Ese abuso es malo, pero hay que reconocer que es natural sentir amor, e incluso deseo sexual, por los niños, y también que los niños tienen deseos sexuales, para encontrar una solución al problema, que debe ser la sexualidad consentida o el encauce del deseo en prácticas aceptables. Para que esa clase de sexualidad sea consentida no basta con que la consientan quienes la practiquen, aunque si quieren intentarán hacerlo aún con las prohibiciones sociales que haya, sino que es preciso que el conjunto de la humanidad admita la verdad relativa al deseo sexual, verdad que ya fue estudiada por la psicología, aunque pueda precisársela. Y no obstante, de aceptársela, habría que precisar los modos que serían aceptables. También habría que definir los modos no sexuales de amores y cariños aceptables entre adultos y menores.
El vocablo que debiera utilizarse para hablar del relacionamiento sexual con niños es el de “pedosexia”.