegger, Schmitt y Celine, o fascista como Ezra Pound, o partidario del emperador japonés como Yukio Mishima, o predicar en contra del pueblo y del socialismo como cierto Nietzsche. Creo que a algunos de mis "camaradas" les daría lo mismo, o que les importaría poco. Espero equivocarme, pero no señales concretas, de esas que dicen todas las palabras que hay que decir para explicar bien las cosas.

domingo, 16 de junio de 2024

¿Cómo le gustó Ektomorf a Fernando Sabag Montiel?

 Fernando Sabag Montiel, quien le gatilló a Cristina Fernández en la cara sin haber cargado la recámara percutora de balas del revólver, comparte un rasgo musical con el mileísmo, el de haber sido fanático de bandas de rock de izquierda, como La Renga y Bersuit Vergarabat, siendo anticomunista, y en su caso nazi. La banda húngara de metal mortuorio llamada Ektomorf denunció al holocausto nazi en su canción "Holocaust", en oposición clara al nazismo de este Sabag Montiel, así como Bersuit Vergarabat se opuso a que Javier Milei usara sus canciones en la última campaña electoral argentina, como "Se viene", que le gusta mucho al presidente aunque trata de la rebelión de 2001 contra Fernando De la Rúa, de forma premonitoria (fue publicada en 1998). La canción "Panic show", que este presidente cantó en el estadio Luna Park cuando presentó su último libro, en este año, es de La Renga, una banda que osciló entre la apoliticidad y el guevarismo.

 También le gustaron las Tortugas Ninjas, que me parecen de izquierda woke.

2 de julio: A pesar de que este Sabag Montiel tiene unos tatuajes con símbolos paganos filonazis, puede que él no haya sido ni sea nazi, porque dio una explicación de esos tatuajes (pienso en una cruz germana, que la usó el ejército alemán en la primera guerra mundial, y en una cruz gamada múltiple, de muchas más gamas que las cuatro de la esvástica), en el juicio por su atentado contra Cristina Fernández, y además dijo que se convirtió al cristianismo luego de ser pagano.









Foto de su mano, expuesta en el juicio, con una cruz parecida a la llamada "cruz de hierro".

Cuando la crítica es demasiado larga

 El hipercriticismo, o sea, la crítica demasiado extensa, se hace imposible de seguir porque la gente que la lee se cansa, y entonces deja de prestarle atención a lo que lee, lo que se nota cuando uno relee escritos que leyó antes y se da cuenta de que no incorporó lo que decían algunas frases. Con las películas pasa lo mismo, ya que al reverlas se encuentran escenas y diálogos que no se habían registrado, como que pasaron cuando uno estaba distraido. Las distracciones son frecuentes, sorpresivas y desapercibidas, y se dan también al percibirse críticas cortas y medianas.

viernes, 14 de junio de 2024

De la misandria, la misoginia y la misantropía

 Se reprueba del todo a la misoginia, y a la misandria se la reconoce poco, pero el odio a la mujer es bueno si la mujer es mala, así como la misandria es benigna si es malo el varón. La misoginia es mala si las mujeres repudiadas no la merecen, pero, si las mujeres son malas, corresponde, lo mismo que la misandria cuando los varones se deshonran. Al igual, la misantropía es buena cuando la humanidad se la merece, es hasta necesaria para enfrentar y sancionar nuestras maldades, pero, mientras que se da, se la quiere reemplazar por la filantropía, porque es más amable, lo cual depende del comportamiento de nuestra especie y por eso de nuestras razón y ley.

 Las tres pueden ser buenas o malas según cómo sean, y obligatorias o no de acuerdo a su contexto.


Índice y decir

 Se supone que indicar viene más por el dígito que por el decir, pero la indicación se hace mucho con el habla, porque hay cosas de los índices que no se pueden expresar a dedo, sino que requieren su exposición en discurso. La expresión con los dedos acompaña al habla, y a veces señala sin oralidad.

jueves, 13 de junio de 2024

¿Qué respuesta darle a la infiltración de la protesta social?

 Como la protesta social es infiltrada por policías y quizás soldados que la boicotean, por ejemplo promoviendo acciones violentas que justifiquen la represión policial y la desprestigien ante el pueblo por medio de la exposición periodística de los desmanes, las organizaciones convocantes deberán dar una respuesta a esta modalidad de las fuerzas armadas, que en parte la debe enjuiciar en tribunales y denunciarla en la prensa, similar a lo que debe ser para lo ilegal y maligno de la infiltración partidaria y movimientista. Se podría armar un comité de infiltración, pero habría que asegurarse de que quienes lo integren sean militantes verdaderos, porque los reaccionarios lo tratarían de sabotear, el cual debiera exponer bien el problema ante su sociedad y promover su enjuiciamiento institucional.

viernes, 7 de junio de 2024

miércoles, 5 de junio de 2024

Del placer de castigar

 Existe el placer de castigar a quien se tilda de pecador, delincuente o viciado. Quien lo goza, cree que actúa bien, que hace justicia al golpear a quien reta. Es un regodeo, político y religioso, o hasta económico y demás (como cuando se sacrifica a las empresas consideradas deficitarias), de quien carece de alguna buena razón, que se tolera por la fuerza de las circunstancias y porque condenar al mal es justo, pero entonces, para hacerlo bien, hay que saber qué es el mal, qué la justicia y cómo condenar que se le falte, de buen modo las tres cosas. La humanidad, para castigar bien, tiene que saber de buen modo qué es el bien, lo que depende de cómo entienda el principio de todo y a sí misma, además de al resto de la historia mundial. Mientras que la humanidad ligue el bien a la idea que tiene de dios, como hombre puro por fuera del universo, su práctica tendrá las consecuencias que se le corresponden a esa tesis de fe, que supone un principio de acuerdo a su confianza, imprudente por arriesgarse sin necesidad y no probado por datos objetivos directos, sino por hechos secundarios, que pueden deberse o no a aquello a que se les atribuye.

Sobre predicar con el ejemplo

 Se habla de que hay que predicar con el ejemplo, refiriéndose a que se debe practicar el bien que se declama, pero, por un lado, lo ejemplar no es bueno en sí, sino que depende de la calidad del modelo que se adopte, e incluso los buenos modelos fracasan, porque existen en guerra contra sus opuestos, que les rompen desde abajo, el medio y arriba, hasta desde una posición bélica superior, de mayor institucionalidad y con la técnica para matar hombres mucho más perfeccionada que la propia. No obstante, se debe ser bueno y concordar bien el actuar voluntario con el propio discurso, aunque hay cuando es imposible porque la razón individual es social, porque el cerebro se enferma y porque la inferioridad militar obliga a violar ese mandato por la fuerza de sus armas. Es un precepto relativo, que no es bueno en sí mismo pero al que se toma como tal. Su buena concreción debe ser social, en general mayoritaria y guiada por una concepción de la historia verdadera, con un argumento irreprochable sobre el principio del espacio y el tiempo, que delimite bien lo que ignora y admita bien lo que sabe mal. El actuar contiene ideas, por lo que hay una ideología que subyace a la práctica y que puede ser expresada por ella, pero, por un lado, eso puede hacerse de mal modo, y por otro el hablar es una práctica, también pasible de ser mal efectuada.

Una respuesta a Jorge Alemán

 En "Frente al nihilismo de las encuestas, el deseo de Justicia", publicado hoy en Página 12, Jorge Alemán se pregunta por la adhesión de gran parte del pueblo argentino al mileísmo gobernante, que depende de su creencia política: los habitantes de este país se hacen una idea de las causas de la miseria reciente de acuerdo a distintos factores, entre los que priman su vida inmediata y las explicaciones de la prensa, y así evalúan a las opciones gubernamentales, en general sin tener en cuenta que el sistema es liberal por el espíritu constitucional y sin saber de los malos crímenes ocultos, que fueron poco o nada investigados por la justicia instituida ni por el periodismo. Entonces, se hacen una idea algo equivocada del kirchnerismo, el macrismo y el mileísmo, y algunos apuestan al mileísmo con la esperanza de que les servirá bien, le confían, tienen fe en que les ayudará, y lo apoyarán mientras que les dure ese anhelo.

 El juicio argentino sobre la corrupción gubernamental es un factor determinante de este apoyo. Como se entiende a la corrupción como delito constitucional, transgresión a la ley sancionada por el gobierno nacional instituido en representación del pueblo, porque Argentina es un país sedentario, y el periodismo macrista y mileísta insistió mucho en perseguir a esta corrupción kirchnerista, dándole más importancia de la que tiene sin que su público se percatara de la exageración debido a los prejuicios vigentes que suponen que la ley en curso es justa y por ocultarse la complicidad de un empresariado, que fue más grave porque pagó los sobornos, se descalificó al kirchnerismo más de lo que corresponde, a la vez que se reprobó de menos al macrismo, muy responsable por abonar las coimas que cobraron algunos kirchneristas para asignarle las licitaciones de obras públicas, que recibieron SOCMA en particular pero también varias otras empresas grandes, y después se acusó al albertismo por la inflación, que fue más culpa de los oligopolios que de su gobierno, sin que el pueblo respondiera mucho en contra de esta tesis. Entonces, una parte de la adhesión popular al mileísmo se funda en la ignorancia y el engaño del pueblo, pero no hay que atribuirle al kirchnerismo más bondad de la que tiene, porque sería un mal error, como debe ser para cada doctrina, incluso las marxistas.

 Equiparar el nihilismo a la desazón no es del todo correcto, porque el nihilismo, entendido como ideario inclinado a estudiar el origen de las cosas, no es necesariamente malo, lo cual depende de su veracidad. La idea de la nada tiene una acepción referida al vacío, pero otra al nacimiento.

 Una acepción de la nada que no figura en el DECEL pero que se deduce, en significante y significado, es la del inicio, por lo que habrá que indagarla.

martes, 4 de junio de 2024

De que el juicio de la culpa ajena y de la propia se equivoca

 Como la conducta individual es social, porque es condicionada por su sociedad y le responde a partir de una reflexión de sí y de su decisión individual para ella, es difícil juzgar bien los crímenes, además porque siempre hay dimensiones de la realidad que se nos pasan desapercibidas, y entonces sacamos las conclusiones sin buena razón completa, eso cuando llegamos a tenerla y en mucha cantidad.

 La idea del crimen que se juzga es la del resultado de la crítica. Se dice que se juzgan los crímenes, que en sí son instrumentos, medios o resultados del cernir, o sea, que en teoría del derecho se juzgan resultados de la crítica, que son actos malignos o considerados malignos sin que lo sean, al haberse equiparado la ley al bien de una forma capciosa, que no le dio buen lugar a las objeciones en su contra. Se confunde al crimen con la maldad, con el acto que daña, sin que se lo comprenda bien a veces, y en ciertos aspectos nunca, al menos por mucho tiempo, porque nuestra inteligencia es finita y falible, así como grande y exitosa. Los actos buenos también son crímenes en el sentido de ser resultados de una crítica, en ese caso de una crítica buena, sino de una mala que por casualidad salió bien. Entonces, se debería diferenciar entre el crimen maligno y el benigno, de acuerdo a sus consecuencias, que no son sólo de corto plazo, pero las maldades deben ser reprendidas en el presente para que no se repitan, y encima bien: su reprensión rápida cuenta con pocos elementos para el juicio y la lenta permite la repetición del daño (algunas son legales), con lo que estamos condenados a la reiteración de maldades hasta tanto se las impida bien, lo que dependerá, entre otros temas, de la razón humana y de la ley que rija.

¿Qué hacer con la intolerancia al gluten?

 Como la puede tener cerca del 8% del pueblo, se debe declarar bien su emergencia, ya que basta mucho con comer poco gluten para curarla. Es una intolerancia a veces suave, pero ya perjudica desde entonces a quien la tiene, y se suma a las otras enfermedades individuales, que son muchas y de toda índole, incluso las de la sociabilidad humana, la economía y la política. Algunos de sus síntomas son fáciles de identificar en uno mismo si se los tiene presentes, por lo que quienes la padecen pueden saber si deben consultar a las gastroenterólogas licenciadas si se les advierte bien de los síntomas a tener en cuenta. Habría que preparar bien un buen equipo médico para atender tantas consultas porque, si el dato del 8% es cierto, se trata de muchos enfermos.

 A diferencia del consenso científico mayoritario, me refiero a la intolerancia al gluten que no es acompañada de una reacción autoinmune, la llamada celiaquía, que en verdad es un subtipo de intolerancia al gluten porque los llamados "celíacos" no toleran al gluten, pero que a diferencia del más reconocido como tal se combina con dicha respuesta inmunitaria maligna (el cuerpo reacciona a la alergia al gluten como si estuviera infectado, y entonces segrega anticuerpos que, al no tener gérmenes qué combatir, hacen destrozos por donde circulan porque impactan en los tejidos orgánicos). En esta clase grave de intolerancia al gluten, y quizás en otros, no basta con comer poco gluten para curarse, sino que se lo debe suprimir del todo, o casi del todo (dándole un lugar pequeño a la llamada "contaminación cruzada" -que es el traslado, por vía aérea o contacto culinario, entre utensillos de cocina y cubiertos, de partículas de gluten a los alimentos ingeridos por alguien incapaz de digerirlo bien-, que no es siempre evitable por completo), de la dieta del paciente, esto dicho en general: alguna gente ya no puede curarse cuando se la diagnostica, y quizás haya que señalar más excepciones.

 Como es una enfermedad vitalicia, afecta al rendimiento y la competitividad de quienes la padecen durante mucho tiempo, y por ello al aprecio que se les tenga y a sus ganancias individuales, dado que se valora a los hombres de acuerdo con sus logros.

 Dicho esto, aclaro que debe ser revisado, porque no soy muy experto en el tema.

Cf. "sensibilidad al gluten no celíaca" en Wikipedia, ob. cit.

La competencia empresarial y la lucha de clases

 Los hombres de izquierda y de derecha realizan empresas, cuyo funcionamiento hace a la lucha política, entre el capitalismo y el socialismo como más se los entiende. Son empresas no sólo privadas, ni cooperativas, sino también de gobierno, que compiten mientras coexisten, y se quiebran entre sí para imponer su ideología y prevalecer, pero mientras que pugnan se destruyen hasta de muy mal modo, lo cual algo responde a la fe humana, a sus tesis del principio del tiempo y el espacio y a la teleología que se les desprende. El pensar ajeno afecta a la vida y la economía propias, así como a la inversa, porque es una práctica que define a otras. 

 El trabajo asalariado es un microemprendimiento, así que entra en la cuestión como empresa inferior. También hay emprendedurismo no remunerado.

sábado, 1 de junio de 2024

De la ley humana y la supuesta ley de Dios en la dictadura argentina del ´76

 La humanidad tiene ley gubernamental y ley teológica, que se cree que es superior a la del gobierno, por lo que los hombres violaron la del gobierno siguiendo principios tenidos por mayores. Cuando la ley de gobierno entra en conflicto con la moral religiosa, se puede seguir la religiosa, y la del gobierno internacional es poco buena. Así fue como el presidente del gobierno argentino Jorge Rafael Videla justificó sus delitos, en su civilización occidental y cristiana, sin explicitar que defendió a un empresariado, concebir al terrorismo benigno ni reconocer el propio. Acusó al ajeno, que fue macabro pero mucho menor, y justificó al suyo, que fue tanto más grave. Eso es un ejemplo de macrohomicidio algo motivado por creencias divinas, pero hubo muchos, como en las guerras declaradas por motivos religiosos, y las justificaciones para la guerra también son de otras índoles. La creencia teológica se compone con la creencia política, la económica y sus demás tipos, y se la sigue, se legitima la conducta propia con un discurso honesto y procede, hasta que se decide terminar tal obra y juzgarla, a lo cual se hace con ideologías. Entonces, hace falta que la humanidad critique bien su creencia, para que no se pierda por la mala intuición.

 Tampoco es que toda guerra sea reprobable. Alguna es imprescindible para vivir y otra para liberarse bien, pero entonces se le debe dar una forma precisa, que sea la menor posible para obtener esos logros. En sí, ni siquiera hace falta el belicismo para hacer la guerra, ya que la hay sin disparos, un nivel muy incipiente de la guerra, como la de las peleas cotidianas, que se encuadran en el concepto del desorden de pugna, pero sus acepciones principales son las del enfrentamiento entre ejércitos grandes con ametralladoras y armas más complejas. Antes lo fueron las de rifle, revólver, cañón, espadas, lanzas, arcos flechados y cuchillos, entre otras tantas como los punzones, las piedras y los vehículos militares terrestres, marinos y aéreos. A las otras especies vivientes la humanidad también les hace la guerra, no siempre bien, porque hay una matanza innecesaria de seres no humanos hecha para beneficiar a la humanidad, que en cierta medida responde a la mala locura humana, que elabora sus bienes de alguna mala forma para pelearse por estupideces, vanidades de egolatría perversa e ideas inadecuadas que se cree que son buenas.

 La junta militar argentina del ´76, conformada por aquél Videla, Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti, al asumir la presidencia del gobierno de este país juró por el dios cristiano y la Biblia, nombrados como señor suyo y evangelios santos, con lo que sus actos quedaron justificados, de mal modo, bajo ese amparo. Una parte del pueblo argentino los apoyó sin saber del plan de exterminio que iban a realizar. Había algún consenso nacional para combatir a la guerrilla, pero no homogéneo respecto al modo, y menos aún lo hubo para masacrar a socialistas pacíficos, que buscaban subvertir el orden pero de forma sufragante, ni a reformistas moderados, que militaban por conquistas obreras dentro del marco liberal constituido.

 Hay un debate sobre si cabe bien o no calificar de "excesos" a las atrocidades cometidas por esta dictadura. La postura de izquierda suele ser que no fueron excesos, como una canción que dice: "No hubo errores, no hubo excesos; son todos asesinos los milicos del proceso", pero en verdad sí fueron excesos, aunque de los más terribles de la historia humana. El tema es qué se entiende por norma y qué por exceso para el caso, porque hay distintas definiciones para cada cual y la cuestión es discutida usando las mismas palabras pero en acepciones distintas.

 El apoyo social a la dictadura también está algo mal comprendido, porque alguna de la gente que la apoyó no sabía de la represión que iba a realizar, pensaron que sería como en las dictaduras previas, o un poco peor por la guerrilla, pero no se imaginaron que sería tan cruel, y el periodismo no les permitió saberlo hasta que se oyeron las voces de las familiares de las víctimas. Es el caso, por ejemplo, de los intendentes de la UCR durante esta dictadura, de quienes se dijo que debieran haber renunciado sin percatarse de que no supieron de la represión clandestina, o accedieron a rumores y datos particulares poco y nada confirmados, bastante hasta que hubo culminado su fase principal, pero también el de Luis Enrique Garat, un presidente de la Junta Nacional de Carnes en ese entonces, que supo de las desapariciones en masa mucho después de iniciadas, o sea, que hasta a una autoridad alta de la burguesía argentina le fue ocultada la represión del gobierno. Luego, cuando este Videla estuvo preso y se hubo esclarecido el exterminio político, este Luis Garat lo visitó a este Videla en su celda de Campo de Mayo, con algún reproche de por medio al menos velado, por haberle ocultado esa realidad, a la cual conoció un poco desde la primera parte de ese gobierno porque la sufrió una de sus sobrinas constituidas, Ana Norzagaray, quien fue secuestrada por unos días y torturada en aquellos años por alojar a la hermana legal de una montonera, esto dicho según el patrón de lazos familiares más estipulado por las naciones.

 Un tema aparte es el de la cifra de asesinados por este gobierno. La derecha reconoce cerca de 7 mil, de acuerdo al padrón que se realizó durante el kirchnerismo y el recuento de indemnizaciones por este terrorismo de estado, mientras que la izquierda proyecta 30 mil según el dato de 22 mil, para mediados del ´78, consignado en el "informe Arancibia", para lo cual hay que suponer que el Batallón 601 de Inteligencia del Ejército hubo hecho bien la cuenta, lo cual no es del todo seguro. Entonces, se debe investigar más el asunto. La derecha calcula a las víctimas de la guerrilla en hasta cerca de mil, es decir, que la razón estimada de muertes, si esa cifra es adecuada, estaría por entre 1 a 7 y 1 a 30. Otro tema es que ese batallón operó en un edificio de Callao y Viamonte porque no pudo alquilar en otro de Callao y Corrientes, debido a que Luis Norzagaray, mi abuelo legal materno, quien dirigía la empresa que regenteaba ese inmueble (donde estuvo una sede de la UCR y otra de la LADH), se lo negara, por lo cual le mandaron un plato con el emblema del batallón para intimidarlo, meses o años antes de que unos militares allanaran y saquearan su domicilio al secuestrar a su hija legal Ana.

Cf. "En Argentina no hay justicia, sino venganza, que es otra cosa bien distinta", entrevista a J. R. Videla realizada por Ricardo Angoso para la revista Cambio 16 y publicada el 12 de febrero de 2012; entrada "Víctimas de las organizaciones guerrilleras en Argentina en la década de 1970" de Wikipedia.

El alcoholismo como uroterapoide

 Como el alcohol es un residuo líquido del metabolismo, es como la orina de algunos microbios. El hervor descrito como fermentación es el de los organismos al quemar energía, previo a la expulsión del líquido sucio. Es una sustancia contenida en el líquido que expulsan unos microbios después de consumir su alimento. Como toda terapia, la alcohólica falla, en parte según la intensidad con que se la implemente, que puede equivocarse por sobra, mengua y mala justeza.

 Esta exudación de los microbios que crean alcohol quizás no sea orina, salvo que tengan órganos equivalentes a los riñones, pero se le parece mucho: es una liberación de líquido tóxico subsiguiente al metabolismo.

 Una cuestión es el alcohol adulterado. No se lo debe tomar, lo cual requiere de una opción de compra, porque se lo fabrica y vende. Las empresas que lo fabrican debieran ser bien obligadas a dejar de hacerlo y a vender bebidas de buena calidad.