Cuando se habla a futuro nunca se tiene la seguridad plena de que vaya a darse lo que se anticipa, porque no controlamos todas las variables que afectan al tema de que se trate, pero a veces se supone que, si se futuriza, se debe cumplir sí o sí lo que se proyecta, lo cual es equívoco porque no siempre se lo hará. Esto inhibe mal para futurizar, y se resuelve bien aceptando que las expresiones a futuro son algo inciertas.