La presidencia argentina acaba de emitir un decreto que la autoriza a reestructurar deuda gubernamental sin la aprobación del congreso del país, lo cual es un requisito constitucional. Ya antes se violó la Constitución con la deuda que Mauricio Macri tomó del FMI, también inconstitucional por eludir al parlamento, sin que se la impugnara en tribunales (todavía se la paga sin que al pueblo argentino le repugne mucho), así que va a pasar lo mismo con ésta. Luego, se sufrirán las consecuencias de este fraude y de que se lo tolere. Hubo un antecedente de estafa debitaria con el megacanje de De La Rúa, es una mala costumbre que existe desde hace tiempo, ideado por Federico Sturzenegger, que también trabaja en éste, y que asimismo quedó impune, habilitando los robos posteriores con la deuda gubernamental, pero el pueblo no se ocupa bien del asunto, como pasa con el pluvalor más conocido, el robo financiero principal, así que no se lo puede resolver bien.
Si apelamos a las recetas del pasado tendríamos que volver a pagar una deuda fraudulenta, pero eso depende del pueblo, que ya lo hizo varias veces, en parte extorsionado por el capital más grande, pero también por su propia desidia.