En la derecha hay demasiada autoinculpación, al menos en la católica, como la del rezo del mea culpa, que no aplica para la acumulación enfermante de bienes fabricados y se repite en la izquierda como autoexculpación exagerada. Es una reacción a los golpes del sistema superior, que incitan a una culpabilización ingrata por estar mal fundamentados.