Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

viernes, 1 de julio de 2016

Acerca de la ideología

Desde posiciones pietistas y liberales, y también desde el esnobismo posmoderno, se atacó a la ideología por ser una noción socialista. Se dijeron muchas cosas en contra de la ideología, algunas con razón, aunque insuficiente, pero lo que se evitó decir es que las críticas a ella no apuntaban a que se reconociera la realidad cabalmente para entonces reconducir la práctica humana de veras, sino que pretendían mantener al sistema capitalista, o arruinarlo y sin superarlo. La ideología, en sentido literal, es la ligazón de las ideas, o sea, el conjunto de los pensamientos. Después, qué carácterísticas tiene, es otro tema, sobre el que se dijeron equivocaciones, como contraponerla a la ciencia, ya que la ciencia contiene ideas: el pensamiento científico es ideológico, pero una de sus premisas, que no siempre es cumplida, es que las ideas se adecúen a la realidad a la que se refieren. Entonces, el uso de este concepto no sólo que es válido sino que también es necesario, pero hay que utilizarlo bien, lo que requiere de un debate para decidir cómo sería eso. El objetivo es que la ideología humana sea verdadera, para que nuestra especie sea buena y practique bien. La sobredeterminación de la ideología a las prácticas extraideativas es una parte de la realidad histórica, a la que no se debe soslayar por priorizar las determinaciones de lo simple a lo complejo.

La ideología es sinónimo de la conceptividad, aunque no abarca a las prácticas extrapensamentales, que sí están en la definición gramsciana de la conceptividad, y es histórica, por lo que, dentro de los marcos pautados por los órdenes sociales humanos, que se transformaron y estabilizaron tal como lo hicieron de facto, varía constantemente según la humanidad piensa, lo que a su vez es relativo a nuestras otras prácticas y a nuestro entorno. Y el pensar es cerebral, es un acto corporal que depende del funcionamiento de nuestro metabolismo y que responde a nuestros intereses vitales, que pueden estar más o menos falseados, o ser más o menos ciertos, según hayamos sido educados y según hayamos pensado en nuestras circunstancias.