Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 8 de noviembre de 2014

Burguesía, capitalesía y extracción de clase de la izquierda. Lo capital del proletariado

La burguesía es la clase de humanos que vivimos en los burgos, en las ciudades. Cuando se califica a la clase capitalista de burguesa se comete un error, que tal vez provenga del insulto que los bandidos de la Edad Media le dieron a los burgueses, a los habitantes de las ciudades amuralladas. El término “burgués” viene del germano “vört”, que se pronuncia “fort” y que quiere decir “fuerte”. En la Germania medieval, para defenderse de los ataques de los bandidos, los burgueses instalaron fuertes, en cuya construcción con los serruchos y martillos se hizo ese sonido, vört, y tal vez por eso a los burgos se los llama así, onomatopéyicamente. Lo mismo vale para los términos “constructo” y “estructura”, ya que suenan a obra de carpintería.

Hoy en día todos los habitantes de los burgos somos burgueses, cosa que deben reconocer especialmente los socialistas y más aún los anarquistas, que a veces se las dan de bandidos pero que ya no viven en la intemperie sino en casas construidas con martillos y serruchos, y con otros materiales de la construcción, y con electricidad, agua potable, cloacas y gas, y teléfono e internet, es decir, que deben precisar sus ideas y sus reclamos, muchos de los cuales son justos. Lo que no es justo es la impostura.

Entonces, ahora que se entiende que los burgueses somos ciudadanos y que los que no somos burgueses son campesinos, les reitero a los lectores que el nombre de la clase capitalista no es burguesía sino capitalesía, y que en tanto que la capitalesía es la clase que acepta al conjunto de las piedades la clase obrera en gran medida es capitalista, o sea que se rige por las doctrinas pías del país en el que esté, no siempre, igual que todos los humanos, pero sí a veces. Esto explica en mucho el fracaso de la política socialista para con el proletariado: el socialismo interpela al proletariado con propuestas superadoras del estado de cosas actual pero se topa con los prejuicios religiosos de los obreros, que les fueron inculcados por los curas de las iglesias populistas. En tanto que los socialistas no son plenamente concientes de esta cuestión no hacen una política precisa al respecto, y por eso, entre muchas otras causas que sí son reconocidas bien, domina el capital. Lo que se opone al obreraje -caracterizado por el salariazgo-, sea urbano o rural, no es el capital, sino el empresariado -sea artesanal, comercial, inmobiliario, industrial o financiero, etc.- y el gobierno, en una oposición que también es una relación comunicada. También se le diferencia el clero.

Además, en tanto que la izquierda no reconoce a la parte liberal de su extracción de clase, las llamadas profesiones liberales, que son de clase media y media alta, y menos todavía a los de clase alta, el proletariado pobre la considera con recelo, porque reconoce la diferencia de nivel social pero ella no le es explicitada por los socialistas, por lo cual los obreros saben que queda sin ser dicha esa parte de la verdad, y se resienten. El socialismo es transclasista, por lo que incorpora a hombres -el término “hombres” es genéricamente neutro, aunque no siempre el uso que se hace de él- de todas las clases sociales, incluso de las altas, que se apartan de las piedades al hacerse socialistas, aunque no del todo siempre, sino confusamente a veces, como en el llamado socialismo cristiano.


Anexo

Vörterix, la radio de Mario Pergolini, tal vez quiera decir “burguesía”, como una presunta provocación de derecha de este, a mi juicio, mal transgresor, que es un empresario capitalista del rock.