Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 25 de septiembre de 2015

De los capitalistas, la piedad y la estrategia socialista

Los capitalistas son los humanos que acumulan valor abstracto. Se caracterizan por captar. De ahí viene “capital”, de “captar”, que quiere decir “tomar”, o “coger”. En el caso de los capitalistas de lo que se trata es de tomar el valor de cambio, pero por extensión se lo aplica a las autoridades que sostienen al modelo capitalista, aunque no sean empresarios, ya que hacen al modelo caracterizado por la acumulación de valor de cambio.

Los capitalistas, en general, son humanos piadosos, es decir, que fueron formados en la cultura pía, más específicamente en la cultura pía privada, la del clero y la de las instituciones laicas de clase alta, como son las escuelas y los hospitales privados. Esto es general, y no absoluto, porque es histórico, o sea, que hay excepciones y variantes a eso. Los capitalistas, desde que nacen, son sometidos a un sistema falso de formación y control que, en nombre de las normas divinas, los reprime, los maltrata, los hiere y también los satisface: los sujeta a un modo de vida que combina los placeres con los sacrificios, esto es, con los dolores y la explotación. Entonces, los capitalistas también son reventados. Los obligan a ir a misa, a festejar las ceremonias religiosas, las fechas de los santos, a divertirse con sus amigos, que son los hijos de otros piadosos altos, en los momentos que se permiten para eso, a estudiar rigurosamente, a cumplir con muchas pautas y obligaciones, y demás, y eso en medio de un relato del mundo según el cual sus almas se pueden ir al infierno eternamente si incumplen las reglas, y los placeres fáciles y el disfute de la vida muchas veces o son pecados o están proscritos, o sea, que en esas ocasiones tienen que dárselos sin permiso social; también en el que las relaciones amorosas están atravesadas por la vigilancia mutua y el mito de los cuernos, donde el embarazo considerado ilegítimo apareja la condena y donde el uso de anticonceptivos no está autorizado abiertamente. Y eso sólo por mencionar algunas cosas que se me ocurren de improviso. La historia de la opresión sufrida por la clase capitalista está por reconocerse.

De allí que los capitalstas sean corruptos en general, porque son sometidos a un modo de vida que por falso es lesivo, de las psiquis, de los cuerpos, de la moralidad y demás. Además, las normas que tienen que cumplir son incumplibles, porque son sofisticadas y porque son muchas y contradictorias entre sí, de lo cual la cultura capitalista es una que condena duramente las faltas a las normas instituidas a la vez que acepta su incumplimiento de hecho, lo que a los capitalistas les causa un temor y un estado de alerta permanente. En conjunto, todo esto, y lo demás que no escribí, les quiebra la solidaridad, el sentido común, la alegría de vivir, las buenas intenciones y las demás cosas buenas de la humanidad, que les subsisten quebradas, lo que apareja los maltratos capitalistas: las guerras, los ataques, las amenazas, las acusaciones, la competencia permanente y demás.

Esta lógica viene de la falsedad de las culturas pías, por lo cual la piedad es el problema principal, ya que es la causante del mal subsiguiente que es el capital, que también es un mal en sí, por lo que no basta con deshacer a la piedad, sino que a la vez hay que tratar al capital, pero entendiendo sus relaciones con sus factores adyacentes.

Cuando que se habla de “los ganadores del modelo”, o se los ve en sus vacaciones en las islas paradisíacas, y las otras cosas de esas, hay que recordar que los capitalistas son degraciados, por falsos, lo que sirve para no enojarse, y hay que evitar enojarse para buscar respuestas que permitan resolver el problema histórico de la falsedad humana, con la opresión que apareja.


***

La relación de esta explicación con la estrategia socialista radica en que los socialistas tienen una relación agresiva para con los capitalistas, lo que es malo y debe ser superado mediante la comprensión y la aserción. La relación de los socialistas con los capitalistas debe ser una relación asertiva, es decir, que comprenda a las causas que los llevan a ser lo que son y que intervenga según esa comprensión de una manera tal que haga que los capitalistas sean concientes de qué es lo que determina la opresión que sufren, para que acepten el reemplazo del capitalismo por el socialismo, en el cual los capitalistas saldrían ganando de verdad, ya que las relaciones que los atormentan serían suplantadas por relaciones verdaderas y gratas. Y eso no quita que valgan las confrontaciones fuertes contra el capital, en tanto que sean maduras y bien ordenadas, o sea, pacifistas y responsables.

La estrategia socialista está mal planteada en algunos aspectos, en particular en que, al no advertir el lugar de la piedad en la determinación del modelo capitalista, tiene una política poco conciente para con ella, que no reconoce sus lazos con el proletariado, por lo que los socialistas apelan al proletariado en su estrategia sin notar que el proletariado es puesto a favor del capitalismo mediante la piedad, aunque esté en conflicto con él por la opresión económica y por la extracción del plusvalor, entre las otras cosas, y aunque esté en conflicto con la piedad porque es falsa, de la misma manera que los monjes están en conflicto consigo mismos. También hay que ser asertivos con los monjes, y reconocer la opresión que los sujeta, aunque sea causada, en parte, por ellos mismos. 

Esa ignorancia de la derechización pía del proletariado, sumada a su idealización por los socialistas, lleva a que los socialistas más se peleen entre sí por conducir al proletariado, que les responde poco y cuya derechización apenas critican, en vez que articular una estrategia conjunta, que es necesaria, aunque no suficiente, para construir el socialismo: es una condición que debe ser mantenida en una estrategia a largo plazo, con las críticas y discusiones que haya que dar. El proletariado debe ser criticado, ya que es pío y ya que reproduce al capitalismo cuando vota a sus gobernantes y a los líderes sindicales capitalistas, cuando cumple con las normas de la piedad y cuando pretende que los socialistas las cumplamos, entre otras cuestiones. Del mismo modo, el socialismo debe terminar de abandonar el acoso clasista que hace para con los socialistas de clase media y alta, y rechazar el acoso clasista del populismo, ya que la gente no elige la clase en la que nace y ya que para ser socialista no hace falta ser de clase baja, sino que basta con adherir al socialismo. El socialismo debe reconocer que la opresión no es sólo la que sufren los trabajadores asalariados, sino que se expande por el conjunto de las sociedades a causa de la falsedad pía.


Anexo

Esto, así esbozado, tiene que ser completado y, si acaso, corregido. En particular, falta explicitar la política socialista que debe ser para con el pequeño y mediano empresariado, y también para con el grande. A las objeciones trotskistas para con eso, y a las demás que hubiere, respondo que los socialistas tienen que tener una política para con el conjunto de la humanidad, por lo que deben definir una relativa al empresariado, lo mismo que para el lumpenproletariado, el campesinado y el eclesiado. De otra manera no podrán gobernar un bloque hegemónico, ya que carecerían de apoyos en cuatro clases sociales.

Eso de que el proletariado es la clase capaz de tener una concepción universalista es mentira. Primero hay que reconocer que históricamente no la tuvo hasta ahora, y tampoco podría tenerla porque sólo puede considerar los aspectos de la historia que puede considerar desde su posición de clase. Es la humanidad entera la única que puede dar cuenta de toda la humanidad, pero para eso toda la humanidad tiene que ser verdadera y vivir en forma comunista, lo que es una meta a lograr progresivamente.

Otro punto a cuestionar es la metáfora de que la lucha de clases es el motor de la historia. La historia, en tanto que el conjunto de hechos, se hace a sí misma. Es la historia la que mueve a la historia. La lucha de clases tiene un lugar central en la historia humana, pero ese lugar central no la justifica por sí misma, es decir, que la lucha de clases no es buena en sí: es una puja entre las clases sociales, que causa traumas. Los actos proletarios, o los humanos en general, insertos en esa lucha, pueden tener un sentido emancipatorio, y entonces sí son buenos, pero no hay que hacer una apología de la lucha de clases en sí misma porque no siempre la merece. La represión capitalista, y la violencia proletaria desmedida, son parte ilegítima de la lucha de clases, además de que la colaboración entre las clases es otro motor de la historia, que actúa contrariado con la lucha, y algo de ella es bueno. Lo malo de la colaboración entre las clases es que mantiene a la desigualdad social, pero la igualdad social no bastaría para cesar la opresión, ya que podría haber un piísmo, un pietismo, que fuera socialista, en que habría igualdad social bajo patrones religiosos, que también oprimirían, por lo que además del socialismo es precisa la verdad, o sea, el cientificismo. Tal vez más que el socialismo científico habría que postular el cientificismo socialista.