Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

De la condena a los yihadistas

Dentro del espacio de la gente que no es extremista, el laicismo tolerante, hay una actitud cuestionable con respecto al yihadismo, que es la que sostiene que, en tanto que el yihadismo es fundamentalista y bélico, es necesario derrotarlo militarmente para luego de eso impulsar una coexistencia pacífica entre las naciones. Esta postura es criticable en varios aspectos. En primer lugar, en que no aborda el problema de las religiones, por lo que oculta su falsedad, lo que mantiene en vigencia a los mitos con que los creyentes explican sus motivos de vida y causa enfrentamientos, ya que los miembros de los distintos credos se tratan de infieles entre sí, cosa que en los peores momentos lleva a las peleas, además de las ambiciones imperialistas involucradas en el conflicto bélico. En segundo término, esta postura no cuestiona a los intereses armamentistas y militaristas, que presionan a favor de las intervenciones armadas no sólo por sus metas económicas, es decir, para que se vendan los armamentos y para obtener petróleo, sino también por su cultura guerrera. En tercer lugar, se arroga una pretendida bondad, ya que supone que el laicismo tolerante es bueno y pacifista, y busca una coexistencia armónica entre los grupos, mientras que sostiene al proceder de la OTAN, de Rusia y de Turquía, que son las potencias bélicas mayores y que causan estragos más grandes que los que están haciendo los yihadistas.

Desde una perspectiva socialista, lo que debe proponerse es el reconocimiento del lugar que tienen las religiones como factor determinante del conflicto, lo mismo que los intereses imperialistas, y plantear una coexistencia entre las naciones basada en la verdad y la cooperación, del mismo modo que deben cuestionarse los enclaves extractivos e industriales, y las políticas gubernamentales y estatales, que intervienen en la fabricación de los armamentos.

Las potencias pretendidamente moderadas, la OTAN y Rusia en particular, si de verdad quisieran enfrentar bien al conflicto, tendrían que proponer un armisticio, efectuar una guerra defensiva contra la yihad y buscar desarmarla por medio de la diplomacia y de la interrupción de los recursos bélicos con que se abastece.