Las revoluciones son imperfectas, por lo que contienen faltas, crímenes revolucionarios, como las ejecuciones estalinistas, que hacen que fracasen. Entonces, se los debe evitar del todo, aunque no siempre se lo logre, porque nos afectarán en el futuro. Un revolucionarismo con criminalidad menor puede ser tolerable, pero una mediana no lo sería, por lo que, para que la revolución expresa dure hasta alcanzar su cometido, sin interrumpirse mucho, la lucha debe ser impecable, lo cual es imposible en absoluto, pero aproximable. Es más fácil y efectivo ordenar bien el cambio que intentarlo sin buen orden.