Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

sábado, 8 de noviembre de 2014

De la política socialista y populista para con el lumpenproletariado

De la descalificación de Marx y de Engels al lumpenproletariado, que tal vez haya respondido a las agresiones con que los lumpenproletarios tratan a los ricos, viene que el socialismo tiene una política errada para con los más pobres. Si bien es cierto que a veces los harapientos son delincuentes e inmorales, no hay que desdeñarlos, sino corregirlos. Para que se entienda bien la cuestión, y no se me evada el planteo con cizañas, agrego que hay que corregir a quien sea que lo necesite, sin importar su clase social. Aquel desdén causa que el socialismo carece de una política cierta para con el lumpenproletariado, que la merece por el simple hecho de que son seres vivos. En eso, el socialismo tiene que reconocer su error y cambiar para lograr un planteo placentero.

El populismo, al dirigirse a los pobres, enfrenta directamente al problema, pero deshonestamente: por una parte predica entre los pobres el odio contra los ricos y contra los socialistas, porque son sus rivales políticos; por otra, no los vera, es decir, no les hace reconocer toda la verdad -ya que hay partes de la verdad que son contrarias a su doctrina-, y los pierde en creencias, por lo cual impide su liberación total, aunque en algunas cosas los ayuda.

El lumpenproletariado es el proletariado en harapos. “Lumpen” es “harapo”, o “andrajo”, en alemán, por lo cual los socialistas cometieron una falta de respeto para con ellos al usar el término peyorativamente, ya que la ropa no determina la calidad de las personas, y ya que no es solución descalificar a quienes se comportan mal, aunque eso fue una respuesta embroncada ante las agresiones recibidas por parte de los harapientos.