Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

domingo, 3 de julio de 2016

La acumulación capitalista como compensación

La compensación es cuando las personas aceptan una gratificación a cambio de una pena, como cuando se consumen cosas lindas pero innecesarias después de haber trabajado demasiado. La operatoria de la compensación capitalista es parecida, pero, en vez de satisfacerse en falso en el consumo, cosa que además hacen, los capitalistas, a causa del esfuerzo excesivo que realizan en su actividad productiva, acumulan capital y los poderes que éste conlleva: fama, autoridad, prestigio, liderazgo, atención y demás, que no estarían mal si el orden social fuera bueno, porque estos estarían bien modulados y serían igualitarios.

Hay que entender que la acumulación capitalista, en tanto que es una compensación, es ingrata, y, más aún, que los capitalistas son penosos, porque si no se entiende eso la lucha se dificulta por la bronca causada por la envidia, que tiene sus razones pero que no basta. La felicidad aparente de la aristocracia tiene sus goces verdaderos y otros impunes, pero también oculta muchos pesares, y la liberación del proletariado requiere que los capitalistas asuman esa parte fea de la realidad, porque así aceptarían al socialismo, pero a esa asunción no tienen que hacerla sólo los capitalistas, sino que debe ser social.

Otra cosa es que la acumulación funciona como compensación a las privaciones derivadas de la cultura idealista, sea pietista o atea: más bien, sería una consecuencia del ordenamiento humano que dispone, para la clase empresarial, y también por medio de la legislación estatal y los usos y costumbres, un modo de comportarse en el que por medio de prohibiciones y educación se le induce a una actividad productiva que puede ser de subsistencia o capitalista, dependiendo también de la coyuntura económica, que pauta su éxito o su fracaso, y los estadíos intermedios, pero a la práctica empresarial la deciden los empresarios, a partir de su comprensión de la enseñanza que reciben y de sus circunstancias, y eso en medio de terrores inducidos por las imágenes religiosas sobre el castigo de los dioses, las sanciones sociales de la cultura idealista, sea pietista o desarrollista atea, y los maltratos que se le derivan.