Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 20 de mayo de 2023

El lenguaje, como el pago

 De leerse muchas etimologías se encuentra que unas cuantas palabras son usadas en falso: su significado verdadero es remplazado por otros, palabras que se emplean mucho dándoles un sentido ajeno al original, que tampoco es siempre el bien correcto, lo que causa una mala apreciación de la realidad, concordante con la injusticia de los pagos actuales, a su vez coherentes con la rivalidad entre países. Al sucederse las palabras en frases contínuas, de discursos largos, la acumulación de faltas gramaticales se agiganta, por lo que la interacción humana se estropea, esto empeorado por la dificultad para entender los idiomas extranjeros; y, sin embargo, se convive y comprende, bien y mal, con el deber de honrarse por cumplir. El error enunciativo no es sólo etimológico, sino del relato de la realidad, que proviene tanto de las equivocaciones interpretativas dadas por las fallas de las concepciones de la historia, que responden a las luchas para ajusticiar los crímenes del pasado, algo dependientes de sus ideologías falsas, como a las ambiciones mezquinas que se derivan de una caracterización errada de sí mismo, de nuestras cualidades y méritos, que hacen a cómo se concibe lo que debe ser la retribución propia, un factor de puja que interactúa con los otros. La descripción falsa de uno mismo lleva a cometer crímenes, justificados en argumentos, para encubrir los cuales se cometen otros, esto entre cómplices, lo que desata una práctica perversa que se extiende hasta que se la corta mientras que la sociedad la tolera, por condescenderla mal e ignorarla, durante lo cual hay más delitos cometiéndose, algunos permitidos por la ley oficial.

 La idea de la paranoia es un ejemplo de término falseado, porque su sentido exacto es el de la mentalidad discordante, en sí quiere decir "mente contraria", ya que, en griego antiguo, "para" es "opuesto" y "nous", del que viene "noia", es "mente", mientras que hoy se la define como una mentalidad persecutoria, a veces sin fijarse si quien la padece es perseguido o no, lo cual no es raro porque a quienes piensan distinto mal o bien se les persigue en ocasiones. En verdad, no es que los paranoicos estuvieran fuera de su mente, no hubieran podido desprenderse de su cerebro, sino que estaban por fuera de la mentalidad que nos legó al concepto. Esa idea original no fue exacta, porque catalogó a la pérdida del juicio como no mental, siendo que los calificados de locos no carecieron de mente, aunque sí la tuvieron algo trastornada, como así los considerados cuerdos, quienes siguieron ideas equivocadas creyendo que eran verdaderas, con consecuencias calamitosas para su sociedad. Al considerar al discordante como ajeno a la mente se confió demasiado en la propia ideología, sin advertirle bien sus horrores, pero los tildados de locos tampoco tuvieron siempre buena razón.

 El origen de las palabras, tal como solemos concebirlo, es relativo, porque se trata frecuentemente de su primera aparición escrita, siendo, por un lado, que algunos escritos se perdieron, pero sobre todo porque las palabras existieron durante mucho tiempo sin que se las escribiera, por lo que su origen es oral.