Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 15 de agosto de 2014

Crítica a la teoría de género y al feminismo

 La teoría de género acierta al reconocer que la construcción de las subjetividades es histórica, pero falla al olvidar que se la hace en cuerpos sexuales por naturaleza: en machos y hembras mayormente entre los humanos, y en mezclas de ellos.

 Lo mismo para el feminismo. El antimachismo que muchas veces sostienen las feministas no reconoce que quienes nacimos machos no podemos dejar de serlo, ni aunque nos hiciéramos una vaginoplastia (lo que aparte es una mala solución, cargada de prejuicios castradores y que causa penas en los operados y sobreatarea a los médicos, etc.). ¿¡Cómo se sentirían las feministas si se las mandara a hacerse una peneplastia, que luego se deforma cuando se salen los puntos de sutura o se corren de lugar las siliconas?! ¿Y estarían ahí para ayudar a quienes tienen que ir de nuevo al cirujano? Y ni aunque así fuera es justo ese planteo. Lo que sí se puede es cambiar las identidades muy violentas por otras amables, sean de machos, hembras o intersexuales humanos, y se debe reconocer que las hembras de nuestra especie son violentas muchas veces, de maneras que equivalen a las trompadas de los machos: un engaño amoroso puede hundir en el dolor por años o hasta morir, lo mismo que las piñas. Y las mujeres muchas veces mienten, aunque no siempre para mal. Los varones también, y las mujeres pegan, en general con poca fuerza. Y hay más formas de violencia, excesiva y aceptable.

  Ni que hablar del sadomasoquismo que proponen las teorías postsexuales, que es una perversión que tiene poco de amorosa. Es una degradación a la que se llega luego de mucha represión: quienes la sufren quedan tan dañados que les cuesta o les es imposible tener relaciones sociales dulces, por lo cual se pierden y conforman con lo poco de amor que hay en el sadomasoquismo, al menos en el más conocido. Valen lo que valen sus juegos y sus aciertos, pero se los debe hacer fáciles y cariñosos, lo mismo que corre, aunque de distinta manera, para las otras relaciones de amor.

 En conclusión, tanto el machismo como el hembrismo y el intersexismo valen cuando son buenos, y son el ser de los machos, el de las hembras y el de intersexuales, de las distintas especies vivas, pero hay que tener en cuenta que la lucha identitaria humana debe transformar nuestras acciones y relaciones naturales (en ellas son las sociales), porque la concreción de los buenos deseos de quienes tienen identidades reprimidas lo requiere. Si no, la cosa queda en una liberación imaginaria, o poco objetivada, que es y que se concreta a lo pobre, pero que también es reprimida y deformada por el capital vigente, y que no puede realizar mucho sus anhelos, como tampoco las más concretas lo hacen del todo. Según se dé la lucha, los buenos deseos se concretan mejor o peor, y los malos la hacen perdedora, más o menos de acuerdo a cómo sean y a su contexto.