Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 25 de septiembre de 2015

Qué hacer con el democratismo pío

El democratismo pío es la forma de gobierno basada en la soberanía popular que se ejerce mediante el sistema electoral, que es pío no sólo porque lo son las constituciones que rigen a las naciones, sino también porque apelan al método de la votación, inspirado en los votos religiosos. En Occidente el democratismo pío es el de las democracias cristianas, sea en sus versiones de centroderecha y de derecha, como la del Partido Popular en España, la de la Unión Demócrata Cristiana alemana, la del Partido Revolucionario Institucional en México, la del Partido Republicano estadounidense y la de Propuesta Republicana en Argentina, o sea en sus versiones de centro, que pueden contener elementos derechistas y llegan a incluir cierto progresismo, como Alianza País en Ecuador, el Partido Demócrata estadounidense y el Frente para la Victoria en Argentina. Con el transcurso de la historia esas posiciones varían, como es el caso del Partido Justicialista argentino, que es el eje político del peronismo y que en parte está en el FpV, que sostuvo posiciones demócratas cristianas de centroderecha durante los primeros gobiernos de Perón, que fueron progresivos en relación a los gobiernos restauradores que lo precedieron y a los intereses oligárquicos, y que aglutinaron sometiéndolos a elementos izquierdistas, pero que también contenían aspectos fascistas y de persecusión a la izquierda que se le opuso, aparte de haber sido píos, dado su carácter cristiano general. Los gobiernos de los partidos socialistas, o socialcristianos, como el del Movimiento al Socialismo boliviano, el del Partido Socialista Unido de Venezuela y el del Partido de los Trabajadores brasileño, están sometidos a las constituciones y al carácter cristiano de las naciones, y a sus aspectos cristianos intrínsecos también, además de a la hegemonía liberal mundial, por lo que adoptan un carácter híbrido, que busca componer al cristianismo con el cientificismo sin abordar explícitamente la cuestión del ateísmo. De allí que haya que evaluar su desempeño de acuerdo a esos y al resto de los factores que los coercionan.

El democratismo pío se basa en el carácter religioso de las naciones, y por eso es que tiene tanto apoyo popular, dado que las naciones, mayoritariamente, son creyentes, por lo que los proyectos socialistas fracasan una y otra vez al buscar el apoyo de las masas, que los rechazan mucho porque el socialismo, en general, es ateo, dado lo cual las experiencias socialistas triunfantes levantan la idea de “socialismo cristiano”, el socialcristianismo, basado en la figura de “Cristo obrero”, del “Cristo revolucionario” o del “Cristo de los pobres”, que es más propio del populismo, lo que es más el caso del PSUV y el PT y no tanto del MAS. En eso, el gran problema es que las masas están algo falseadas por las religiones. Habría que estudiar cuál fue la estrategia política de la iglesia católica durante la conformación de los estados-naciones latinoamericanos, y en especial durante el período de transición entre el modelo agroexportador y el de sustitución de importaciones, cuando fue la integración de los migrantes internos y externos, para comprender mejor cómo fue que las políticas demócratas cristianas se impusieron a las socialistas, en sus distintas variantes. En las luchas insurreccionales de fines del modelo de sustitución de importaciones lo que hubo fue una alianza improvisada entre los socialistas, la teología de la liberación y la opción por los pobres, que fue reprimida duramente desde el alto clero y las oligarquías, alianza que se repuso luego, precariamente, y hoy conforma a los gobiernos progresistas latinoamericanos. Y no obstante, en cuanto que la determinación religiosa es histórica, puede ser derrotada, pero más que buscar hacerlo inmediatamente lo que habría que hacer es pujar para dirigir su impulso hacia posiciones progresistas mientras se la corrige despacio, según lo permitan las circunstancias.

En tanto que los piadosos son seres humanos, el socialismo debe tener una política para con ellos, pero esta política deberá enfrentar la cuestión religiosa, declarando la verdad al respecto, ya que la falsedad pía hace mal, una de cuyas consecuencias es la explotación; pero, además de eso, el socialismo debe pujar por integrar las alianzas mayoritarias que gobiernen los estados, y para eso necesita aliarse con el democratismo religioso. Entonces, la lucha será para decidir quién lidera esa alianza, que es inestable porque recibe los golpes de la aristocracia y los de la violencia histórica que caracteriza a la piedad capitalista, a la que además en parte reproduce. Los socialistas exteriores a esas alianzas gubernamentales tendrán que reconocer la correlación de fuerzas y plantear críticas sensatas, que señalen todo lo que haya que señalar pero que también comprendan que la política demócrata pía es una superación de las restauraciones conservadoras, que pujan por retornar a los gobiernos, superación de la que las naciones dependen para reproducirse en circunstancias menos desfavorables en que lo hacen con gobiernos liberales, por lo que la política de esas alianzas debe ser criticada bien. Las críticas buenas son las que hacen sentir bien a los criticados al recibirlas, y son buenas no sólo por eso y por estar bien hechas, sino porque, al hacerlos sentir bien, las aceptan, por lo que quienes las reciben se predisponen a asumir los problemas mencionados por ellas y a responder en consecuencia. Las críticas malas, en cambio, son desestimadas por ser hirientes, aunque tengan razones válidas, por lo que esas razones tardan más en ser reconocidas. No obstante, hay ocasiones en que no se puede hacer críticas y que ellas sean recibidas bien, porque la gente es perversa. En esos casos, hay que plantear las críticas de una manera que no sea hiriente, ya que tampoco será gustosa en un primer momento, o tal vez nunca si los criticados no entran en razones.

A la vez estará la cuestión de la unidad de los socialistas en frentes partidarios, movimientistas, agrupacionistas y con individuos sueltos, y demás, que debieran buscar alianzas con los demócratas religiosos que sean lideradas por los socialistas, pero que, de no serlo, igual tienen que ser mantenidas, reconociendo los males y los bienes que tengan que reconocer. Un aspecto importante que tiene que enfrentar el socialismo es el de la producción de la conciencia humana verdadera, que inclina hacia el socialismo a las fuerzas capitalistas.

Esos frentes, más que frentes deben ser redes sociales compuestas de distintos nodos y grupos de nodos en relación con las organizaciones partidarias, que deben centralizar las cuestiones que les sean presentadas por aquéllos y responderles, según esos planteos y según las verdades sabidas por los partidos que sean ignoradas por las organizaciones aliadas que les sean exteriores, además de que los frentes partidarios tienen que tomar las medidas de gobierno correspondientes cuando están en él. Esas redes deben poder responder e integrar a los oprimidos en las coyunturas políticas, a la vez que mantener las luchas estructurales, pero además tienen que reconocer a la totalidad de las cuestiones porque, dado que gobernarán estados nacionales, tienen que atender al conjunto de las naciones, lo que no implica someterse a las clases capitalistas, sino relacionarse con ellas de una manera que las contenga y las desarme de buena manera, lo que no quita apelar a la violencia legítima, que es legítima porque es mesurada, responsable y conforme a los objetivos perseguidos, que no son los de la revancha histórica sino los de la resolución de los problemas del presente.


Anexos

1. En el debate entre los socialistas y los proteccionistas, o sea, los demócratas progresistas que sostienen al modelo keynesiano, que tiene carácter religioso porque no cuestiona a las religiones, los socialistas tenemos que reconocer que los modelos progresistas vigentes tienen que lidiar con la hegemonía liberal, que tiene carácter mundial, por lo cual no vale achacarles así nomás los males derivados de los enclaves productivos liberales, aunque sí vale señalar el problema y reclamar y proponer soluciones.

2. El caso del MAS boliviano tampoco es el de un socialismo ateo puro, ya que el mismo Evo Morales declaró ser católico y por las tendencias pachamamistas dentro del partido. Es un pietismo socialista, que a la vez que sostiene un sincretismo entre el cristianismo de la teología de la liberación y las creencias de los pueblos originarios, busca un modelo socialista, o sea, la implementación del programa de la izquierda, con las contrariedades que tiene por ser híbrido y por tener que lidiar con el predominio capitalista mundial.