Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Declaro un error mío que es grave

La idea central en que me basé, y que está en “La determinación del capital y la estrategia socialista”, la de que la propiedad es una noción derivada de la religión, no es cierta. La propiedad no es “pro piedad” sino “aquello que es apartado”. Viene de proprivus, cuyo término central es privus, privado, apartado, y que tiene por sinónimos a “singular”, “particular” y “aislado”. Las conclusiones seguidas a eso también deben ser descartadas para su corrección. Del mismo modo, no pude confirmar que “proletario” sea el término para referirse a quienes están “por ello”, es decir, dedicados a las cosas a su alrededor, lo que, si bien puede que sea cierto, no se condice con la definición usual referida a la progenie. Entonces, la idea central que sostuve es incorrecta. Esa relación que planteé entre las creencias y la propiedad no es esencial a su historia, sino secundaria, y habrá que reconocerla.

Y no obstante, dado el peso de las iglesias en la dirección de las sociedades, la piedad es central en el capitalismo, ya que las doctrinas religiosas son articuladores de los distintos aspectos de la vida social, a la que pretenden regular totalizantemente. Las piedades son ideologías que intentan ordenar la vida social, pero son resistidas por ser falsas, ya que al serlo le hacen mal a la humanidad. Habría que decir que la clase capitalista es un bloque compuesto por los propietarios de los medios de producción, parte de los cuales son las iglesias, ya que permiten la reproducción social, o sea, que no todos los medios de producción son económicos, sino que los hay de varias índoles, como son los de la sanidad, la educación, la cultura, la justicia, etc. Las relaciones de determinación van de lo simple a lo complejo: las producciones más básicas dan lugar a las medias, y éstas a las altas, pero luego hay contradeterminaciones de lo alto hacia lo bajo, y relaciones entrecruzadas entre los factores, en las que priman la Tierra y la naturaleza.

Entonces, la propiedad, es un material que la humanidad toma del resto de la naturaleza, o de la Tierra, y que lo aparta. Lo transforma mediante el trabajo, y entonces se lo queda para sí. La diferencia entre la propiedad privada y la pública está en quiénes se quedan con los productos del trabajo, si la elite o el proletariado, pero eso no es lo único a tener en cuenta: hay que comprender porqué la clase capitalista es lo que es y hace lo que hace, ya que eso facilitaría la política socialista, que para mal es proclive a veces a formas de violencia superables, no mediante prácticas absolutamente pacíficas, sino también mediante violencias pacifistas, bien ordenadas mediante la razón, que deben ser medidas, no exageradas. Habemos propietarios de los medios de producción -los inmuebles lo son, ya que sirven para la reproducción de la vida, igual que lo es el saber científico-, que los socializaríamos a gusto si pudiéramos vivir como se debe sin ellos, lo que hoy no se puede por la barbarie capitalista. Y hay a quienes los medios de producción les son impuestos por herencias, cuya legislación y cuyo modelo familiar de traspaso no eligen. Y los demás son oprimidos también, aunque sean millonarios, lo que no quita que también sean delincuentes muchas veces, pero a esa delincuencia, aparte de penarla provisoriamente, hay que comprenderla para resolverla desde sus causas primeras.

Lamento y me disculpo por el dislate.