Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 8 de noviembre de 2014

Crítica al latinoamericanismo

Aparte de tener mal nombre, de lo que ya escribí en otra nota, el latinoamericanismo es parcial: al no ser mundial, prioriza a Latinoamérica por sobre el resto del mundo, y por eso daña a éste y a Latinoamérica. Es cierto que es una defensa ante el imperialismo estadounidense y europeo, pero no reconoce a los pueblos de Estados Unidos y de Europa lo suficiente, y como aliados, y tampoco a los demás imperialismos, como el ruso, el chino y el brasilero, ni a los sueños imperiales de los dirigentes de los demás países, por lo cual les permite persistir y avanzar en sus propósitos. Es preciso reemplazarlo por el terrismo, o el mundialismo, según el comunismo bien hecho.

Eso no quita que valga transitoriamente la integración regional, cuyo modo debe precisarse y que tiene el problema del interés subimperialista brasilero y las demás dominaciones inter e intranacionales. Lo mismo vale para la alianza estratégica con Rusia, China y las otras potencias emergentes. De por sí esos países tienen el problema grave de que son imperiales, o sea, de que son naciones de potencias militares que buscan el desarrollo por medio de la industrialización agropecuaria y fabril y de la financiarización capitalistas, o su equivalente ateo para el caso chino, que mantiene a las formas capitalistas pero sin credo, por lo cual hacen a un modelo explotador, uno de cuyos subproductos es la alta contaminación. Y no obstante, habrá que confirmar si los imperios ruso y chino buscan una relación de subordinación para con las naciones inferiores menos opresiva que la de los Estados Unidos. En ese caso la alianza tiene valor ante el imperialismo estadounidense, pero se debe corregir al modelo de desarrollo que implementa, ya que contiene explotación prescindible y ya que el modo de vida humano que propulsa puede hacerse sin explotación.