Entre otras cosas, es para criticarlo bien, porque tiene muchas faltas. Es una obra en proceso, o sea que las notas fueron retocadas, y reiteran varias veces los mismos temas. Para escribirme, hacerlo a juanchaves.baires@gmail.com.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Capitalismo, crecimiento y pobreza

Antes del capitalismo no había la desesperación actual por el crecimiento económico, ya que el feudalismo no se caracterizó centralmente por el aumento de la acumulación: esta necesidad es propia del capitalismo, que se basa en la acumulación como fin en sí mismo, por lo que requiere del aumento de la cantidad de producto constantemente, en una actitud adicta, ya que no se trata de una necesidad verdadera, sino de una compulsión. El desarrollismo vigente pretende reorientar ese interés para eliminar la pobreza mediante la distribución del producto que crece exponencialmente, pero esa pretensión también es falsa, porque la pobreza no es dada sólo por la escasez de bienes sino que es causada por todos aquellos factores que apenan a la humanidad.

Los análisis progresistas que achacan al capitalismo su incapacidad para superar la recesión iniciada en 2008 son peligrosos porque suponen que la humanidad debiera retomar la senda del crecimiento para resolver sus problemas, lo que conduce a una búsqueda que no solucionará el problema que intenta resolver, por lo que perpetuará la desgracia. Imagínense lo que sería si los progresistas asumieran los gobiernos, tras una crisis capitalista, y lograran que la economía mundial volviera a crecer a tasas del 8% anual. ¿A cuánta gente le arruinarían la vida al someterla a imperativos económicos que los harían trabajar y consumir excesivamente durante toda su vida? ¿Qué harían con los armamentos, automóviles, electrodomésticos y demás aparatos, que son de las principales causas de muertes, accidentes y molestias humanas? ¿Y cómo solucionarían el problema de la falta de socialidad, de compañía, que sería relegada porque la vida social no incrementa el producto bruto? ¡Ni siquiera hoy, después de dos siglos y medio de una acumulación capitalista que multiplicó varias veces el producto bruto mundial, son capaces de reconocer esto los desarrollistas! Y después salen con que es para generar trabajo para los desocupados. Pues bien, si quieren generar trabajo, tiene que ser trabajo bueno, social y repartido, ya que hoy en día hay trabajo de sobra para algunos y nada para otros, y muchas tareas vanas, o malas, y hechas bajo imposición autoritaria, de lo que son disociales. Si no, serán insultados por quienes padezcan las consecuencias de sus malas prácticas teóricas y políticas, pero pienso que ni así reconocerán sus errores, ya que hasta ahora no lo hacen, y buscan enfrascar en sus planes a la humanidad, como los mandones que creen que para que todo funcione bien el resto de la gente tiene que hacer lo que ellos dicen. Ese es un problema del proteccionismo, que es pío también, ya que carga con la lógica pastoral de la teología en el sentido de que supone que los letrados tienen la misión de conducir al común de la gente para una vida dichosa, de lo que se adjudican el puesto de mando, en vez que buscar la socialización del gobierno.

Para solucionar verdaderamente el problema de la pobreza hay que asumirlo en serio, con todos sus aspectos, en vez que centrarse en el producto bruto, que ya es excesivo desde hace mucho tiempo, y cuya desmesura causa explotación y varias otras desazones. Un requisito básico es que el modelo a seguir sea consensuado socialmente, pero con una sociedad conciente de sus fines. Por eso es que los progresistas tendrían que centrarse en la socialización paulatina, según sea posible, de los medios de producción, y en el decrecimiento económico, pero que alcance para que cada quien tenga lo necesario para vivir. La vía del crecimiento económico es una solución falsa, que no llevará a lo que se pretende con ella, y mientras tanto mantendrá a las pujas internacionales por los recursos terráqueos y naturales, entre ellas a las guerras, y a los demás males derivados de su error.

En ese sentido, un aspecto crucial será el de la cooperación internacional, ya que no se puede terminar la pobreza si las naciones se pelean entre sí para enriquecerse falsamente y a expensas de las otras, por lo que es necesario reemplazar a las identidades nacionales por la fraternidad humana, pero además, y más impotante, es que la humanidad aprenda a convivir, para lo que es preciso superar la creencia y la religión, aunque con eso no baste, ya que ambas hacen a identidades equivocadas, que causan enemistades y llevan a prácticas lesivas. Sin cooperación internacional, el paradigma desarrollista lleva a que cada nación fomente su industrialización, en vez que complementarse los países entre sí, lo que, aparte de explotación masiva y sometimiento de las poblaciones a los planes económicos, aumentaría el descalabro medioambiental y ocasionaría múltiples represiones para quienes se opusieran.

Esta es mi opinión. Pienso que es correcta, pero tal vez me equivoque, y no está socializada, por lo que el asunto tendrá que ser debatido.